Cualquiera que gobierne la economía en el futuro va a tener que llegar, más tarde o más temprano, a un presupuesto que, en promedio, resulte equilibrado a lo largo de todo un ciclo económico, a un mercado único y libre de cambios sin restricciones al movimiento de capitales y sin tratamiento diferencial a las divisas comerciales, a un comercio exterior solamente restringido por los aranceles consolidados ante la Organización Mundial del Comercio, sin retenciones ni restricciones cuantitativas, y a una estructura de precios relativos que surja de la competencia en mercados libres o que, en el caso de los servicios públicos con ingredientes de monopolio, cubran los costos de prestación y retribuyan al capital invertido. Me voy a referir a esto como “dirección inexorable”.
La primera pregunta que corresponde hacer es porqué el Gobierno de Cristina no produce estos cambios, o comienza al menos a moverse en la dirección inexorable, antes de que termine su mandato.
Una respuesta es que hacerlo sería poner de manifiesto que el “relato” es una gran mentira y que Cristina, resignada a perder la próxima elección, quiere preservar el relato como un activo político, a la vez que espera que el costo político de los ajustes, que supone muy alto, sea pagado por el próximo gobierno. Llamo «el relato» a la economía tal como la entiende Cristina y su equipo, que según ella misma manifestó, está muy bien presentado en el libro «Economía a Contramano» de Alfredo Zaiat. (Yo formulo una crítica profunda en mi libro «Camino a la Estabilidad»).
Otra respuesta, menos prejuiciosa, es que si Cristina lo hiciera, provocaría un “Rodrigazo”, con muy malos efectos inmediatos y mucha dificultad para evitar una acentuación de la estanflación después y una hiperinflación un poco más adelante. Yo prefiero pensar que ésta es la razón por la que insisten en retrasar de manera muy evidente el precio del Dólar en el mercado oficial. Porque si no, no se entiende que haya aún mucha gente en el frente para la Victoria que cree que puede ganar la elección y continuar en el gobierno a partir de diciembre de 2015.
Voy a organizar este ensayo en dos etapas: primero, explicando porqué, comenzar a moverse en la dirección inexorable durante lo que le queda del mandato, produciría un “Rodrigazo”. De paso esta explicación ayudará a pensar qué puede ocurrir a partir de 2016, si es que quien gana las elecciones, continúa manejando la economía sin abandonar el “relato”. Este sería, supuestamente el caso, si ganaran Scioli o Randazzo rodeados de kirchneristas de la Cámpora, tanto en la fórmula presidencial, como en las listas de diputados y senadores. Segundo, argumentando porqué un candidato que pueda romper con el “relato” podrá avanzar en la dirección inexorable sin riesgo de “Rodrigazo” ni hiperinflación como efecto posterior.
Mi referencia al “Rodrigazo” es pertinente. Estamos viviendo una situación económica muy parecida a la que existió en el año 1974 y en los primeros meses de 1975: muy alto déficit fiscal, fuerte expansión monetaria, ausencia de crédito público, muy elevado nivel del gasto público, alta presión impositiva y mucha inflación reprimida por atrasos tarifarios y controles de precios. El “Rodrigazo” fue el resultado de una fuerte devaluación del Peso en el mercado oficial de cambios y de un ajuste semejante en las tarifas públicas. Los sindicatos reaccionaron exigiendo aumentos de salarios nominales del mismo orden de magnitud y se acentuó de manera dramática la estanflación que había comenzado en 1974. En los 15 años siguientes no se logró salir de la estanflación y al final se llegó a la hiperinflación de 1989 y 1990.
El Gobierno de Cristina y el que le suceda, si sigue adherido al “relato”, está atrapado en la estanflación, sin salida no traumática.
El mayor condicionante que el “relato” plantea al Presidente que debe adoptar las decisiones fundamentales es el prejuicio contra los mercados libres y el rol del sector privado de la economía. Descreen de que los precios relativos deban surgir de mercados libres y consideran que el gobierno debe decidir quién puede comprar dólares y quien no, qué inversiones se deben hacer y en qué sectores, quien puede importar y quien puede exportar y a qué precio deben liquidar las divisas. También consideran que la repatriación de capitales y la distribución de dividendos debe estar controlada por el gobierno y que los capitales del exterior deben entrar por el mercado oficial de cambios.
Con este condicionante, la marcha hacia un mercado libre y único de cambios, para un presidente atrapado por el “relato”, no puede sino comenzar con una devaluación del Peso en el mercado oficial que acerque su cotización a la del mercado paralelo. Es decir, algo como lo que hicieron en enero de 2014, pero de mayor magnitud.
A su vez, el ajuste de tarifas, en el mejor de los casos, será igual al aumento del precio del Dólar en el mercado paralelo, pero significativamente menor al necesario para eliminar los enormes subsidios que hoy reciben las empresas prestadoras.
Como el gobierno querrá impedir que se contraiga el mercado interno, tendrá que ceder ante las presiones sindicales que le demandarán aumentos de salarios nominales en el mismo orden de magnitud que el aumento del precio del Dólar y las tarifas de servicios públicos.
El resultado será una estructura de precios relativos igual a la precedente, un déficit fiscal de igual o mayor orden de magnitud y una fortísima expansión monetaria para tratar de financiar no sólo al sector público sino para proveer crédito al sector privado para que pueda seguir pagando salarios y cargas sociales.
Ésto es exactamente lo que ocurrió en junio de 1975. El único efecto de la decisión de devaluar será una tasa de inflación mucho más alta y una segura caída en el nivel de actividad económica. La brecha cambiaria no desaparecerá, porque al no eliminarse los controles de cambio, seguirá la demanda de divisas para atesoramiento y remisiones al exterior y en el horizonte sólo habrá una perspectiva de nuevas devaluaciones y más inflación.
Por lo que he escuchado que Miguel Bein comenta en reuniones privadas con financistas nacionales y extranjeros, lo que él haría, si le encomendaran el manejo de la economía, ahora o en una futura presidencia de Daniel Scioli, sería comenzar con una fortísima devaluación en el mercado oficial para ir, subsiguientemente, ajustando todas las demás variables en forma gradual y eventualmente converger hacia la dirección inexorable. Esto mismo pensaba Ricardo Zinn, cuando como asesor de Celestino Rodrigo, le propuso al gobierno de Isabel Perón adoptar las medidas de junio de 1975. Y esto mismo parecen pensar alguno de los asesores económicos de Sergio Massa, especialmente los que se atribuyen haber generado superávits gemelos a partir de la pesificación y extrema devaluación de 2002.
Quienes pregonan que la marcha hacia una economía sin desequilibrios debe comenzar con una fuerte devaluación en el mercado oficial, sin levantar el cepo cambiario, sin eliminar la inflación reprimida y sin eliminar los subsidios a las empresas prestadoras de servicios públicos, se valen de la experiencia con la devaluación de 2002 para argumentar que en materia de inflación habrá sólo un impacto inicial y que luego la inflación tenderá a desaparecer. En efecto la inflación que saltó a 42 % en 2002 luego bajó a 3 % en 2003.
Pero esta comparación no tiene en cuenta las grandes diferencias que existen entre la situación la economía de 2001 y 2002 y la situación actual. En aquella oportunidad, la devaluación se produjo en un momento en el que no había inflación reprimida, las empresas de servicios públicos estaban bien capitalizadas, tenían capacidad instalada excedente y el gobierno pudo congelar las tarifas. El único déficit fiscal que existía provenía del pago de intereses de la deuda pública, déficit que desapareció con la declaración de default. Funcionaba y continuó funcionando un mercado único de cambios, sin ningún tipo de restricción para la compra y venta de divisas. Además se partía de una fuerte desocupación que le permitió al gobierno resistir las demandas de aumentos salariales por casi dos años, por lo que fue posible un fuerte deterioro del salario real y de las jubilaciones superiores a mil dólares.
Además, la presión impositiva no superaba el 26 % del PBI, por lo que el gobierno pudo introducir nuevos impuestos, como las retenciones a las exportaciones, ingresos brutos en las etapas intermedias de producción, impuesto a las transacciones financieras no deducibles de IVA y Ganancias y gravar la simple valorización inflacionaria de los activos y de los ingresos a través de un impuesto a las ganancias sin ajuste por inflación.
Ninguna de estas circunstancias, que permitieron generar los supuestamente virtuosos superávits gemelos, ocurre actualmente. Por el contrario hoy hay mucha inflación reprimida por congelamiento de tarifas, controles de precios e impuestos distorsivos. Las empresas de servicios públicos están descapitalizadas y en lugar de capacidad excedente, tienen insuficiente capacidad productiva que significan importantes cuellos de botella para la economía. Existe un fuerte déficit fiscal que no se origina en pagos de intereses sino fundamentalmente en los subsidios que se deben pagar a las empresas prestadoras de servicios públicos. Existe el cepo cambiario y fuertes controles a la compra venta de divisas que da lugar a que aparezca un mercado paralelo de cambios con una brecha importante con respecto al precio en el mercado oficial. La desocupación es relativamente baja, no tanto por creación de empleos en el sector privado sino por el fuerte aumento del empleo público. No se dan las condiciones que permiten al gobierno resistir aumentos de salarios nominales y admitir una fuerte caída del salario real y de las jubilaciones. La presión impositiva alcanza casi al 40 % del PBI y lejos de poder sancionarse nuevos impuestos, será imprescindible eliminar alguno de los más distorsivos.
Para pensar en los efectos que tendría una fuerte devaluación hecha por un gobierno que dice no creer en la libertad económica, en circunstancias como las actuales, la única comparación válida es con la experiencia de 1975 y no con la de 2001-2002.
Un gobierno que crea en la libertad económica podrá encontrar una salida no traumática.
Un presidente que, lejos de quedar atrapado por el “relato”, pueda denunciarlo como responsable de todos los problemas, no debe comenzar con una fuerte devaluación en el mercado oficial sino con una eliminación completa del cepo cambiario. Se trata de una gran diferencia.
Eliminar el cepo significa ir de inmediato a un mercado único y libre de cambios, sin restricciones a la compra y a la venta de divisas, cualquiera sea su origen, comercial, financiero, turístico o de inversión directa.
Hay quienes sostienen que en caso de eliminarse el cepo se estará admitiendo una devaluación del Peso en el mercado oficial incluso mayor que la que decidiría un gobierno condicionado por el relato. Se sostiene que permitir la repatriación de capitales, la remisión de dividendos y la compra ilimitada de divisas para atesoramiento o turismo significará un fuerte aumento de la demanda de divisas.
Pero como se estará permitiendo también la entrada de divisas al precio único, es probable que incluso el aumento de la oferta sea mayor al de la demanda, especialmente cuando hay tantos dólares de argentinos atesorados dentro y fuera del país. Una vez que se advierta que la compra venta de dólares es libre y el precio es único, todos esos dólares comenzarán a reciclarse en operaciones dentro del país. Además, entrarán muchos capitales para inversiones directas y financieras y se favorecerá el turismo receptivo al permitírsele a los turistas pagar en dólares o venderlos en el mercado libre, sin los inconvenientes y riesgos que significa operar en un mercado paralelo.
Quien decida ir de inmediato a un mercado único y libre de cambios, sin ningún tipo de restricciones a las exportaciones e importaciones ni al movimiento de capitales, seguramente adoptará al mismo tiempo otras medidas liberalizadoras de la economía.
La eliminación de cuajo de la inflación reprimida a través del descongelamiento de las tarifas públicas, el desmantelamiento de los controles de precios y la fuerte reducción (o, mejor, eliminación) de las retenciones a las exportaciones, también ayudará a que se acentúe la entrada de capitales y aumenten las exportaciones, y si bien puede haber un impacto en el índice de precios, éste será de una sola vez y por unos pocos meses.
La eliminación de los subsidios a las empresas prestadoras de servicios públicos permitirá eliminar los impuestos más distorsivos sin aumentar el déficit fiscal. La recreación del crédito público, que será inmediata al anunciarse la puesta en vigencia de una economía libre y conectada con el mundo, permitirá que el déficit fiscal remanente, hasta su desaparición, pueda financiarse con endeudamiento a largo plazo y no requiera de emisión monetaria.
Se podrá implementar la combinación de política monetaria restrictiva y política fiscal expansiva, basada no en el aumento del gasto público sino en la reducción de los impuestos que es la única receta capaz de sacar a una economía de la estanflación.
Un gobierno no atrapado por el “relato” podrá conseguir que los sindicatos acepten un aumento de suma fija para compensar el aumento de las tarifas públicas y la eliminación de cuajo de la inflación reprimida, amén de que a las familias más pobres se podrá no sólo continuar abonándoseles los subsidios sociales sino subsidiarles el consumo de gas, electricidad y transporte por las cantidades definidas como necesidades básicas. Las negociaciones salariales podrán basarse en la inflación esperada hacia el futuro y no en la inflación pasada. Esto se hará posible porque el conjunto de medidas implementadas y las que se anuncien para reducir gradualmente el déficit fiscal, producirán una fuerte caída en la expectativa de inflación.
Se habrá aventado el riesgo de Rodrigazo y el costo del ajuste en términos de nivel de actividad económica será mínimo. Es posible que de inmediato la economía comience a recuperarse porque aumentará el flujo de inversiones, que se direccionarán a los sectores que más las necesitan para eliminar los cuellos de botella, y la producción dejará de estar restringida por escasez de insumos y de bienes de capital.
En síntesis, para 2016 pueden preverse dos escenarios diferentes según que el próximo gobierno esté condicionado o no por el “relato” kirchnerista.
En el primer caso, es decir si el próximo gobierno está comprometido a continuar con el manejo económico kirchnerista, se va a producir una fuerte devaluación en el mercado oficial que producirá los mismos efectos que el Rodrigazo de 1975. Esto podrá no ocurrir en los primeros meses, pero en algún momento de 2016 ocurrirá, porque el Banco Central se quedará sin divisas. Los exportadores van a esperar una fuerte devaluación, aunque el gobierno la niegue, y sólo liquidarán las divisas indispensables para afrontar los pagos internos ineludibles. Cuando se quede sin reservas, el gobierno intentará acercar el tipo de cambio oficial al paralelo, sin eliminar el cepo cambiario.
En el segundo caso, si el gobierno puede echarle la culpa al relato kirchnerista de todos los problemas heredados, hace un buen inventario inicial y elimina el cepo cambiario como prueba de que confía en la libertad económica, puede lograr de inmediato una eliminación de los desequilibrios más condicionantes y poner en marcha un plan de estabilización y crecimiento basado en una virtual eliminación de las expectativas inflacionarias hacia el futuro. No sólo no habrá Rodrigazo sino que es posible que los ajustes puedan realizarse sin costo en términos de caídas adicionales en el nivel de actividad económica.
Excelente Mingo… Me quedó fuera del escenario (tanto positivo como negativo) el tema de tu anterior artículo (peligrosa evolución del stock de Lebacs) ¿Cómo solucionamos esto?
Si mirás las respuestas a los comentarios del post anterior, vas a encontrar un muy buen análisis de Felipe Murolo al respecto. La clave para resolver éste y otros problemas es que el conjunto de medidas que acompañen al levantamiento del cepo recree el crédito público. En ese caso no será difícil reemplazar a las LEBACs por títulos a largo plazo colocados no en los bancos sino en el mercado de bonos. Un abrazo.
Me parece genial !!! Espero que su pensamiento sea divulgado claramente para que ocurran dos cosas:
(1) que la gente entienda que es beneficioso para todos incluyendo aquellos que tienen vericuetos para beneficiarse con el “relato”.
(2) Que los políticos presidenciables y miembros del congreso tengan agallas para ir anunciándolo.
Un abrazo
Domingo
Coincido plenamente. Un abrazo Tocayo.
Dr. Cavallo, comparto gran parte la nota, lo que me genera dudas en la segunda opción, es que va a tener que ser una devaluacion bastante brusca la que se generaría al liberar el mercado, porque tenemos una gran inflacion acumulada con salarios en dolares muy altos, los que nos hace muy caros para el mundo.
Ademas el golpe de liberar los subsidios, produciría como Ud dice una suba unica en los precios, pero que va a tener que ser acompañada por devaluacion para que no vuelva a bajar el tipo de cambio real, mas con todo lo que el dolar ha recuperado en el mundo con la mayoria de las monedas.
Yo creo que las medidas que dice las comparto para salir de esta situacion complicada, con una politica monetaria restrictiva y una fiscal expansiva, pero si creo que deberiamos hablar de un dolar de al menos $15 pesos para tener una «buena» oferta de divisas que permita equilibrar el mercado cambiario, dada la inflacion acumulada.
Es difícil estimar ahora qen que nivel se estabilizará el precio del dólar cuando se hagan todas las cosas que yo planteo en el post. También dependerá de si se eliminan o nó las retenciones y los impuestos que hoy encarecen el costo de producción de los bienes exportables. Los salarios en dólares van a bajar, pero ello no significará necesariamente caída del salario real, porque la inflación será menor al aumento en el precio del dólar. El tipo de cambio real es una medida muy imperfecta de la competitividad. Lo más importante es que haya un mercado único y libre y que los precios de los bienes y servicios se determinen también libremente en mercados sin distorsiones. Esto es lo que va a asegurar la competitividad. El nivel del tipo de cambio nominal va a depender por supuesto de la emisión monetaria que se haya acumulado, pero también de las expectativas que sea capaz de generar el nuevo gobierno. Un abrazo.
Muy buen artículo. Si el responsable de la economía del próximo gobierno lo lee, lo entiende y lo aplica, estamos salvados. Además, quizás el electorado, al ver las consecuencias positivas para la economía se acostumbre a votar políticas más realistas y deje de obnubilarse por fin con el canto de las sirenas populistas.
Coincido Santiago. Un abrazo.
Estimado Domingo: por suerte te has permitido delinear los aspectos principales de un plan económico para los primeros 100 días del próximo gobierno. Se que la gente del PRO está trabajando en eso, y descarto que los que lideran los equipos son Federico Sturzenegger, Rogelio Frigerio, y Carlos Melconian. Esta claro para mi que, al margen de las diferencias de enfoque que pudieran tener, tu influencia moral e intelectual sobre los dos primeros es indubitable. Ojalá te hayan contactado o lo hagan para tomar en cuenta tus recomendaciones. Creo que tenemos que apoyar a Mauricio (aunque no en forma abierta porque lamentablemente le sacaría votos) si queremos mantener viva la esperanza de que el país salga adelante. Como siempre, va con abrazo, y con el entendimiento (finalmente) que tenes razón, hay una luz al final del túnel. Me gustaría ayudar, pero no sé cómo. Jorge Pedro
Me ayudás siguiendo mi blog y haciendo comentarios, que son siempre muy relevantes. Yo prefiero que más que consultarme lean todo lo que escribo. Lo hago para ayudar desde afuera. Un abrazo.
Hago votos por el escenario más benigno. Pero siendo realistas, y tomando en cuenta las demandas de amplios sectores de argentinos, ¿cuál de los dos es el más probable?
Yo hago fuerza por que sea el más benigno. Pero veremos… Un abrazo.
Excelente ,,muy buen comentario .
Ahora es el tiempo de lso politicos ,ellos deberán decidir cómo van a operar con esos datos .
Que son claros .
Ellos tendrán que demostrar con cifras ,un buen relato y una gran profesionalidad .
Que estafa !!! ….peronismo puro .
Esperemos que actuén responsablemente. un abrazo.
Estimado Mingo.
Ud sugiere primero sacar el cepo cambiario y luego descongelar tarifas.
Mi pregunta es :
Cómo se hace frente a la avalancha de demanda de usd sin liquidar las pocas reservas rápidamente.
Ud piensa que el dólar va mantener su nivel actual? Sin producirse una escalada alcista?
Muchas gracias y ojala reciba una respuesta.
Mi respeto hacia ud. Ante todo.
Saludos cordiales.
Al eliminarse el cepo se conformará de inmediato un mercado único y libre de cambios. El Banco Central no intervendrá, es decir, no venderá ni comprará reservas. La oferta y la demanda de dólares determinaran el precio. La oferta de dólares, por reciclaje de los muchos dólares billete y depósitos en el exterior que tienen los argentinos, más la entrada de capitales financieros e inversión directa, además del turismo receptivo, puede no sólo equilibrar la demanda sino excederla. Pero seguramente, el tipo de cambio se determinará en un lugar intermedio entre el precio en el paralelo y el precio en el oficial. Más cerca de uno o del otro según la menor o mayor confianza, respectivamente. La gran diferencia con una devaluación en el mercado oficial, decidida por el Gobierno sin eliminar el cepo, es que, en este último caso, el precio en el mercado paralelo también subiría y no se aplacarían las expectativas de nuevas devaluaciones en el mercado oficial. Un abrazo.
Excelente!
Pero como podemos aniquilar esta ideologia si cada fin de a~o la clase media sale de vacaciones y encima tiene estabilidad laboral?
A la gente no le importa nada. Como van a ahorrar y ser cautos si tienen educacion universitaria y jubilacion garantizada?
No entiendo para que industrializamos. Colombia, delego casi toda su industria a estados unidos (en especial la fabricacion de autos) y estan creciendo. Nosotros seguimos siendo esclavos de los subsidios a la industria y estamos creando una clase media arrogante.
No sé porque mi respuesta no aparece en el blog. La reitero: La ideología populista-estatista-proteccionista va a ceder ante las evidencias de ineficacia e injusticia que ponen de manifiesto la inflación y la recesión. Ya ocurrió con esa ideología, característica de los 50’s, que se revirtió bastante en los 60’s. Luego, cuando se reinstaló en los 70s y 80s, nuevamente cedió ante la evidencia dramática que significó la hiperinflación de 1989 y 1990. Por eso fueron posibles las reformas de los 90s. Ahora esa ideología se ha vuelto a instalar de la mano de los Kirchner y con el apoyo que significaron la bonanza externa reflejada en el precio de la soja y las bahjas tasas de interés en el mundo. Pero ahora la estanflación está abriendo nuevamente los ojos de la gente. Yo creo que como ya ocurrió en los 60s y 90s, en los próximos años la ideología populista-estatista-proteccionista va a ceder paso una ideología más sincera y liberal. Un abrazo.
Excelente lo suyo Dr. Cavallo: Coraje y un intensivo estudio previo será un «must», llegar sin dudas sobre las decisiones a tomar y hacerlas en un paso. Ir paso a paso, como lo demuestran muchas economías en similar condición, es condenarse al fracaso. En todos los países, con situaciones semejantes, donde se hicieron los cambios lentamente, fracasaron. Más es necesario tomar las decisiones correctas. Los reales peligros no están al inicio sino que aparecen más tarde. Si se elabora un programa se verá que ciertas partes, las soluciones tienen distintos vencimientos. Todo lo que es rígido necesita un estudio para flexibilizar. La mayor incertidumbre será ver caer, la desastrosa inflación que heredará el próximo gobierno, más si se toman las decisiones elaboradas con tiempo, es seguro que la inflación caerá. Quizá la re-activación demore un poco, pero llegará, porque la Argentina demostró que siempre que hay confianza hay un impulso basado en sus fortalezas. Otro de los grandes problemas a enfrentar será replantear la deuda interna y externa, ya que somos un país en quiebra, y para que los vencimientos no agobien el impulso. El Ministro de Economía que asuma deberá trabajar antes de tomar el gobierno para promover un ambiente favorable entre los acreedores e intentar conseguir probablemente una nueva quita. Debería eliminarse de cuajo a los postulantes que no inspiran confianza en el mercado financiero mundial y el que asuma deberá presentar un planteo creíble y sustentable de la futura acción de gobierno, ayudándose de estudios pragmáticos sobre el funcionamiento.
Yo creo Rodolfo que lo primero que el nuevo gobierno tendrá que conquistar es la confianza de los propios argentinos. la de los inversores del exterior vendrá después, en la medida que renazca la confiaza interna. Los resultados positivos se pueden ver muy rápido. en abril de 1991 renació la confianza y de inmediato la economía se estabilizó y comenzó a crecer vigorosamente. Un abrazo.
Dr. Cavallo, he leído con mucha atención e interés su artículo, los comentarios y sus respuestas a los mismos. Parece viable entonces la posibilidad de que ante la eventual eliminación del cepo cambiario, sumado ello a la confianza interna y externa en un probable nuevo gobierno, el valor de la divisa norteamericana se posicione en el 2016 por debajo del valor actual en el mercado blue. Tal vez en los diez pesos.
Mi duda radica en la motivación del actual gobierno para no tomar ya algunas de las medidas que usted tan bien detalla para sanear la economía. ¿Es sólo por mantener el relato hasta las elecciones presidenciales? Porque gran parte de dichas medidas no comenzarían a tener efecto hasta después de los comicios. ¿No será tal vez que la situación actual está produciendo una posibilidad de negocio financiero que beneficia a determinados sectores que tienen conexiones con el poder y de esa manera eludir ciertas operaciones que al resto de la ciudadanía y empresas se les complica realizar de manera legal? En caso de ser así, ¿cuál es la operatoria financiera que el gobierno está ayudando a encubrir? ¿Se podrá conocer en un futuro quiénes se benefician de ella? ¿Existe la posibilidad de tipificarla en algún tipo penal?
Muchas gracias por todo, mis más cordiales saludos.
Es difícil estimar a que precio se estabilizará el mercado cambiario. La confianza que inspire el nuevo gobierno seguramente ubicará el precio del dólar, cuando se elimine el cepo, un escalón por debajo del blue. Pero del blue de ese momento, que puede ser bastante más alto que el actual. Yo creo que el gobierno no va adoptando las medidas correctas ahora, porque si lo anunciara nadie le creería y, posiblemente, se producría un aumento del precio del Dólar muy por arriba del nivel que hoy tiene el blue. Ello, para un gobierno que no inspira confianza, será el detonante de un «Rodrigazo» como el de 1975. El gobierno lo sabe y por eso no actúa. No creo que esta estrategia del gobierno responda a un interés económico de los amigos del poder sino al interés político de la Presidenta. Hoy hay un muy buen análisis de Pagni en La Nación sobre este tema. Un abrazo.
Domingo, me parece muy apropiado el análisis efectuado y las lecturas propuestas. Considero que los análisis están incompletos sin considerar las medidas tendientes a lograr el equilibrio externo. Una eliminación del cepo debiera llevar paulatinamente el tipo de cambio a un nivel cercano al de equilibrio para que las «cuestiones internas» se encuentren en condiciones de acomodarse, de lo contrario podríamos caer indefectiblemente en una estanflación mas pronunciada como la indicada. Ahora, cómo llegar a esa instancia, haciendo un mix de liberación de importaciones, disminución de retenciones, devaluación y políticas tendientes a mantener la baja del salario real para mejorar la competitividad.
Quizás ya hayas recibido por e-mail mi respuesta a tu comentario, pero como no aparece en el blog te la reitero. Es sorprendente cuán rápido y eficazamente se resta blecen los equilibrios cuando se liberaliza en forma completa y simultánea una economía fuertemente intervenida. La recuperación de la compettividad vendrá más de la eliminación de regulaciones restrictivas (incluídas las que restringen la importación de insumos y bienes de capital) y de la eliminación de impuestos distorsivos que de una caída de los salarios reales. Los salarios van a caern en términos del dólar de exportación pero no necesariamente en términos del costo de la vida. Hay que tener en cuenta que cuando hay un mercado paralelo y las importaciones están cuantitaivamente restringidas, los precios internos de la mayor parte de los bienes importados y de los ustitutos de importaciones terminan valuados a la cotización del Dólar en el mercado paralelo. No a la cotización oficial. Un abrazo.
Cavallo
Lo que me molesta es que los platos rotos los va a terminar pagando el proximo gobierno que justamente va a intentar implementar el segundo esenario. Pero no creo que termine de hacerlo porque va a ser castigado en la primera eleccion que se realice provocando la vuelta de los K.
Creo que es intencional esta mala administracion para dejar la peor situacion posible y mucha gente no lo sabe.
Saludos
La clave para el éxito político es que cuando el próximo gobierno produzca el sinceramiento lo haga en un sólo acto y explique que lo tiene que hacer por los desequilibrios que creó el gobierno anterior. Sólo un gobierno que pueda echarle la culpa de los ajustes a quien realmente los hizo inevitables, podrá conseguir que la gente le crea y lo acompañe. Un abrazo.
Estimado: que efecto (economico y electoral) podría tener este gobierno si aplicaría una reducción en la alicuota general de iva de 21%. Pregunto ¿sería un oxigeno a la economia a los sectores mas empobrecidos? ¿por que no se toma en cuenta, ya que tiene un impacto significativo? muchas gracias
saludos cordiales.
Para el ritmo al que aumentan los precios, el efecto de una reducción en el IVA sería imperceptible para la población. Produciría mejores efectos tanto económicos y sociales una eliminación del impuestos a los ingresos brutos en etapas intermedias de producción, una eliminación del impuesto a las ganancias puramente inflacionarias y permitir que el impuesto a las transacciones financieras se tome a cuenta del IVA y de ganancias. Este tipo de reforma impositiva tiene la virtud de aumentar la competitividad y atenuar la recesión y la desocupación. Pero el gobierno no lo va a hacer, porque trata de seguir teniendo recursos para umentar el gasto público. Este gobierno, como todos los populistas, creen que la forma de beneficiar a la gente es a través de un creciente gasto público. No es así en la realidad, pero ellos lo creen y actúan en consecuencia. Nunca se les ocurre que es bueno reducir o eliminar impuestos. Un abrazo.
Una de las falencias de la democrática argentina, es la falta de una voluntad política común, lo que impide que se constituya un buen gobierno con chances de tener éxito. El buen gobierno es aquel que hace lo que tiene que hacer, bosqueja e implementa opciones coyunturales y opciones estratégicas de mediano y largo plazo. El buen gobierno no se reduce a perdurar en el poder, su responsabilidad primaria es hacer lo necesario para crecer gestionando los asuntos comunes. La Argentina carece de proyecto colectivo, con orientación estratégica, fuerza simbólica y aquiescencia social. Los hombres políticos se muestran absorbidos por la competencia electoral, por el juego político agonal, y desorientados estratégicamente por la mera maniobra electoral. En este escenario de dirigencia política, veo muy difícil que, aun las mejores opiniones de expertos y sus consejos económicos encuentren el eco que necesitarían para que, en su coherente persistencia en el tiempo, produjeran buenos resultados en el largo plazo. Si a Cavallo no lo hubieran ahogado el marasmo de corrupción y la incompetencia de pérfidos y mórbidos políticos que debían sostenerlo, hoy tendríamos otra Argentina.
Gracias Luis por tu reconocimiento. Coincido plenamente con tu opinión sobre lo que debería ser un buen gobierno. Un abrazo.
Estoy de acuerdo en que hay que sincerar la economía (frase tantas veces repetida), sólo me queda la siguiente duda, la combinación simultánea de eliminación del cepo, suba del dólar, eliminación de subsidios y aumento de tarifas, sumado a un fuerte impacto inflacionario general inicial, llevaría de inmediato a una enorme tensión social, básicamente, los salarios no podrían acompañar el ajuste y las divisas no entrarían de inmediato. Por más acotado en tiempo que este impacto pudiera ser hasta que se estabilice la economía, imagino que no podrá ser menor a varios meses (pongamos seis meses a un año). ¿Cómo evitaría ud. que en ese lapso los sindicatos incendien el país? Si me va a responder que mediante subsidios a la demanda para aliviar a los más necesitados, anticipo que ello requiere mucho tiempo de implementación y que los necesitados incluirán a la clase media, con lo que el 80% del país va a estar en problemas. Gracias.
Yo creo que si el nuevo gobierno explica bien el sentido de todas las medidas que adopte, la entrada de dólares por reestablecimiento de la confianza va a ser inmediata, como lo fue en abril de 1991. En ese caso el precio del dólar en el mercado único y libre no implicará devaluación con respecto al precio en el mercado paralelo sino, posiblemente, revaluación. Si bien aumentará el precio del dólar para importaciones y exportaciones, muchos de los precios, al menos de las importaciones y de los productos que sustituyen importaciones ya están valuados al precio del mercado paralelo. Por otro lado, alas familias del quintil de ingreoss más bajo se les va a poder mantener las tarifas por los consumos considerados necesidades básicas. Será clave que el gobierne explique que el sinceramiento es sólo poner al descubierto lo que el gobierno anterior mantenía escondido debajo de la alfonbra. Las negociaciones salariales habrá que llevarlas a cabo teniendo en cuenta la expectativa de inflación hacia adelante y no la inflación precedente ni la que se explicite como consecuencia del sinceramiento. en todo caso, para compensar el golpe inicial se podrá negociar un aumento por suma fija de una sola vez. Un abrazo.
Dr Cavallo,
Le agradezco su exposicion tan didactica. El unico aspecto que no me queda claro es el de la politica comercial para el preiodo de transición. Argentina necesita desarrollar un sector productivo cuya competitividad se apoye en su productividad. Sin embargo, si se abren las importaciones abruptamente se corre un riesgo de que la industria argentina, atrofiada por largos años de protección de importaciones, restriccion de importaciones de bienes de capital y subsidios distorsivos, genere una ola de despidos masivos que inviabilizarian politicamente un escenario de reformas estructurales. Que recomienda al respecto?
Saludos
Fernando
Si la apertura se hace con un tipo de cambio único y libre y se eliminan los impuestos que hoy le quitan compettividad a la industria, los aranceles de importación consolidados ante la OMC son suficientes para dar una buena protección a la industria. La mayor desprotección surge de los impuestos distorsivos y de las regulaciones que impiden el aumento de la productividad, entre ellas las restricciones para importar insumos y bienes de capital. Un abrazo.