Moreno quiere silenciar a quienes miden bien la inflación, pero internet y la academia se lo impedirán.

Por Domingo Cavallo

A mediados de 2007 mi hijo Alberto tuvo una idea que hasta ese momento, a pesar de ser casi obvia, no se le había ocurrido a nadie: formar una base de datos con los precios a los que los supermercados ofrecen diariamente sus productos por internet. A partir de esa base de datos, comenzó a calcular índices de precios diarios de los bienes que entran en la canasta de alimentos y bebidas del índice de precios al consumidor y también de la canasta alimentaria básica con la que se calcula el índice de pobreza. Esos índices se vienen publicando en el sitio www.inflacionVerdadera.com.

A partir de esa idea y con apoyo técnico del Instituto Tecnológico de Massachusetts Alberto, pudo ampliar la base de datos a cuatro países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Chile y Colombia. Utilizando esos datos escribió su tesis doctoral en la Universidad de Harvard. Desde que es profesor asistente de economía aplicada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, puso en marcha con su mentor y colega Roberto Rigobón, un proyecto que aspira a recolectar el mismo tipo de datos, en forma diaria, para todos los países del mundo en los que haya ventas por internet. Por el momento ya han abarcado a 60 países. Los detalles y la información inicial que emanan de este proyecto se pueden encontrar en el sitio www.bpp.mit.edu. Ya han salido varios comentarios sobre este proyecto en la prensa internacional. El más reciente apareció en Businessweek.

No creo que Guillermo Moreno pueda encontrar argumentos para pretender cobrarle una multa a los responsables de un proyecto académico del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts como la que insólitamente pretende cobrar a los consultores residentes en la Argentina que han osado decir la verdad en materia de inflación. Una vez más las tecnologías de la información y la independencia académica son antídotos contra el veneno que escupen los dictadorzuelos mentirosos que aún existen en países institucionalmente debilitados como el nuestro.

Una pegunta que siempre me hacen en el exterior es la siguiente: ¿cómo se explica que en un país como la Argentina al gobierno se le ocurra mentir sobre la inflación? Mi contestación es siempre la misma: forma parte de la obstinada tendencia del actual gobierno por ignorar el conocimiento económico acumulado y la triste historia inflacionaria de la Argentina.

La inflación originada en la expansión monetaria (o, lo que es lo mismo, en la devaluación monetaria decidida por las autoridades y no por el mercado) sólo produce incremento de la producción y del empleo cuando los productores piensan que el aumento de sus precios de ventas no va a ser acompañado de aumentos de igual magnitud en sus costos de producción y cuando los trabajadores y prestadores de servicios por cuenta propia se resignan a que sus ingresos nominales aumenten menos que la inflación.

También ayuda a lograr aumentos en la producción y en el empleo la existencia de tasas de interés reales negativas, es decir, que las tasas de interés sean inferiores a la inflación, porque ello ayuda a aumentar la demanda, si reciben crédito los consumidores, o ayuda a que los productores inviertan, si son ellos los que consiguen crédito a tasas más bajas que el ritmo de aumento de sus precios.

Pero estos efectos beneficiosos de la inflación son transitorios y terminan revirtiéndose. La razón por la que no perduran es fácil de entender. Como contrapartida de los beneficios para los empresarios y para la gente que estaba desocupada y consigue empleo, existen muchos perjudicados por la inflación, entre ellos los trabajadores que estaban ocupados, los prestadores de servicios por cuenta propia, los jubilados. Todos ellos ven disminuir sus ingresos en términos del costo de la vida. Por eso aumentan los índices de pobreza. Por ejemplo, entre Octubre de 2001 y Octubre de 2002 el porcentaje de la población considerada pobre aumentó de 28 % a 46 % como consecuencia del repentino aumento de los precios que se produjo a causa de la fuerte devaluación de los primeros meses de 2002. Desde 2006 en adelante, el índice de pobreza bien medido también vienen aumentando. Pasó de 19% en Octubre de 2006 a 32% en la actualidad. Esto es clara consecuencia del aumento de la canasta básica con la que se mide el índice de pobreza.

Lo mismo ocurre con los ahorristas. La contrapartida de las tasas de interés inferiores a la inflación que reciben quienes toman crédito es la desvalorización de los ahorros de la población, algo que se puede mantener en el tiempo sólo mientras la gente no tenga la alternativa de ahorrar en monedas extranjeras. Esta alternativa reaparece cuando se agota el colchón cambiario que crean las fuertes devaluaciones o cuando el dólar, en lugar de depreciarse, como ha venido ocurriendo en los últimos años, tiende a hacerse cada vez más fuerte, algo que en algún momento comenzará a ocurrir.

Los perjudicados por la inflación, cuando toman conciencia de esos perjuicios, comienzan a bregar por revertirlos. Los trabajadores y jubilados demandan aumentos de sueldos y jubilaciones. De la misma forma, los ahorristas tratan de protegerse comprando monedas extranjeras cuando comienzan a ver que éstas ya no se desvalorizarán. Cuando estos fenómenos ocurren, la inflación se transforma en persistente y potencialmente explosiva. Para aventarla, eventualmente, el gobierno se verá obligado a restringir la emisión monetaria (o, lo que es lo mismo, a dejar que el peso se vaya apreciando en términos reales frente a las demás monedas). En ese caso, los productores y trabajadores que se habían beneficiado inicialmente de la inflación, no sólo perderán ese beneficio sino que comenzarán a ser los principales perjudicados por el aumento de la recesión y el desempleo.

El Gobierno Argentino, a partir de enero de 2007, puso en práctica una estrategia con la que creyó haber encontrado la forma de perpetuar los beneficios de la inflación demorando sine die la toma de conciencia por parte de los trabajadores que nunca perdieron el empleo, de los jubilados y de los ahorristas de los perjuicios que le causa la inflación. La estrategia fue, ni más ni menos, que dibujar desde el INDEC la tasa de inflación. Se pensó que mintiendo sobre los índices se podría perpetuar el engaño y la ilusión monetaria a través de la cual la inflación produce efectos reales.

Como era de esperar, la gente y, en particular, los trabajadores, no se dejaron engañar y la puja distributiva lejos de desaparecer se hizo más intensa. Al gobierno que tiene de Secretario de Comercio a Guillermo Moreno, le salió el tiro por la culata. Y, en su desesperación, quiere perseguir a quienes dicen la verdad sobre la inflación.

Tommaso Padoa-Schioppa y el Euro-Dolar

Hace treinta días moría de un sincope cardíaco uno de los economistas que más aportes hizo a la discusión de cómo volver a conformar un Sistema Monetario Internacional capaz de asegurar la estabilidad y el crecimiento de la economía global. Era todavía un hombre lleno de ideas y convencido que un buen conjunto de reglas acordadas multilateralmente entre las naciones podría ayudar mucho a evitar las crisis y sobresaltos a los que estuvo y sigue estando sometida la economía global. Puso en práctica sus ideas ayudando a la conformación de la Unión Europea y es considerado uno de los padres del Euro.

La última vez que lo ví, él había creado un grupo de trabajo para ayudar a pensar la conformación de un nuevo Sistema Monetario Internacional en reemplazo del desorden monetario que emergió de la crisis del Sistema de Bretton Woods en 1991. Presentó su iniciativa en una reunión realizada en París el 10 y 11 de Diciembre de 2010, organizada por Marc Uzan, Presidente de “Reinventing Bretton Woods”, con apoyo del gobierno francés. El Presidente Nicolás Sarkozy y su Ministra de Economía Christine Lagarde están empeñados en aprovechar su período en la Presidencia del Grupo de los 20 para avanzar en la discusión del nuevo Sistema Monetario Internacional.

Yo había tenido muchas oportunidades de apreciar su inteligencia y su generosidad, porque compartí con él muchas reuniones del Grupo de los 30. Durante el año 2001, cuando en Argentina enfrentábamos el problema de tener nuestra moneda atada a un Dólar exageradamente apreciado, vino varias veces a Buenos Aires a ayudarme a razonar sobre la conveniencia de incorporar al Euro en nuestro sistema de convertibilidad monetaria. Con él discutí la idea de modificar el régimen de tipo de cambio fijo con el que había nacido nuestra convertibilidad en 1991, por un sistema, transitorio, de tipo de cambio fijo en relación al Dólar-Euro y, a partir del momento en que el Dólar y el Euro tuvieran el mismo valor, en un régimen de flotación acotada del peso entre el Dólar y el Euro, de tal forma que nuestra moneda no pudiera devaluarse más que la más débil de las dos, pero, a su vez, no estuviera atada obligatoriamente a la más fuerte. Un esquema semejante evitaría tanto la tentación inflacionaria como la trampa deflacionaria. Lamentablemente el abandono del sistema de convertibilidad a principios de 2002 ocurrió antes de que se produjera la equivalencia entre el Dólar y el Euro, algo que Tommaso Padoa-Schioppa estaba seguro que iba a ocurrir muy pronto.

Tommaso Padoa-Schioppa era un convencido que un futuro Sistema Monetario Internacional no podría tener al Dólar como única moneda de reserva  sino que ese rol debería ser compartido con el Euro y, en el futuro, con otras monedas regionales, comenzando con la que se organizara alrededor del Yen y del Yuan en Asia. También pensaba que, eventualmente, América del Sur podría llegar a tener una moneda regional. Él estaba convencido que cuando ya no fuera el Dólar la moneda de reserva predominante, las grandes uniones monetarias iban a estar obligadas a hacer esfuerzos de coordinación de sus políticas capaces de evitar tanto la inflación como la deflación en la economía global y en cada una de las naciones que se sujetaran a las disciplinas mínimas que impondría el sistema.

Cuando Tommaso fue Ministro de Economía de Italia, durante el segundo Gobierno de Romano Prodi, me comentó que esa experiencia le permitía entender muy bien las dificultades que yo había enfrentado en 2001 para tratar de re-equilibrar las cuentas fiscales en una economía en la que el excesivo gasto público y el endeudamiento creciente habían llevado a una situación de crisis monetaria. El temía y la realidad le dio la razón, que el excesivo gasto público y el endeudamiento descontrolado podrían terminar creando en Europa una crisis como la que en 2001 sufrimos  en Argentina. Pero en plena crisis europea su postura seguía siendo la misma que había compartido conmigo en 2001: perseverar en el ajuste fiscal, pero nunca abandonar el sistema monetario que era el reaseguro de estabilidad. Estoy convencido que de haber estado vivo, él le hubiera respondido a Paul Krugman de la misma forma como lo hice yo en el Diario El País. Para Tommaso Padoa-Schioppa una salida de la crisis en Grecia, Irlanda y Portugal a la Argentina 2002, era lisa y llanamente, una catástrofe.

El próximo 1 de Febrero, Mario Monti, el rector de la Universidad Luiggi Bocconi, a la que Tommaso Padoa-Schioppa consideraba su Alma Mater, ha organizado un memorial en su homenaje en el que hablarán, entre otros el Presidente de Italia Giorgio Napolitano, el anterior Presidente de la República y legendario Presidente del Banco de Italia,  Carlo Azeglio  Ciampi, el dos veces Primer Ministro de Italia, Romano Prodi, el Ex Presidente de la Unión Europea, Jacques Delors, el actual Presidente del Banco Central Europeo Jean Claude Trichet y el ex Presidente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos Paul Volcker. Este tipo de homenaje a una persona recientemente fallecida es un evento académico en el que se discuten los temas que desvelaban a quien ya no está en este Mundo. Se trata de una forma muy inteligente y constructiva que se utiliza para rememorar la vida de las personalidades que con su intelecto y dedicación han hecho contribuciones valiosas al progreso de la Humanidad.Yo he sido invitado a ese memorial y un grupo de amigos latinoamericanos de Tommaso me han pedido que los represente. Lo haré con gusto. De esa forma rendiré mi homenaje y el de mucha gente de nuestra región que sabe y valora lo que Tommaso Padoa Schioppa significó en vida.

Para la industria ya desapareció el colchón cambiario

Mientras descansé unos días en Córdoba tuve oportunidad de conversar  con varios industriales que me explicaron que si bien hay mucha demanda interna  y el gobierno se preocupa por brindarles protección contra las importaciones, la exportación de manufacturas industriales está enfrentando grandes dificultades por combinación de altos costos salariales y fuerte presión tributaria. Incluso me dieron datos sobre costo salarial horario que resultan sorprendentes. En el caso de un industrial metalúrgico me indicó que mientras a fines de 2001 el costo de la hora del operario industrial era de 7 dólares, hoy cuesta ya 13 dólares y, con los aumentos que se prevén para 2011, si el precio del dólar sube poco, están previendo que ese costo puede llegar a 16 dólares, semejante al costo de la hora operario industrial en el sur de los Estados Unidos. Bastante más alto que en Brasil, México y Chile, a pesar de que en esos países las monedas nacionales se han apreciado mucho en los últimos años. Yo le argumenté que el dólar en 2001 estaba mucho más apreciado que en la actualidad, por lo que la comparación debería ser hecha teniendo en cuenta la canasta de monedas de nuestro comercio exterior. Y le prometí hacer el análisis correcto.

En el Gráfico que acompaña a este post aparece un índice del costo salarial horario para la industria manufacturera con base 1 en 1997, construido con los datos trimestrales de la encuesta industrial que publica el INDEC. El índice llega hasta el tercer trimestre de 2010. Este índice tiene dos características importantes: el costo salarial está corregido por la productividad media del trabajo en la industria manufacturera, medida por el índice de producción industrial dividido por el índice de número de horas totales trabajadas, y está deflactado por un índice del costo en pesos de una cesta de monedas extranjeras, al que le denominamos “dólar canasta”. La cesta de monedas extranjeras representa adecuadamente la composición de nuestro comercio exterior.

Para entender cómo influye el hecho de que no se tienen en cuenta sólo el precio del dólar sino el del resto de las monedas relevantes, por ejemplo, el real brasilero, vale la pena mirar el gráfico y entender el salto hacia arriba del índice de costo salarial que se dio entre el cuarto trimestre de 1998 y el primero de 1999. Ese salto se explica por la fuerte devaluación del real, que equivalió a una disminución del precio en pesos del dólar canasta.

Surge claramente que ya en el tercer trimestre de 2010 el salario industrial corregido por productividad estaba casi tan alto como en el momento de mayor costo horario industrial de la década del 90, el año 1999. Está 15 % por arriba del nivel que ese costo salarial tenía durante los años de la convertibilidad en los que la industria crecía, es decir hasta antes de la devaluación del real.

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Obviamente, si durante 2011 el costo salarial sube 30 % y el precio del dólar sólo 10 %, como surge de los pronósticos más habituales, este índice se ubicará hacia fines del 2011 casi un 35 % por arriba del nivel que tenía durante la década del 90, antes que la crisis Rusa y la desvalorización del Real provocaran un shock fuertemente recesivo a la economía argentina.

Sin duda este comportamiento del costo industrial horario significará un gran desaliento a la exportación de manufacturas. Hay que tener además en cuenta que en la actualidad la presión tributaria que soporta la actividad económica es muy superior a lo que era en  2001. Hoy las exportaciones industriales pagan un 5 % de retención que en aquella época no existía. Además todos los contribuyentes pagan el impuesto a las ganancias sin ajuste por inflación, lo que significa una presión fiscal adicional. Además, el impuesto a las transferencias financieras en aquel año se podía tomar a cuenta de IVA y Ganancias, cosa que hoy no ocurre. Y, por último, han desaparecido los planes de competitividad, que le permitían a las empresas industriales descontar el costo salarial por aportes patronales del IVA. (Las únicas empresas que recuperan los aportes patronales como lo disponían los planes de competitividad son las de transporte que tienen a su personal afiliado al gremio de los camioneros, quienes le tienen que devolver en efectivo, a la gente de Moyano, el 15 % del monto que les devuelve la AFIP).

La única razón por la que hoy hay todavía buenas exportaciones de automóviles es porque Brasil está absorbiendo mucha producción argentina debido a la fuerte demanda que plantea su mercado interno. Pero si esta situación se llegara a revertir por una eventual desvalorización del real, el panorama empeorará  significativamente.

Es paradójico, pero la estrategia que prometía un tipo de cambio real alto, está dejando a la industria exportadora mucho más expuesta que en la época de la convertibilidad. Lo único que queda de la estrategia “»industrialista” que se pregonó hasta el cansancio y se sigue pregonando, es la fuerte tendencia a la sustitución de importaciones basada no en la eficiencia sino en el proteccionismo. Una tendencia que va a contramano de lo que ocurre en todo el resto de las economías emergentes.

Europa no debe seguir la estrategia argentina

Éste es el título del artículo que publicó hoy el País con mi firma. Lo envié a ese medio en respuesta al artículo de Paul Krugman, titulado ¿Tiene salvación Europa?, que ese medio había publicado el martes pasado. Este es el link: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Europa/debe/seguir/estrategia/argentina/elpepiopi/20110120elpepiopi_5/Tes

¿Cómo reaccionaría el Gobierno si la gente comenzara a comprar dólares?

¿Dejaría que el precio del dólar suba todo lo necesario para equilibrar la oferta con la demanda? ó ¿acentuaría los controles de cambio para que la gente no consiga los dólares en el mercado oficial?. No tengo ninguna duda sobre la respuesta: haría lo segundo. La mejor demostración la dio ayer el Secretario de Comercio Guillermo Moreno. Ante la salida de dólares para pagar importaciones de bienes de consumo, la decisión fue limitar esas importaciones. Si el Gobierno recurre a controles  de cambio para frenar la salida de dólares que tienen como contrapartida hacer más fluido el abastecimiento de bienes al mercado interno en un momento de alta inflación, es infinitamente más probable que recurra a ese método si la gente sale a comprar dólares para cubrirse de una posible devaluación del Peso.

Planteo estas preguntas y me las respondo, porque no es imposible que dentro de algún tiempo (no me animo a decir cuántos meses) la gente comience a demandar dólares para protegerse de una posible devaluación del Peso. Lo ha hecho muy frecuentemente en el pasado y no va a dejar de hacerlo ahora, cuando ve que todo parece estar muy caro en dólares y la prédica del gobierno fue, durante varios años, que no dejaría atrasar el tipo de cambio. Ahora bien, cuando llegue ese momento, ¿se producirá una fuerte devaluación?. Mi predicción es que no para los exportadores ni para los importadores, pero sí en el mercado paralelo. En otros términos, se producirá un brecha entre el mercado oficial y el mercado paralelo, tal como ocurría casi permanentemente durante la década de los 80s, cuando convivía la alta inflación con el control de cambios. Y tal como vienen ocurriendo en Venezuela desde hace varios años.

El gobierno podrá, por un tiempo, evitar que el Peso sufra en el mercado oficial de divisas una fuerte devaluación y eso le permitirá seguir controlando, como hasta ahora, a la tasa de inflación dentro del rango 20 a 30% anual. Pero lo que no podrá controlar será la tasa de interés. una vez que la brecha entre el precio del dólar en el mercado oficial y el precio del dólar en el mercado paralelo marque la expectativa de devaluación relevante para las decisiones financieras, la tasa de interés tenderá a ser igual o mayor que la tasa esperada de devaluación. Para entonces ya nadie podrá argumentar que la emisión monetaria y la inflación ayudan a la reactivación de la economía.

Por supuesto, los expertos del gobierno que saben que ésta es una secuencia inexorable de acontecimientos que no se van a poder evitar, se conforman con conseguir que el momento de la verdad llegue después de las elecciones. Los que no entienden como funciona la economía, siguen apostando a que las actuales políticas macro-económicas son un descubrimiento argentino, mas precisamente kichnerista, que desmiente a todas las teorías económicas del pasado.