Sin moneda y sin crédito la estanflación sólo tenderá a agravarse.

Política fiscal es sinónimo de política de deuda pública. Una política fiscal expansiva es aquella que genera un déficit fiscal financiado con endeudamiento para aumentar la demanda agregada y contribuir a que la economía salga de una recesión. Una política fiscal contractiva es aquella que genera un superávit fiscal y permite reducir el endeudamiento público para evitar el recalentamiento de una economía que está viviendo un boom económico.

Para que se pueda implementar una política fiscal expansiva se necesita que exista el crédito público, es decir que el Tesoro pueda acceder a endeudamiento a tasas razonables de interés. Hoy, aunque se quisiera, no se puede implementar una política fiscal expansiva porque nuestro país no tiene crédito, ni externo ni interno. Lo que el gobierno está haciendo es financiar el déficit fiscal con emisión monetaria. Eso significa cobrar el impuesto inflacionario. Luego de cobrar ese impuesto no hay déficit y por lo tanto no puede haber efecto positivo sobre la demanda agregada.

Política monetaria es sinónimo de búsqueda de la estabilidad de los precios. La política monetaria sirve para hacer bajar la inflación o sacar al país de una deflación. También puede ayudar a atenuar el ciclo económico cuando la inflación viene asociada con fuerte expansión del nivel de actividad económica y la deflación viene asociada con un clima de recesión. Pero para que se pueda aplicar una política monetaria adecuada, se necesita que haya moneda.Es decir, que el Banco Central administre una moneda en la que la gente confíe y de la que la gente no esté desesperada por desprenderse. Hoy nadie confía en el Peso y la mejor demostración de que ello ocurre es que hay una brecha de más del 40 % entre el valor del Dólar en el mercado oficial (en el que la gente no puede convertir sus pesos) y el mercado paralelo (al que la gente tiene que recurrir si quiere convertir sus pesos en monedas extranjeras).

En una economía que sufre estanflación pero en la que existe la posibilidad de hacer política monetaria y política fiscal, la combinación adecuada es: política fiscal expansiva (déficit fiscal financiado con endeudamiento) con política monetaria contractiva. La primera sirve para estimular el nivel de actividad económica y la segunda, para frenar la escalada inflacionaria y apuntar a metas bajas de inflación.

Puede sorprender que yo sostenga que de existir la posibilidad de endeudamiento a tasas razonables, lo correcto en una situación como la actual sería aplicar una política fiscal expansiva cuando el gasto público como porcentaje del PBI ha alcanzado niveles records. Pero el déficit fiscal que yo sostengo que correspondería financiar con endeudamiento es el déficit fiscal que se originaría no en el aumento del gasto público sino en la eliminación de muchos impuestos distorsivos que hoy desalientan la inversión y hacen perder competitividad a la producción.

Lo que el gobierno Argentino está haciendo hoy es utilizar al Banco Central para financiar el déficit fiscal, es decir, para cobrar el impuesto inflacionario. Como la base del impuesto inflacionario es la masa monetaria, esta política induce a que aumente cada vez más la velocidad de circulación del dinero, con lo que el proceso inflacionario se acelera: cada vez será necesaria una tasa de inflación mayor para cobrar un mismo porcentaje del PBI como impuesto inflacionario. Como luego de cobrar el impuesto inflacionario la política fiscal resulta neutra o contractiva, porque el impuesto inflacionario puede incluso ser superior al déficit y beneficiar, por ejemplo, a los intermediarios financieros, el resultado es que no se sale nunca de la recesión. Por el contrario, la recesión tiende a agravarse.

El conflicto con los fondos buitres y la justicia de New York hace que desaparezca por completo el crédito público y que la gente confíe cada vez menos en la moneda argentina. Sín moneda y sin crédito la estanflación sólo tenderá a agravarse.

Emilio Perina, Mariano Caucino y Gabriela Funes me entrevistaron en radio el Mundo

Fue un reportaje en el que me pude explayar sobre las ideas que presento en mi libro «Camino a la Estabilidad» y mi evaluación del actual conflicto con los fondos buitres. El audio del programa está dividido en dos partes. Estos son los links:

Parte 1:

 

Parte 2:

 

Horacio Tomás Liendo: la lectura más inteligente sobre el default

Recién hoy leí el artículo que publico Horacio Tomás Liendo en Clarín del lunes 28 de julio. No lo había visto antes porque ese día estuve viajando por el interior  y no tuve al diario Clarín en mis manos. Por si a alguno de los visitantes del blog también se les escapó el artículo, decidí subir el link a mi blog. En mi opinión, se trata de la interpretación más inteligente que he leído sobre el problema que estamos enfrentando. Acá va el link http://www.clarin.com/opinion/default-innecesario_0_1183081723.html

Traten de no alimentar más buitres

Por Domingo Cavallo, para Perfil

Los buitres van a realizar ganancias importantes a costa de la Argentina porque el gobierno de Néstor Kirchner en 2005 llevo a cabo una muy mala restructuración de la deuda pública. Se engolosinó con una supuesta quita, que por otro lado no fue muy importante porque terminaron pagando los denominados cupones de PBI, pero le dejaron el terreno preparado a los fondos buitres para que llevaran a cabo su tradicional estrategia de litigar en los tribunales de Nueva York y terminar cobrando, no sólo el monto de la deuda original, sino todos los intereses, más punitorios y costas.

En lugar de haber planteado cláusulas de salida consentida que hubieran quitado a quienes no se presentaban al canje la posibilidad de litigar en Nueva York, algo que era bien conocido y que en 2001, cuando estábamos preparando la reestructuración ordenada de la deuda teníamos muy en claro, sancionaron la denominada ley cerrojo y concedieron las clausulas RUFO. Si los asesores letrados del exterior y de los órganos argentinos intervinientes  no alertaron al Ministro de Economía y al Secretario de Finanzas del enorme riesgo que estaban asumiendo, deberían ser demandados por mala praxis profesional. Si les advirtieron del riesgo y las autoridades argentinas lo asumieron a sabiendas de lo que significaba, se trató de un grave error político.

Pero ahora no es momento de llorar sobre la leche derramada. Lo que el gobierno debe hacer es evitar que se cree el caldo de cultivo para más buitres. Los buitres necesitan del default y del desorden de las economías. Por eso yo los denuncié en noviembre de 2001 cuando hacían todo lo posible para que Argentina no terminara la reestructuración ordenada de la deuda que había comenzado el  1 de noviembre de aquel año. Lamentablemente, la pesificación, la devaluación extrema y el default generalizado crearon el ambiente que los buitres deseaban para llevar a cabo su estrategia.

Lo que hay que hacer ahora es cumplir con la sentencia del juicio que nos ganaron para evitar que se sucedan juicios adicionales que pueden terminar multiplicando las pérdidas para el país.  Las consecuencias que podría acarrear la aplicación de la cláusula RUFO han sido magnificadas por la interpretación (muy poco razonable) que el propio gobierno argentino ha hecho y que puede ser utilizada en contra de nuestros intereses. Ahora lo único que queda es ofrecer las garantías que sean necesarias de que Argentina va a cumplir con las sentencias judiciales definitivas a partir de enero, de tal forma que el Juez Griesa esté dispuesto a extender hasta enero la suspensión de la ejecución de la sentencia.

Si en lugar de lograr esa decisión de Griesa, el gobierno Argentino deja que se opere el default de la deuda el 30 de julio, se enfrentará un riesgo de aceleración de la deuda reestructurada que es mucho más peligrosa que la propia cláusula RUFO. En ese clima de desorden y falta de respeto a las decisiones judiciales, lo único que se estará logrando es que los buitres se multipliquen y cuenten con más y mejores armas para seguir luchando en contra del interés de todos los argentinos.  Y mientras tanto Argentina tendrá que seguir financiándose con enormes tasas de interés como las que paga por las LEBACs o como las que rinden los bonos que el gobierno coloca a través de la ANSES.

Ojalá el gobierno de Cristina Kirchner no actúe en los próximos días con el grado de irresponsabilidad con que lo hizo en 2005 cuando llevó a cabo la reestructuración de la deuda con absoluta falta de profesionalidad y pésimo asesoramiento.