Información acerca de la evolución de Mercados – Julio 2010 (2/2)

Por Felipe Murolo.

Reservas Internacionales y Pasivos Monetarios del Banco Central al 16 de Julio de 2010.
1. Reservas Internacionales: 50.743 millones de dólares.
2. Principales Pasivos Monetarios (1): 177.749 millones de pesos.
3. Otros Pasivos (2): 80.077 millones de pesos.
4. Base Monetaria Amplia (2. + 3.): 257.826 millones de pesos.
5. Las reservas respaldan la base monetaria amplia a un tipo de cambio de (4. / 1.): 5,08 pesos por cada dólar.
6. Las reservas, al tipo de cambio de mercado (3,9357) respaldan un 77,46% de la base monetaria amplia.
(1) Comprende Circulación Monetaria y Depósitos de Bancos en Pesos y en Moneda Extranjera.
(2) Comprende Letras y Notas del Central, Posición Neta de Pases y Depósitos del Gobierno.

Nuevos Máximos Históricos Registrados en las Ultimas Semanas:
1. Reservas Internacionales: 50.743 millones de dólares el día 16 de Julio de 2010.
2. Principales Pasivos Monetarios: 178.344 millones de pesos el día 15 de Julio de 2010.
3. Base Monetaria Convencional: 135.639 millones de pesos el día 15 de Julio de 2010.
4. Circulación Monetaria: 105.667 millones de pesos el día 12 de Julio de 2010.
5. Letras y Notas del Banco Central: 56.000 millones de pesos el día 14 de Julio de 2010.

Mercado Dólar Futuro (Rofex)
1. Julio 2010: 3,94
2. Enero 2011: 4,15
3. Julio 2011: 4,37
4. Diciembre 2011: 4,61
5. Tasa Implícita Primeros Seis Meses: 11,09% efectivo anual.
6. Tasa implícita Primeros Doce Meses: 11,09% efectivo anual.
7. Tasa implícita Primeros Diez y Siete Meses: 11,17% efectivo anual.

TIR implícitas en los principales títulos públicos argentinos a corto y mediano plazo que flotan en el Mercado de Valores de Buenos Aires (información al cierre del día 23 de Julio de 2010:
1. Bogar 2018 (en pesos con ajuste por CER): 11,94% mas CER;
2. PR12 (en pesos con ajuste por CER): 11,31% mas CER;
3. Bonar 2014 (en pesos con cláusula Badlar): 22,68% (incluye Badlar actual):
4. Boden 2013 (en dólares): 8,44%;
5. Boden 2015 (en dólares): 11,14%;

Exportaciones de Cereales:
1. Según datos informados por CIARA y CEC las empresas nucleadas en esas cámaras han liquidado durante el transcurso de este año (hasta el 23 de julio de 2010) la suma de 12.600 millones de dólares. Información mas detallada puede obtenerse en el sitio web http://www.ciaracec.com.ar/ciara/informes/_archivo/liquidacion_pdf/100726%20Liquidacion%20de%20Divisas%2026-07-10.pdf

La gran confusión sobre el 82 % móvil

Hoy cumplo 64 años y ya me falta sólo un año para jubilarme. En realidad yo podría haberme jubilado como Presidente del Banco Central cuando tenía 40 años, si me hubiera acogido al régimen de jubilaciones de privilegio que regía en esa época. Pero no lo hice porque me pareció injusto. Durante toda mi vida pública trabajé con la consigna de tratar de conseguir un sistema jubilatorio equitativo y financieramente viable. Hoy, cuando yo mismo estoy cerca de jubilarme, sigo advirtiendo que la confusión y la mentira siguen siendo los ingredientes que tornan cada vez más inalcanzable ese objetivo. Por eso decidí subir al blog este post, que había escrito hace algunas semanas, pero que consideraba demasiado retrospectivo como para ser publicado. Lo hago como un auto-regalo de cumpleaños, aún cuando pueda resultarle algo tedioso a los lectores.

 Durante los 90s cumplimos con las leyes previsionales. Hoy no ocurre lo mismo.

Pese a la profusa propaganda que han hecho los Kirchner para desacreditar a la política previsional de los 90s, los jubilados fueron mejor tratados durante aquellos años que lo que están siendo tratados hoy.

Hay dos razones que explican porqué los jubilados fueron más beneficiados entonces que en los últimos años: 1) Desde la puesta en marcha de la convertibilidad, en abril de 1991, la inflación desapareció mientras que desde 2002 en adelante, la inflación volvió a transformarse en una enfermedad crónica de nuestra economía. La inflación perjudica a los jubilados porque deteriora el poder adquisitivo de sus haberes: 2) la política previsional de los 90s se basó en el respeto de las leyes en vigencia o en su modificación previa discusión en el Congreso Nacional y posterior convalidación por fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: En los últimos años no se cumplieron las leyes en vigencia ni se respetaron las decisiones de la Suprema Corte de Justicia.

El Gobierno de los Kirchner utiliza como caballito de batalla publicitario el otorgamiento de 17 aumentos de la jubilación mínima, la reintroducción de la movilidad previsional desde 2009 en adelante y la incorporación de 2 millones 800 mil jubilados que no habían podido jubilarse por falta de aportes. Pero ésta es una propaganda mentirosa. Los beneficios que ha otorgado esos nuevos jubilados se han financiado con lo que se les dejó de pagar a los que cobraban por arriba de la jubilación mínima y, los reajustes que se otorgaron, incluso los que se dieron a la jubilación mínima, apenas alcanzan a compensar el deterioro que produjo la inflación en el poder adquisitivo de los beneficios.

La política previsional durante la convertibilidad

Vale la pena reconstruir cómo se desarrolló la política previsional en el período en que la Argentina gozó de estabilidad para compararla con lo que ocurrió en los últimos años. Se trata de una comparación imprescindible para encarar con éxito una política superadora de ambas experiencias, como la que pretende definir la oposición en el Congreso Nacional.

En abril de 1991, apenas puesta en marcha la convertibilidad e iniciada la conquista de la estabilidad de precios, la jubilación mínima era de 120 pesos convertibles y la jubilación media era de apenas 150 pesos. Dos millones de jubilados cobraban la mínima. Los jubilados habían estado recibiendo mucho menos de lo que las leyes vigentes mandaban pagarles y las sentencias reparatorias, dictadas por la Justicia desde fines de los ochenta, no se habían ejecutado, porque en los últimos tramos del Gobierno del Dr. Alfonsín se había decretado la suspensión de las ejecuciones. Esto daba lugar a una deuda con los jubilados, no reconocida pero sin duda reclamable judicialmente, del orden de los 18 mil millones de pesos (o de dólares).

Eliminada la inflación como problema, en septiembre de 1992 se decidió cumplir integralmente con las leyes en vigencia. Se recalcularon todas las jubilaciones para establecerlas, en el caso del personal en relación de dependencia del sector privado, al nivel del 82 % del promedio de los tres mejores años de los 10 últimos de la vida activa del trabajador (debidamente actualizados hasta febrero de 2001). En el caso de los jubilados como autónomos, se establecieron niveles acordes con las categorías en las que los beneficiarios habían aportado durante su vida activa y, en el caso de los jubilados de las empresas del Estado (que tenían regímenes especiales), se ajustaron las jubilaciones al 82 % del nivel salarial del personal en actividad, en la categoría con la que se había jubilado el beneficiario.

La Jubilación mínima aumentó poco: pasó a ser de 150 pesos, pero sólo quedaron cobrando la mínima unos 700 mil jubilados autónomos que habían estado aportando también en la categoría más baja. Todos los demás jubilados fueron re-categorizados y comenzaron a cobrar según el beneficio que le había otorgado la ley vigente al momento de jubilarse. Es así que la jubilación promedio pasó a ser ligeramente superior a 200 pesos mensuales.

Esto significó que, como porcentaje del Producto bruto Interno, los pagos anuales por jubilaciones y pensiones pasaran de representar menos del 4 %  a alrededor del 6 %. Se trató de un muy importante aumento de las erogaciones fiscales.

Simultáneamente con este reajuste hacia delante de todas las jubilaciones se consolidó la deuda que habían determinado los fallos judiciales hasta ese momento y también la deuda  sobre la que aún no había sentencia, pero que, indudablemente, existía. La deuda consolidada en 18 mil millones de pesos (dólares) se pagó integralmente con los denominados bocones previsionales, que desde el vamos cotizaron a la par, es decir, que los jubilados pudieron convertir en dinero sin quita.

En el segundo semestre de 1994 se registró un fuerte aumento en las erogaciones previsionales, porque los beneficiarios de las ex empresas del Estado recibieron fuertes aumentos (en algunos casos superiores al 300 %), dado que, luego de las privatizaciones, los niveles ejecutivos medios y superiores de esas empresas comenzaron a cobrar salarios mucho más elevados que los que habían pagado las ex empresas del Estado. Como este aumento de las jubilaciones más altas, en un contexto en el que la inflación había desaparecido, creaba un problema fiscal muy serio y, por primera vez desde el lanzamiento de la convertibilidad, se estaba produciendo un déficit fiscal, el Gobierno decidió plantear el tema en el Congreso Nacional, lo que dio lugar a la sanción de la denominada “Ley de Solidaridad Previsional”.

Esta ley, sancionada en abril de 1995, en plena crisis “Tequila”, dispuso que la jubilación máxima, hacia el futuro fuera de 3.500 pesos (dólares). Pero esta jubilación máxima no era aplicable a las jubilaciones vigentes en ese momento. Las jubilaciones superiores a 3.500 fueron rebajadas conforme a una escala progresiva que en ningún caso superó el porcentaje de gravamen considerado confiscatorio por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Con estos ajustes, decididos con aprobación del Congreso Nacional y luego convalidados por sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el presupuesto de las erogaciones previsionales logró mantenerse entre 1995 y 2001 en el 6 % del Producto Bruto Interno.

La Jubilación mínima se mantuvo en los 150 pesos mensuales, pero a los jubilados sin vivienda propia que recibieran una sola jubilación en su núcleo familiar, se les otorgó un subsidio por pobreza de 70 pesos mensuales, con lo que, en la práctica, la mayor parte de las jubilaciones mínimas fueron a partir de entonces de 220 pesos.

La “Ley de Solidaridad Previsional” fue muy criticada porque mantuvo la desindexación de los beneficios jubilatorias y dispuso que la movilidad constitucional se aplicara conforme aumentaran los recursos por jubilado del Sistema Previsional. Pero la realidad, es que, sin inflación, ésta era la única movilidad que se justificaba y que podía otorgarse sin incurrir en desequilibrios fiscales.

La única modificación adicional que se introdujo mientras rigió la convertibilidad, fue la rebaja del 13 % de las jubilaciones superiores a 500 pesos (dólares) mensuales que también aprobó el Congreso Nacional en el contexto de la denominada “Ley del Déficit Cero”, algo que, junto a muchas otras medidas de restricción fiscal, fue necesario para intentar superar la emergencia fiscal y económica por la que atravesaba el País.

Aún en el estado de crisis fiscal y económica que nos azotaba en 2001, la jubilación mínima era, en la práctica)  de 220 pesos (150 más 70 de subsidio a la pobreza, también pagado por la ANSES), alcanzaba a menos de 700 mil jubilados y la jubilación media era de 350 pesos, dando lugar a una erogación previsional total de 6 % del Producto Bruto Interno.

Los resultados de la política previsional de los Kirchner

El gobierno de los Kirchner, a diferencia de los Gobiernos de Menem y De La Rúa, no ha producido los ajustes que fueron necesarios para equilibrar el Presupuesto luego de discusiones y aprobaciones en el Congreso Nacional. Los hicieron utilizando el mecanismo mentiroso de la inflación no reconocida y no compensada por la movilidad que establece la Constitución Nacional. Ahora argumenta que el Congreso tiene una actitud fiscalmente irresponsable cuando exige que se establezca el 82 % móvil a todas las jubilaciones.

Hoy, en julio de 2010, la jubilación mínima es de  880 pesos (prácticamente la misma, en dólares y ajustada por el costo de la vida, bien medido, que en diciembre de 2001). Hay más de 3 millones de jubilados que cobran la mínima, cuando entonces eran apenas 700 mil. La Jubilación media es de  1.100 pesos, bastante por debajo de la jubilación media de diciembre de 2001 si se la mide con el verdadero aumento del costo de la vida.

La Corte Suprema de Justicia ha determinado que por la omisión de esos ajustes entre 2002 y 2006 se deben otorgar a los jubilados que recibían jubilaciones superiores a los 1000 pesos en diciembre de 2001 un aumento del 88 %. El Gobierno ha hecho caso omiso de esta decisión judicial y, por supuesto, no reconoce la deuda que ha acumulado con los jubilados por no haber cumplido con las leyes. Es probable que esa deuda ascienda a una cifra parecida a la de los 18 mil millones de dólares consolidados en setiembre de 1992.

El 82 % móvil.

Hay una gran confusión sobre el significado histórico del denominado “82 % móvil”. En todas las leyes jubilatorias en las que se lo estableció en el pasado, el 82 % móvil siempre se refirió a los beneficios jubilatorias de los trabajadores en relación de dependencia. Nunca a los denominados autónomos o independientes, cuyos beneficios y aportes se establecieron siempre por decreto y sin guardar relación alguna con los salarios del personal en relación de dependencia. La jubilación mínima, en la práctica, cuando se cumplía con las leyes previsionales, se aplicaba sólo a los jubilados por el régimen de autónomos, porque los trabajadores en relación de dependencia se jubilaban siempre con haberes superiores a la mínima.

En las leyes que estuvieron vigentes hasta 1995 el 82 % móvil regía para los jubilados estatales y algunos regímenes especiales en relación estricta al salario del trabajador en actividad que ocupaba el mismo puesto del ya jubilado. Después de las privatizaciones, cuando los cargos ejecutivos en las ex empresas del Estado pasaron a cobrar arriba de 10 mil dólares por mes, esas jubilaciones aumentaron desproporcionadamente con respecto a las demás. Eso dio lugar a que el Poder Ejecutivo presentara el proyecto de Ley de Solidaridad Previsional, que fue aprobado por el Congreso. Esa ley puso límites a  estas jubilaciones muy altas, pero, aún con esos límites de 3.500 dólares hacia delante, hoy las jubilaciones más altas deberían ser del orden de los 12.000 pesos, si es que desde que se reinstaló la inflación, se hubieran ajustado todas las jubilaciones al ritmo del aumento del verdadero costo de la vida.

Para los trabajadores en relación de dependencia del sector privado, no alcanzado por los regímenes especiales, el 82 % fue un parámetro con el que se calculaba la jubilación inicial en función de un cierto promedio de los salarios percibidos por el trabajador antes de jubilarse. La razón por la que en la práctica este beneficio, que aún está vigente, no llega a los jubilados es porque a partir de que se reintrodujo la inflación en la economía, el cálculo de la jubilación inicial se hace sin indexar los salarios que entran en el promedio. Así, un jubilado que se retira cuando cobraba un sueldo de 8 mil pesos, quizás tiene un promedio de los salarios de los 10 últimos años de apenas 3 mil pesos.

La forma de re-establecer el 82 % móvil histórico, o un concepto muy cercano a éste, es obligando a que el Gobierno reintroduzca plenamente la movilidad tanto en la actualización de las jubilaciones ya existentes como en la determinación inicial del haber jubilatorio. En este último caso ello obligaría a ajustar los salarios de los años anteriores antes de calcular el promedio. Esto es consistente con la aplicación del denominado fallo Badaro, que, lamentablemente, el Gobierno se resiste a aplicar.

Tratar de introducir el concepto de 82 % móvil a través de vincular la jubilación mínima con el salario mínimo, sólo llevará a aventurar la distorsión y las injusticias que creo la práctica Kirchnerista de aumentar la mínima sin darle movilidad a las jubilaciones superiores a la mínima. En la práctica, se le estará dando a los Kirchner argumentos para perseverar en su flagrante e injusto incumplimiento de las leyes en vigencia. Es importante que la oposición no caiga en esta trampa.

Información acerca de la evolución de mercados (Julio 2010 – 1/2)

Por Felipe Murolo.

Reservas Internacionales y Pasivos Monetarios del Banco Central (al 30 de junio de 2010):
1. Reservas Internacionales: 49.240 millones de dólares.
2. Principales Pasivos Monetarios (1): 168.885 millones de pesos.
3. Otros Pasivos (2): 82.346 millones de pesos.
4. Base Monetaria Amplia (2.+3.): 251.232 millones de pesos.
5. Las reservas respaldan la base monetaria amplia a un tipo de cambio de: (4./1.): 5,10 pesos por dólar.
6. Las reservas, al tipo de cambio de mercado (3,9265), respaldan un 76,96% de la base monetaria amplia.
(1) Comprende Circulación Monetaria, Depósitos de Bancos en pesos y en moneda extranjera.
(2) Comprende Letras y Notas del Banco Central, Posición Neta de Pases y Depósitos del Gobierno.

Nuevos máximos históricos registrados en las últimas semanas:
1. Reservas Internacionales: 49.698 millones de dólares, el día 25 de junio de 2010.
2. Principales Pasivos Monetarios: 174.506 millones de pesos, el día 2 de julio de 2010.
3. Base Monetaria Convencional: 132.078 millones de pesos, el día 1 de julio de 2010.
4. Circulación Monetaria: 101.827 millones de pesos, el día 2 de julio de 2010.
5. Letras y Notas del Banco Central: 54.492 millones de pesos, el día 30 de junio de 2010.

Mercado de dólar futuro (rofex):
1. Julio 2010: 3,95.
2. Enero 2011: 4,16
3. Julio 2011: 4,40
4. Noviembre 2011: 4,60
5. Tasa implícita primeros seis meses: 10,92% efectivo anual.
6. Tasa implicita segundos seis meses: 11,87% efectivo anual.
7. Tasa implícita de los próximos diez y seis meses: 12,10% anual.

TIR implícitas en la cotización de los principales títulos públicos argentinos a corto y mediano plazo que flotan en el Mercado de Valores de Buenos Aires (información al cierre del día 14 de julio de 2010):
1. Bogar 2018 (en pesos con ajuste por CER): 13,07% anual mas CER.
2. PR12 I(en pesos con ajuste por CER): 12,31% anual mas CER.
3. BONAR 2014 (en pesos con clausula BADLAR) 23,09% anual (incluye efecto de la Badlar actual)
4. BODEN 2013 (en dólares): 8,70% anual.
5. BODEN 2015 (en dólares): 11,96% anual.

La pirámide que un día fué.

Por Felipe Murolo.

Entre las mentiras que Amado Boudou repite y repite hasta el cansancio (¿lo hará porque ni el mismo se las cree? ayer en el Congreso dijo una gran verdad: “el proyecto de la oposición contribuirá a profundizar el achatamiento de la pirámide”.

Podría decirse que el Gobierno ha quedado preso de su propia estrategia: distribuir “casi” universalmente los recursos del sistema de seguridad social, bastardeando formidablemente los derechos de los jubilados que deberían percibir sus haberes en función de los aportes realizados.

En realidad, es el pueblo argentino el que ha quedado preso de la estrategia de este Gobierno. Como en la Alemania de los 40’ y en la Argentina de la última dictadura, el oficialismo imaginó un escenario de 1000 años de “kirchnerato” y comprometió los recursos de aquellos a los que nunca pensó pagar.

Es razonable que el Ministro esté preocupado por el achatamiento de la pirámide. ¿Pero porqué se preocupa recién ahora, cuando fueron ellos mismos los que la provocaron? Mas aún, ¿porqué seguimos hablando de una pirámide? Me parece que lo que estamos viendo es una gran plaza (el 70% de las personas que cobran el haber mínimo), con una pequeña pirámide en su centro (el 30% restante que cobra algo mas que esa prestación).

¿Está dispuesto el Gobierno a reajustar todos los haberes conforme a derecho, sincerar los índices y modificar la fórmula de movilidad? Si así fuera, a partir de allí sabríamos exactamente cuál es la situación actual del sistema previsional, cuáles son los recursos faltantes (o excedentes) y si se puede, si estamos dispuestos a asignar nuevas partidas, se podrá pensar en aumentar la jubilación mínima en términos reales.

No se confunda esto con falta de sensibilidad social. Se trata de reconocer la necesidad de que tanto el oficialismo como la oposición estén dispuestos a zambullirse incondicionalmente en la piscina de la realidad.

China e India, claves del futuro.

Durante las últimas cinco semanas he participado en muchas reuniones y conferencias sobre la crisis que está viviendo el mundo y sobre el futuro de la economía global. He escuchado las más diversas opiniones, diagnósticos muy diferentes y pronósticos que van  de la gran depresión a un renovado y sostenido crecimiento. Voy a resumir para los visitantes de mi blog mi propia visión de lo que debemos esperar del futuro.

El dinamismo de la economía global ya no vendrá del crecimiento de los países actualmente avanzados. Ellos se debatirán por mucho tiempo en un clima de estancamiento como el que ha vivido Japón desde 1990. Esto no significa que habrá calamidades sociales en esos países, como no las hubo en Japón desde la explosión de su burbuja inmobiliaria alrededor de 1990.

Todos ellos han alcanzado un alto nivel de vida para su población y mientras crecieron se constituyeron en fuertes centros de atracción para los migrantes del mundo en desarrollo. Lo que probablemente ocurrirá es que esos flujos migratorios se atenuarán y, en algunos casos, se revertirán. El envejecimiento de las poblaciones de esos países y los déficits de sus sistemas de seguridad social obligarán a aumentar los impuestos sobre la población activa.

Sólo aparecerán oportunidades de empleo bien remuneradas en aquellos sectores de sus economías que sean capaces de contribuir al progreso tecnológico: sin duda sus universidades, centros de investigación y departamentos de investigación y desarrollo de sus empresas más dinámicas.

En las actividades tradicionales de producción y bienes y servicios, las remuneraciones de quienes sigan ocupados se estancarán o incluso podrán declinar en términos reales, porque enfrentarán una competencia cada vez mayor de la producción de los países en proceso de desarrollo, porque el proceso de globalización y la competencia que el mismo trae aparejado, no se detendrá.

Es muy probable, que luego de algunos años de uso y abuso de políticas keynesianas de estímulo a la demanda que serán aplicadas para tratar de promover el crecimiento, si no se producen descubrimientos científicos e innovaciones tecnológicas que brinden un gran impulso al aumento de la productividad global e inviten a un renacimiento de la inversión productiva en los países maduros, la inflación termine siendo el mecanismo de recaudación de los impuestos que no logren votar los respectivos parlamentos y, también, el mecanismo con el que se trate de resolver el problema del endeudamiento de gobiernos, familias y empresas.

El panorama pinta muy diferente en los países de Asia, particularmente en China e India, pero también varios países de América Latina y de África.

Estos países han descubierto los beneficios que pueden lograrse de la apertura de sus respectivas economías al comercio, a la inversión y a la tecnología disponible. En la medida que logran financiar altas tasas de inversión eficiente para modernizar sus procesos productivos y orientarlos al mercado en lugar de mantener a su población empleada sólo en actividades de subsistencia, estos países consiguen tasas de crecimiento sostenidas superiores al 6 % anual y, que en muchos casos, llegan a superar el 10 % anual. Y lo hacen sin que exista inflación, salvo aquella que refleja el aumento de los precios de servicios que no compiten con producción externa pero que tienen que extender mejoras en la retribución a los factores productivos que emplean, en línea con la que consiguen los trabajadores en la sectores que producen bienes y servicios competitivos en el mercado global.

El crecimiento de estas economías emergentes no será abortado por el eventual estancamiento de las economías maduras, porque se está extendiendo una red de comercio e inversiones que vincula crecientemente entre sí a las economías emergentes, y la tecnología susceptible de ser implementada más extensamente, si bien se originó en las economías maduras, está cada vez más disponible a costos decrecientes.

Sin lugar a dudas, si las economías maduras llegaran a aportar en los próximos años innovaciones tecnológicas de impacto extendido como lo fueron los avances en la tecnología de la información en las tres últimas décadas, esto daría un impulso adicional a las economías en proceso de desarrollo. Pero su crecimiento está asegurado con sólo avanzar en la implementación de las tecnologías disponibles al ritmo al que lo han venido haciendo China e India en la última década, porque aún quedan billones de personas viviendo en condiciones de subsistencia que pueden beneficiarse de acceso a esas tecnologías.

En América Latina, Chile, Brasil, Perú, México, Colombia y varios de los países más pequeños de América Central y América del Sur, se han embarcado ya en la misma tendencia que las economías de Asia.

Ojala el viaje China de la Presidente Cristina Kirchner, varios de sus ministros y la delegación empresaria que los acompañan, sirva para que nuestro gobierno advierta que Argentina se ha equivocado al automarginarse de este proceso de crecimiento con políticas de encerramiento económico que sólo han llevado a que, a diferencia de la mayoría de los países en desarrollo, los chinos nos miren con desconfianza. El aislamiento de por sí es malo, pero es mucho peor cuando incluye políticas discriminatorias contra el comercio y la inversión con los países que aportarán dinamismo a la economía mundial.