Se están diciendo disparates sobre como fue la relación entre el FMI y la Argentina durante la Convertibilidad. Decidí transcribir las páginas 325 a 326 y 354 a 378 del libro que escribimos con mi hija Sonia y que acaba de ser publicado por Editorial El Ateneo, porque describe con precisión cómo fue la relación entre el FMI y la Argentina en el período 1991-2001.
Páginas 325 a 329.
Convertibilidad y el FMI durante los años noventa
En abril de 1991, el FMI todavía no había dado su apoyo al Plan de Convertibilidad y no había otorgado a Argentina un préstamo standby. Tres meses después, cambió su posición y brindó un apoyo significativo que, por cierto, fue un factor clave en la implementación del Plan Brady sobre la deuda argentina. Japón siguió el ejemplo y dio apoyo a la Argentina mediante la concesión de otro préstamo.
En 1994, la Argentina decidió rechazar el uso de los dos últimos desembolsos del préstamo de facilidades ampliadas que el FMI había concedido para ayudar a financiar el Plan Brady. Aun así, en 1995 el FMI estuvo dispuesto a hacer esos desembolsos y proporcionar financiamiento adicional para compensar las consecuencias del efecto de la crisis mejicana sobre nuestra economía. Gracias a eso, pudimos demostrar que un país puede lograr un ajuste significativo en la cuenta corriente de la balanza de pagos y, al mismo tiempo, mantener el valor de la moneda nacional. A partir de 1994 y 1995, el déficit en cuenta corriente disminuyó en 3 por ciento del PBI.
A pesar de que Argentina tenía un sistema monetario rígido, su economía era lo suficientemente flexible como para ajustarse a los shocks externos. Frente a esta evidencia, el FMI elaboró su teoría de «dos esquinas» con respecto al sistema de tipos de cambio. El argumento dice que tanto un sistema de flotación limpia como una fijación fuerte funcionarán, pero los sistemas intermedios de tipo de cambio administrado, son propensos a las crisis.
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Páginas 354 a 378.
Los acontecimientos políticos que aumentaron la prima de riesgo país
Otra gran diferencia con la salida de la crisis de 1995 se relaciona con la evolución de la confianza de los mercados financieros reflejada en la dominada prima de “riesgo país”. La prima de riesgo país y su evolución trimestral desde 1994 hasta el tercer trimestre de 2000 se muestra en el gráfico 15.12.
La prima de riesgo país que había descendido en el cuarto trimestre de 1999 reflejando la confianza conseguida con el resultado de la elección presidencial, siguió bajando durante el primer trimestre y subió moderadamente en el segundo y tercer trimestres de 2000, subas que reflejaron el impacto en todas las economías emergentes del colapso de Wall Street[1] por las crisis de las punto.com y la caída de Enron.
En septiembre de 2000, a pesar del clima de crisis en los Estados Unidos, la prima de riesgo país se ubicaba en 670 puntos básicos, un escalón más abajo del nivel que había alcanzado en el tercer trimestre de 1999, inmediato anterior a la elección presidencial. Pero los acontecimientos políticos argentinos comenzaron a generar desconfianza a partir del 6 de octubre de 2000, el día de la renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez.
La evolución diaria del mismo índice desde esa renuncia hasta el ataque a las torres gemelas, coincidente con el inicio de la campaña electoral de 2001, se muestra en el gráfico 15.13.
Para comprender por qué el riesgo país comenzó a subir hay que relacionar el índice con los principales acontecimientos políticos y económicos del período octubre de 2000-septiembre de 2001.
La primera suba rápida de la prima de riesgo se produjo a partir de la renuncia de Chacho Álvarez a la vicepresidencia. En el transcurso de los 30 días siguientes la prima de riesgo país trepó desde los 670 puntos básicos a los 1.000 puntos básicos el 8 de noviembre. El problema fue no sólo que cayera abruptamente el precio de los bonos argentinos, sino que comenzaran a salir los depósitos del sistema bancario en cifras millonarias. En octubre salieron 639 millones de pesos y en noviembre 804 millones más. Esto puede observarse en la Tabla 15.13
La actitud irresponsable del vicepresidente se originó en el tratamiento legislativo de la ley de reforma laboral que el gobierno presentó para revertir la contra-reforma que había introducido Erman González a principios de 1998, cuando Menem en su competencia con Duhalde había buscado el apoyo de los sindicatos.
Los sindicatos se oponían a que se revirtiera aquella mala contra-reforma. En aras de dificultar su aprobación, Hugo Moyano, el dirigente del gremio de los camioneros, inventó la historia de “la BANELCO[2]” para impedir que los senadores peronistas apoyaran la ley de reforma laboral. No consiguieron su objetivo, pero dieron lugar a acusaciones falsas de pagos de la SIDE a un grupo de senadores, que, inexplicablemente fueron avaladas por Carlos Álvarez cuando decidió presentar sorpresivamente su renuncia con el argumento de que el presidente había decidido retener en su gabinete a Flamarique, un hombre del FREPASO que había sido el acusado por Moyano.
Con estas acusaciones falsas los sindicalistas no consiguieron frenar la ley de reforma laboral, pero encendieron la mecha de la crisis financiera que a partir de allí transformaría al gobierno de De la Rúa en una carrera con obstáculos cada vez más difíciles de superar.
El gobierno recurre al FMI en búsqueda de apoyo
Como se trataba de una incipiente crisis de balanza de pagos, que es el tipo de crisis que el FMI tiene como misión para ayudar a superar, el gobierno decidió recurrir a esa institución.
El FMI había apoyado al país a fines de 1991, luego de que el gobierno demostrara que estaba comprometido en derrotar a la inflación y ese apoyo le permitió al gobierno de Menem reestructurar la deuda en el marco del Plan Brady y salir del default en que había caído la deuda externa en 1987. Luego, el FMI había vuelto a apoyar al país en 1995 para que no sucumbiera ante la crisis mejicana y ese apoyo permitió resolver esa crisis en un año. Durante 1997, hasta mediados del 2000 argentina no había necesitado recurrir a fondos del FMI porque los banqueros seguían ofreciendo la colocación de bonos en los mercados.
El ministro de economía José Luis Machinea y el secretario de f inanzas Daniel Marx, lograron negociar un programa de apoyo con el FMI, al que le pusieron el nombre de “blindaje”, porque supusieron que a partir de ese momento los recursos comprometidos podrían evitar futuros sobresaltos como los que habían acontecido a partir de la renuncia del vicepresidente.
El programa blindaje preveía desembolsar el apoyo financiero de 14 mil millones de dólares en cuotas durante 2001 y 2002 bajo un conjunto de condiciones. Para evitar el default, además de recibir estos desembolsos, sería necesario a) que los bancos comerciales renovaran los 10 mil millones de dólares de bonos de tesorería que vencían en 2001 y b) que el mercado proporcionara nuevos fondos para pagar la amortización de capital que se produciría en 2001, en un monto estimado de 7 mil millones de dólares.
El FMI fue mucho menos generoso que lo que había sido en el pasado frente a circunstancias semejantes. En los años anteriores el Congreso de los Estados Unidos había creado una comisión encargada de evaluar el apoyo que el FMI había brindado a los países emergentes durante el período en el que el director gerente de la institución había sido Michel Camdessus. Esta comisión, dirigida por Allan Meltzer, había criticado la magnitud de los apoyos brindados por el FMI con el argumento que sólo servían para que quienes habían prestado dinero a los países pudieran salvar sus acreencias y no sufrieran pérdidas a pesar de que habían asumido riesgos excesivos. Pusieron énfasis en el denominado ¨riesgo moral¨ que sostiene que, si hay un sistema de alivio frente a las crisis, los países y sus financistas asumen riesgos desmedidos, porque saben de antemano que alguien los rescatará.
Horst Köhler había asumido manifestando que compartía la opinión de esta comisión y que durante su gestión enfrentaría las crisis exigiendo la participación del sector privado en su solución. Hablaba del PSI (Private Sector Involvement en inglés, involucramiento del sector privado en español), pero no aclaraba cual sería su instrumentación. De hecho, en la negociación del blindaje el FMI entendió que el supuesto compromiso de los tenedores de letras y bonos del Tesoro de renovar sus acreencias al vencimiento o aportar nuevo financiamiento, era suficiente PSI, aunque no había ninguna seguridad de que los acreedores fueran a cumplir con ese compromiso. A los negociadores argentinos no les parecía muy razonable, pero no tenían otra alternativa que aceptar, porque de otra manera no iban a conseguir ningún apoyo.
El blindaje revirtió el retiro de depósitos hasta marzo de 2001. A comienzos de ese mes, varias señales sugirieron que la Argentina no sería capaz de cumplir con las metas de gasto público y déficit fiscal que eran condiciones del blindaje. En consecuencia, era muy probable que el FMI decidiera retener los desembolsos previstos para abril.
Los rumores de un default reaparecieron, lo que provocó una nueva salida de depósitos. En este contexto, José Luis Machinea renunció y Ricardo López Murphy pasó del ministerio de defensa al ministerio de economía. Cuando el nuevo ministro anunció su programa, consistente en una reducción del déficit fiscal de 2 mil millones de pesos para el resto del año, se produjeron grandes protestas callejeras y varios miembros del gabinete nacional, entre ellos miembros clave de la ya debilitada Alianza, renunciaron a sus cargos. Todos estos hechos acentuaron el pronóstico negativo, tanto político como económico.
En este contexto, De la Rúa me convocó para que participara de su gobierno.
Asumí como nuevo ministro de economía el 20 de marzo de 2001. Estaba convencido que era posible producir la reducción necesaria del gasto fiscal con una reestructuración ordenada de la deuda y, al mismo tiempo, reactivar la economía mediante la aplicación de un plan de competitividad.
Mientras todos estos cambios políticos ocurrían, salieron 3.122 millones de pesos en marzo y 266 millones en abril tal como lo refleja la tabla 15.13.
Revertir las expectativas de incumplimiento y evitar el drenaje continuo de depósitos fue la misión más dura que tuve que enfrentar. Me enfrenté a ese desafío basado en la experiencia de manejo exitoso de la repercusión en Argentina de la crisis mejicana. En 1995, desde el ministerio de economía y con la colaboración de Roque Maccarone, entonces secretario de finanzas, pudimos crear un programa que obtuvo el apoyo de las organizaciones financieras internacionales y los bancos comerciales, y nos permitió enfrentar la crisis financiera de manera eficaz.
También tuve en cuenta las experiencias traumáticas de México en diciembre de 1994 y Brasil en febrero de 1999, cuando la decisión de devaluar generó o agravó sendas crisis financieras. Estaba convencido de que para evitar agravar la crisis financiera teníamos que postponer cualquier devaluación del peso. Sólo después de eliminar el déficit fiscal y reestructurar la deuda para postergar los grandes vencimientos de capital denominados en dólares durante tres o cuatro años, podríamos pensar en dejar flotar al peso y aceptar su depreciación. Además, la reestructuración evitaría un default desordenado de la deuda.
El intento De la Rúa-Cavallo de evitar el default de la deuda
Default significa la suspensión de pagos sobre la deuda del sector público. No hay duda de que causa un gran daño económico a los acreedores. Algunos líderes políticos argumentaban que el incumplimiento sería bueno para el país porque aliviaría de inmediato el servicio de la deuda. Sin embargo, esto no es cierto por cuatro razones fundamentales:
Primero, un gran segmento de los acreedores del gobierno estaba compuesto por ahorristas argentinos. En su papel de intermediarios financieros, los bancos prestan los depósitos de la gente al sector público en forma de bonos y préstamos para los gobiernos nacionales y provinciales. Por lo tanto, cuando los rumores sobre el riesgo de default se propagan, algunos ahorristas se asustan y retiran su dinero de los bancos. Además, el sistema de seguridad social mantiene una alta proporción de las contribuciones de los trabajadores invertidas en bonos del Estado. Finalmente, muchos ahorristas argentinos tienen bonos del gobierno nacional o de los gobiernos provinciales.
En segundo lugar, los acreedores externos no iban a aceptar la suspensión de pagos de forma pasiva y los acreedores tomarían medidas que impedirían la recuperación del crédito público y privado mientras siguiera el estado de incumplimiento. Es importante tener en cuenta que, desde la década de 1990, la composición de los tenedores de bonos externos había dejado de ser el relativamente reducido número de bancos comerciales y en su lugar era un mayor número de fondos de jubilaciones privados, fondos de inversión e inversionistas individuales que se negarían a comprar bonos de un país que suspende los pagos de su deuda.
En tercer lugar, la suspensión de pagos del sector público provocaría el incumplimiento de muchas empresas privadas, lo que dificultaría aún más el funcionamiento del sistema productivo.
Por último, el default provoca una depreciación de los activos del país, lo que a su vez acentúa las expectativas de devaluación de la moneda nacional. Estas expectativas exacerban las tendencias recesivas y provocan una caída de los ingresos fiscales, debilitando aún más la situación fiscal y la tendencia recesiva.
Resumiendo, el default, generalmente termina en devaluación y ambos crean un verdadero caos económico y social del que recuperarse requiere un tiempo considerable. Por lo tanto, era imperativo tratar de evitarlo. Y esto es lo que procuré como ministro de economía.
A lo largo de los nueve meses que estuve en esa posición, dirigí tres negociaciones con el FMI para evitar el default y revertir la salida de los depósitos. Dos de las negociaciones tuvieron éxito y la última quedó sin terminar cuando me vi obligado a renunciar. Los gobiernos que vinieron después del Presidente De la Rúa, formalmente declararon el default y devaluaron la moneda.
Primer intento: acuerdo con el FMI en mayo
Tan pronto como asumí el cargo en el ministerio de economía, traté de restaurar el blindaje para evitar la interrupción de los desembolsos acordados.
Dado que las metas de gasto público y déficit fiscal para el primer trimestre de 2001 no se habían cumplido, era necesario tomar medidas firmes para controlar el gasto, así como para aumentar los recursos impositivos, de tal forma que al final del primer semestre pudiéramos cumplir con las metas acordadas para ese período. Es decir, podríamos revertir el desempeño negativo del primer trimestre del año mejorando el desempeño en el segundo. Además, era necesario tomar esas medidas en el segundo trimestre para que pudiéramos cumplir con las metas comprometidas originalmente para el tercer y cuarto trimestre del 2001. También teníamos que demostrar a la comunidad internacional que podríamos obtener el financiamiento para pagar amortizaciones de capital sobre la deuda pública que vencía a partir de 2001.
La Constitución Nacional establece que en el momento de una emergencia nacional el Congreso puede delegar al presidente parte de sus poderes legislativos por un período limitado.
El Congreso Nacional aprobó estas facultades especiales con una sola limitación importante: no autorizó al Ejecutivo a utilizar las recaudaciones tributarias como garantía de la deuda pública, a pesar de que dispuso la creación de un Fondo Fiduciario de Crédito Público que recibiría los ingresos del nuevo impuesto sobre las transacciones financieras. Al menos, el Congreso creó el nuevo impuesto y los ingresos generados ayudaron a cumplir las metas fiscales.
Los poderes especiales nos permitieron tomar medidas que alentaran las inversiones y la recuperación de la competitividad. Estas medidas se convirtieron en ingredientes estructurales del programa económico. Podríamos también tomar algunas medidas para reformar el aparato estatal y reorganizar la administración tributaria, que también eran fundamentales para el cumplimiento de las metas fiscales.
La decisión de reestructurar la deuda pública, incluida la deuda de las provincias, para reducir la amortización de capital durante los próximos años y para reducir los pagos de intereses, fue central en el Plan de Competitividad que presenté cuando asumí el cargo. Sin embargo, las limitaciones impuestas por el Congreso no permitieron ofrecer los impuestos como una garantía, lo que impidió la inclusión de la deuda provincial en la oferta de canje e hizo imposible obtener reducciones voluntarias de la tasa de interés pagada sobre la deuda pública.
La deuda pública provincial no pudo ser incluída en el canje propuesto debido a que la coparticipación federal de impuestos ya garantizaba esa deuda y sus tenedores no estarían dispuestos a aceptar en canje bonos nacionales sin garantía.
No podíamos esperar reducir la tasa de interés porque sin garantías especiales teníamos que ofrecer tasas de mercado para convencer a los tenedores de bonos de participar en el canje.
Por lo tanto, el denominado “global bond exchange”, conocido como “megacanje”, excluyó la deuda pública provincial y se convirtió en una operación basada en la tasa de mercado que no era muy diferente de los varios canjes de bonos implementados en los años anteriores.
Aunque no se incluyera la deuda provincial y no pudiéramos esperar una reducción del costo de intereses, era imprescindible seguir adelante con esta operación limitada para que el FMI considerara aceptable el plan económico que presentamos para restablecer el blindaje.
Argentina no hubiera recibido la aprobación del FMI el 21 de mayo de 2001 si no hubiéramos realizado el megacanje. Por otra parte, el informe oficial de la reunión del comité ejecutivo del FMI del 21 de mayo de 2001 declaró: «Los ejecutivos elogiaron los esfuerzos de las autoridades (argentinas) para interesar a los acreedores en una operación de canje voluntario dirigida a reducir las necesidades financieras del gobierno durante los próximos tres o cuatro años. Hicieron hincapié en la necesidad de terminar esta operación voluntaria rápidamente para reducir las incertidumbres y avanzar hacia un escenario financiero sostenible en términos promedio»[3].
Los “road shows” diseñados para convencer a los tenedores de bonos de participar en el megacanje, fueron una oportunidad para dar a conocer el Plan de Competitividad del gobierno y mostrar al mundo que Argentina aún tenía suficiente cohesión política para encontrar soluciones a su crisis. No sólo participaron en los road shows funcionarios del ministerio de economía, agentes de calificadoras de riesgo y funcionarios del FMI, sino también los gobernadores peronistas José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann, así como el gobernador Ángel Rozas, importante dirigente radical, quienes participaron como muestra de apoyo y consenso. El Gobernador Carlos Ruckauf había visitado el ministerio de economía un par de días antes y había pedido una conferencia de prensa para ofrecer su apoyo explícito al megacanje.
El Plan de Competitividad, incluído el megacanje, logró revertir la salida de depósitos bancarios e incluso permitió una importante recuperación fiscal durante los meses de abril, mayo y junio de 2001. De esta manera, la fuerte salida de depósitos en marzo fue seguida por un aumento de depósitos que ascendieron a 832 millones en mayo y 82 millones en junio.
El déficit fiscal del sector público nacional, que había registrado 3 mil millones de dólares en el primer trimestre, cayó a 2,2 mil millones de dólares en el segundo trimestre.
Lamentablemente, el segundo semestre de 2001 fue, desde el comienzo, un infierno.
En la primera semana de julio, la provincia de Buenos Aires y otras provincias que se habían endeudado con el sistema bancario local, declararon que necesitaban no menos que 3 mil millones de dólares para satisfacer sus necesidades para el segundo semestre y solicitaron apoyo del gobierno nacional para obtener 300 millones de dólares esa semana. A pesar del apoyo ofrecido por el ministerio de economía y el jefe de gabinete, fue imposible obtener esa cantidad en el mercado y el Banco de la Nación extendió un préstamo, aun cuando no tenía capacidad prestable suficiente.
Los sindicatos de Aerolíneas Argentinas, empresa que había sido privatizada, pero que sus propietarios españoles no habían logrado manejar con efectividad, venían demandando la re-estatización desde bastante tiempo atrás, cada vez con más virulencia. No sólo declararon una huelga, sino que establecieron piquetes en la ruta a Ezeiza y cruzaron un Jumbo en la pista principal del Aeropuerto. Hicimos malabarismos para lograr convencer al gobierno español que aportara fondos para una solución, pero de todas maneras se vivieron semanas de un clima de conflictos desestabilizadores.
Como si esto fuera poco, el secretario del tesoro de los Estados Unidos, Paul O’Neill, hizo unas declaraciones infames. Preguntado si Argentina recibiría algún tipo de apoyo, él contestó que de ninguna manera su gobierno permitiría que “los problemas de un país que, a diferencia de Brasil, había sido incapaz de desarrollar sectores de exportación eficientes, fueran resueltos con dinero de los plomeros y carpinteros de los Estados Unidos”.
En la segunda semana de julio, el gobierno intentó vender letras del tesoro a 180 días, pero los compradores solicitaron una tasa promedio anual del 16 por ciento. Estos hechos nos convencieron de que no podíamos contar con nuevos créditos, ni para las provincias ni para la nación. Nos quedó una sola opción: adelantar la meta de déficit cero establecida en la Ley de Responsabilidad Fiscal. Esta ley había fijado el déficit cero como objetivo para 2003. La desaparición del crédito nos obligó a fijar ese objetivo a partir de la segunda mitad de 2001.
El instrumento para asegurar el déficit cero fue una modificación de la Ley de Administración Financiera que autorizó al Poder Ejecutivo a reducir los gastos primarios, incluidos los salarios y jubilaciones del sector público. A pesar del anuncio de la política y de su aprobación en el Congreso tras el apoyo unánime de los gobernadores provinciales, surgieron dudas sobre la capacidad de Argentina para pagar la amortización de capital de la deuda provincial, así como de la deuda nacional no diferida. Estas dudas, junto con un gran número de comentarios desfavorables sobre el riesgo de default y el abandono de la convertibilidad, provocaron un nuevo drenaje de depósitos bancarios que trepó a 4.603 millones de pesos en julio y 2.985 millones de pesos en agosto. Hasta entonces, la mayor salida de depósitos había ocurrido en marzo de 1995 durante la crisis mejicana. En aquel año, la salida de los depósitos había sido de 4.600 millones de pesos.
En las dos primeras semanas de julio, el riesgo país subió desde menos de 1.000 puntos básicos, nivel al que había quedado luego de la conclusión relativamente exitosa del mega-canje, hasta más de 1.600 puntos básicos el día que los tenedores de letras demandaron una tasa del 16% a 30 días. Luego el riesgo país fluctuó entre 1.400 y 1.700 puntos básicos durante el resto de julio y todo el mes de agosto. Se vivía un clima de default desordenado que parecía inminente.
Segundo intento: nueva negociación con el FMI para conseguir apoyo adicional
La crisis de confianza en julio requirió una nueva negociación con el FMI para obtener apoyo externo que nos permitiera dejar de drenar las reservas del Banco Central y del sistema financiero. Esta negociación incluiría no sólo el programa de déficit cero, sino también la reestructuración ordenada de la deuda nacional y provincial. La reestructuración de la deuda perseguía reducir los costos de intereses de los 14 mil millones de dólares que estábamos pagando en 2001 (10 mil millones a nivel federal y 4 mil millones de las provincias) a no más de 7.500 millones de dólares (5.500 millones a nivel federal y 2 mil millones a las provincias) en 2002.
Estas negociaciones fueron complejas y dieron como resultado la aprobación de un nuevo préstamo del FMI por 8 mil millones de dólares, no sin antes fuertes discusiones entre el FMI y el Tesoro de los Estados Unidos. Horst Köhler quedó con la sensación de que el Tesoro de los Estados Unidos lo había presionado para que asumiera un riesgo que a él le parecía excesivo.
Después de demostrar a O´Neill que su opinión no se ajustaba a la realidad y hacerle ver el daño que nos había causado, El Secretario del Tesoro cambió de actitud y se mostró dispuesto a ayudar a que el FMI apoyara a Argentina siempre que lo hiciera para facilitar una reestructuración ordenada de la deuda. Él consideraba que no podríamos resolver los problemas a menos que consiguiéramos reducir el costo de la deuda. Esta posición del Tesoro de los Estados Unidos, prácticamente obligó al FMI a avanzar en el acuerdo, pero Horst Köhler, el director Gerente de esa institución lo hizo a regañadientes y mencionando que para lograr la reestructuración ordenada de la deuda sería necesario un aporte complementario de fondos por parte del propio Tesoro americano. Esta cuestión quedó como un tema pendiente.
El problema fundamental que dificultaba estas negociaciones era que a pesar de que Köhler insistía con el PSI, que en la práctica no podía significar otra cosa que una reestructuración ordenada de la deuda para reducir intereses y alargar plazos, o alternativamente, conseguir una quita del capital adeudado, Ni Köhler, ni ningún otro miembro del FMI, sabía cómo lograrlo en la práctica.
En una reunión promovida por Paul O´Neill y presidida por el Subsecretario para las finanzas internacionales, el prestigioso economista John Taylor, se logró bosquejar una estrategia. En esa reunión estuvieron miembros del FMI y participaron Daniel Marx y Horacio Liendo entre otros funcionarios. Nuestros funcionarios creyeron interpretar la intención de Paul O´Neill y volvieron con los lineamientos generales del programa de reestructuración de deuda que finalmente lanzamos el 1 de noviembre.
El FMI desembolsó 5 mil millones el 10 de septiembre para fortalecer la liquidez del Banco Central y del sistema financiero y 3 mil millones se reservaron para desembolsar entre noviembre de 2001 y marzo de 2002 como apoyo a la reestructuración de la deuda en curso. Además de estos fondos adicionales, estaban pendientes los desembolsos trimestrales del blindaje.
Stanley Fisher estaba dejando la sub-gerencia ejecutiva del FMI y advirtió que esa institución no nos iba a ayudar a definir de la mejor forma la re-estructuración de la deuda. En conocimiento de esta situación, Jacob Frenkel, que había sido economista jefe del Fondo y presidente del Banco Central de Israel nos ofreció asesoramiento. En ese momento Frenkel era el chairman del área deuda soberana de Merrill Lynch. Desde ese momento Jacob Frenkel trabajó codo a codo con Horacio Liendo asesorándonos sobre cómo implementar la reestructuración ordenada de la deuda para conseguir la reducción de intereses y el alargamiento de los plazos de vencimiento.
Dentro del FMI, la nueva sub-gerente ejecutiva, Ann Krueger, advirtió que no exitían procedimientos preestablecidos para reestructurar deuda soberana, pero en lugar de abocarse a ayudarnos a llevar a cabo la primera reestructuración y hacer experiencia para luego establecer procedimientos de aplicación más general, se desentendió de nuestro caso y del de Turquía, que también estaba enfrentando una crisis de deuda y se abocó a diseñar un mecanismo de reestructuración de deuda soberana (Sovereign Debt Restructuring Mechanism, SDRM, en inglés). Este mecanismo, en el mejor de los casos, recién estaría disponible en dos años, si es que era aprobado por un acuerdo internacional para modificar la carta orgánica del FMI. Finalmente, no lo fue, pero aún si lo hubiera sido no resolvía nuestro problema ni el de Turquía.
Nosotros seguimos adelante con las ideas que habían surgido en la reunión presidida por John Taylor, con el asesoramiento de Horacio Liendo y Jacob Frenkel y esperando contar con el apoyo del FMI y del Tesoro de los Estados Unidos. Horst Köhler y sus asesores consideraban que era imprescindible un aporte del Tesoro de los Estados Unidos para complementar la ayuda que había comprometido su institución bajo lo que él consideraba, una presión de Paul O´Neill.
Fue trágico para nosotros, no sólo para los Estados Unidos y el mundo, que Bin Laden atacara a las torres gemelas de Nueva York el 11 de setiembre de 2001, al día siguiente que habían llegado a Buenos Aires los 5 mil millones del desembolso inicial del FMI. Se transformó en un terrible escollo para nuestra gestión de reestructuración de deuda, tal como lo descubriríamos a fines de noviembre y principios de diciembre.
El nuevo acuerdo con el FMI dejó de drenar los depósitos durante los meses de septiembre y octubre, pero tuvimos que posponer la presentación de la reestructuración de la deuda hasta noviembre. Las elecciones parlamentarias de mediano plazo iban a tener lugar el 14 de octubre y muchos candidatos hicieron una campaña imprudente a favor del default. Antes de las elecciones hubiera sido contraproducente anunciar la reestructuración. Necesitábamos la autorización para usar los impuestos, especialmente el fondo de crédito público, como garantía de pago para seguir adelante con la reestructuración ordenada de la deuda.
Después de las elecciones de octubre, el Presidente De la Rúa consideró que se daban las condiciones para decretar una reestructuración de la deuda pública nacional y provincial con la inclusión de garantías tributarias mediante el poder otorgado al presidente en la Constitución Nacional para casos de necesidad y urgencia. Así, el 1 de noviembre, De la Rúa firmó el decreto 1387 que nos permitió realizar inmediatamente el canje de deuda pública nacional y provincial por préstamos garantizados con impuestos federales. Esta iba a ser la fase 1 de un canje total de la deuda pública nacional y provincial.
Con el consentimiento del FMI y de otras organizaciones multilaterales de crédito, y el canje interno completo, podríamos entonces llevar a cabo la fase 2 y canjear todas las obligaciones restantes, gran parte de las cuales se encontraban fuera del país.
Llevamos a cabo la fase 1 de la reestructuración ordenada de la deuda entre el 1 de noviembre y el 15 de diciembre. Para el 30 de noviembre, los tenedores de bonos y otros acreedores habían intercambiado un total de 42 mil millones de dólares por un préstamo garantizado que pagaba una tasa de interés anual del 7 por ciento. Para la nación, esta transacción exitosa significaba una reducción de más de 2 mil millones en costos de intereses anuales y el diferimiento de todos los pagos de amortización hasta después de 2005.
Los acreedores de las provincias, incluidos los bancos, tuvieron 15 días más para presentar sus créditos a el canje por préstamos garantizados y cuando lo hicieron, las provincias también obtuvieron una reducción de alrededor de 2 mil millones en costos de intereses anuales y un diferimiento de las amortizaciones por tres años.
Seis meses después de que se había completado el megacanje, quedó claro que la garantía de impuestos era el mecanismo capaz de producir una reducción voluntaria de intereses.
Los tenedores de bonos del megacanje decidieron intercambiarlos por préstamos garantizados con una tasa de interés anual del 7 por ciento por ciento. Esto demostró que la alta tasa de mercado demandada durante la subasta del megacanje reflejaba la desconfianza del mercado generada por tantas demandas de default y la negativa del Congreso Nacional a ofrecer impuestos como garantía
Tercer intento: negociación con el FMI para lanzar la fase 2 de la reestructuración ordenada de la deuda
Cuando lanzamos la fase 1 de la reestructuración ordenada de la deuda, los bancos locales comenzaron a advertir que los préstamos garantizados reducirían la liquidez de sus activos, aunque más ilíquidas eran las deudas incobrables de las provincias. Los analistas acentuaron su opinión negativa sobre los bancos que habían extendido préstamos a las provincias. Estimaban que éstos enfrentarían dificultades, lo que causó una nueva fuga de depósitos del sistema bancario.
Mientras que en septiembre el nivel de depósitos había aumentado 931 millones y en Octubre había caído 1.630, durante noviembre se aceleró la fuga y se perdieron 3.405 millones de pesos de depósitos, , principalmente durante la última semana de noviembre, momento en que los rumores de drenaje se hicieron más fuertes y los bancos tuvieron que decidir si participarían o no en la fase 1 de la reestructuración.
También fue lamentable que los líderes políticos que querían «cambiar el modelo económico» y los economistas y empresarios que se favorecerían con la devaluación después de una pesificación, se unieran para trabajar contra la reestructuración. Algunos de los principales grupos de medios de comunicación suscribieron las ideas de esta virtual «alianza táctica», ya que pensaban que abandonar la convertibilidad a través de la devaluación después de una pesificación forzosa, sería una forma de reducir su excesivo endeudamiento. Esta coalición estratégica trató de obtener el apoyo de los deudores tanto públicos como privados. Después de todo, todos terminarían en incumplimiento simultáneo y generalizado, lo que conduciría a una reducción sustancial del valor real de sus deudas.
Muchas señales desalentadoras también vinieron del extranjero. En noviembre, Horst Köhler empezó a mostrar dudas sobre la posibilidad de continuar apoyando a la Argentina y retrasó el desembolso de 1.300millones de dólares que debía realizarse en noviembre, a pesar de evidencias claras de que Argentina había cumplido con la meta fiscal del tercer trimestre. Creía que la falta de voluntad del gobierno de Estados Unidos para ayudar a Argentina a enfrentar su crisis, en contraste con la presión que había ejercido sobre los gobiernos europeos para ayudar a Turquía, estaba llevando al FMI a tomar riesgos desproporcionados.
Es comprensible que la atención del gobierno estadounidense después de los ataques del 11 de septiembre se hubiera desplazado hacia la región que albergaba a Al Qaeda. Aunque en agosto el secretario del Tesoro de los Estados Unidos había insistido en la necesidad de ayudar a la Argentina a reestructurar su deuda, luego del ataque a las torres del World Trade Center en Nueva York, el gobierno de los Estados Unidos no proporcionaría ninguna ayuda específica.
Además, el FMI no apoyó públicamente el plan de reestructuración de deuda anunciado por el gobierno el 1 de noviembre. Por el contrario, algunos funcionarios del FMI comentaron informalmente que los tenedores de bonos en el extranjero no recibirían el mismo trato que los tenedores de bonos nacionales. Ex funcionarios del FMI y del BID hicieron pública su opinión apoyando la devaluación y abogando por la pesificación forzosa.
Todas estas señales impactaron sobre los titulares de los depósitos y alimentaron la corrida bancaria. Las empresas muy endeudadas y los gobiernos provinciales tomaron como señales de «Washington» que el problema de la deuda de la Argentina sólo podía resolverse a través de recortes significativos a los tenedores de bonos nacionales e internacionales. Por si el mensaje no hubiera sido suficientemente claro para los dirigentes argentinos, Allan Meltzer, el economista que había hecho una propuesta de reestructuración inviable en abril de 2001, mencionó esta idea en entrevistas con la prensa argentina[4]. Además, durante un viaje a Buenos Aires, dijo a los senadores nacionales que el proceso de reestructuración anunciado por el gobierno argentino no generaría un recorte suficiente. Implícitamente recomendó que el país dejara de pagar todas sus deudas.
El ¨corralito¨
Durante las tres primeras semanas de noviembre los bancos perdían depósitos, pero a un ritmo moderado. El 23 de noviembre, Ann Krueger presentó por primera vez su proyecto de mecanismo de reestructuración de deuda soberana, que aclaró que no era aplicable ni a Argentina ni a Turquía, porque antes debía aprobarse un tratado internacional que posiblemente demoraría dos años. Dicho esto, pasó a describir lo que debería hacer una economía que enfrentaba una cesación de pagos de su deuda soberana.
Debía comenzar estableciendo controles de cambios para evitar la salida de divisas del país, luego suspender los pagos y convocar a los acreedores para ofrecerles una oferta de canje que, si los acreedores aceptaban con cierta mayoría, sería impuesta como obligatoria al resto de los acreedores. Era una suerte de Chapter 11 para los países. La idea no era mala y de haber estado disponible ese mecanismo, Argentina seguramente lo habría utilizado.
Fue terrible para nosotros que los periodistas argentinos especializados en economía y también los grandes depositantes en los bancos interpretaron que Ann Krueger sostenía que al canje que nosotros habíamos propuesto como fase 1 de la reestructuración le faltaba el complemento de los controles de cambio. Y controles de cambio, en una economía que tiene un sector bancario fuertemente dolarizado, no es otra cosa que la restricción al retiro de los depósitos, porque la transformación de un depósito en dólar billete es equivalente a una salida de capitales.
La reacción de los depositantes fue el inmediato retiro de sus depósitos para mantener sus fondos en dólares billete. Esta corrida fue letal y para frenarla no teníamos otra alternativa que imponer restricciones tanto a las transferencias financieras al exterior como al retiro de depósitos en efectivo por más de 250 dólares por semana y por persona. El sistema de pagos no se interrumpía porque los titulares de las cuentas bancarias podían seguir transfiriendo sus fondos a otras cuentas a través de cheques, transferencias electrónicas, tarjetas de débito y cualquier sistema de pago electrónico. Pero obviamente, la limitación al retiro de fondos en efectivo creó dificultades a las actividades que no estaban organizadas para recibir pagos electrónicos. Sobre todo, a los vendedores y compradores en la economía informal.
Para poder levantar el corralito y normalizar el sistema de pagos no teníamos otra opción que terminar la reestructuración de la deuda pública nacional y provincial, lo antes posible. En este contexto, viajé inmediatamente a Washington a iniciar nuevas negociaciones con el FMI para obtener los pagos del blindaje y los 3 mil millones que ya habían sido aprobados en agosto para apoyar la reestructuración de la deuda.
Consciente de su responsabilidad en la imposición de los controles de cambio y las restricciones al retiro de los depósitos bancarios en efectivo, Ann Krueger facilitó mi conversación con Horst Köhler y llegamos a un acuerdo. El FMI reanudaría su apoyo a la Argentina. El único requisito del FMI era que el Congreso aprobase el proyecto de Ley de Presupuesto Nacional para 2002 y el Senado comenzara a discutir un nuevo plan de coparticipación de los ingresos fiscales federales para su aprobación antes de septiembre de 2002.
En una reunión con los gobernadores convocados por el senador Ramón Puerta, llegamos a un acuerdo para que el proyecto de Ley de Coparticipación Federal de Impuestos que había preparado la provincia de Salta con buen asesoramiento profesional, fuera sometido a la consideración del Congreso antes de fin de año.
En el anteproyecto de presupuesto presentado por el Poder Ejecutivo, se había incluido una asignación financiera de 5.500 millones para cubrir los pagos de intereses (exactamente la mitad del presupuesto para 2001) debido a la reducción del costo de intereses que esperábamos como resultado del programa de reestructuración de deuda. Después de completar la fase 2 a través del canje de los 52 mil millones en bonos no incluidos en la fase 1, el costo de intereses para el año 2002 no sería mayor a 5.500 millones.
La Cámara de Diputados debía integrar el nuevo comité de presupuesto el 10 de diciembre, después de que juraran los nuevos diputados, para que el comité pudiera debatir el proyecto de ley de presupuesto el 19 de diciembre, con la participación del secretario de hacienda, Jorge Baldrich. Con el presupuesto aprobado, el FMI apoyaría la fase 2 de la reestructuración. Habíamos planeado lanzar esa segunda fase el 15 de enero de 2002 y completarla en un mes.
Estábamos a sólo dos meses de llegar al completo equilibrio fiscal y el restablecimiento de la confianza financiera a través de una transacción que reduciría a la mitad el costo anual de intereses de la deuda pública nacional y provincial y aliviaría al gobierno de los vencimientos de capital para los tres años siguientes.
Desafortunadamente, la restricción de cobro de depósitos bancarios y la discusión en la legislatura de la provincia de Buenos Aires sobre la reducción de los gastos, generaron disturbios que se hicieron muy violentos el 19 de diciembre, precisamente el día en que se debía discutir el proyecto de ley de presupuesto.
El golpe institucional del 19 de diciembre al 30 de diciembre de 2001
El golpe institucional que transcurrió del 19 de diciembre al 30 de diciembre de 2001, nos impidió alcanzar estos importantes objetivos. En cambio, allanó el camino para una ruptura institucional sin precedentes en la historia argentina. El default y la devaluación, largamente elogiados por los conspiradores golpistas y sus aliados, fueron provocados y la economía argentina se transformó en un caos.
De la Rúa tuvo que renunciar el 20 de diciembre. Tras una corta presidencia interina Ramón Puerta, el presidente del Senado, el Congreso designó a Adolfo Rodríguez Saá como nuevo presidente y convocó a una nueva elección en dos meses. Rodríguez Saá declaró una moratoria de la deuda externa, pero decidió mantener la convertibilidad. Como esta decisión desagradó a los promotores del golpe institucional, los disturbios continuaron y Rodríguez Saá renunció el 30 de diciembre.
Eduardo Duhalde, ex candidato peronista, e Ignacio de Mendiguren, entonces jefe de la UIA (Unión Industrial Argentina), se dieron cuenta de que un golpe institucional les daría la oportunidad de acabar con todas las deudas, públicas y privadas, contraídas en el país y en el extranjero. Ayudó mucho a Duhalde y De Mendiguren que el golpe fuera patrocinado por el Partido Radical de la provincia de Buenos Aires, que por entonces tenía a Leopoldo Moreau como su vocero más locuaz, en contra de su propio correligionario, el Presidente De La Rúa. No había duda de que el propósito del golpe era poner fin al llamado «neoliberalismo de los años noventa».
Notas a pie de página
[1] http://www.lanacion.com.ar/13077-se-desplomo-wall-street-y-temblo-todo-el-mundo
[2] Dijo que el ministro de trabajo Alberto Flamarique les había mostrado una tarjeta de crédito BANELCO para sugerir que pagaría un soborno a los senadores
[3] Fondo Monetario Internacional; 2001; Resumen de noticias: El FMI concluye la tercera revisión de la Argentina; Noticias breves No. 01/44; 21 de mayo de 2001; Washington DC.
[4] Ver Revista 3 Puntos, año 4, # 231, Entrevista con Allan Meltzer por Pablo Rosendo González, www.3puntos.com/seccion.php3?numero=231&seccion=protagonista
Hola MINISTRO ,nunca se calle !!!
Abrazo y cariño a su FAMILIA toda !!!
No hablaré pero escribiré. Un abrazo.
Esperemos que la oposición este a la altura de las circunstancias y con la debida responsabilidad contribuya solidariamente con el oficialismo en la reducción del déficit fiscal, origen de todos los males y las crisis recurrentes argentinas. Para el coyuntura actual espero tengan en cuenta la experiencia del 2001 en la relación con el FMI que tan claramente describes en tu libro. Muy valioso y oportuno el mismo y tu blog al respecto.
Muchas gracias Carlos. Un abrazo.
Dr, varios economistas dicen que Argentina tiene tres frente que resolver, uno su déficit neto en turismo, otro el famoso déficit fiscal primario y secundario (el gobierno muchas veces oculta este y da solo el primero) y el tercer frente es el temas de las famosas Lebacs. Mi consulta en este ultimo punto (ademas si usted esta de acuerdo con estos tres déficit, si ellos son gran parte del agujero negro fiscal) es si habia otro mecanismo que fueran emitir estas Letras para «aspirar» los pesos que el BCRA emite a cambio de dolares, que nos prestan….Un saludo
PD: Dr. y yo soy un agradecido hacia usted que nos salvó de la debacle de la Hiperinflación en los 90 y le puso el pecho a las balas…en el ultimo gobierno Radical…con una situación terminal y con lo que ya sabemos…renuncia irresponsable del vice y cuasigolpe de estado radical/peronista. Yo pienso como usted de muchos periodistas que antes en la buenas se arrodillaban para una entrevista con ud., en las malas para ellos ud fue una mala palabra…
La forma de desarmar la trampa de las LEBACs es que el Tesoro (Ministerios de Hacienda y Finanzas) le canjee al Banco Central las letras intransferibles en dólares que éste tiene en su activo por un stock de letras y bonos, en pesos y en dólares, que reproduzcan exactamente la estructura de la deuda en circulacion del Tesoro. El Banco Central tiene que ir pagando en efectivo las LEBACs que para ser renovadas exijan una tasa demasiado alta y luego tiene que reabsorber la liquidez creada mediante la colocación, en el mercado secundario, de las letras y los bonos del tesoro, acordando con el Ministerio de Finanzas como quieren influir tanto en el nivel como en la estructura temporal de las tasas de rendimiento en pesos y en dólares que surgen de la operatoria de los mercados secundarios. Esto se puede hacer de golpe o gradualmente, pero tiene que culminar con la completa eliminación de las LEBACs colocadas en los mercados de capitale. La deuda remunerada del Banco Central se debe utilizar exclusivamente para controlar la emisión monetaria y el la expansión del crédito bancario. Es decir, el Banco Central no debe ser emisor primario en los mercados de capitales y sólo debe ser emisor de deuda o tomador de pases para los bancos que son los que operan en el mercado monetario. Un abrazo.
Dr. Cavallo,
Se que usted no es partidario de una dolarización a la ecuatoriana. Pero supongamos que finalmente se hace, como propuso Rattazzi durante la última semana.
¿Cómo se debiera determinar el Tipo de Cambio?
La pregunta es básicamente porque Carlos Rodríguez (ex Viceministro de Economía) siempre propone tomar Base Monetaria+LEBAC+LELIQ+PASES/Reservas Netas en USD. Lo que hoy da $45,52 = US$1.
¿Coincide usted con esa fórmula?
¿Cuáles cree que serían los efectos en la economía si se decide dolarizar?
Porque me gustaría parafrasearlo. Usted dijo en un momento «de la convertibilidad, salimos con más convertibilidad». Teniendo en cuenta que Argentina está prácticamente dolarizada, no sería momento de decir «de la dolarización salimos con más dolarización»?
Un abrazo!
No Carlos. La dolarización a la ecuatoriana no resuelve los problemas de la Argentina. Esto lo explico en detalle en mi libro «Camino a la Estabilidad» y también en «Historia Económica de la Argentina». Por favor, Carlos, leelos. No te puedo explicar este tema como respuesta a un mensaje en el blog. No coincido con la fórmula que propone Carlos Rodriguez. Después de poner en marcha una dolarización a ese tipo de cambio, la inflación inmediatamente siguiente no sería inferior al 100% en un año. Después de semejante inflación en dólares, cualquier gobierno volaría por el aire y nadie creería que la inflación va a desaparecer. Quienes proponen la dolarización tienen que estudiar bien lo que ocurrió con la convertibilidad. El problema fue que en 1997, cuando se debería haber dejado flotar el peso, que en ese momento se hubiera apreciado porque estaban entrando enorme cantidad de capitales, el gobierno decidió tratar de dolarizar. Al no haber tenido más convertibilidad, es decir convertibilidad con tipo de cambio flotante, nuestra economía no pudo enfrentar las crisis de Brasil y la depreciación del Euro que se dió a lo largo de todo el 1999 y el 2000. Si en ese momento, en el que los capitales comenzaron a salir, se dejaba flotar, por supuesto que se hubiera producido una crisis monetaria y financiera muy grave y por eso no existió otra alternativa que entrar en un período de depresión económica. Un abrazo.
¡Impecable!
Estoy leyendo el libro.
Impecable la claridad con que el Mingo explica nuestras complejísimas historias.
Me estoy poniendo viejo, no tengo ganas de escribir, pero usaré un remanido término que para mí sintetiza la volátil e incierta coyuntura: CONSPIRACIÓN. Conspiración de grupos corporativos de esta Argentina corporativizada por 70 años de fascismo, grupos empresarios, de la producción, comercialización y financieros, prebendarios y cartelizados no dispuestos a perder nada de sus intereses por décadas, amañados por el estatismo que le es connatural, políticos que pierden con la transparencia y la institucionalización de los mercados, porque se les acaba el curro de la demagogia y se quedan sin libreto “para las masas”, y una sociedad ideologizada, ignorante, mediocre y estúpida que “vota” el cambio sin saber qué es y sobre todo no dispuesta a pagar el precio de cambiar.
Tu opinión, querido Luis, siempre me produce alegría. Un fuerte abrazo.
Doctor, realmente con estos videos constaté el golpismo mediático de la época del golpe del 2001. Tan evidente y alevoso que me indigna. Y no hay que achacarle a la gente que haya estado disconforme con los políticos en aquella época porque la gente hace lo que puede y percibe las cosas como cuidadanos. Pero los medios tenían una responsabilidad y no cumplieron el rol que debieron haber cumplido. Qué ansiedad la de Majul por ver caer al gobierno! Por suerte la tecnología nos brinda esta posibilidad a los más jóvenes de ver quien fue quien en esos días. Abrazo
https://www.youtube.com/watch?v=oFX69KrhReg
Así es Jorge. Me asusta ver que en este momento está comenzando a ocurrir lo mismo con los periodistas en relación al gobierno de Macri. Y son periodistas que hasta hace pocas semanas se desvivían por apoyarlo. Realmente, la mayor parte de los periodistas, en lugar de jugar su rol, son opinadores o militantes políticos disfrazados de periodistas. Muy lamentable. Un abrazo.
( le quise pasar tanto la parte 1 como la 2 pero se cargó solo la 2, aquí le paso al 1 https://www.youtube.com/watch?v=oFX69KrhReg )
Doctor, en relación al post: cuando usted leía los diarios del 1996 al 1999 ya fuera del Ministerio, tenía la sensación de «esto se va al carajo» por cómo empezó a manejar Ménem la economía (competencia con Duhalde, endeudamiento salvaje, etc) O pese a esos desmanejos la cosa no daba para ser tan extremo? Sin dudas el «infierno» al que usted alude en el post que vivió en 2001, tuvo su génesis ahí.
Yo fui, desde 1977 en adelante, uno de los mayores críticos de las consecuencias fiscales de la disputa entre Menem y Duhalde por la candidatura presidencial del Peronismo en 1999 y dl exagerado ingreso de capitales que se estaba produciendo hasta la crisis rusa de agosto de 1998. Yo siempre sostube que esa el momento de abandonar el tipo de cambio fijo y dejar flotar. el peso se hubiera apreciado y como consecuencia se hubiera frenado también la exagerada entrada de liquidés. Pero a partir de allí la convertibilidad hubiera funcionado con tipo de cambio flotante, como siempre lo hizo en Perú. Con tipo de cambio flotante, podríamos haber neutralizado los efectos depresivos que provocaron muchas devaluaciones de moneadas importantes frente al Dólar que se produjeron luego de la crisis rusa, especialmente la del Real y la depreciación gradual del Euro desde su introducción en enero de 1997. La depreciación que se hubiera producido del Peso con motivo de esos shoks exgternos no habría sido vista como una criss monetaria y no habría tenido efectos desetabilizantes sobre el sistema financiero, porque el proceso de apreciación del Peso del año anterior habría aumentado el grado de pesificación de la economía y desalentado el endeudamiento en dólares del sector privado. Además los bancos no habrían tenido tanta liquidez excedente como para prestarle dinero a las provincias. En la prensa se trascriben muchos de mis discursos como candidato a Diputado Nacional por Acción por la República en la elección de Octubre de 1997. Allí podés encontrar la respuesta completa a tu pregunta. Un abrazo.
No había visto esta respuesta, a veces no me llegan los emails.
Voy por la mitad de su libro nuevo pero quiero leer otros más suyos y de ortos autores para contrastar. porque me gustaría tener el privilegio de charlar con usted un día. Yo le aviso cuando este listo. Espero que justo se encuentre en capital federal para ese entonces, sino para cuando coincidamos. Un abrazo
Con mucho gusto. Avisame cuando estés listo. Un abrazo
Estimado Domingo,
Muy interesante, más de cara a la situación actual, se ve claro como el FMI incurre siempre en las mismas malas políticas, por un lado o nunca respalda los planes económicos hasta que tienen éxito y ahí recién te aplauden (convertibilidad) o abandonan a mitad de camino (re-estructuración en crisis 2001).
No obstante esto puede ser una ventaja, ya que si bien no compro eso de «es otro FMI» si creo que esta institución necesita «reivindicarse» ante la opinión pública global y argentina en particular, por lo que ese «complejo de culpa» puede ser útil en las negociaciones, a la hora de conseguir mejores condiciones, solo la señora Lagarde ya por su formación misma, es abogada no economista, despierta cierto optimismo, muy lejano a la fría ortodoxia de Krueger. Un buen préstamo, rápido, a buena tasa es positivo.
En lo personal apoyo el acuerdo, es más lo hubiera solicitado apenas ganó Macri en octubre, dado que la situación de Argentina lo ameritaba ya desde el cambio de gobierno, pero en contra de los «profetas del desastre», Milei, Espert y otros que hablan de esto como una forma de darle más aire al gradualismo destinado a fracasar, yo creo que el gradualismo no solo es necesario, sino también factible, el contexto de bajas tasas de interés y por ende bajo coste del endeudamiento, es absolutamente sui generis y hay que aprovecharlo, pero acelerando más el ritmo de reducción del gasto y quiza el FMI aporte la expertise que hoy falta. Macri tiene la mitad de este año para procesar un ajuste serio y recuperar votos recién en en el segundo trimestre de 2019 para ahí ganar, si puede hacerlo con 25% de inflación y 2% de crecimiento en 2018, creo que llega.
Lo que si me PREOCUPA, es que ya se había manejado la posibilidad de una línea de crédito en marzo de este año (https://www.bloomberg.com/latam/blog/argentina-rechazo-plan-para-pedir-linea-credito-al-fmi-fuentes/) y el gobierno la rechazó, solo para cambiar de opinión más tarde, lo cual me plantea dudas sobre si realmente hay o no un «plan», sumado a eso en las últimas semanas el BCRA, demostró que no tiene poder de fuego suficiente para controlar el tipo de cambio, con lo cual la señal al mercado, es como cuando los tiburones huelen la sangre.
Por cierto, estoy por temas laborales y de interés personal trabajando en un proyecto ligado al cambio en el régimen de inversiones de las AFAP (lo que serian AFJP en Arg.), si tiene material al respecto sobre lo que usted hizo en este tema y puede orientarme, se lo agradecería.
Saludos,
Ojalá la negociación con el FMI ayude al gobierno a reencausar la situación, pero yo creo que políticamente hubiera sido más fácil introducir los cambios inevitables en la política fiscal y monetaria sin que aparezcan como impuestos por el FMI. Con respecto a lo que preguntas, también podés encontrar la respuesta en mi libro Historia Económica de la Argentina. Un abrazo
Qué Ministro, Político, y Persona se ha perdido y pierde todos los días este engañado país. Leer las cosas que hizo en ese 2001 para enderezar el rumbo con piloto automático en que quedó desde 1996, realmente pone la piel de gallina. Admirable.
Muchas gracias por su incansable aporte. Que Dios lo bendiga.
JdG.
Gracias Jorge. Un abrazo
Estimado Dr.: 1) ¿No cree que recurrir al FMI y permitir desde Noviembre de 2017 que los exportadores dejen sus divisas fuera del país permitiéndoles comportamientos especulativos es contradictorio? y le hice dos veces esta pregunta anteriormente y no la pudo contestar: 2) ¿No cree que las LEBAC tienen que transfomarse en bonos a plazos largos del Tesoro y que el FMI puede ayudar en ese proceso?. Le agradezco como siempre y le mando un abrazo.
P.D.: en la historia que hizo del 2001 no vi reflejado el hecho de que en Diciembre de 2001 el FMI le negó un desembolso a la Argentina. Recuerdo el comunicado que escuché una noche trabajando en la Casa de la Moneda. Gracias por sus respuestas
Lee bien el artículo, está dicho que Kohler nos suspendió el programa en lugar de enviar el desembolso que correspondía a noviembre de 2001. No puedo responder sobre medidas aisladas. No es serio de mi parte hacerlo en un momento en que el gobierno peca, precisamente, por adoptar medidas que no conforman un plan integral. Un abrazo.
¡Que interesante! ¡Cuánto tiene para enseñarnos!
Estoy atrás del libro.
Cambiando de tema: me huelo un inminente plan Bonex con la Lebac, ¿deliro?
No puedo ni debo referirme a este tema. Te mando un abrazo.
Dr, estoy escuchando muchos operadores periodísticos hablando de «corralito» y que «no entregan los USD los bancos»
Por supuesto, todas mentiras. Pero generan que la gente común (la que no le interesa informarse) se lo crea, y actúe en consecuencia.
Ese tema me da miedo porque esa avalancha puede terminar afectando mis ahorros.
Yo se que ud a pesar de ser el economista más respetable de la Argentina no tiene la bola de cristal para saberlo, pero puede analizar más información que la que yo sin ser economista puedo analizar, eso es por supuesto.
Cuando cree ud que los miedos ya empezarían a hacerse realidad? Qué variable tengo que mirar para darme cuenta que hay una corrida ahorrista en los Bancos?
Por otro lado, como puedo hacer para obtener su firma en su libro, no quiero molestarlo, pero es posible si se lo alcanzo a su secretario al libro?
Gracias
Gustavo
S[i, ponte en contacto con mi secretario. Por email te envío su contacto. Yo no puedo dar opinión sobre el riesgo de que haya un corralito. Hay que entender que el corralito no es otra cosa que un control de cambios en una economía con depósitos en dólares. Los periodistas utilizarían cualquier cosa que yo diga para desetabilizar al gobierno. Un abrazo
Doctor Domingo Cavallo lo admiro , usted es el ministró de economía que este gobierno está necesitando !
Yo ya no estoy para esos trotes, pero trato de ayudar escribiendo sobre mi experiencia. Un abrazo
Estimado Doctor,
Muchas gracias por este extracto de su libro. Hace poco descubrí y empezé a participar en el blog, y encuentro muy aleccionador y útil lo que usted explica. Creo ya haberle comentado que en mi caso, profesional médico de 33 años de edad, dado que el inicio de mi adultez coincidió con el episodio tan nefasto de nuestra historia, he quedado a merced de la versión elaborada por estos siniestros personajes que propendieron al colapso de diciembre de 2001 y luego devaluaron y pesificaron compulsivamente. Desde hace algunos años me he interesado por la economía, iniciando ciertas lecturas e informándome y realmente cada vez aprecio más su labor realizada en su tarea como ministro, además de su excelencia docente y erudita. Le aprecio mucho y ahora me he propuesto comprar e iniciar la lectura de dos de sus libros. Camino a la estabilidad y el reciente que ha publicado de Historia Económica.
Sería un gran honor para mí, que me los firmara dedicándomelos y, de paso, conecerle en persona.
Un sentido abrazo.
Con mucho gusto te lo firmo. Por e-mail te enviaré el contacto con mi asistente. Un abrazo
Dr;
He seguido su actuación en economía desde 1989 hasta 2001.
Creo que su gestion durante la presidencia del Dr Menem fue la mejor del siglo XX, haciendo una transformación inimaginable de la economía del país antes de 1989.
Creo que se conjugó el coraje del presidente y su percepción , después de unos meses iniciales , de identificar a la persona adecuada para aquel momento, y era Ud, junto con el equipo que lideró.
Fue un gravísimo error haberlo echado después de las elecciones de 1995.
Creo que en la segunda oportunidad intento salvar el gobierno de De la Rua del caos que sobrevino en 2001/2002.
Creo , como usted, que hubo un golpe institucional , y una estafa grotesca con la pesificacion asimetrica.
Leí sus paginas, pero no en detalle , porque recuerdo bastante precisamente lo que sucedió.
Permitame hacerle algunas críticas ahora, que reconozco son más fáciles de hacer , luego de los hechos.
Como Ud , yo estaba 100% a favor de la continuidad de la convertibilidad, y en mi caso pensaba en la dolarizacion también, que Ud no está de acuerdo. Ahora lo comparto, pienso igual.
Se que la política norteamericana de 2001 nos puso contra las cuerdas, eso es así.
Entiendo que creyó que debió hacer el megacanje para obtener ayuda, pero fue un error, por la tasa de interés que se debió acordar.
Antes del megacanje hubo , también un error propio , el de anunciar la futura convertibilidad dólar / euro.
Ese hecho, que creo , disculpe si me equivoco, no lo menciona en esas páginas, y fue un error de percepción de la reacción que iban a tener los agentes económicos, y un error tecnico, porque el dólar estaba absolutamente sobrevaluado contra el euro, (y otras monedas), y por lo tanto, había que ser paciente y esperar su caída.
Por ello el déficit de balanza de pagos, y también el fiscal que teníamos,
Además de los hechos que señala en su libro,
inmediatamente después de su anuncio es que se produjo la brutal salida de depósitos, junio, Julio 2001.
Lo que había que hacer , con o sin fondo, y con fondo, mejor, era, dado el extremo a que se había llegado con el dólar en el mundo y el nivel de riesgo, era proceder conforme a la realidad.
Eso es lo que UD hizo después, en Octubre con el canje de bonos difiriendo capital y pagando libor + poco (no recuerdo ahora).
Pero de entrada, debió hacer también algo que yo no vi tampoco, debió hacer una convertibilidad flotante, como antes de la convertibilidad del 91, combinando con otras medidas de excepción para depositantes, empresas y bancos, en lugar del corralito.
Hubiera evitado también las cuasi monedas que, creo que no existirían cuando asumió como ministro.
Si , de entrada, cuando fue ministro, en lugar del megacanje , hacia esto, el peso hubiera perdido un % de su valor adecuándose al resto del mundo, y con el tiempo lo hubiera recuperado , ya que el dólar en el mundo estaba sobrevaluado un 50 %, un extremo solo tocado una vez en 15 años.
La serie dólar vs marco empalmando con el euro , y ajustada por inflación usa/Alemania, da un promedio de 1,20 , lo que vale ahora, con un par de extremos de sobrevaluacion , en 0,8 , el último en 2001/2002, y dos extremos de subvalaucion, el último por 2006/7/8, alrededor de 1,6.
Me adelanto, a su respuesta negativa y ojalá estuviera equivocado en esto.
Digo esto, porque lo otro que me parece advertir a lo largo de los años , desde 2001, es una especie , disculpe por adelantado, de obcecación, que no es lo que también es muy ponderable en Ud , el coraje de defender con argumentos lo que piensa.
Una sola vez le oí decir que se había confundido con , creo, la no disminución de los aportes patronales, quizás no estuve atento a otras.
Se también que hoy en día, nadie reconoce que se equivocó, ni hablar nuestro actual gobierno, o el anterior.
Pero es que todos nos equivocamos, y es bueno reconocerlo, porque así, después nos equivocamos menos, y además nos ejercitamos en oír , junto con los errores , los aciertos de otros, y además hace mucho bien, incluso a la salud.
En mi libro Estanflación presento un listado de todos los errores que cometimos, Menem, Roque Fernandez, De la Rúa y yo. A la convertibilidad flotante deberíamos haber ido en 1997, cuando el peso se hubiera apreciado frente al dólar. No podíamos ir en abril del 2001 porque con todos los vencimientos en dólares de la deuda que se amontonaban en los meses siguientes, la devaluación hubiera producido el mismo tipo de crisis que azotó a México después de la devaluación del 20 de diciembre de 1994 a causa de los tesobonos en dólares que vencían en los meses siguientes. Para poder ir a una convertibilidad flotante, antes había que concluir con la reestructuración de la deuda. Si lees en detalle, no por arriba, este post o el libro, vas a entender porqué no pudimos iniciar la reestructuración en mayo de 2001 y, en cambio, tuvimos que hacer el megacanje. Si no hubiéramos hecho el megacanje, el FMI no habría rehabilitado el blindaje y nos hubiéramos quedado sin reembolsos en junio. La introducción del Euro en la convertibilidad fue necesaria para poder aplicar el factor de convergencia que fue una forma de producir lo que se denomina una devaluación a través de medidas fiscales, sin que existiera devaluación monetaria. Es lo que tuvieron que hacer en Europa los paises que no podían salir del Euro, cuando sus economías perdieron competitividad externa. Cuando el Euro se equiparara con el Dólar, era el momento de dejar flotar el peso entre el Euro y el Dólar si es que todavía no había llegado el momento de pasar directamente a una convertivilidad flotante. Todo esto está explicado en este blog, que te recomiendo que lo leas con cuidado, no por arriba. Un abrazo
Impecable, un admirador por lo que hace sabe y todo lo que leo acá, un perdedor de ahorros con el corralito (no el suyo) pero que sé lo que hizo y más ahora después de leer ésto., me ofrezco a ser testaferro de su cerebro jajajajaja, el país lo necesita y el pueblo lo sigue señalando, que ignorancia, que pena, que pocas ganas de leer e informarse tiene la gente.
Buena semana señor, Espero que salgamos adelante, pensar que estuvimos a 2 meses entonces del deficit fiscal CERO, que desgracia éstos periodistas y el cabezón del conurbano para el país.
Así es Walter. Un abrazo.
Gracias por dejar su experiencia plasmada en éste libro, Domingo. Ojalá sea tenida en cuenta de cara al futuro.
Un fuerte abrazo.
Gracias Luciano. Un abrazo
Excelente recordatorio para los desmemoriados Dr. Cavallo
Gracias Gustavo por tu mensaje. Un abrazo
Buenas noches Domingo.
¿Cómo evalúas la situación ve cara al martes y el vencimiento de más de 600 mil millones de pesos de Lebacs?
¿Cómo haces para que los productores genuinos de dólares empiecen a volver a liquidar sus dólares?
Este es un tema que el Gobierno va a tratar de resolver en dos días. No es prudente que yo emita una opinión. Un abrazo.
Hola doctor, no le parece ridículo Carrió reclamándole a los sojeros que sean patriotas? Espero que sea cosa de ella y no de Macri tambien sino estamos fritos
Ya no trabaja más en USA?
Saludos
Lo que dice Carrió no tiene sentido. No creo que sea lo que piensa Macri. En los Estados Unidos trabjé siempre sólo algunos meses del año, dando clases en universidades. Ahora viajo con frecuencia, pero ya no doy clases. Estoy jubilado. Un abrazo.
Buen día Dr. Cavallo.
La verdad que desde que encontré el blog me encantó; continuo con mis estudios y a la par informándome sobre nuestra historia económica. Pero hay algo que me encantaría saber (sé que probablemente esté cansado de escuchar preguntas referidas a su época dentro del gobierno, pero lo planteo de igual forma), leí y escuche de muchas de sus entrevistas que usted afirma no haberse equivocado con su plan económico; entonces le pregunto: ¿Usted cree que si no hubiesen existido tantos problemas referidos a la corrupción y mafias dentro del gobierno, y se hubiera seguido su plan al pie de la letra, sus medidas económicas hubieran llegado a tener el impacto positivo que usted proyectaba para el futuro de nuestra economía?
Como le dije antes, no planeo molestarlo con este tipo de preguntas «a lo periodista», pero es algo que me encantaría saber (de ser posible).
Muchísimas gracias por su tiempo Doctor!
Bueno, tanto como no haberme equivocado nunca, no es lo que yo dije. Puedes ver en mi libro Estanflación que yo enumero una serie de errores, algunos que cometí yo, otros que cometió Menem, otros que cometió Roque Fernandez, todos estos entre 1990 y 1999, y varios que cometieron De la Rúa y sus ministros en la primera parte de su gobierno y luego los que cometimos De la Rua y yo desde abril del 2001. También describo estos errores en mi libro más reciente, Historia Económica de la Argentina: Pero no creo que haya un caso en la historia en el que las autoridades políticas y económicas no hayan cometido errores. Pero es cierto lo que decís, sobre que de no haber existio protección o al menos complacencia, desde adentro y desde afuera del gobierno de Menem, para la mafia contra la que yo luché, el resultado hubiera sido diferente. Con respecto a la corrupción, debo decirte que la transparencia que introdujeron la competencia en los mercados, la desregulación y las privatizaciones bien hechas, redujeron mucho la corrupción durante el gobierno de Menem, contrariamente a lo que se sostiene popularmente. Sin duda quedaron focos de corrupción en algunas áreas en las que las privatizaciones no se hicieron o se hicieron mal, sobre todo después de 1997 y, como siempre ocurre, siguió existiendo corrupción en áreas en las que se administran fondos y beneficios en forma discresional. Pero en ningún momento del período 1990-2001 hubo el tipo de corrupción alevosa y desfachatada que existió desde 2002 en adelante. Ocurre que cuando se desorganiza la economía y comienza a reinar la discresionalidad, la arbitrariedad y la inflación, la corrupción se multiplica y expande de una manera explosiva. Máxime cuando los gobiernos tratan de transformar a la justicia, en un poder dependiente de la voluntad del Ejecutivo. Te mando un fuerte abrazo.
Muchas gracias Doctor! No sabe el respeto que me genera ver a alguien de su embestidura responder mis preguntas. Hubiese sido un honor tenerlo como profesor.
Comenzaré a leer su libro «Estanflación».
Nuevamente agradezco el detalle y la elocuencia con que respondiò a mis inquietudes en el post anterior. Roque Fernandez debe ser uno de los tantos tapados como Mendicurren etc, ya sea por incapacidad, impotencia o maldad (estupidez avaricia…). Tal vez exista el libro que enumere a los empresarios que han ido construyendo este «corralito» informativo por el cual nunca sabemos desde donde viene el vizcachazo! Pienso en el corruptìsimo GRupo Petersen/Eskenazi poniendo plata en tantos programas, la falsa avenida del medio de Vila Manzano y resuenan nombres como el del espichado Monetta, etc etc.
Hace falta un buen libro que detalle la corrupcion empresarial y otro acerca de los efectos psicològico-mediàticos sobre la economìa real (Las profesìas autocumplidas, los esquemas de estafa Ponzi, etc etc).
GRAN ABRAZO! (Yo haciendo las paces con el pasado cada dìa mas ficticio que real…)
Dr. Cavallo buenas tardes. Me gustaría preguntarle si cree que alguna vez podremos dejar de ser un país con estos niveles de inflación ya que la inflación dejo de ser un problema en casi todo el mundo pero Argentina sigue, recuerdo que los únicos años que vivimos sin este problema de precios fue gracias a la convertibilidad, no hay forma de volver a algún modelo como el que usted diseño? Le traslado la última pregunta, me gustaría ponerme en contacto con usted para sacarlo en mi programa de radio para poder charlar un poco sobre esta situación del país. Muchas gracias lo sigo atentamente.
No estoy saliendo por ningún medio audivisual y no puedo hacer excepciones. La pregunta que me formulás está respondida en mi libro Camino a la Estabilidad. Es posible volver a tener estabilidad, pero se necesita ir a un sistema monetario de convertibilidad flotante, como el de Perú. Un abrazo.
Hola, soy una estudiante y quería preguntarle primero qué impresion tuvo de Asain en el debate que tuvo en TN y segundo quedó sin responder lo que le dijo en el minuto 30 https://www.youtube.com/watch?v=oTItU201rS8 el tema de que bancos norteamericanos que le revendieron a repsol y miltiplicaron sus ganancias por el minuto 30, porque se le acabó el tiempo.
Saludos!!
Muchas gracias Delfina por enviarme el link a este Video. Me gust[o mucho el debate, porque se refiere a temas que tienen mucha actualidad. El razonamiento que hace Asain, diciendo que los bancos colocadores de las acciones de YPF en 1993, ganaron la diferencia entre 19 pesos y 44 pesos que luego pagó Repsol, es absolutamente falso. Los bancos colocadores nunca se quedan con las acciones que colocan. En realidad, desde el bamos entregan esas acciones a los que manifiestan su voluntad de comprarlas y hacen la oferta respectiva. Luego, existieron infinitas transacciones entre particulares de acciones de YPF, que en algún momento bajaron a 14 dólares. Los que ganaron, entre ellos La provincia de Santa Cruz, que había comprado a 19 utilizando sus bonos de regalías hidrocarburíferas, mantuvo esas acciones hasta el momento de oferta de Repsol que pagó 44 pesos. Decir que los que hicieron la ganancia desde 19 a 44 fueron los bancos colocadores originas de las acciones es desconocer cómo funcionan los mercados accionarios, tanto en Argentina como en el resto del mundo. Lo mismo todo lo que dijo sobre el problema con los fondos buitres. Los bonos con los que ganaron el juicio ante Griesa no eran bonos surgidos del megacange sino unas Letras a tasa flotante (FRN), qiue habían sido vendidas en 1998, cuando yo no era el Ministro y que reconocían como intereses punitorios para el caso de default a la tasa de rendimiento de los banos defaulteados. Ningún otro Bono tenía semejante clausula leonina. Yo fui el primero que llamó a esos fondos, fondos buitres, porque en 2001, cuando estábamos preparando la reestructuración ordenada de la deuda, vimos que esos fondos habían comprado el 50% del stock de las FRN. Por supuesto lo hicieron para que no les pudiéramos aplicar las claúsulas de salida concentida, porque sabían que en el primer canje por préstamo garantizado, no conseguirámos el 66 % de los votos derivados de las FRN. Los fondos buitres querían que defaulteáramos, como finalmente lo hizo Duhalde (la declaración de moratoria de Rodriguez Sa no era un default, técnicamente hablando). Si se hubiera completado la segunda etapa de la reestructuración ordenada de la deuda que estaba lista para ser lanzada el 15 de enero, las FRN no se hubieran presentado, pero habiendo reestructurado todo el resto de la deuda, la actitud inteligente del Gobierno era pagar al valor facial las FNR y bloquearles la posibilidad de que actuaran judicialmente en Nueva York. Lamentablente, Duhalde y Kirchner o fueron iditas útiles o no les importó nada el futuro. Sólo quisieron decir que ellos tenían la valentía de no pagarles a los acreedores, pero dejaron una hipoteca terrible para el futuro. Todo lo demás que dijo es absolutamente falso. Entre 1990 y 1998 el Producto Bruto creció en promedio 6% anual, a pesar de que hubo un año de recesión en 1995, a causa de la crisis tequila. Entre 1999 y 2001 el productoBruto interno declinó en promedio un 4% anual a causa del fuerte deterioro de los precios de exportación y por el exceso de gasto y endeudamiento principalmente de las provincias y también de la Nación. Pero la pesificación y la devaluación de Duhalde, hizo que hacia 2002 el producto bajara un 10% más, los salarios reales y las jubilaciones bajaran en términos del Indice de consto de la vida casi un 30%, con lo que empalidece la caida del 13% que decretamos nocsotros en agosto del 2001 para los sueldos publicos y jubilaciones inferiores a 500 pesos o dólares por mes. En el momento en que dispusimos esa reducción de salarios nominales, el país estaba en deflación, es decir el Indice de costo de la vida estaba cayendo, por lo que la reducción de los salarios públicos y las jubilaciones mayores a 500 pesos dólares en 2001 fue mucho menor que la terrible reducción provocada por las medidas de Duhalde. Los Asiain y compañia todavía no se han dado cuenta que las políticas de Duhalde que fueron ideadas por De Mendiguren y algunos miembros de la Unión industrial que querían gozar de una fuerte licuación de sus deudas en dólares y no les importaba que fuera a costa de quitarles un 70% de sus ahorros a quienes habían depositado dólares en los bancos, produjeron la más ineficiente e injusta redistribución de riqueza e ingresos desde los pobres y la clase media a favor de las grandes corporaciones endeudadas en dólares. Fueron unos idiotas útiles de los capitalistas especuladores. Un abrazo.
Estimado Doctor Cavallo
No tengo ninguna duda que Usted siempre defendió del interés nacional, ya fuera como presidente del Banco Central en 1982 o como ministro de Economía con los gobiernos de Menem y de la Rúa. En todos los casos su intervención fue exitosa, aunque en ésta última el éxito fue impedido por el golpe de Estado institucional que interrumpió la reestructuración total de la deuda y con ello, lograr abortar el vaticinio del economista jefe para América latina de la financiera Lehman Brothers, Joaquín Cottani, quien advirtió “(…) si la Argentina sale de esta crisis sin devaluar, a la Argentina no la para nadie”
De lo que no estoy convencido es que sea una postura conveniente negar la conspiración constante y sistemática que contra el desarrollo latinoamericano históricamente han perpetrado y perpetran los intereses europeos, hoy representados por la Unión Europea.
Esa negación indujo a la subestimación de la conspiración destituyente que contra de la Rúa impulsó el FMI a través del sector financiero interno y externo, de los políticos colaboracionistas y los medios de comunicación corporativizados. De haber considerado que éstos no tendrían pruritos en llegar a la destitución, seguramente se habría procedido a la dolarización que proponían Pou y Menem, la cual tenía el propósito prioritario de quitarle al FMI su principal argumento desestabilizador, que es el pronóstico de devaluación, imposible de aplicar en una economía dolarizada.
El FMI nunca apoyó la convertibilidad y su ataque contra la misma fue permanente hasta que en enero de 2002 Duhalde terminó con ella. Para implementarla Menem había recurrido al gobierno de los Estados Unidos presidido por George Bush padre, quien dio su “protección” para aplicar un “sistema económico propio” después que durante el todo el año 1990, con Erman González en el ministerio de Economía, se ejecutaran estrictamente todas las “recetas” propuestas por el FMI con resultados desastrosos, demostrándole al presidente norteamericano que las propuestas eran ineficaces, si no contrarias, respecto de los objetivos que prometían alcanzar.
La “prima de riesgo” la deciden las consultoras de riesgo que responden estratégicamente al FMI. ¿Cuál debería haberle correspondido a un país que tenía estabilidad monetaria, seguridad jurídica y paz social? ¿Su desmesurada magnitud estaba justificada por el déficit fiscal quizá? Esto refiere a la paradoja de Pedro Pou cuando estaba al frente del Banco Central, quien dijo “el país debe dejar de pagar las sobretasas en los mercados internacionales a través de la reducción del riesgo país. De ese modo el país ahorraría hasta el 3 por ciento del PBI. O sea que si no pagáramos un sobreprecio en la tasa de interés, no tendríamos déficit fiscal. Pero porque lo pagamos, lo tenemos. Esta es la tremenda paradoja”
No hay duda que el atentado a las Torres Gemelas distrajo la atención de Bush, siendo muy probable que ese haya sido el objetivo de los que instigaron el criminal acto, al obligarlo a tener que ocuparse del conflicto con medio oriente, desatendiendo el proyecto ALCA y la resolución de la problemática Argentina. Pero su desatención no fue total, ya que a principios de noviembre de 2001 en Nueva York, unos días antes que se concretara el primer tramo del canje con los acreedores locales, el investigador del American Enterprise Institute, profesor Allan H. Meltzer, junto con el profesor Adam Lerrick, de la Universidad Carnegie Mellon, con la colaboración de operadores de mercado y funcionarios del Gobierno norteamericano, partiendo de la restructuración de deuda propuesta por el secretario del Tesoro norteamericano Paul O´Neill, habían desarrollado un modelo de simulación de canje de la deuda argentina cuyo comportamiento fue analizado en la oportunidad. De todos modos, distraído o no, no hubo respaldo de presidente norteamericano alguno que pudiera contra las actividades conspirativas del poder europeo asociado al poder central de su país. Lo padecieron Perón, Frondizi, Illia, Isabel, Menem, de la Rúa y ahora, Macri.
“La conspiración no existe, pero que la hay, la hay”.
Un abrazo
Comparto todo tu razonamiento excepto en dos puntos: 1) que la dolarizacion completa de Menem y Pou habria evitado la crisis del período 1999-2001 y habría ayudado en reducir en 300 puntos básicos el riesgo país y 2) que el poder Europeo estuvo siempre en contra de los gobiernos argentinos que les incomodaban.
Paso a explicar porqué no estoy de acuerdo con 1).
En 1997, cuando se comenzó a hablar de dolarización, estaban entrando enorme cantidad de capitales financieros pero casi nada de inversión directa. Los banqueros de inversión se desvivían por colocar bonos globales argentinos cuando no podían colocar bonos de los países asiáticos que estaban viviendo una crisis. Haber dejado entrar toda esa liquidez fue un gran error, porque alimentó financiamiento imprudente de los bancos argentinos, sobre todo a provincias y, hasta la crisis rusa de 1998, también al sector privado. Si en ese momento el Banco Central no hubiera comprado esos capitales a 1 Peso, cosa que la ley de convertibilidad no le obligaba a hacer, el Peso se hubiera apreciado frente al dólar y muchos depositantes se hubieran pasado sus depósitos de Dólares al Pesos. Hasta ese momento la economía había pasado de estar extremadamente dolarizada al comienzo de la convertibilidad, a estar sólo el 50% dolarizada en 1996. Es decir, se había producido un proceso espontáneo de pesificación, como el que se dió, por ejemplo, en Perú de 1994 hasta ahora. Con el Peso aprecíandose, nadie hubiera objetado en el Congreso que se dispusiera la eliminación de la obligación del Banco Central de vender dólares a 1 Peso, si es que en el futuro el Peso necesitara depreciarse. Continuaría la convertibilidad (libre elección de la moneda) pero sin tipo de cambio fijo. También continuaría la prohibición de que el Banco Central creara crédito para el gobierno o para el sector privado, es decir que hiciera emisión monetaria sin respaldo. Con esta convertibilidad sin tipo de cambio fijo, a partir de la crisis rusa, cuando aumentó el riesgo país para todas las economías emergentes y comenzó a apreciarse el dólar exageradamente en el mundo (primero se devaluó el rublo, luego, a partir de febrero de 1999 se devaluó el Real, desde el primero de enero de 1999 hasta mediados de 2002 se depreció significativamente el Euro que cayó de 1,17 dólares a principios de 1999 a sólo 0,82 dólares a mediados del 2001). La extrema apreciación del dólar provocó una gran caída de los precios de exportación de Argentina, como también el de los minerales y el petróleo, es decir, se produjo un fuerte deterioro de los términos del intercambio externo para el país. El deterioro de nuestros precios de exportación fue particularmente acentuado por la devaluación de los monedas de nuestros dos principales mercados de exportación, Brasil y Europa.
Sin duda, un buen sistema monetario, frente a semejante shock externo, requiere la depreciación de la moneda local para atenuar el efecto no sólo recesivo sino también deflacionario y, por ende, depresivo que significa una moneda demasiado apreciada. Si nuestra convertibilidad, para entonces hubiera sido con tipo de cambio flotante, nuestro Peso se habría depreciado sin provocar crisis financiera, porque la economía habría estado menos dolarizada y la depreciación no habría sido un salto devaluatorio sino un deslizamiento parecido al que estaba ocurriendo con el Euro. Por el contrario, como nuestra economía ya estaba muy dolarizada, porque no se había dejado apreciar el Peso ni frenado la entrada exagerada de liquidez en 1997, al fortalecese tanto el dólar, comenzó a hablarse del riesgo de devaluación del Peso y a aumentar mucho el riesgo país. No se detuvo la entrada de capitales financieros, porque los bancos de inversión continuaban trayendo ofertas de emisión de bonos, pero con spreads ya mucho más altos. En esos años se detuvo totalmente la inversión directa. La venta de acciones de YPF a Repsol no fue una inversión directa porque se trató de una venta de acciones ya emitidas y no de entrada de nuevo capital accionario. Distinto había sido el caso entre 1991 y 1996, cuando prácticamente no había entrado capital financiero sino sólo repatriación de capitales argentinos e inversión directa extranjera, principalmente europea, asociada al proceo de privatizaciones y a la apertura de nuevas oportunidades de inversión. Toda la emisión de bonos desde 1991 y hasta 1966, mientras yo era el Ministro de Economía, se trató de bonos que surgían de la reestructuración de la deuda que había estado en default desde 1987:los bonos de consolidacion previsional (PRE), de consolidación de deuda con proveedores (PRO) y de consolidación de deuda por regalías hidrocarburíferas, más, a partir de 1993, todos los bonos Brady que resultaron de la reestructuración de la deuda externa en default que posibilitó el Plan Brady, con quitas tanto de capital como de intereses. Bonos globales sólo se emitieron por cifras insignificantes en 1994, pero luego, la crisis tequila impidió que se siguieran emitiendo bonos globales. Los que nos apoyaron como pretamistas de última instancia frente al impacto de la crisis tequila, fueron 20 bancos comerciales del exterior, los bancos de Argentina, el FMI, el BID y el Banco Mundial, con el complemento de un préstamo puente del BIS, que le había negado una operación semejante a México. Tal fue que en ese período, la deuda pública total, bien medida, se mantuvo en alrededor de 90 mil millones de dólares. Había sido de 89 mil millones a fines de 1989 y fue de 90 mil millones de dólares a fines de 1996(el cuadro respectivo lo podés encontrar en mi libro Historia Económica de la Argentina). La dolarización completa de la economía que pregonaban Pou, el CEMA, Steve Hanke y el Instituto CATO de Washington, hubiera facilitado la entrada de liquidéz exagerada durante 1997 y hasta la crisis rusa, aún con más intensidad que lo que ocurrió con el régimen de convertibilidad con tipo de cambio fijo. El problema de la liquidez exagerada es que lleva a que suban demasiado los precios internos de los bienes domésticos, es decir que se produzca una apreciación real de la moneda que deja a los precios y salarios internos demasiado alevados y sólo sostenibles con términos del intercambio muy favorables. Pero con la economía completamente dolarizada, cuando los términos del intercambio externo se deterioran, la única forma de ajustar los precios relativos es la deflación. Deflación con recesión significa depresión económica y cuando hay depresión económica las tasas reales de interés, sean en pesos o en dólares, suben mucho poniendo en marcha un proceso acumulativo muy difícil de revertir. Esto es lo que se viene observando en Ecuador desde que bajó el precio del petróleo en 2011 en adelante. Ecuador no encuentra forma de revertir este proceso, hasta el punto que puso impuetos a la compra de dólares para remitir al exterior, una forma escondida de controles de cambio. Además, desde el punto de vista legal, haber dispuesto la dolarización completa por ley, hubiera dado mejores argumentos a la Suprema Corte de Justicia para declarar la constitucionalidad de la pesificación compulsiva que dispuso Duhalde en 2002, porque si había sido constitucional declarar la dolarización obligatoria y sacar de circulación al Peso, porque no iba a ser constitucional declarar la pesificación obligatoria de los dólares bajo ley argentina, tal como lo dispusieron los que tomaron el poder en 2002. Ellos decidieron transferir riqueza desde los ahorristas argentinos hacia los grandes endeudados en dólares. Precisamente porque no se había dispuesto una dolarización obligatoria antes, le costo mucho a la Suprema Corte declarar la constitucionalidad de la pesificación compulsiva. tuvo que remover a varios jueces de la Corte y crear una corte adicta a la pesificación. Ver el libro de El Juez Adolfo Vazquez, que se negó a renunciar y fue removido por juicio político.
Paso al punto 2)
En la etapa de las reformas modernizadoras de nuestra economía, 1991-1996, muy poco capital norteamericano se interesó en llegar como inversión directa. Las inversiones vinieron de Europa, Chile, Canadá y apenas unos miles de millones de los Estados Unidos. Así que no se puede decir que Europa nos haya boicoteado, todo lo contrario. El apoyo financiero para superar el impacto recesivo de la crisis tequila llegó tanto de bancos norteamericanos como europeos y del FMI que, como siempre había ocurrido, estaba liderado por un europeo, Michel Camdessus. Cierto es que el gobierno de Clinton, concentrado en tratar de ayudar a México, no puso ningún reparo en que los organismos multilaterales y el BIS nos dieran un apoyo que no le habían podido brindar a México. Con respecto a la actitud de Alan Meltzer (que había sido un gran defensor de la convertibilidad), en 2001 no ayudó. Mucho menos la simulación de reestructuración despues de un default que hicieron con Adam Larrick. Paso a explicarlo. En Abril de 2001 Allan Meltzer, después de haber sido el crítico más fuerte del apoyo del FMI a los países en crisis con el argumento del «riesgo moral», publicó con Charles Calomiris (que hasta unos meses antes habia escrito papers con patrocinio del Banco Central de Argentina) un artículo titulado «Argentina no puede pagar lo que debe». En ese artículo proponían una reestructuración de la deuda pública argentina con quita de capital del orden del 40%, basada en un compromiso del FMI de comprar toda la deuda Argentina que le ofrecieran al 60% de su valor. Hizo esta propuesta sin consultar al FMI, organismo que ya liderado por Hurst Kholer, había asumido el compromiso de limitar severamente el apoyo a las economías en crisis, convencido precisamente por el informe de la Comisión Meltzer de 1998. Apénas leí la propuesta de Meltzer, que de haber sido aceptable para el FMI a nosotros nos hubiera venido de anillo al dedo, consulté directamente a Stan Ficher y a Hurst Kholer y ambos me dijeron que era imposible que el FMI comprometiera 60 mil millones de dólares en una eventual compra de deuda Argentina, por más que fuera al 60% de su valor facial. Negada la posibilidad por el FMI, nosotros tuvimos que decir que no era cierto que Argentina no podía pagar lo que debía, porque de haber aceptado yo esa afirmación, el crédito público habría desaparecido en el acto y Argentina habría entrado en un default desordenado, tanto de deuda externa como de deuda interna, con el colapso total del sistema financiero local. El único camino que nos quedaba era el de intentar refinanciar la deuda que vencía en 1991 y en los años inmediatos siguientes, o mejor, llevar a cabo una reestructuración ordenada como la que comenzamos a delinear en agosto de 2001, cuando Paul O´Neil, con buen criterio, decidió que el FMI y el gobierno de los Estados Unidos nos ayudaran a encontrar una buena solución para la deuda. A partir de ese momento trabajamos en Argentina, asesorados por Jacob Frenkel que trajo una muy buena idea: en ausencia de Colective Action Clauses (CAC) que los bonos emitidos hasta ese momento no contenían, se podrían utilizar Exit Consent Clauses (clausulas de salida consentida), impuestas por votación del 66% de los tenedores de cada bono. Para lograr ese poder de voto, Horacio Liendo ideó el canje de bonos emitidos por la Nación y la deuda de las provincias «por préstamos garantizados» (no se podían ofrecer en canje bonos garantizados, porque habríamos estado violando las clausulas de cross default, por eso Liendo ideo un mutuo). Esta operación fue presentada como primera etapa de la reestrucuración ordenada de la deuda y lanzada el 1 de noviembre de 2001. Permitió que al 30 de ese mismo mes quedaran transformadas en préstamos garantizados, con una tasa máxima del 7 % anual y 3 años de extensión de vencimientos, bonos nacionales y deudas provinciales por 55 mil millones de dólares. Esa transformación significaba una reducción de la factura anual de interes de 4 mil millones de dólares y, a su vez significaba, para la mayor parte de los bonos más onerosos, la captura de más del 66% del poder de voto. Faltaba sólo la aprobación de la SEC de los Estados Unidos y de las CNVs del resto de los países bajo cuya ley habían sido emitidos los bonos globales, para poder anunciar la segunda etapa de la reestructuración ordenada de la deuda. Esta segunda etapa iba a imponer una tasa máxima de interés del 5% y la misma extensión de plazos de amortización que había impuesto en el canje de deuda por préstamo garantizado. La razón de exigir una reducción de interes al 5% y no al 7%, era el precio de que los nuevos bonos serían bajo la misma ley extranjera en la que habían sido emitidos los bonos originales. La participación de los tenedores de bonos en este canje iba a ser alentada por las Exit Consent Clauses, que sin alterar las clausulas cuantitaivas de la emisión original, iban a dejar a los bonos que no se presentaran al canje con una muy debilitada posibilidad de accionar judicialmente contra Argentina en los tribunales del exterior. Para demostrar que esto era posible, basta ver que la Provincia de Mendoza, utilizó estas clausulas en la reestructuración denominada Plan Aconcagua de 2003, con éxito tanto con respecto al porcentaje de participación original, como en relación al resultado de los reclamos judiciales que hicieron los que no se presentaron.
Lamentablemente, Hurst Kholer, utilizó el argumento de que Estados Unidos no estaba complementando el aporte del FMI, para anunciar la suspención del programa Argentino apenas cerrada la primera etapa de la reestructuración, cuando ya habíamos cosechado 4 mil millones de dólares año de reducción en la factura de intereses de la Nación y de las Provincias. No era cierto que los Estados Unidos no nos estuvieran ayudando. De hecho John Taylor nos acompañaba, también Bill MacDonald desde la FED de Nueva York. Además nos apoyaban los banqueros americanos y europeos. Bill Rhodes del Citibank y Joe Ackerman del Deutche Bank habían aceptado liderar la oferta de canje junto con Jacob Frenkel de Merryl Lynch. Y estábamos todos convencidos que con los aportes que había comprometido el FMI, presionado en agosto por Paul O Neil, iba a ser suficiente para asegurar un apoyo al sistema financiero local mientras se completaba la segunda etapa de la reestructuración de la deuda. Una vez completada ésta, podríamos dejar flotar el Peso sin riesgo de acentuar la crisis financiera interna, porque ya no existirían vencimientos de deuda pública en dólares por 3 años consecutivos y la factura de intereses habría disminuido en 7 mil millones de dólares, lo suficiente para hacer realidad el Déficit cero a lo largo de 2002.
Lamentablemente cuando yo volví de Washington con los requisitos que nos pedía el FMI para rehabilitar el programa y se lo expliqué, además de al Presidente de la Rúa, también al ex-Presidente Alfonsín, a Duhalde y a los gobernadores Rukauff, De la Sota y Reuteman y Rosas, además de a los senadores claves como Puerta y Rodriguez Saa, Duhalde y el ex Presidente Alfonsín, convencidos por dirigentes que querían voltear a De la Rúa, como Leopoldo Moreau, decidieron que en lugar de apoyar la pulseada con el FMI que yo les proponía, iban a provocar mi renuncia para terminar con el «neoliberalismo de los 90s». Provocaron también la renuncia de De la Rúa y luego la de Rodriguez Saá. Conquistaron el poder y causaron la peor crisis ecónomica de la historia, que no ocurrió en 2001, como la historieta oficial que ellos impusieron a través de los medios de comunicación y el apoyo monetario de los beneficiarios de la pesificación compulsiva desde enero de 2002, sino que ocurrió en 2002, cuando la recesión se agravó en extremo, cayeron estrepitosamente tanto los salarios reales de todo el sector privado como el poder adquisitivo de todas las jubilaciones (mucho más del 13% en que habíamos reducido los sueldos públicos y las jubilaciones para quienes cobrarban más de 500 pesos-dólares por mes en agosto de 2001) y produjeron un salto del la desocupación desde el 28% a casi el 50% entre octubre de 2001 hasta Octubre de 2002. Por supuesto, se encargaron de decirle a la población que la culpa era de la convertibilidad y no de la irresponsable y terriblemente ineficiente e injusta destrucción de la convertibilidad que ellos habían decretado.
En fin, para no hacer esta respuesta más larga, te invito a que leas los cpítulos respectivos de «Camino a la Estabilidad» y de mi libro más reciente «Historia Económica de la Argentina», donde explico todo esto con muchos más detalle y con evidencias cuantitativas. Allí también encontrarás los argumentos para introducir una reforma monetaria, creando un sistema de convertibilidad o libre elección de la moneda, como el que tiene Perú y que le ha dado mucho éxito. Perú ha tenido desde 2000 en adelando una performance económica , tanto en tasa de inflación como en tasa de crecimiento, mejor que la de Chile, Colombia, México y, por supuesto, que la de Brasil, los países que se consideran modelos exitosos del «inflation targeting».
Te mando un abrazo, luego de reiterarte que comparto plenamente el espiritu y las buenas intenciones de tu mensaje.
Doy Fe que el articulo relata los hechos con veracidad y precisión absoluta, ya que por otra parte fueron de dominio público en trasparencia. De hecho muchas de estas cuestiones se encuentran publicadas en la web oficial del FMI. Nadie puede cuestionar este relato que magistralmente describe una situación muy compleja y que fue de una dinámica tremendamente veloz. Tal vez alguien pueda cuestionar “adjetivos” o visiones subjetivas en cuanto al peso de responsabilidades pero pero los hechos fueron exactamente descriptos.
Solamente me voy a permitir un comentario tangencial. Cada noche me pregunto porque al populismo le toca administrar épocas de bonanza y a la coherencia (ya no hablemos de liberalismo) las imposibles.
Desde hace bastante tiempo he sido crítico en este blog con el gobierno en algunos cuantos puntos de vista pero “siento” que hoy se le esta endilgando al mismo cosas con demasiada crudeza.
Siempre hemos considerado a los LEBAC una bomba a desarmar, recuerdo que en varios intercambios calificaste la situación como riesgo de “efecto resorte” (me gustó mucho el nombre). Hoy siento la necesidad de aclarar y recordar que todas mis observaciones y estoy seguro que las tuyas se han referido a como este gobierno estaba desactivando la “bomba heredada”.
En este momento no solamente me preocupan las declaraciones de periodistas sin conocimiento o que acusan intereses particulares sino declaraciones de profesionales de trayectoria… Hablar de un valor de dólar de convertibilidad sobre un M total incluyendo pases y Lebac me parece algo muy imprudente. Quien lo ha expresado no quiero creer que sea un desestabilizador… entonces tiene que ser una imprudencia. Que esas mismas personas recomienden retirar los depósitos en dólares de los bancos no creo que ayude en absoluto. Realmente una imprudencia que linda en la negligencia.
Hay una diferencia abismal entre la critica bien intencionada que intenta ser aporte a la irrespetuosa que no se pone a la altura de las circunstancias.
En este blog personal su anfitrión y muchos de sus foristas hemos hecho críticas de las buenas… El gobierno no habrá sabido como desactivar un campo minado pero no estuvo boludeando dos años.
Geopolíticamente Macri ha hecho un trabajo admirable y tengo Fe que le será reconocido. En el 2001 los actores internacionales buscaban “conejitos de indias”, creo, siento y tengo Fe que hoy buscan premiar ejemplos.
Es particularmente interesante como se personaliza al FMI como si fuera siempre el mismo Señor Barbudo no entendiéndose su dinámica, sus cambios…. Intentando poner un poco de humor diré que entre Anne Krueger y la Sra. Christine Lagarde me parece mas elegante esta última.
En estos momentos tan difíciles en que pareciera que arrojar pestilencia esta de moda… quiero expresar que volvería a votar a este Gobierno y tan solo pretendo que hagan lo que estoy seguro que saben hacer y no han podido aún.
Finalizo felicitando y envidiando sanamente a tu hija y a Vos por el poder de síntesis que han tenido para tan magistral relato.
Un fuerte abrazo, Alex Daziano
Comparto totalmente tu comentario y yo también volvería a votarlo a Macri. Tus críticas, como las mías y de otros visitantes de este blog, siempre han sido para ayudar al gobierno y nunca para entorpecerlo. Es muy importante que en un momento tan difícil como éste, no se dude de las buenas intenciones de quienes queremos que el gobierno de Macri tenga éxito. Un abrazo.
Soy un mal ingeniero en electromecánica que mutó por ello a la ingeniería matemática aplicada a las finanzas y la economía intentando acercarme a la novo econometría. No es lo mío la política pero estoy parado y puedo observar este Mundo en el que vivo y puedo dar mi opinión inexperta pero observadora.
“Me juego” que a la Argentina no la van a dejar caer esta vez y llegará una buena ayuda. Obviamente Argentina deberá hacer deberes, comprometerse pero estoy seguro que va haber un acto de disposición distinto.
Sudamérica apuntaba hacia el peor de los caminos, al Chavismo. A lo lindante al terrorismo. Pero aparecieron destellos de luz… un Perú encontrando la buena senda, una Argentina diciéndole NO al autoritarismo populista… Mauricio Macri pasó a ser una pieza clave en este proceso que ahora se ve reforzado en Chile nada menos que con Sebastián Piñera.
¿Cuánto vale para EE.UU. este movimiento que intenta lo positivo? Hay valores intangibles pero en una época en donde el liderazgo americano va ser cuestionado potencias de mas rápido crecimiento…. Cuanto le vale para los EE.UU. alianzas estratégicas sustentables?
Donald Trump puede querer dar domestica e internacionalmente la imagen de un populista snob, un duro, un loco… pero es un hombre de negocios, mercados y detrás de un eventual colapso de Macri se juega mucho en Brasil y entonces la perdida nuevamente de toda Sudamérica. Argentina juega un rol muy importante en la “movida” que ya han comenzado exitosamente en Colombia, Perú, Uruguay, Chile…
Es muy distinto el escenario geopolítico del 2001 al actual… En ese entonces, tras los atentados a las torres gemelas EE.UU. miraba para su adentro… hoy mira para fuera e incluso exitosamente como parece que esta ocurriendo con el tema Corea.
Hoy EE.UU. necesita mostrar liderazgo…
Desde mi desconocimiento mi razonamiento elemental me dice que incluso, si no se llegara a buen acuerdo con el FMI, EE.UU. dirá presente…
En este foro dije alguna vez que tal vez Mauricio Macri necesitara tocar fondo para que se despierte el Estadista que Argentina necesita… En su último encuentro con Trump el Presidente Americano dijo que El le hablaría de Corea y Macri de limones… Apuesto que en un segundo encuentro Macri le hablará de Sudamérica y Trump de unos dólares. Soy un intento de neo econometrista financiero pero un consagrado pesimista… que hoy, en cambio, se muestra optimista. A veces lo malo es bueno. Abrazo, Alex Daziano
Estoy completamente de acuerdo contigo. Un abrazo
Hola Domingo,excelente como siempre. Hace unos días vi un documental (Muy sesgado) sobre la crisis del 2001 y lo primero que penseé fue que lo de «La Banelco» que dijo el mafioso Hugo Moyano era mentira,usted me lo acaba de confirmar. Muchas gracias y le vuelvo a repetir,fué mucho ministro de economía para este país. Usted me inspiró a estudiar economía,admiro su honestidad y no deje de escribir. Lo necesitamos.
No te preocupes, seguiré escribiendo, pero nunca para contribuir a la confusión y a la desestabilización. Un abrazo
Terrible momentos. Asombra que su corazón siga funcionando. En cualquier momento compro el libro. Gracias por compartir.
Hace 35 años que mi sistema cardiovascular está bajo estricto control. Afortunadamente tengo médicos que son como mi angel de la guarda. Muchas gracias por tu mensaje. Un abrazo.
Primero : sos un tipazo!, tenés honestidad , convicciones, y el sentido de hacer el bien; encima ponés el cuerpo y te la bancas!
Segundo: Muy bueno el libro!.Y solo leí el principio! Pero la síntesis que haces del periodo 1850 hasta la primera guerra mundial es genial ,aleccionador y debería servir como ejemplo argumental para debatir y mirar el futuro. Es decir durante 60 años, (sesenta años !! ) , de esfuerzo continuo, con altibajos se aplicó un mismo concepto de desarrollo económico: integración al mundo desarrollado y la propuesta de una moneda estable , que permitió partir casi de una economía en cero hasta llegar a tener una infraestructura agropecuaria productiva de las más avanzadas (puertos, trenes, comunicaciones,caminos,silos)((lo que vos hiciste también)) y como frutilla lograr uno de los más exitosos planes educativos en el mundo:.publica,gratuita y laica. (disculpá que te repita y lo exprese quizás mal ).
Muchos (Sebreli, dirigentes políticos,etc) atribuyen casi a la suerte que argentina estuvo entre las primeras economías del mundo a principios del siglo XX como un hecho casi circunstancial-
Tercero:
Pregunta: Hay economistas en la argentina que sepan de gestión económica de una nación ?? Uno sos vos,lo recontra sé, pero ..
me asombra , se que son honestos y con buena intención pero Prat Gay le chingó con la devaluación . Lousteau creó la 125 y escribe poesía económica juvenil, Dujovne , era periodista económico y lo pusieron como ministro, (como una pasantía??) .
!Tiene que existir en la argentina una Escuela de Economía de primer nivel! que forme gente competente, con criterio, que tengan manuales de lecciones aprendidas. donde se aplique la teoría pero a la realidad económica argentina a la historia económica de argentina (quizás existe,pero no se nota).Obvio, vos ahí serías una figura principal .. Si por casualidad llegas a conocer empresarios o financistas patriotas tirales la idea,quizás…
Nuevamente gracias por tus servicios
Si hay y son varios. Algunos tienen equipos. Otros no, pero como conocen bien a sus colegas los podrían armar. Yo no los nombro porque utilizan mi apoyo para descalificarlos. Pero te voy a dar un ejemplo. Cuando De la Rúa, elegido senador en 1989 me preguntó si en el radicalismo había economistas que pudieran armar un equipo como el que tenía yo en el IERAL de la Fundación Mediterránea, Yo le contesté que había por lo menos dos: Adolfo Sturzzeneger (el padre de Federico) y Ricardo López Murphy. El no los conocía pero los llevó como asesores al senado. Lamentablemente el Radicalismo que estaba gobernando no los aprovechó. Pero reconozco que el equipo que logró armar el Dr Alfonsin, liderado por Sourroulle, era también muy bueno, sólo que no le pudieron darle suficiente importancia al tema fiscal, no creo que haya sido por deficiencias del equipo, sino porque no lograron trasmitir a la rama política del gobierno de la necesidad de ser muy estrictos en esta materia. Los nombro a ellos porque no creo que mi mención los pueda perjudicar. La gente que ha actuado en política los conoce tan bien como a mi. Pero hay hay varios economistas más jóvenes que podrían liderar un equipo económico eficás, que seguramente estaría integrado por casi todos los ministros actuales que tiene Macri. Lo que falta es un líder del equipo económica que tenga ideas muy claras de organización económica (para eso es importante la historia económica) De consistencia macro y microeconómica (para ello es importante tanto la teoría económica, en todas sus vertientes, no con adhesión dogmática a una sola escuela de pensamiento) y mucha capacidad de comunicación eficáz, tanto para los operadores en los mercados como para el ciudadano común. Un fuerte abrazo.
Domingo,es la decima vez que veo el reportaje que le hicieron en «A dos voces». Es un placer escucharlo hablar y explicar. Es un lujo. Muchisimas gracias por todo lo que hizo por el país!.
Muchas gracias a vos por enviarme un mensaje tan estimulante. The mando un fuerte abrazo.
Si logran estabilizar el dolar a 25, es buen tipo de cambio para esta economía que tenemos hoy?
Mejor sería que baje a 23 o 24. No hay que dejar atrasar el precio del dólar, pero tampoco hay que dejar que la devaluación sea exagerada. Hay algo que me parece que los que piden más devaluación o no advierten o no les importa. Un dólar demasiado alto les hace más difícil el ajuste fiscal. Por ejemplo, aumenta el déficit originado en los subsidios que van a tener que pagar para que siga habiendo provisión de energía. El Estado sigue siendo intermediario en la venta de gas, gas oil y fuel oil a las empresas eléctricas. Como intermediario le compra a los productores de gas y de derivados del petróleo a un precio en dólares. Un precio que sube automáticamente con el precio del dólar. Y se lo vende a las empresas generadoras de electricidad al precio en pesos que determina el gobierno. Si aumenta el precio del d´+olar y no aumenta en la misma proporción el precio al que el Estado le vende a las empresas generadoras de electricidad, el subsidio que habrá que contemplar en el presupuesto será mayor al que se había calculado con el precio del dólar, de digamos, 21 pesos. O sea, una devaluación demasiado grande complica la lucha contra la inflación por dos vías, porque influye directamente sobre muchos precios y porque aumenta el déficit fiscal. Un abrazo.
Dinero como motor de economía. Dos recuerdos de esos años.
Recuerdo número uno, su ausencia.
Frente a mi único cliente, dueño de una contructora, rogándole un pago. Los clientes no le pagaban, sus proveedores seguían entregando aún sin cobrar. Había una precaria cadena de confianza, sabiendo que era el crédito forzoso o dejar de trabajar. Lo sé porque le hice el sistema de compras. El eslabón más débil era yo, pues Coto no me fía.
En un momento le dije: Necesito pagar la hipoteca. Elegí un trabajo, cualquiera, y te lo hago gratis, pero pagame algo del ya hecho. El tipo me mira y lo rechaza, me dice que eso sería estafarme, porque «Trabajo, hay UN MONTÓN, lo que no hay es dinero». Poco después quebró. Y yo.
Recuerdo número dos, su remedo en los clubes del trueque.
Era una economía paralela, con moneda paralela, pero promovía la productividad. Fue un éxito cuando el 1 a 1 se volvió inmanejable. En aquellos galpones había optimismo y trabajo.
Si tenías una habilidad y tu materia prima no era costosa (punto débil del sistema), allí podías venderla. Comida elaborada, tejidos, carpintería, peluquería, ibas como vendedor y como cliente. Cierto, no tributa, pero ese volumen no va a romper la economía nacional.
Si alguien iba con sus productos, vendía en «créditos» y los gastaba todos allí, salia mejor que cuando entró. El sueño liberal libertario aunque nadie se haya dado cuenta.
El problema fue creer que esos «créditos» podías atesorarlos y los llevabas a casa.
Por qué cayeron. No sé el detallle del colapso. Supongo que por lo mismo que la macroeconomía: corrupción e inflación. ¿Inflación en un trueque? No era exactamente trueque.
Aunque los promotores negaban que fuera una moneda (sería ilegal), el «crédito», era por toda definición moneda de cambio. No era papel moneda y hubo mucha falsificación, y claro que los que los emitían no tenían ningún control estatal.
Algunos galpones pagaban sus inevitables gastos emitiendo créditos y vendiéndolos por dinero real, así gente fuera del circuito podía adquirir sus productos. Esto es sucio, un desequilibrio en el sistema, y los vendedores debían encarecer sus productos en créditos, esa emisión y venta contribuyó a su caída.
Igualmente fue muy instructivo, los viejos que no usarían pesos sus pesos para comprar cosas no esenciales veían allí, produciendo, su economía mejorada.
En todas las crisis, sobre todo luego de fuertes y exageradas devaluaciones, aparecen los fenómenos que vos describís. La gente se la rebusca como puede para seguir viviendo. La actitud de la gente nunca agrava la crisis, sino que ayuda a paliar sus efectos más negativos. Un abrazo.
Buenas tardes Doctor ¿Debería dolarizar Argentina su economía como Ecuador? Pregunto esto porque nuestra moneda ya está vapuleada y la inflación incontrolable, y además dudo mucho que el gobierno quiera implementar una nueva convertibilidad. De hecho en Venezuela el candidato Henri Falcón propone la dolarización si gana las elecciones este domingo. En mi opinión una dolarización de la economía quizás ayude. Saludos y un cordial abrazo.
No se que pasó con la respuesta que había elaborado a tu pregunta anterior, sobre la posibilidad de dolarizar al estilo Ecuador. Te decía que acabo de responder en extenso una pregunta semejante. Te recomiendo que leas la respuesta al mensaje http://www.cavallo.com.ar/lo-que-el-libro-historia-economica-de-la-argentina-narra-sobre-el-fmi-y-la-argentina/comment-page-1/#comment-81299. Lo envió Mercelo Barales el 14 de Mayo. Un abrazo
Si Doctor, mil disculpas, cuando envié el comentario me di cuenta de que Marcelo ya había comentado sobre el dolar. Muchas gracias y un abrazo!
1) Teniendo en cuenta que las Reservas del BC contienen encajes que no se tocan, al igual que el Swap chino, no hay manera de repatriar los 200.000 millones de U$S y que se depositen en cofres a doble llave y que se declare la cantidad de dòlares o plata/oro como si fuera una caja de ahorro? Y que cada retiro o ingreso de dinero se contabilice? es muy delirante?
2) Y ahora que todos hablan de dolarizaciòn no serìa mejor utilizar Yuanes chinos, una moneda que no para de fortalecerse y de paso utilizar su sistema de dinero virtual donde pagan todo de teleèfono a telefono creo que con huella digital por seguridad?
3) No hay economistas que piensen en el chiquitaje? Todos hablan de macro economìa, tasas, tipo de cambio. Todo es financiero. Algo falla en la escuela de chicago?
No es una cuestión de escuelas economicas. El comportamiento de la gente, productores, industriales, comerciantes, trabajadores, consumidores, han desarrollado sus conductas como consecuencia de las experiencias por las que han atravesado. Por ejemplo, para proteger sus ahorros las gente se ha apegado al dólar desde la época de la estanflación (1975-1988) y, sobre todo durante la hiperinflación (1989-1990). La convertibilidad tuvo éxito en estabilizar durante 10 años no tanto porque el peso fue convertible sino porque también se legalizaó el uso del dólar como moneda legal. Hoy la gente no se acostumbraría a pensar y demandar en Yuanes Chinos. Además todos los pagos internacionales incluidos los de China, se hacen el dólares. Ni siquiera el Euro y mucho menos el Yuan ha logrado desplazar al Dólar como moneda del comercio y las finanzas internacionales. Así que no tendría lógica tener las reservas en Yuanes o en Euros. Por supuesto algo de Yuanes y algo de Euros el Banco Central tiene que tener, pero en proporción al rol que esas monedas tienen en nuestro comercio exterior y también en relación a la demanda de nuestra gente que se ponga de manifiesto en el mercado cambiario.
Con respecto a si se piensa o nó en el chiquitaje, como lo llamás vos, debo decirte que en condiciones de inestabilidad macroecómica, siempre los más perjudicados son los consumidores, los ahorristas no suficientemente sofisticados y las pequeñas y medianas industrias, los comercios chicos y los prestadores de servicios personales o profesionales. Es muy difícil implementar políticas dirigidos a ellos que compensen los impactos negativos de la inestabilidad macroeconómica. Pero si el gobierno logra bajar la inflación y sostener un ritmo positivo de crecimiento, con menores tasas de interés y menores desajustes en los precios relativos, el efecto sobre lo que llamas el chiquitaje seguro que será positivo. Luego, una simplificación de las normas tributarias y laborales para este tipo de empresas puede ayudar mucho. Pero eso ya requiere discusión en el Congreso de legislación fiscal y laboral, que siempre ha sido muy difícil. Más cuando hay tantos desequilibrios macroeconómicos. Un abrazo
Estimado Dr Cavallo
Creo sin temor a equivocarme que el éxito o fracaso de Macri no va a depender de la habilidad o capacidad de su equipo económico para elaborar un mejor o peor plan.
Va a depender de la actitud del pueblo ante la situación política y económica.
Si el pueblo no acompaña el proceso que viene, los medios de comunicación, al menos en su gran mayoría, percibirán el escenario y comenzarán a cambiar el discurso y los titulares.
A la mayoría de los medios de comunicación solamente les interesa la audiencia y si la audiencia exige hechar culpas al gobierno, lo harán sin dudar.
Hasta hoy, porque aún así la gente considera, el título y comentario periodístico general es: «grupos de manifestantes anti sistema cortan las avenidas perjudicando a los verdaderos trabajadores».
Si cambia esta actitud pro gobierno del pueblo, los titulares virarán a: «un pueblo que lucha contra las injusticias del gobierno es desalojado con violencia por las fuerzas del poder».
Entonces, los cortes de calles, rutas y accesos aumentarán, los gremios incrementarán la presión con paros y más paros, la oposición se pondrá definitivamente en la vereda de enfrente bloqueando cualquier iniciativa y estimulando el caos y finalmente, los capitales olerán una brutal crisis en ciernes y huiran despavoridos.
El fin estará golpeando las puertas de la casa de gobierno.
¿Qué puede cambiar el humor del pueblo hacia el gobierno?
El bolsillo, sin dudas.
Pero de una manera tremendamente mayor será el rechazo cuanto más se asocian las políticas de Macri a la derecha y menos si son pasibles de encasillarlas en el espectro de centro, y mucho menos a la izquierda (de hecho, lo que viene haciendo Macri es justamente cuidarse todo lo posible de no ser encasillado con la derecha y de ahí la decisión del gradualismo con absoluta razón creo yo).
Lamentablemente, prácticamente no queda espacio para mantenerse en el centro y el recurso del FMI lo confirma (nada identifica más a la derecha que el FMI, Kirchner también era consciente de esto y por eso tomó la actitud política de despreciar a esta institución).
Lo que viene será muy difícil porque mantener una opinión pública favorable con políticas de derecha será un verdadero milagro.
De hecho, el único motivo por el cual no es posible implementar políticas de derecha económica en nuestra historia es la descalificación popular. Si así no fuera, cualquier plan de ajuste sería fácil llevar a cabo y seguramente la Argentina sería hoy una Australia o Canadá y no un Paraguay o Perú.
Ojalá el pueblo deje las pasiones (único u verdadero motivo por el que los pueblos simpatizan con las ideologías de izquierda «colectivismo y cultura individualista» razonvsinstinto.blogspot) y se deje conducir por la razón acompañando el enorme esfuerzo que está haciendo Macri y su gente.
Ojalá aprovechemos la buena fortuna de la aparición de un outsider de la política con voluntad de torcer la nefasta historia de atraso e indignidad que lleva ya 80 años.
Coincido totalmente contigo. Ahora el problema es más político que económico. Lamentablemente no le podemos pedir aL Papa Francisco que rece por buenas políticas para Argentina, porque él interpreta nuestra historia como lo hacen los populistas e izquierdistas de todos los colores y partidos. Un abrazo
Yo voy a comprar ese libro me interesa muchoel tema de la economía argentina, cómo está el país yo quiero ser presidente de grande
Hola Guido, el libro te va a asyudar para estar preparado para hacerlo. Te deseo mucha suerte. Un abrazo.
Se podrá o no coincidir con ud, dr. CAVALLO, pero no me caben dudas de que intentó lo mejor. Tanto UD. como LOPEZ MURPHY son quienes mas saben economía en mi país.
Alguna vez leí que los alemanes aborrecen la inflación e invierten en INfraestructuras ( economía social de mercado) y debe ser así por el gran éxito del plan Marshall. y por ser el marco alemán la moneda fuerte de EUROPA hasta el año 2002.
Mire lo que le digo, en 1997 cuando asume,TONY BLAIR, (G.B.) hizo tabla rasa con todos los planes sociales heredados e impulsó una política social Pro-empleo denominada tercera vía,pero aquí ni se puede mencionarlo siquiera.
Economista no soy pero entiendo que sin AHORRO+INVERSION no hay TAKE OFF.
Todo ha quedado entrampado en una estéril discusión gradualismo/shock que la mayoría no entiende.
Otro punto que algún dia deberá de tratarse es el (según mi óptica) alto índice de desempleo y la informalidad pero para eso hace falta terminar con la Idea de que cuando alguien trabaja ( En Blanco) otro lo está explotando.
Saludos.
PD:Es 1 placer compartir su blog y luego de tantos años me agradaría conocerlo personalmente.
Muchas gracias Gustavo por tu mensaje. Un fuerte abrazo.
Dr. Cavallo:
Recuerdo haber quedado muy impresionado en aquellos aciagos días de 2001 con el artículo de Paul Krugman, que transcribo, publicado en el New York Times, titulado «LA CRISIS ARGENTINA. Argentina, crucificada en dólares», que cantaba «un no va mas».
A la luz de la historia económica: ¿Cuál cree que fue su peso?
08/11/2001 -Clarin.com Noticias
«Cuando Franklin Roosevelt sacó a EE.UU. del patrón oro en 1933, su director de presupuesto se escandalizó y declaró: «Este es el fin de la civilización occidental». Pero, la verdadera amenaza para la civilización era la Depresión y sus consecuencias políticas, y uno se estremece de sólo pensar qué podría haber pasado si Roosevelt no hubiera desafiado a la ortodoxia monetaria.
Desafortunadamente, esa religión económica que insiste en la rectitud monetaria hoy es responsable, más que cualquier otra cosa, de la inminente catástrofe de la Argentina.
La convertibilidad —introducida en 1991 para tranquilizar a los inversores— hizo que el país regresara al patrón oro, excepto que los dólares ocuparon el lugar de los lingotes. Para evitar la inflación, el sistema fijó el valor del peso a un dólar.
¿Qué fue lo que salió mal? Uno podría pensar que el problema fue el despilfarro gubernamental. Pero el déficit presupuestario de la Argentina estuvo entre el 1 y el 3% del PBI, nada mal para una economía deprimida, y su deuda estatal representa sólo la mitad del PBI, mejor que muchos países europeos. A juzgar por los números, el panorama fiscal de la Argentina es mejor que el de EE.UU. hace 10 años.
El problema verdadero
El verdadero problema de la Argentina no es fiscal, sino económico. El país atraviesa su cuarto año recesivo. Pero la rigidez de su sistema monetario imposibilita cualquiera de las acciones que los países normalmente toman para combatir la deflación, como recortar las tasas de interés o permitir la depreciación de la moneda. La Argentina, en cambio, sufrió un ataque tras otro de austeridad fiscal, con la promesa de que cada ronda de recortes de salarios y empleos restauraría la confianza y generaría una recuperación económica.
Pero la austeridad no trajo recuperación, sino que agravó la recesión, aumentó la tensión social y redujo más la confianza. La respuesta natural es eliminar el chaleco de fuerza: dejar que el peso flote y hacer lo necesario para salvar la economía. Es lo que hizo Gran Bretaña en 1931 y 1992, y Brasil en 1999, ambos con buenos resultados.
El hecho de que gran parte de la deuda privada de Argentina esté indexada en dólares significa que una devaluación del peso podría crear problemas financieros. Pero como señaló Ricardo Haussman, ex economista del BID y fuerte defensor de la moneda estable, hay una respuesta: basta con emitir un decreto que cancele la indexación.
En los últimos meses, en cambio, los economistas conservadores de EE.UU. vienen insistiendo en que la Argentina preserve la paridad peso-dólar y entre en default. Y eso es lo que pasa.
Ya antes escribí sobre un doble discurso aparente en materia de política económica en el tercer mundo, pero este caso es verdaderamente curioso. Los países avanzados suelen devaluar sus monedas, pero a la Argentina le dicen que no lo puede hacer. Por otra parte, los países avanzados nunca dejan de pagar su deuda, pero a la Argentina le dicen que eso debe hacer.
Y todo esto a pesar de que la Argentina no está excesivamente endeudada según los estándares habituales y que el default —que no le permitirá a la Argentina recortar las tasas de interés, que no hará que sus productos sean más competitivos y que no eliminará la necesidad de una austeridad fiscal draconiana— no hará nada para poner fin a la crisis económica.
Cuesta creer que la Argentina vaya a sacrificar no sólo su economía sino sus posibilidades de crédito en el altar de una teología monetaria desacreditada. Pero mientras ustedes leen esto, los funcionarios argentinos están crucificando a su país en una cruz de dólares.
Traducción de Claudia Martínez.
(c) The New York Times»
Que buen mensaje Pablo! me da la oportunidad de demostrar cuan equivocado estaba entonces nada menos que Paul Krugman. Volvió a estar equivocado cuando en 2010 y 2011, él y Nouriel Roubini le recomendaban a Grecia que aplicara la ¨solución Argentina». Le recomendaban que se salieran del Euro y «dracmisaran la economía». Suerte que ni los izquierdistas de Tzipras le hicieon caso a pesar de que hicieron campaña diciendo que se saldrían del Euro. Si Grecia hubiera hecho lo que le recomendaban Roubini y Krugman, hoy Grecia no sólo estaría estancada, como lo está por no hber introducido cambios estrucutrales internos, sino que tendría muy alta inflación. Es decir estaría mucho peor que lo que está. Yo le expliqué esto a los griegos y creo haber sido, entre otros, quien influyó para que no hicieran lo que hizo Argentina en 2002,y que en su lugar reestrucuraran su deuda con los bancos, como lo hicieron en 2012. Lo mejor es que hubieran reestructurado la deuda en mayo del 2010, cuando el grueso de la deuda era con los bancos. Era mejor que reestrucutraran y le impusieran quitas a los acreedores y no que se endeudaran con Europa y el FMI para seguir pagándoles 200 mil millones de dólares. Recién reestrucuraron cuando la deuda remanente con los bancos eran 120 mil millones.
Nuestro sistema de convertibilidad no era el del patrón oro. Nuestro sistema era bimonetario. El oro nunca fue moneda de cambio sino sólo moneda de reserva y para los pagos internacionales. El dólar es un medio de pago y una reserva de valor, como deben serlo todas las buenas monedas. Nosotros teníamos que ir a un sistema de tipo de cambio flotante apenas hubiéramos reestructurado nuestra deuda pública en dólares, cosa que estábamos haciendo cuando nos desetabilizaron, entre otras cosas, con ideas como las de Krugman. Tanto estaba él desinformado de lo que ocurría en Argentina, que ni menciona el déficit de las provincias que había sido financiado con préstamos de los bancos locales a tasas flotantes exorbitantes. esos deficit son los que habían provocado la crisis financiera, el mismo tipo de crisis que se desató en 2008 en Estados Unidos por las hipoteca subprime. Además se nota que no había entendido la propueta de Haussman. La pesificación que propuso Haussman en setiembre de 2001 era teóricamente correcta, pero de aplicación imposible. El proponia pesificar todos los contratos financieros y no financieros a razón de un peso por un dólar, pero in excluir a los que estaban firmados bajo ley extranjera ni a la deuda con los organismos multilaterales de crédito. Además proponía que a partir de ese momento todos los contratos fueran indexados por un indice de precios supervisado por el FMI. Ni el FMI, ni ningúna institución multilateral aceptaba esa idea, además de que era legalmente imposible para todo los contratos hechos en base a ley extranjera. Quiene querían licuar sus pasivos en dólares adeudados bajo ley argentina a costa de robarle los depósitos en dólare a los argentinos que los tenían depositados en los bancos locales, utilizaron la idea de Haussman completamente amputada para provocar una transferencia muy injusta pero además muy ineficiente de recursos. Porque además acentuaron los problemas recesivos y de desocupación y dejaron al país sin crédito y sin moneda sana.
Decir como lo hace Krugman que con sólo abandonar la convertivilidad iba a reaparecer el crédito como para financiar políticas keynesiana, es desconocer cómo funciona una economía que está en una crisis financiera, como la que se había desatado en 2001 a causa del endeudamiento de las provincias con el sistema bancario local y, por supuesto, también por el endeudamiento de la Nación, que aúnque a tasas mucho má bajas, generaba una factura de intereses que ya no tendríamos forma de afrontar. Es cierto que desde fines de 1998 habíamos entrado en una trampa deflacionaria por la exagerada fortaleza del dólar en el mundo y que a nosotros no nos resultaba fácil salir de esa trampa. Si podríamos haber salido en 1997, como lo he explicado muchas veces. Pero a partir de 1999, la única forma de salir de la trampa e ir a una convertilidad con tipo flotante era primero reestructurar la deuda en dólares. E absurdo pensar que se podría haber salido de la depresión y la deflación con políticas keynesianas cuando argenina había poerdido el crédito precisamente por malos manejos fiscales a partir de 1997. Un abrazo.
Dr: es posible conseguir este libro en formato e-book?
Saludos
La verdad es que no lo sé. Fijate en Temática. Voy a averiguarlo. Un abrazo.