Sería necio no aprovechar la oportunidad que está ofreciendo la Corte de Nueva York

Pocas horas después de que la Presidente dijera ante la Asamblea Legislativa que Argentina podría pagar a los «holdouts» no más que lo que había pagado a quienes se presentaron al canje de 2010,  la Corte de Apelaciones de Nueva York solicitó al Gobierno Argentino que precise los términos en los que está dispuesto a hacerlo. Sería necio que el Gobierno no aprovechara esta solicitud para presentar un plan de pago que reuniendo las características precisadas por la Presidente, al mismo tiempo pueda ser interpretada por aquella Corte como una propuesta razonable de pago de la deuda reconocida por el Juez Griesa como derecho de los reclamantes. Esteban Fernandez Medrano, socio de «Global Source Partners», me convenció de que es posible hacer una propuesta que cumpla ambas condiciones.

Tanto el canje de 2005 como el de 2010, ofrecieron dos alternativas: 1)  un Bono Par (es decir, por el 100% del capital adeudado) a tasas bajas de interés (1,33% hasta el 30 de marzo de 2009; 2,5% hasta el 30 de marzo de 2019; 3,75 % hasta el 30 de marzo de 2019 y 5,25% hasta el 30 de marzo de 2039). Este bono contaba además con el cupón PBI que podía llegar a agregar pagos adicionales de hasta un 48% del capital original. Esta opción estaba disponible sólo para los tenedores minoristas 2) otra alternativa era el conocido Bono de Descuento, que significaba una rebaja inicial del 65 % del capital adeudado, pero pagaba (o parcialmente capitalizaba) tasas del 8,28 % anual más el cupón PBI que podía llegar a significar 48% del capital original.

La idea de Esteban Fernandez Medrano consiste en que ahora el Gobierno proponga como plan de pago un Bono Par con los plazos y tasas de interés idénticos a los ofrecidos en 2005, pero con dos diferencias. Primero, se le quitaría la limitación de que solo puedan suscribirlo tenedores minoristas. Segundo, se le quitaría el cupón de PBI. La primera concesión se la compensaría con la eliminación del cupón PBI. De esta manera, Argentina estaría ofreciendo pagar el 100 % del capital adeudado en plazos y con tasas de interés que pueden catalogarse de razonables, teniendo en cuenta las tasas que hoy se pagan por los bonos de países que gozan de crédito.  En principio, ésto debería ayudar a que la Corte de Apelaciones de Nueva York considerare que la propuesta es equitativa.

El plan de pago de Argentina se va a referir solo al capital original, para que no pueda ser interpretado como una oferta más favorable a la de los canjes de 2005 y 2010.  Sin embargo, la Corte seguramente entenderá que el capital adeudado es el capital original más los intereses acumulados y no pagados («Past Due Interest»), tal como lo ha reconocido el Juez Griesa.  Si Argentina termina aceptando esa interpretación, no estará dando derecho a reclamo alguno a quienes se presentaron en los canjes anteriores, porque no habrá sido una oferta voluntaria sino una imposición de la decisión judicial.

Una vez que la Cámara haya aceptado el plan, el Gobierno Argentino debería ofrecer como una alternativa adicional la opcion de entregar bonos de descuento idénticos a los que se entregaron a los bonistas que entraron en el segundo canje, pagando en efectivo los importes que aquellos ya recibieron por los cupones que fueron venciendo. Es de esperar que los holdouts terminen eligiendo los bonos de descuento porque el Valor Presente Neto de estos bonos supera a los de los bonos par sin cupón de PBI, siempre que la tasa de descuento que utilice el acreedor sea mayor al  4,4% anual.. de ser asi,  quedará claro que el Gobierno no le concedió mejores términos a quienes no participaron de los canjes.

Cabría preguntarse por qué ofrecer el Bono Par y no sencillamente el Bono de Descuento como única alternativa. El argumento es legal más que económico: si se ofrece el Bono Par, la Corte de Apelaciones de Nueva York puede argumentar que no se le estará imponiendo quita alguna sobre el capital a los demandantes. Sin embargo Argentina terminará contabilizando la quita porque los bonos que seguramente se emitirán, serán bonos de descuento.

Si el Gobierno no presenta un plan de pagos como éste, estará desaprovechando una oportunidad de normalizar las relaciones financieras con el exterior y recuperar el Crédito Público. Algo que para la situación fiscal e inflacionaria por la que está atravesando Argentina es sumamente peligroso.

El impuesto sobre los depósitos de Chipre es una muy mala idea

Algunos medios hay dicho que la imposición de Europa y el FMI para concederle un préstamo de salvataje a Chipre es una medida de lo que se denominó «Corralito» en Argentina. Nada más alejado de la realidad. En todo caso tiene un cierto parecido con el «Corralón» de Duhalde al que se lo mal denominó Corralón, cuando se lo debería haber denominado «impuesto sobre los depósitos» o, simplemente,  «confiscación de depósitos». El efecto de la decisión Chipriota puede llegar a tener efectos tan desvastadores sobre la economía chipriota y sobre la economía de los países europeos en crisis, si llega a a haber contagio, como la que tuvo el mal denominado «corralón» en Argentina. Paso a explicarlo.

En lugar de reestructurar la deuda chipriota  y hacerle, en todo caso, pagar un costo a quienes financiaron el exceso de gasto público de ese país, Europa y el FMI le van a dar un préstamo a Chipre para que siga atendiendo normalmente su deuda, sin ninguna quita ni reducción de intereses. Y como contrapartida de ese préstamo le han obligado a imponer un impuesto del 6,75% sobre los depósitos bancarios de menos de 100.000 dólares y del 9,9 % sobre los que superen esa cifra. Existe un gran riesgo de que semejante medida pueda provocar una corrida bancaria, no sólo en Chipre, sino en Grecia y hasta en España. Quienes mantienen depósitos en bancos de los países que dependen del financiamiento Europeo y del FMI pueden llegar a sospechar que en algún momento se le impondrán gravámenes semejantes. Si ello ocurre no sería raro que se acelere la fuga de depósitos que se viene observando desde que se comenzó a hablar de posible salida de esos países del Euro.

El impuesto sobre los depósitos tiene el mismo efecto que tuvo la pesificación acompañada por una fuerte devaluación en nuestro País a partir de enero de 2002. Es cierto que en Argentina el impuesto virtual llegó a representar más del 50 % del valor de los depósitos en dólares mientras que el impuesto que va a aplicar Chipre es de algo menos del 10 %. Pero así y todo los efectos son muy peligrosos y puede llegar a obligar al abandono de Chipre de la Euro zona, con un proceso que elevará en la práctica ese impuesto del 10 a más del 50 %, como ocurrió en Argentina.

Ojalá en el resto de Europa la gente concluya que esta mala idea sólo se aplicará en Chipre, pero no se planea ni se aplicará sobre el resto de los países en crisis.

La noticia que nos hizo sentir más felices desde que tengo memoria.

Se palpa en la calle, se nota en todos los medios de comunicación social y especialmente, en el ciberespacio. La gran mayoría de los argentinos sintió y siente una gran felicidad desde que se anunció la elección del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica con el nombre de Papa Francisco. Sólo unos pocos fanáticos del odio y el resentimiento manifestaron su desagrado, pero el grueso de los dirigentes sensatos y los comunicadores sociales se encargaron prontamente de desmentirlos.

El Papa Francisco será un gran pastor del rebaño universal. No se inmiscuirá para nada en las mezquindades y miserias de la política Argentina pero tendrá sobre nuestro pueblo el mismo efecto benéfico que proyectará cobre toda la humanidad. Pueda que influya relativamente más, pero por el simple hecho de que, en promedio, los argentinos estamos más alejados que el resto de los pueblos del Mundo, de las virtudes que siempre predicó con el ejemplo el hoy Papa Francisco. Un diario colombiano tituló con chispa:» El Papa es Argentino…pero modesto», podría haber agregado «El Papa es Argentino… pero modesto y predica el amor y el encuentro, no el odio y el desencuentro». Lo primero que debemos hacer los argentinos, para darle sentido a la felicidad que nos embarga, es reflexionar sobre cuan alejados estamos de compartir las virtudes que vive y predica el nuevo Papa.

Además de una gran felicidad popular, el Papa Francisco ya ha permitido, con su sola presencia, que los Argentinos conozcamos, sin lugar a dudas, quienes son los compatriotas que nunca van a contribuir a la pacificación de los espíritus y al progreso material de nuestro pueblo: son los, afortunadamente pocos, que en lugar de mostrarse alegres han salido a pregonar su resentimiento y su vocación por el odio. El que sean muy pocos y que la mayoría de quienes hasta dos días atrás contrastaban mucho con las virtudes que siempre predicó el Cardenal Bergoglio, a pesar del susto inicial que reflejaban sus rostros, hayan también comenzado a manifestar alegría por la buena nueva, es alentador.

Ojalá que la felicidad que nos embarga sea el reflejo de que la mayoría de los argentinos por fin hayamos decidido imitar sus virtudes y dejar atrás los vicios y defectos que explican nuestros reiterados desencuentros y nuestro recurrente empobrecimiento espiritual y material.

La Presidente delira

Yo puedo dar testimonio de que la Presidenta delira, porque surge claramente del examen cuidadoso de sus afirmaciones en las dos oportunidades en las que pronunció mi nombre durante las tres horas de discurso improvisado ante la Asamblea Legislativa, el pasado 1 de marzo.

La primera vez que me mencionó fue a continuación de preguntarse porque a la Argentina le cobran tasas de interés en el mercado de nueva York tres veces superiores a las que le cobran a la Bolivia de Evo Morales. En la explicación que ella dio, trajo a colación el discurso que yo pronuncie por radio y televisión luego de asumir como Presidente del Banco Central en julio de 1982. Lamentablemente no tengo la versión completa a mano de ese discurso porque estoy en Córdoba. Pero la pondré a disposición de Ustedes apenas vuelva a mi oficina en Buenos Aires.

En la transcripción del discurso de la Presidente que reproduzco a continuación, he indicado en itálicas lo que corresponde a la lectura por parte de la Presidente de mi discurso de 1982.

“Entonces, creo que éste es el verdadero problema: que no nos volvimos a endeudar y que, fundamentalmente, hemos tenido éxito sin seguir sus políticas. Es más, hemos ido a contramano de todas y cada una de las cosas que nos decían que teníamos que hacer y nos fue bien. Eso es lo que no nos perdonan, y por eso nos quieren castigar.”

“Pero yo quiero decirles lo siguiente. Miren: tengo aquí algo para entender, porque hay que entender. Invierno del 82: esta deuda que hablábamos. En ese entonces, era presidente del Banco Central el doctor Domingo Cavallo. Voy a hablarles ahora –dijo Cavallo– a los empresarios, industriales, agricultores, comerciantes que están altamente endeudados con el sistema financiero. Quienes estén endeudados en pesos y han estado pagando tan altas tasas de interés, a partir de ahora, pagarán como máximo el 6 por ciento.”

“Les hablaba a los empresarios grandes, no le hablaba al pyme ni al quiosquero de la casa de tu esquina ni al que tiene el taller mecánico a la vuelta de tu casa. ¡Olvidate! No quiero decir los nombres de las empresas porque no quiero entrar en polémicas. Pero no son pymes, ni mini-pymes ni medianas. Son muy grandes, y todavía están…”

“Continuaba diciendo que pagarían como máximo el 6 por ciento por el mes de julio y, luego, el nivel que se fije mensualmente. El plan económico contiene los mecanismos necesarios para asegurar que esta tasa de interés se fije por debajo del ritmo de crecimiento de los ingresos de las empresas. Esta limitación de intereses se fija a todas las deudas. Voy a explicar las medidas que se han implementado para ayudar a las empresas privadas que seguían teniendo deuda financiera en moneda extranjera, especialmente en dólares, y no estaban cubiertas con el seguro de cambio. La mayor parte de las empresas están endeudadas en moneda extranjera porque invirtieron en equipos para modernizar plantas industriales.”

“¿Cuáles plantas industriales? Estamos hablando del 82. Estaba todo cerrado. No había nada. Y a gregaba que, por lo tanto, para salir de la difícil situación por la que están atravesando, necesitaban y merecen ser apoyadas. Obtendrán el beneficio del seguro de cambio, que implica que cuando el Banco Central les entregue las divisas para atender esas obligaciones, lo hará a un precio equivalente a 15.700 pesos –miren lo que fue, todo lo que vino después en la Argentina– por dólar: es decir, el precio anterior a la devaluación recientemente dispuesta. La diferencia corre por cuenta del Banco Central.” “Claro: “Corre por cuenta del Banco Central”. ¡Corre por cuenta de todos los argentinos! El Banco Central no es de Mercedes Marcó del Pont ni de Cristina Fernández de Kirchner. Ahí están las reservas de todos los argentinos. Continuaba diciendo el doctor Cavallo que, por carácter transitivo, la licuación de la deuda externa privada se materializa de esta manera.”

¿Qué quiso argumentar? Aparentemente quiso volver a atribuirme la estatización en setiembre de 1982 de la deuda privada, de las grandes empresas a la que se refirió sin nombrar. Como yo ya no era Presidente del Banco Central cuando se adoptó esa decisión, pensó que podría utilizar mi discurso para reflotar esa falsa imputación. Claro que cuando comenzó a leerlo, advirtió que le estaba saliendo el tiro por la culata, porque leyó precisamente el párrafo donde yo me dirigía a los empresarios, industriales, agricultores, comerciantes que estaban altamente endeudados en pesos y habían estado pagando altas tasas reales de interés. Es decir a los endeudados por la circular 1050. Justamente en los párrafos anteriores de mi discurso aparece lo que yo les dije a las familias que habían adquirido viviendas endeudándose por la Circular 1050, que ella deliberadamente no quiso recordar. Como advirtió que le estaba saliendo el tiro por la culata, se apresuró a decir que yo no le estaba hablando ni a las pymes, ni a las mini-pymes ni a las medianas, sino a las grandes empresas! La interpretación que ella hizo es absurda, porque las grandes empresas no se habían endeudado en pesos sino en dólares, precisamente  para evitar pagar las altas tasas reales de interés que resultaban de la circular 1050. Las perjudicadas habían sido las pequeñas y medianas empresas que no habían tenido acceso al endeudamiento en dólares.

Mientras seguía leyendo se dio cuenta de que demostraba delirio, porque enseguida yo me refería a las empresas endeudadas en dólares. Cuando comenzó a referirse a los seguros de cambio interrumpió la lectura y omitió el párrafo en el que yo dije que el tipo de cambio de 15.700 pesos se iba a justar por el índice de Precios Mayoristas, precisamente para que las deudas en dólares no se licuaran. Y lo fundamenté en el hecho de que quienes se habían endeudado en dólares no habían pagado las altas tasas reales de interés de los endeudados por la circular 1050. Nada de esto quiso leer, o porque no encajaba en su delirio o porque en realidad no delira sino que simple y llanamente engaña a sabiendas de que lo está haciendo.

Yo creo que omitió toda referencia a la circular 1050, porque no quiere que nadie recuerde que ella y su esposo, cuando ejercían la profesión en Santa Cruz, se dedicaban a ejecutar  a las familias endeudas por esa circular. Y  de paso adquirieron varios inmuebles en los remates que ellos promovían.

Pero no terminan aquí las pruebas que puedo aportar sobre su delirio. Volvió a mencionar mi nombre cuando quiso atacar a la Corte de Nazareno por haber dictado una acordada disponiendo que no se aplicara la ley 24631 de 1966 que eliminó la exención para los jueces del impuesto a las Ganancias. A continuación transcribo lo que dijo:

“En realidad, la ley para que los jueces paguen ganancias ya fue sancionada: es la 24.631. Este es el expediente. Estoy yo acá. Miren qué redondo que es el mundo, y en la Argentina, es más redondo que en ninguna parte. Es un proyecto que viene a modificar una ley de Cavallo donde se eximía a los miembros del Poder Judicial en un inciso p), a los miembros del Poder Legislativo en el inciso q), y en el r), a los jubilados de ambos poderes, del pago a las ganancias. Se presenta un proyecto de ley derogando esas exenciones. Esta es una reforma tributaria amplia. Eso era una parte pequeña, no era el proyecto. Era una reforma que, por supuesto, por ser reforma tributaria, tuvo origen aquí, en la Cámara de Diputados. Y entre los firmantes, estaban el entonces presidente Matzkin, de nuestro partido; López Arias; estaba Juan Carlos Maqueda, actual miembro de la Corte y entonces diputado; y otros más. Yo era senadora.”

“Eso llega al Senado. En el Senado lo reformamos. Vuelve aquí, lo vuelven a aprobar y queda convertido en esta ley, la 24.631. Esta ley (Manifestaciones en las galerías.) ¡No, no, por favor! Esta ley mereció una acordada por parte de la Corte que presidía el doctor Nazareno. Por aquí tengo la acordada, pero ahora no la encuentro, con tantos papeles. (Manifestaciones en las galerías.) ¡No, no, no! No silben a nadie, por favor. La acordada 20, la acordada 20 del año 1996. En 1996, esa acordada. Y luego, hubo casos –entre ellos, el caso Gaibisso, también firmado por Nazareno–, donde vuelve a reiterar el no pago, con lo cual no hay forma, si no se reforma la acordada por parte de la Corte. ¡Ojo! Quiero que quede claro que esta es una decisión de un poder que no es ni el Ejecutivo ni el Legislativo. El Poder Legislativo ya tomó una decisión en 1996, la votamos muchos de los que estamos acá, y tuvo una acordada de la Corte, del doctor Nazareno.”

A pesar de que su argumento fue muy confuso, debe haber decidido mencionarme para sugerir que la exención del Impuesto a las Ganancias para los jueces es una medida “neoliberal”. Nuevamente puso de manifiesto su delirio al referirse a “una ley de Cavallo” como la que venía otorgando la exención a los jueces. La “ley de Cavallo” a la que se refirió no es otra que la Ley del Impuesto a las Ganancias que mal podía ser de mi autoría, cuando yo no era legislador y cuando, como todo el mundo sabe, yo siempre abogué por la eliminación de todas las exenciones del impuesto a las Ganancias que no fueran las que correspondían por el Mínimo no Imponible. Ella tenía en sus manos el expediente con el texto de la ley 24631 y del decreto de promulgación 296/96. Allí debió ver mi firma como Ministro de Economía. Pero quienes deliran sólo miran lo que quieren ver. Por eso deliran.