Tiene Argentina oportunidades para un futuro mejor?

Esta es la pregunta que me plantearon los organizadores del XXI Congreso Nacional de Exportadores organizado por ANALDEX en Bogotá, Colombia, el 3 y 4 de setiembre de 2009. Paso a transcribir una síntesis de mi respuesta:

Las perspectivas de mercado para los productos de exportación en los que Argentina tiene ventajas comparativas son muy buenas. Lo mismo ocurre para la mayor parte de las economías de América del Sur, ricas en recursos naturales y que, a partir de esta ventaja, han desarrollado actividades manufactureras y de servicios tanto para la provisión de insumos como para la transformación de las materias primas.

El desarrollo de las economías emergentes, en particular aquellas densamente pobladas del Asia, han venido demandando crecientes volúmenes de todo tipo de productos intensivos en recursos naturales, en particular: alimentos, minerales y combustibles. Y estos son, precisamente, los productos para cuya producción los países de América del Sur son eficientes.

Si bien la crisis económica global detuvo y revirtió parcialmente el vertiginoso aumento de los precios de estos productos que se había dado entre 2003 y 2008, ahora, a mediados de 2009, cuando comienza a insinuarse la recuperación de las economías desarrolladas y vuelven a crecer con vigor las economías asiáticas, los precios de esos productos están retomando su tendencia positiva. Todos los pronósticos señalan que, en la próxima década, el nivel de los precios que los mercados pagarán por estos productos estará muy por arriba del promedio de esos mismos precios en la década del 90, aún cuando no lleguen a alcanzar nuevamente los precios record de mediados de 2008. Esta son las buenas perspectivas a las que me referí al comienzo.

En el caso particular de la economía Argentina, la evolución de la economía global ha resultado altamente positiva desde 2003 hasta la fecha, incluso en los peores momentos de la crisis internacional, durante el último trimestre de 2008 y el primer semestre de 2009. Los precios de los productos de exportación continúan siendo dos o tres veces más altos que en promedio de los años 90 y no hay grandes riesgos de que disminuyan. Sin embargo, la economía Argentina que en la década de los 90s había eliminado totalmente la inflación y logró crecer a un ritmo anual del 9 % entre 2003 y 2008, se encuentra ahora inmersa en un complejo enredo “estanflacionario” que no tiene visos de revertirse, al menos, hasta el año 2012.

La recesión combinada con inflación que hoy azota a la economía Argentina tiene poco que ver con la crisis económica global. Su origen es autóctono. Tiene que ver con la desorganización en que cayó la economía Argentina a partir del default de la deuda pública y de la pesificación forzosa de todos los contratos que se produjo alrededor del Año Nuevo de 2002. Desde entonces, además de reintroducirse la inflación inercial en la economía, se fue acumulando un proceso muy severo de inflación reprimida y nunca se recuperó el crédito interno y externo.

La inflación reprimida es el resultado del congelamiento, en pesos, de todos los precios y tarifas de los servicios públicos, a pesar de la fuerte devaluación de 2002 y de la tendencia al aumento de los precios internacionales de la energía. También es el resultado de la aplicación de fuertes retenciones (impuestos sobre las exportaciones) que se aplican a los productos agropecuarios y energéticos, con el objetivo de desvincular los precios internos de los precios internacionales. Y, por si todo esto fuera poco, se aplicaron con extrema arbitrariedad, controles de precios sobre los productos de la canasta familiar.

Las intervenciones del Estado que dieron origen a este fenómeno de inflación reprimida explican también el enorme aumento de las erogaciones presupuestarias para cubrir con subsidios las diferencias entre los precios de bienes y servicios y sus costos de producción. Como los subsidios no alcanzan a cubrir los costos de capital, en los sectores con precios congelados o controlados se ha paralizado el proceso de inversión, incluidas inversiones de mantenimiento. La consecuencia natural de este proceso de des-inversión ha sido el estancamiento y, en algunos casos, el retroceso de la capacidad productiva, con lo que a partir del año pasado han comenzado a aparecer y agravarse permanentemente los problemas de des-abastecimiento en muchos sectores de la economía.

Además, para poder financiar los crecientes subsidios y el aumento descontrolado del gasto público, el gobierno ha recurrido a los impuestos a las exportaciones con lo que ha conseguido que, a pesar de las excelentes condiciones externas, se haya detenido también la inversión en el sector agropecuario, el de mayores ventajas comparativas que tiene la Argentina.

A pesar de que el aumento inédito en el nivel de presión tributaria que pudo aplicar el Gobierno de Néstor Kirchner, permitió al Gobierno cancelar anticipadamente la deuda con el FMI por 14 mil millones de dólares, no existió preocupación alguna para buscarle una solución al problema de los más de 20 mil millones de dólares de la deuda pública que siguen en default (los denominados “hold outs”). Además desde enero de 2007 el Gobierno comenzó a alterar los índices de precios de manera de retacear el ajuste de los títulos de la deuda pública que habían sido emitidos a partir de la reestructuración de fines de 2001. Estas dos actitudes y varias otras de la misma naturaleza, impidieron que Argentina recuperara el crédito público a pesar de las muy favorables condiciones internacionales. No sólo se perdió el crédito público sino que a partir del segundo semestre de 2007 una buena proporción de ahorros argentinos comenzaron a emigrar al exterior. Al terminar el primer semestre de 2009 la fuga acumulada de capitales, iniciada en 2007, asciende ya a más de 40 mil millones de dólares.

Cuando ya no puede mantenerse reprimida la inflación y reaparece el déficit fiscal y, para colmo, no se dispone de acceso al crédito público, el resultado inevitable es la recesión con inflación. La crisis internacional, si bien alivia las presiones inflacionarias por vía de la baja de los precios de exportación, tiene el efecto de reducir la recaudación impositiva y agravar la situación fiscal. El efecto neto sobre el problema estanflacionario no es significativo. Por eso es correcto afirmar que la estanflación tiene un origen eminentemente autóctono.

Argentina podrá aprovechar las oportunidades que vuelven a abrirse con la recuperación de la economía global sólo si produce un replanteo integral de las reglas de juego de su economía. Esta posibilidad se abre a partir de la elección presidencial que llevará a que se inaugure un nuevo gobierno el 10 de diciembre de 2011. Antes de esa fecha, lo mejor que puede esperarse es que el gobierno actual ya no pueda sostener los desequilibrios en los precios relativos y en las cuentas fiscales y deba producir un “sinceramiento” de la economía, de tal forma que no quede activada una bomba de tiempo para el inicio de la nueva gestión.

El replanteo integral requiere que vuelva a organizarse la actividad económica del sector privado a partir de mercados abiertos, con competencia y sin intervenciones distorsivas del Estado y que el sector público readquiera una adecuada disciplina presupuestaria sin impuestos a las exportaciones. En síntesis, para aprovechar las oportunidades que se le presentan, Argentina tiene que volver a organizar su economía con el tipo de reglas que afortunadamente Colombia nunca abandonó. Desafortunadamente Argentina, como también vuestro vecino Venezuela, sí lo hizo y ahora estamos pagando las consecuencias.

Roberto García entrevistó a Domingo Cavallo en «La Mirada»

Con un poco de demora debido a que hace ya diez días que no estoy en mi oficina, sino viajando de un lado para el otro, decidí subir esta versión digitalizada de la entrevista que me hizo Roberto García dos lunes atrás. Quiero aclara a los visitantes de este blog que cuando acepté esta entrevista no lo hice para referirme a los dichos de Luis Barrionuevo. Pero a pesar de que la nota comenzó con ese tema, irrelevante por cierto, luego se extendió a otros que pueden ser de interés de quienes siguen mis opiniones.

Kirchner no entiende para nada el rol del mercado

Este es el título de un reportaje telefónico que me hizo el periodista chileno Jorge Abasolo para el semanario Capital.

«Crítico a rabiar de la gestión económica realizada por los Kirchner, el ex ministro de Economía de Argentina no pierde la esperanza. Dice que si bien en el país hay incubados varios gérmenes nocivos, aun se esta a tiempo de enmendar el rumbo, cuestión que de seguro harán las nuevas autoridades que asumirán en 2011. Por Jorge Abasolo.»

«Ha pasado lo peor para Argentina o se prolongará ese estado de cosas que hace imposible mejorar el estándar de vida de sus habitantes? Una pregunta que muchos se hacen, en especial después del severo traspié electoral de los Kirchner en junio».

«En medio de un panorama que para muchos es desalentador, otros vislumbran destellos promisorios, como el que el gobierno esté permitiendo que el Banco Central aplique una política monetaria con cierto sesgo antiinflacionario, cosa que hace rato no se veía. Eso sí, dicen los menos entusiastas, un dedo no hace mano y la retahíla de errores del gobierno es tan amplia que cualquier cosa que se haga puede ser poca cosa como para contrarrestar ese berenjenal de malas medidas previas… Como sea, hoy los empresarios trasandinos argumentan que el clima en Buenos Aires es de wait and see.»

Lo puede leer completo en http://www.capital.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=4700&Itemid=56

El Desembarco de China en América Latina



Entrevista a Domingo Cavallo de Carolina Barros exclusiva para Analítica.com
Martes, 18 de agosto de 2009

Domingo Felipe Cavallo, dos veces ministro de Economía de Argentina (1991-96 y 2001), visita periódicamente China, invitado por entidades financieras o por el propio gobierno en Beijing. Conoce bien hacia dónde va el gigante asiático al que hoy todos miran como termómetro de la economía mundial. Con 1300 millones de habitantes, de los cuales 338 millones son usuarios de Internet (supera a la población total de EE.UU.), sin pausa, China sigue creciendo. También en los números: este año, a pesar del ‘parate’ global, su PBI aumentará 8.5 %, luego de que el gobierno de Hu Jintao lanzase un plan de estímulo interno con u$s 586.000 millones. Las reservas internacionales del Banco Central alcanzaron el mes pasado los u$s 2.13 billones (trillones en inglés). Se estima que 70% de esas reservas están en títulos y bonos del Tesoro norteamericano, hecho que encadena a China a la suerte de la economía estadounidense. De allí que el gobierno de Beijing haya pedido, semanas atrás, la creación de una moneda especial para reservas internacionales. Despegada del dólar, claro.

Para Domingo Cavallo, en cambio, puede haber otra solución para las reservas. Retirado hoy del escenario político argentino, como consultor financiero internacional sigue siendo, todavía, un cruzado ‘antiinflación’ como en los 90. Por eso es que recomienda a los países acreedores de EE.UU., y especialmente China, a que “exijan de Washington un ‘swap’ nominal de bonos, letras y títulos del Tesoro norteamericano por instrumentos ajustados a inflación”. Es, según este economista doctorado en Harvard, una salida fundamental para la alianza China-EE.UU. o G2.

En cuanto a Sudamérica, para su desembarco comercial e inversiones, China busca países confiables. Una categoría a la que, como dice Cavallo en esta entrevista exclusiva para Analítica, varios países de la región no califican. Especialmente la Argentina de los Kirchner.

Puede ver la entrevista completa en Analítica.com

Cristina debe encomendar a Duhalde que forme un nuevo gobierno

La siguiente nota fue publicada por el Diario Perfil el sábado 1 de agosto. La subo a este sitio por si alguno de los visitantes no la leyó. Lo hago recién hoy porque estuve sin internet durante todo el fin de semana.

El 10 de diciembre de 2007 Cristina Kirchner asumió como Jefe de Estado pero no como Jefe de Gobierno. Los sucesivos jefes de gabinete tampoco jugaron el rol de jefes de gobierno. En la práctica el Jefe de Gobierno, es decir quien manejó a los ministros y adoptó el grueso de las decisiones fue Nestor Kirchner. El 28 de Junio pasado el pueblo desaprobó esa gestión. Nestor Kirchner debe reconocer que ha fracasado como Jefe de Gobierno de facto de su esposa y dar un completo paso al costado. Sólo así logrará salvar la Presidencia de Cristina y reparar, aunque sea en alguna medida, el enorme daño que le ha causado al pueblo y a las instituciones de la Argentina.

Cristina Kirchner debe continuar siendo Jefe de Estado hasta el 10 de diciembre de 2011, pero es imprescindible que se constituya un nuevo gobierno. Ella debe identificar a algún dirigente político en condiciones de conseguir las mayorías necesarias en ambas cámaras del Congreso Nacional y encomendarle esa misión. Debe darle completa libertad para elegir y designar a todos los ministros y demás funcionarios ejecutivos, salvo aquellos secretarios que dependen directamente de la Presidencia.

En mi opinión, el mejor candidato para jugar ese rol es Eduardo Duhalde, quien no puede escaparle al bulto porque es el principal responsable de que los Kirchner hayan llegado al poder. Si Eduardo Duhalde no logra suficiente apoyo en el Congreso Nacional como para formar un gobierno que consiga las mayorías necesarios, Cristina tendrá todavía a Roberto Lavagna y a Felipe Solá como alternativas. Ninguno de los dos debería negarse a intentar formar un nuevo gobierno, porque ambos jugaron roles de suficiente jerarquía durante la presidencia de los Kirchner como para sentirse comprometidos a prestarle un servicio a la Patria en un momento tan difícil como éste.

Los cambios en el gabinete decididos por Cristina luego de la derrota electoral no significan la conformación de un nuevo gobierno. La impresión generalizada es que los ministros y secretarios designados siguen siendo títeres de Néstor Kirchner y no cuentan con apoyo suficiente en el Congreso de la Nación. Aún cuando tuvieran la inteligencia de descubrir cuáles son las soluciones a los problemas, no tendrán la credibilidad ni el respaldo necesario para implementarlas. Los problemas se agravarán día tras día y cada vez será más costoso encontrarles solución.

Mi propuesta no es para nada esotérica. Es la que emerge como la solución política más adecuada, teniendo en cuenta nuestro marco institucional y las circunstancias históricas que estamos viviendo. De paso, una actitud de este tipo de parte de Cristina, obligaría también a Julio Cobos a cumplir plenamente con su co-responsabilidad como Vicepresidente, desalentando a aquellos que quieren verlo ahora reemplazando a Cristina como Jefa de Estado. Si no se avanza en una dirección como la que propongo, es muy probable que Cristina Kirchner encuentre crecientes dificultades para seguir cumpliendo con su responsabilidad como Jefe de Estado. Una salida de ella por renuncia o por juicio político crearía un caldo de cultivo para que los grupos violentos que han venido defendiendo sus políticas terminen también desestabilizando a Julio Cobos si acepta asumir para cumplir con el mandato que el pueblo le dio a Cristina en las elecciones del 2007.

La gravedad de la crisis económica y social por la que atraviesa Argentina exige que los principales actores políticos contribuyan a la formación de un gobierno que pueda adoptar decisiones difíciles pero imprescindibles. Todos los que estuvieron aliados con los Kirchner o le brindaron su apoyo en algún momento, tienen la responsabilidad de ayudar a Cristina a formar un nuevo gobierno. Quienes han estado en la oposición, deben trabajar con responsabilidad para ofrecer una alternativa superadora a partir del 10 de diciembre de 2011. Si se trastocan los papeles y la oposición termina haciéndose cargo del gobierno a mitad de mandato de Cristina, lo más probable es que la política argentina se transforme en un pandemonio.