Mi ambición a esta altura de mi vida

El 21 de julio, un día después del Día de los Amigos, cumplí 67 años. Si mirara mi vida en retrospectiva, podría decir que he logrado muchas cosas de las que me propuse. Pero mi caracter no me hace propenso a la retrospección. Más bien me lleva siempre a seguir adelante, apasionándome en dar batalla por las cosas en que creo y con las que sé que puedo contribuir. En las últimas semanas varias veces me han preguntado “por qué vuelvo a la política”. Algunos suponen maliciosamente que lo hago por dinero. Otros, sospechan que de mi paso de más de 10 años por el gobierno salí enriquecido económicamente y que me anima un ansia de poder o la intención de refugiarme en la protección de los fueros. La verdad es que desde la humildad de mi hogar en mi San Francisco natal nunca pasé privaciones y he vivido toda mi vida sin necesidad de lujos ni placeres; pasé y me fui del gobierno de la misma manera, sin cobrar un peso que no fuera el que correspondiera legalmente a mis funciones. Y aunque las molestias que causé a muchos grupos de poder me ocasionaron una andanada de juicios, la Justicia nunca me ha condenado porque todas fueron acusaciones infundadas y falsas.

Tampoco es cierto que ambicione una posición de poder. Me preparé toda mi vida para organizar y conducir la economía de mi país y no solo pude cumplir con mi sueño, sino que también demostré que se puede derrotar la inflación que ha carcomido como un cáncer gran parte de la historia moderna de nuestro país. Fue Legislador Nacional, candidato a Presidente de la Nación y nuevamente Ministro de Economía cuando el pedido del Dr. De la Rúa y de muchos sectores de la sociedad me hicieron sentir en la obligación cívica de colaborar. Como todo el mundo, he cometido errores. Es fácil verlo con el “diario del lunes”, pero ya lo dije: no soy propenso a detenerme en el pasado sino a utilizar los aprendizajes y experiencias para avanzar.

Hoy, en el cenit de mi vida, todavía me siento enérgico y lúcido y con la experiencia necesaria para proponer soluciones a una crisis en ciernes. Siento que el Congreso es el lugar para esa tarea. No voy a ser Ministro ni ocupar más cargos ejecutivos; más bien podrían serlo mis hijos, jóvenes brillantes y académicamente mejor preparados que yo para tales empresas. Lamentablemente mis tres hijos viven en el exterior desarrollando oportunidades que nuestro país le niega a ellos como a tantos jóvenes con grandes talentos, pero que a ellos les niega aún más por portación de apellido.

Sonita, la mayor, desarrolla investigaciones en economía de la salud y está educando a tres hijos con gran dedicación, Eduardo, el mayor de los varones trabaja como investigador en el Banco Interamericano de Desarrollo y Alberto, el menor, es profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Como ellos, yo mismo he vivido gran parte de los últimos 10 años dando clases en universidades del exterior, NYU, Harvard y Yale, aunque hubiera preferido hacerlo en la Universidad de Córdoba, que es mi alma mater.

Si la gente decide apoyarme con su voto, me comprometo a trabajar incansablemente para devolver la estabilidad económica a la Argentina y generar condiciones de futuro que alienten a nuestros mejores jóvenes a desarrollarse en el país.

La transparencia y la competencia son los mejores antídotos contra la corrupción

Cuando uno tiene pruebas o sospechas fundadas de corrupción, debe denunciarlas ante la justicia. Pero lamentablemente no hay que hacerse muchas ilusiones de que así se conseguirá frenar la corrupción. Quienes se organizan para corromper o enriquecerse a través de la corrupción compran de antemano impunidad y tienen muchos recursos y poder para defenderse. Siempre tratan de que los sobresean rápido, mientras tienen poder. Las únicas causas que permanecen abiertas mucho tiempo son las que no tienen pruebas como para condenar, pero que al poder de turno les convine mantener abiertas para utilizarlas contra sus adversarios.

La forma eficaz de prevenir y luchar contra la corrupción es a través de la transparencia y de la competencia. Si el gobierno no adopta decisiones discrecionales y arbitrarias sino que resuelve conforme a reglas que imponen competencia y transparencia, desaparecen las oportunidades de corrupción. Y los casos de corrupción que aún así se producen, son fácilmente detectables y punibles. Este es el tema de otro de los spots que preparé para mi campaña electoral en Córdoba.

Cuando existió estabilidad, los jóvenes tuvieron acceso a la vivienda. Hoy no lo tienen.

Para trasmitir a los jóvenes lo que significa la inflación en este post utilizo el ejemplo del acceso a la vivienda a través de un crédito hipotecario. Los jóvenes de la década de los 90 tuvieron acceso a este tipo de financiamiento con sólo tener un ingreso familiar normal. Hoy el crédito hipotecario no existe y no va a existir mientras haya alta inflación.

En Córdoba, la industria manufacturera está tan discriminada como el campo

El argumento que utilizan los que se dicen protectores de la industria manufacturera es quese debe gravar al agro porque tiene niveles de productividad más elevados gracias a los recursos naturales. Pero paradógimante, la industria manufacturera de exportación sufre la misma discriminación que las actividades rurales y la actividad industrial, comercial y de la construcción orientada al mercado interno, está severamente gravada por la Provincia de Córdoba.

Las tasas del impuesto a los ingresos brutos que aplica Córdoba, duplican a las del promedio nacional. Este es el tema de otro de mis spots para la campaña electoral. Esta política impositiva provincial le quita fuerza a los legisladores oficialistas de Córdoba para reclamar la reducción de la carga impositiva abusiva que aplica la Nación.