El debilitamiento político del gobierno acentúa la resignación social…por ahora

El creciente debilitamiento del gobierno y la convicción de mucha gente de que cualquiera de los candidatos que hoy aparecen en las encuestas, cuando resulte elegido presidente, introducirá los cambios necesarios para mejorar la situación económica y social, está llevando a un grado de resignación social que no se observó en anteriores crisis de naturaleza parecida a la que estamos viviendo.

No ocurrió mientras gobernaba la Presidenta María Estela Martínez de Perón, cuando en el primer trimestre de 1975 la economía sufría un clima de estanflación y de desequilibrios económicos no muy diferentes a los que vive ahora, ni ocurrió al comenzar el último año de Gobierno del Presidente Raúl Alfonsín, cuando la situación económica era, incluso, mejor que la actual.

Hay varias razones que pueden explicar la diferencia. En primer lugar, la capacidad financiera para armar un  sistema de subsidios sociales  fue muy superior para el Gobierno Kirchnerista que para el Gobierno Peronista de la década del 70 y para el Gobierno del Dr Alfonsín en la década del 80. En este sentido casi 10 años de términos del intercambio externo, inéditamente favorables, le han dado al Gobierno de los Kirchner una fortaleza política más parecida a la del Peronismo de la década 1946-1955 que a los gobiernos a que me refiero en esta comparación.

En segundo lugar, el alto grado de bancarización de los pagos y la eficaz informatización de los organismos de recaudación que se logró gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas ha ampliado el margen de efectividad operativa de los mecanismos de represión económica, sean controles de precios, impuestos distorsivos o regulaciones administrativas sobre los mercados que, aunque entorpezcan la asignación eficiente de los recursos y desalienten la inversión productiva, le permiten al gobierno controlar el comportamiento de los agentes económicos y hacerlos soportar pérdidas por períodos más largos de tiempo que en el pasado.

En tercer lugar, el contraste tan claro entre las políticas del Gobierno Kirchnerista con las que predominan en la mayoría de los países, incluidos nuestros vecinos, que han logrado funcionar con economías más ordenadas y mejor conectadas con el exterior, lleva a la comunidad de negocios de Argentina y a los potenciales inversores extranjeros a pensar que el nuevo gobierno, cualquiera sea el candidato que resulte elegido, producirá un cambio significativo en las políticas, en la dirección de aquellas que han dado buenos resultados en el resto del mundo. Paradójica-mente, esta expectativa lleva a que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner encuentre formas de financiar, en un clima de calma chicha, un déficit fiscal que en otras épocas hubiera provocado con seguridad una fuerte aceleración inflacionaria.

¿Significa ésto que el tránsito por la estanflación durante lo que resta del gobierno de Cristina y el primer año del próximo gobierno va a ser mucho más tranquilo que el que se dio en 1976 y en 1989? Ojalá que sí. Pero yo no estoy muy seguro.

La intensificación de la represión económica que impulsa y sostiene el gobierno junto a las actitudes cada vez más autoritarias a las que viene recurriendo para tratar de lograr impunidad a los múltiples casos de corrupción que se denuncian, pueden llevar a la misma comunidad económica local, a los inversores extranjeros y, sobre todo, a la gente que tiene ahorros líquidos, a tomar conciencia de que el próximo gobierno se verá obligado a permitir cambios en los pecios relativos  que pueden detonar la explosión que las políticas del gobierno actual han estado incubando. Cuando la gente advierta ese riesgo, no debe descartarse que la bomba detone antes del cambio de gobierno.

Para consuelo de los optimistas, si ello ocurre, es posible que el nuevo gobierno asuma con más conciencia de la complejidad de los desafíos que tendrá que enfrentar. Si uno se guía por los discursos de hoy, esa conciencia no existe. Yo creo que tanto los operadores económicos como los operadores políticos están pecando de exceso de optimismo. Por eso insisto en que lean mi libro «Camino a la Estabilidad».

 

 

 

 

Lecciones de la Historia para salir de la Estanflación

Hoy salió publicado en La Nación el artículo que lleva este título. Lo preparé a partir del epílogo de «Camino a la Estabilidad». Me sorprende que se haya dejado de discutir cómo va a resolver el próximo gobierno el problema de la estanflación. La muerte del Fiscal Nisman ha puesto en la agenda un tema institucional y de seguridad que es absolutamente prioritario. Pero no es bueno que el gobierno e incluso los candidatos a reemplazarlo, actúen con despreocupación frente a un problema que puede llegar a tener graves consecuencias sociales y políticas.

Las políticas que están aplicando el equipo económico y el Banco Central acentúan día a día la represión financiera y cambiaria de una manera que no sólo perjudica a los exportadores y a quienes necesitan insumos importados para producir, sino que acentúa el fenómeno de inflación reprimida y exceso de oferta monetaria. El riesgo de que en algún momento esa inflación reprimida haga saltar la tapa de la olla a presión, aumenta día a día. Y si esa tapa salta en la cara del nuevo gobierno sin que éste esté preparado para manejar sus consecuencias, la destrucción institucional que estamos viviendo como resultado de la falta de escrúpulos del gobierno actual, puede terminar siendo agravada por la falta de preparación del gobierno que asuma el 10 de diciembre.

Me parece importante poner este tema en la agenda, porque veo con preocupación que demasiada gente, no sólo de la política sino también de la economía, piensa que, para encontrar soluciones, bastará con cambiar la política exterior y las relaciones comerciales y financieras externas. Yo creo que, frente a la crisis de confianza hacia nuestro país que existe en el exterior, la ausencia total de credibilidad interna sobre nuestra moneda y la magnitud de los desequilibrios fiscales y de infraestructuras, la tarea del próximo gobierno va a ser más difícil aún que la que enfrentamos con el Presidente Menem al inicio de su gestión. Además, el Gobierno del Dr Alfonsín había dejado un sistema institucional funcionando sin la fragmentación y el desprestigio que se ha venido acrecentando, año a año, desde el golpe institucional de diciembre del 2001.

La propuesta presidencial sobre la SIDE es una burla

Ya lo han dicho muchos, pero yo puedo aportar una prueba adicional.  El único cambio claro que Cristina propone al sistema de inteligencia es el traspaso de las escuchas telefónicas al Ministerio Público, es decir a la institución presidida por la Doctora Alejandra Gills Carbó. Sostener que de esa forma se evitará que en el futuro las escuchas telefónicas sean un mecanismo para que algunos jueces y fiscales dejen de ser manipulados por oscuros personajes de los servicios de inteligencia, como, confesado por la misma Presidenta, ha venido ocurriendo durante todo su mandato, es una burda mentira.

Varias personas de la dependencia de Gils Carbó, con la colaboración de Fernando Esteche, uno de los acusados por el fiscal Nisman, fueron quienes me escracharon en oportunidad de la conferencia que dí en la Universidad Católica Argentina el 20 de agosto pasado. A uno de los ejecutores del Escrache lo premiaron con un cargo de director en el Banco Central y hoy es el encargado de supervisar a las entidades financieras. A Esteche lo ayudaron a salir de la cárcel. La razón del escrache fue muy clara: yo estaba siendo juzgado por un Tribunal Oral en la causa del megacanje. Lo hicieron para amedrentar a la Fiscal y a los miembros del Tribunal, anticipando lo que les podría ocurrir si me declaraban inocente. Afortunadamente los jueces no se dejaron amedrentar.

Si las escuchas telefónicas se hacen desde la dependencia de Gils Carbó, estoy seguro de que se acentuará la tendencia a utilizar ese instrumento para lograr impunidad de aquellos a los que el gobierno quiere proteger y perseguir a quienes consideran opositores o a los perejiles a quienes decidan hacer aparecer como responsables de los crímenes cometidos por su gente.

Mi experiencia con la denuncia que hice en su momento sobre las mafias enquistadas en .el poder, me animan a asegurar que los criminales no trepidan en valerse de intimidaciones y hasta de asesinatos para lograr impunidad. Los episodios que rodean a la muerte del Fiscal Nisman ponen en evidencia que aquellos vicios institucionales de las décadas anteriores lejos de corregirse se han agravado. Escuchando a la Presidenta proponer reformas como las que anunció anoche por cadena nacional, me convence cada vez más, que no sufre un delirio sino un deliberado propósito de impedir que se descubra la verdad.

 

 

 

Las declaraciones de Piketty en Buenos Aires me gustaron más que su libro.

Luego de leer dos reportajes importantes que le hicieron muy buenos periodistas a Thomas Piketty en Buenos Aires, Diego Cabot para La Nación y Jorge Fontevechia para Perfil,  debo reconocer que sus respuestas me gustaron más que su libro. Sus declaraciones sobre la economía Argentina han sido prudentes, reconoce no alcanzar a entender la razón de nuestros problemas, pero no se ha dejado engañar por las estadísticas mentirosas del gobierno de los Kirchner. No es poco para un economista al que el gobierno recibió con alfombra roja esperando que respaldara sus políticas. Otros economistas, de credenciales académicas aún mayores que las de Thomas Piketty, tardaron mucho más que él, pen darse cuenta de las mentiras del gobierno supuestamente progresista de la Argentina.

Muy buena crítica de Javier Milei a Thomas Piketty

Leí muchas críticas al muy promocionado libro «El Capital en el Siglo XXI» de Thomas Piketty. Pero recomiendo a los visitantes del blog la del economista argentino Javier Milei, que es uno de los jóvenes economistas con vocación política, con mejor formación de la Argentina. Su opinión seguramente contrasta con la de Axel  Kiciloff, que le recomendó a la Presidente Cristina Kirchner que lea el libro de 400 páginas del economista francés. Ojalá la Presidenta, antes de recibir a Piketty, no sólo haya escuchado a su ministro de economía sino que escuche también la opinión de Milei.

 http://www.infobae.com/2015/01/16/1621246-analisis-del-libro-el-capital-el-siglo-xxi