Preparémonos para el viento de frente…

Ojala no llegue, pero hay una fuerte tormenta en el horizonte. Lo que fue un fuerte viento de cola puede llegar a transformarse en un fuerte viento de frente e incluso un huracán.

Hasta la semana pasada yo tenía la impresión que los Bancos Centrales y los Tesoros de los Estados Unidos, de Europa y de Japón iban a hacer los máximos esfuerzos por evitar que la crisis financiera se profundizara. No para proteger a los accionistas de las entidades financieras, pero sí para evitar que se produzca un proceso desordenado de liquidación de activos en respuesta a las urgencias por saldar pasivos con acreedores espantados. Tenía dudas sobre la fortaleza de las herramientas monetarias y fiscales que manejan esos gobiernos, pero no contaba con que decidieran no utilizarlas conforme a una regla clara de intervención frente a las crisis.

Lamentablemente el hecho de que en el caso de Lehman Brothers no aplicaron la regla que habían comenzado a insinuar cuando promovieron la compra de Bear Stern por parte de JPMorgan, ha creado ahora más incertidumbre sobre la suerte de los otros bancos de inversión y compañías de seguros e incluso de los bancos comerciales que han comprado bancos de inversión. En Argentina tenemos mucha experiencia sobre los problemas que crean las corridas bancarias cuando los acreedores, sean tenedores de bonos o depositantes comienzan a sospechar que los bancos y sus deudores no tienen capacidad de pago de todas sus deudas vencidas o por vencer en el corto plazo.

En la medida que los acreedores de los bancos de inversión y de las compañías de seguros que han recibido fondos de terceros para administrar, han vendido seguros de default o se han endeudado para comprar activos sobrevaluados en la época de bonanza, exijan la devolución de sus acreencias o el cobro de sus seguros ante la realización de los siniestros, los bancos de inversión y las compañías de seguros tendrán que vender sus activos, lo que provocará una nueva baja de su precio y mayores pérdidas. Y así sucesivamente. Es imposible predecir la caída final en el precio de los activos y cuando comenzarán las compras de oportunidad, único mecanismo que puede ponerle un piso a este proceso.

Es decir, que ya está en marcha una deflación de los activos, que comenzó con el precio de las viviendas en Estados Unidos y algunos países europeos, pero que se está extendiendo a los activos financieros y a muchos activos reales.

Sobre el efecto de un proceso semejante iniciado en los mercados de capitales luego de años de bonanza y exceso de optimismo tenemos un caso relativamente reciente y muy elocuente: Japón entre 1990 y 2001. Japón había crecido durante casi 40 años y a finales de la década del 80 era tanto el optimismo y el triunfalismo que se sobrevaluaron todos los activos. Sobre todo las propiedades inmobiliarias. Cuando se pinchó la burbuja comenzó una crisis financiera que mantuvo prácticamente congelada la actividad bancaria durante 10 años, sin que las empresas y familias se atrevieran a demandar crédito y sin que los bancos se animaran a ofrecerlos. La economía tuvo algunos años de recesión y toda una década de estancamiento.

Esto mismo puede pasar ahora con la economía global, al menos con la de los países más avanzados, Estados Unidos, Europa y Japón. La única luz de esperanza es que las economías de los países emergentes, básicamente China e India, logren seguir creciendo, no ya a través del impulso de la demanda por sus exportaciones sino a través del aumento de la demanda interna. Esto ocurrirá sólo si la estructura productiva de esas economías es suficientemente flexible como para reorientar su producción hacia el tipo de bienes y servicios demandados internamente. No es seguro que ocurra, pero es una posibilidad que permite alentar esperanza. Yo diría que tal como van las cosas en los países más avanzados, es la única posibilidad.

Por eso no cabe esperar que los precios de las commodities sigan creciendo. Muy por el contrario la tendencia será a la baja, tal como lo vienen insinuando los mercados desde hace un mes, y no bajarán a los niveles de la década del 90 sólo si China a India siguen creciendo. Además el crédito será muy escaso para la mayoría de los países, empresas y familias y nulo para países como el nuestro que aún no ha normalizado su relación financiera con el exterior.

Por consiguiente es imprescindible que el gobierno se prepare para ir reduciendo y finalmente eliminando los impuestos distorsivos, especialmente las retenciones a las exportaciones, que elimine también la inflación reprimida y luego de sincerar los índices oficiales ponga en marcha una política de estabilización como la que sugerí en mis cinco notas sobre la lucha contra la inflación. Por supuesto, como señalé entonces será imprescindible hacer el máximo esfuerzo por recuperar el crédito, aún en el contexto de crisis financiera global que estamos viviendo. De otra manera la estanflación que ya estamos sufriendo se tornará más grave y pondrá en peligro la paz social.

Hora Clave y un mensaje a los visitantes de mi sitio

Muchos de los visitantes de mi sitio me preguntaron si podíamos subir el video con mi participación en el programa «Hora Clave», que conduce Mariano Grondona. Maxi me envió un link a Youtube en donde se encuentra esa entrevista. Gracias a él la puedo incluir al final de este mensaje.

También quiero comunicarles que estaré el próximo jueves a las 23 en el programa «Las Cosas Claras» que conduce Clara Mariño en el canal de cable América 24.

Finalmente, como estoy recibiendo muchos mensajes y quiero contestarlos a todos, recién voy a poner un nuevo post hacia el próximo fin de semana. Mientras tanto voy a trabajar sobre mi sitio para organizar un sistema más eficiente de administración de los mensajes y sus respuestas. También trataré que sea más fácil navegar para leer el intercambio de mensajes y para hacer búsquedas. De paso veré que puedo hacer para evitar la acción de hackers que aparentemente están atacando a este sitio.


Entrevista en Hora Clave – Domingo 7 de septiembre de 2008.

Primera parte:

Segunda Parte:

Tercera parte:

Cristina debe invitar a Néstor, a Duhalde y a Lavagna para que se sumen a su gobierno

Los problemas que hoy enfrenta el gobierno de Cristina no fueron creados por ella. Son la responsabilidad conjunta de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner y por supuesto, del ministro al que la mayoría de la gente atribuye los éxitos de este período: Roberto Lavagna.

Cristina, en lugar de tener a Néstor susurrándole al oído, a Duhalde armando un futuro gobierno encabezado por Cobos y a Lavagna tratando de lavarse las manos y criticar una orientación de la economía que él puso en marcha y sobre la que instruyó a Kirchner, debería ponerlos contra las cuerdas e integrarlos a su gobierno.

Mi propuesta es la siguiente: que nombre a Néstor Kirchner Jefe de Gabinete, a Eduardo Duhalde Ministro del Interior y a Lavagna Ministro de Economía. Y los haga corresponsables del manejo de la economía y de la relación con las provincias. Ella tiene que asumir el rol de Jefa de Estado, como el Presidente de Francia y ocuparse de las relaciones exteriores, de la fuerzas armadas y de las políticas sociales y dejar que Néstor Kirchner actúe como Jefe de Gobierno en todos los demás aspectos.

El nombramiento de Néstor Kirchner será un acto de sinceramiento político Para usar dos imágenes rusas, Néstor Kirchner dejará de ser el Rasputín de la Zarina para pasar a ser el Putin de Medvedev.

Duhalde, ya que tiene tanta vocación de seguir en contacto con la dirigencia peronista y seducir a los radicales, debería aceptar el Ministerio del Interior. Tiene mucha experiencia, sobre todo en como manejar la relación entre la Nación y la Provincia de Buenos Aires, que es la que aparece enfrentando una situación más crítica. Si se niega, estará confesando que tiene vocación desestabilizadora.

Lavagna es la persona indicada para manejar el modelo económico que él ha creado y sobre cuyas bondades ha convencido a Néstor Kirchner. Además tiene muchos economistas profesionales, particularmente los autores del denominado Plan Fénix, que se desvivirán por ayudarlo.

A pesar de que Néstor, Eduardo y Roberto han tenido sus enfrentamientos, en un momento como éste, con tantos peligros en el horizonte, deberían dejar de lado viejas rencillas y trabajar juntos para el éxito del gobierno. Al fin y al cabo Duhalde es el responsable político de que Néstor Kirchner haya llegado a la Presidencia en 2003. Roberto Lavagna fue la tabla de salvación del gobierno de Duhalde y quien re-educó a Kirchner en la economía del Plan Fénix, desintoxicándolo de la ideología neo-liberal, que, según ellos y el propio Kirchner, yo le había metido en la cabeza.

En materia de economía y de relaciones con los gobernadores, Cristina los debería dejar hacer y deshacer a ellos. Entre la gente que la apoya o debería apoyarla no podrá conseguir mejores políticos en quien confiar esas responsabilidades.

No tiene ningún sentido que algunos se ilusionen con un Gobierno de Julio Cobos luego de una renuncia de Cristina. Sería un desastre para el país y para el propio Vicepresidente. Lo tironearán de todos lados de una manera infernal y le bloquearían su gobierno con paros, manifestaciones y atentados de todo tipo.

La gran misión política que tiene Julio Cobos, muy importante y merecida, luego de su valiente y sensata actitud frente al conflicto del campo, es la de reunificar al Partido Radical, lograr un acuerdo con los Socialistas y la Coalición Cívica y competir en una interna abierta con Binner y con Carrió por la candidatura a Presidente para el 2011 de una coalición Socialdemócrata que sea la alternativa al Peronismo. Para entonces, en mi opinión, el Peronismo volverá a representar a la vertiente Popular (en contraposición a la Socialdemócrata, como en Europa), con un candidato como Reuteman, Scioli, De la Sota, Romero, Rodríguez Saa, Puerta o el mismo Macri, que espero también compitan entre sí en una interna abierta.

Si Cristina adopta esta estrategia, podrá cumplir su mandato con dignidad. La historia la recordará como una presidenta a la que le tocó un período muy difícil y que supo estar a la altura de sus responsabilidades. Con respecto a Néstor Kirchner, Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna, cualquiera sea la evaluación que la gente haga de sus gestiones, tendrán como mínimo el reconocimiento ciudadano de haberse animado a asumir una responsabilidad con generosidad política y sin cálculos especulativos sobre sus respectivos posicionamientos futuros.

Si tienen éxito perceptible para la gente y ojala lo tengan para bien de los Argentinos, alguno de los tres podrá ser el próximo Presidente. Y si no, al menos sus conciudadanos no podrán acusarlos de haberle escapado al bulto.

Espero que Cristina tome en serio mi propuesta. La hago con afecto y respeto y con la mejor intención de ayudar a sobrellevar con dignidad la pesada cruz que ha sido puesta en sus espaldas.

Los devaluomaníacos quieren esconder la mano.

Es asombroso lo que ha pasado después que yo publicara en mi modesto sitio un artículo titulado “Quien asesora a Cristina en materia financiera?”

Marcelo Bonelli, en su programa “A dos voces” en TN dijo que yo hice un pronóstico “tenebroso” y Eduardo Van der Kooy y Julio Blanck, nada menos que dos de los principales columnistas políticos del Diario Clarín, me asignaron el premio Pinocho por mi “pronóstico mentiroso de que el dólar va a subir a 4,47 pesos”. Solo faltaría que salga Ignacio de Mendiguren en nombre de la Unión Industrial a acusarme que yo quiero que el dólar se escape!

Puede ser que no hayan leído mi artículo que de ninguna manera pronostica un dólar de 4,47 pesos. Todo lo contrario, advierte sobre el peligro de corrida contra las reservas del Banco Central, precisamente para que la eviten, lo que es perfectamente factible si dejan de cometer errores.

O quizás lo leyeron, y para evitar que Cristina le preste atención, decidieron no reproducirlo sino presentarlo como un supuesto operativo desestabilizador de Cavallo. Yo creo que esa es la verdadera razón por la que se ocuparon de mi artículo en sus programas de televisión y en el diario para el que escriben.

Pero, porqué quieren que yo aparezca como desestabilizador? A nadie que conozca mi absoluta pasividad política de los últimos tiempos se le puede ocurrir que yo pueda estar tratando de desestabilizar. Tratando de desestabilizar a quien? Con qué dirigentes políticos o empresarios o sindicales me reúno? Cuantos medios de comunicación frecuento y que capacidad de influir en el pensamiento y la acción de actores relevantes tengo?

La razón por la que han salido a tergiversar mi opinión no puede ser una sorpresa para quienes conozcan la trayectoria de estos periodistas, especialmente su actuación durante los episodios de diciembre de 2001 y enero de 2002. Todo el mundo mínimamente informado sabe que bregaron con gran entusiasmo no sólo por la pesificación asimétrica y la devaluación de Duhalde, sino que han sido los voceros más destacados de la demanda permanente del dólar caro y del peso depreciado.

Mientras yo escribía artículos diciendo que “Es positivo que el Peso y el Real se fortalezcan” como lo hice ya en marzo de 2003, ellos seguían pidiendo un dólar bien alto y alertaban contra la apreciación del Peso. Allá por julio de 2005, cuando yo escribí mi artículo titulado “La culpa la tiene la devaluación” me criticaron porque dije que sin retenciones a las exportaciones el precio del dólar podría haber bajado a 2,20 o 2,40, como lo había hecho el Real por la misma época.

Y siempre que yo puse a Brasil como ejemplo para señalar que la apreciación de la moneda ayuda a estabilizar la economía me trataron de retrucar diciendo que yo quería quitarle competitividad a la industria. Por supuesto que nunca se ocuparon de destacar que durante la convertibilidad tuvimos superávit comercial permanente con Brasil y desde 2002, con un peso muy desvalorizado, tenemos déficit comercial con nuestro vecino.

Por eso, y para facilitar la comunicación, yo me he referido a ellos como lo hago en el título de este post. Sin lugar a dudas se merecen el apodo de “devaluomaníacos”.

Ahora que yo he escrito cinco notas para señalar cómo se puede luchar contra la inflación, de las que se deduce claramente que sostengo que el peso no tiene que devaluarse más, los devaluomaníacos me quieren hacer aparecer como pronosticando o, peor aún, promoviendo que el dólar suba a 4,47!

Pueden ser tan burros que no hayan entendido mi artículo? Es tan difícil comprender que yo calculé el precio del dólar que podría ser defendido por el Banco Central en caso de una corrida extrema contra sus reservas? El número 4,47 surge de dividir los 179 mil millones de pesos de pasivos monetarios del Banco Central por los 40 mil millones de dólares de reservas que quedarán luego de pagarle al Club de París.

Precisamente el objetivo de mi artículo es abrir los ojos de Cristina Kirchner para que advierta que el mal asesoramiento que la llevó a hacer el anuncio de ese pago, tal como lo hizo, aumenta la probabilidad de un escenario que estoy seguro que ella y su gobierno quieren evitar.

No creo que el gobierno esté dispuesta a aplicar una política monetaria muy restrictiva, con altísimas tasas de interés, que seguramente pararía una corrida aún con reservas escasas, pero al costo de una recesión muy severa. Por eso es muy importante que tenga una estrategia inteligente para recuperar el crédito público sin tener que acudir al uso de las reservas del Banco Central, que no son del Gobierno, para afrontar los vencimientos de capital adeudado de aquí al final de su mandato.

Nadie, a esta altura, puede dejar de advertir que la inflación se debe a la devaluación del Peso. O es casualidad que el índice de precios mayoristas haya aumentado tanto como el precio del dólar (alrededor de 200%) y que el aumento del costo de la vida, si fuera bien medido, seguramente estaría muy cerca de es mismo porcentaje? Que precios o que salarios creen los devaluomaníacos que se podrían mantener permanentemente atrasados frente a una nueva devaluación de nuestra moneda?

Por eso no hace falta ser muy versado en economía para saber que una nueva devaluación sólo agravará el problema inflacionario que ya se está transformando en insoportable.

Pero entonces, que quieren los devaluomaníacos cuando pretenden hacerme responsable del pronóstico de una nueva devaluación? No me cabe ninguna duda que, como ellos sí están promoviendo el aumento del precio del dólar, quieren volverme a transformar en el chivo expiatorio, como lo hicieron con la devaluación del 2002.

Por entonces, a la pesificación asimétrica combinada con devaluación y congelamiento de depósitos le llamaron “corralón” para que la gente la asociara con el corralito y prendiera el argumento de que yo era el responsable del caos que ellos contribuyeron a crear deliberada y alevosamente. En aquella oportunidad se salieron con la suya. Ellos tiraron la piedra, escondieron la mano y me transformaron en el chivo expiatorio. A esa exitosa operación mediática de los devaluomaníacos nunca la voy a poder revertir.

Pero ésta vez no se saldrán con la suya. Los que tiren las piedras no podrán esconder la mano. Voy a concentrar mis esfuerzos comunicacionales, ahora que ellos mismos le han hecho propaganda a mi sitio, para desenmascarar a los verdaderos desestabilizadores.

La devaluación lleva inevitablemente a una mayor inflación, tarde o temprano, y yo quiero que el Gobierno tenga éxito en su lucha con la inflación. Es lo que necesitamos todos los argentinos, aunque no convenga a los intereses a los que responden los devaluomaníacos.