El Gobierno de Duhalde ha provocado la paralización de las inversiones en infraestructura y los servicios privatizados durante los 90’s, y ahora, su candidato presidencial, propone la re-estatización de aquellas actividades. Si lo hicieran, estarían creando el obstáculo más grave que puede imaginarse al crecimiento futuro de la economía argentina.
Si no fuera por la paralización de inversiones en infraestructura y servicios privatizados, debería ser muy fácil tener dos años consecutivos de expansión económica superior al 10 % anual, como en 1991 y 1992. Sólo se necesita reactivar el consumo y, en principio, la capacidad productiva debería estar disponible porque aún con una expansión de demanda de esa magnitud, apenas se estarían alcanzando los niveles de actividad que la economía ya tuvo en 1998. Pero la paralización de inversiones de las empresas privatizadas en rubros como la electricidad, el gas, los transportes y las comunicaciones, no permite mantener aquella capacidad productiva y, por consiguiente, apenas se note la expansión de la demanda, comenzaran a encontrarse cuellos de botella por el lado de la oferta de infraestructura y de servicios.
Estos cuellos de botella deberían desaparecer cuando comiencen las inversiones, lo que en principio, las empresas privadas podrían hacer una vez que, renegociados los contratos y realineadas las tarifas, sus flujos de fondos vuelvan a ser positivos. Pero si se avanza hacia la re estatización de los servicios, como parece proponerlo Néstor Kirchner, aún con tarifas recompuestas, las inversiones volverán a ser negocios plagados de corrupción e ineficiencia y, como ya ocurrió en la década de los 80’s, las inversiones no aumentarán la capacidad productiva. De esta forma, el problema que desde principios de 2002 ha creado la pesificación y el congelamiento de tarifas, se perpetuará en el tiempo a través de la re estatización, transformándose en un formidable obstáculo al crecimiento.
El caos económico creado por la cesación de pagos y el abandono de la convertibilidad ha generado millones de pobres adicionales durante 2002, pero si además, no se revierte el clima de paralización casi total de inversiones que siguió a aquellas decisiones, las consecuencias no se limitarán a unos pocos años, sino que se prolongarán en el tiempo y condenarán a nuestro país al estancamiento económico, algo que ya vivimos en las décadas de los 70’s y 80’s.
Es muy importante que la gente advierta este peligro y no acompañe con su voto a quienes pregonan políticas tan retrógradas. Si antes de la elección del 27 de abril se produjeran debates en los que participen los candidatos presidenciales, éste y otros temas importantes podrían clarificarse, y eso ayudaría a la gente a votar con inteligencia. Ojalá esta vez, los candidatos que lideran las encuestas no los eludan como lamentablemente lo hicieron en 1999.
Domingo
Lo que nunca reestatizaria son las empresas de telecomunicaciones a pesar de todo, cada vez hay mas competencia e inversiones y son eficientes.En el sector petrolero también hay mucha inversión privada.Para mi se perdió una oportunidad única hace años de crear la Aeroisla frente a Aeroparque,era una fabulosa obra muy necesaria para el país no veo por ahora la necesidad de tener un tren bala.
Sus comentarios son siempre muy valiosos.