Los medios destacan siempre que en las encuestas de imagen Menem obtiene resultados negativos. Muchos observadores externos de la situación argentina se sorprenden cuando leen que ante la pregunta sobre quién tiene más posibilidades de lograr la presidencia, la respuesta más frecuente de los argentinos es…Menem!
Cada vez que doy una conferencia sobre la Argentina en el exterior, me piden que explique este fenómeno. Mi respuesta es la misma que daban los estrategas electorales de Clinton en 1992, pero abreviada: es la economía! (en ingles, la expresión fue: “ It’s the economy, stupid”, pero no trataba de insultar al que hacía la pregunta sino de enrostrarle que la respuesta era obvia. Yo, por las dudas, y teniendo en cuenta que para los extranjeros, la respuesta no es tan obvia, omito la última palabra).
Menem siempre lo tuvo claro, aunque no lo admitía. Cuando yo era su ministro, él no se cansaba de pregonar que la política estaba por arriba de la economía. Lo decía no porque lo creyera, sino porque no quería compartir conmigo la paternidad del plan económico. Pero porque tuvo claro la importancia de la economía, ganó todas las elecciones en las que fue candidato. Y no sólo eso, sino que le hizo ganar elecciones a la mayor parte de los gobernadores, incluido Duhalde. El actual Presidente no hubiera sido elegido gobernador de Buenos Aires en 1991 y reelegido en 1995, de no haber tenido tanto éxito el Plan de Convertibilidad.
Duhalde nunca lo entendió. Por eso fracasó en su campaña presidencial de 1999. Él, como muchos, advirtió que Menem estaba perdiendo popularidad y comenzaba a tener imagen preponderantemente negativa. Pero no advirtió que lo que la gente le reprochaba no era la economía sino la política!
El que sí lo advirtió fue de la Rúa. Por eso, pese a ser el candidato de la Alianza que nucleaba a los dirigentes que se habían opuesto al Plan de Convertibilidad, hizo su campaña con el slogan “ Conmigo, uno a uno” y dijo que cuidaría el crédito externo y nunca suspendería el servicio de la deuda pública, todo lo contrario a lo que pregonaba Duhalde. Como por otro lado, prometía un estilo político diferente al de Menem, y se comprometió a prestarle atención a la educación y a los programas sociales, temas que Menem había descuidado, de la Rúa ganó abrumadoramente la elección.
Salvo de la Rúa, los alfonsinistas y la mayoría de los dirigentes de la Alianza, compartieron el error de Duhalde. Por eso hicieron fracasar a su gobierno y se autodestruyeron como alternativa política. Creyeron que pregonando la cesación de pagos y minando a la convertibilidad mientras yo era el Ministro de Economía, terminarían con el “Modelo Económico Menemista”. Paradójicamente desaparecieron ellos del mapa político y crearon un espacio increíble para el regreso de Menem a la competencia presidencial.
Duhalde está logrando el mismo efecto. Se asoció con el alfonsinismo para llevar a cabo lo que ellos esperaban sería el entierro del “Modelo Económico Menemista”, y aprovechó la impopularidad de las medidas que yo tuve que proponer para evitar el default y la devaluación para atacar a toda la economía de los 90’s, en particular al Plan de Convertibilidad. Como el resultado de esa estrategia fue un aumento estrepitoso de la pobreza y sólo consiguió revitalizar a Menem como alternativa política.
Hoy, en la Argentina, la angustia económica es tan grande y el contraste entre el nivel de vida actual de la gente con el que llegó a tener durante los 90’s es tan desfavorable, que la gente ya no presta atención al estilo político de Menem ni a su descuido por los temas sociales. Por eso, cuando piensa en votar, lo considera como una alternativa válida. Máxime cuando ve que el otro candidato que pregona ideas económicas parecidas, Ricardo López Murphy, no consigue apoyo significativo ni del empresariado ni del radicalismo.
Entre paréntesis, los que siguen oponiéndose a Menem por su estilo político y por su descuido de los programas sociales, pero valoran su planteo económico, deberían advertir que la mejor alternativa a Menem es López Murphy y no un candidato populista o de izquierda. Si llegara a ganar uno de ellos, hacia el futuro, Menem y sus seguidores, sólo seguirían revitalizando su posición por deterioro de la situación económica.
Ha sido tan equivocado el planteo económico del antimenemismo, duhaldista y alfonsinista, que están logrando que reviva el Menem político, de manos de la economía! Si algún estratega duhaldista o alfonsinista hiciera la misma pregunta que los observadores externos, habría que contestarle como lo hicieron los estrategas de Clinton, pero esta vez con la traducción literal, sin miedo a exagerar el énfasis: “Es la economía, estúpido”.