La demonización de los 90 obliga a los candidatos a esconder lo que realmente piensan

Ni Scioli ni Macri piensan lo que dicen sobre las privatizaciones de los 90. Ambos mienten y lo hacen inducidos por las encuestas de quienes les organizan sus respectivas campañas.

Yo he hablado muchas veces, tanto con Scioli como con Macri. Ambos fueron fuertes entusiastas de las privatizaciones de la energía, los transportes y los servicios públicos. Sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas y de los teléfonos, que se hicieron cuando todavía había un enorme desorden inflacionario, nunca fueron más críticos que lo que fui yo mismo. Y los contratos originales de Aerolíneas y de la vieja Entel fueron renegociados luego de la puesta en marcha de la convertibilidad, de tal forma que se corrigieron muchos de los errores iniciales.

Por supuesto que todo el mundo sabe que los Kirchner, en particular Néstor, fue más entusiasta aún que Scioli y que Macri, porque él jugó un rol activo muy especial, tanto en la sanción de las leyes de reestructuración y privatización de YPF como, en general, de todas las reformas del Estado de los 90.

También fueron entusiastas de la convertibilidad y de la apertura de la economía. Son conscientes, como lo era también Néstor Kirchner, que gracias al clima de confianza que logramos a partir de 1991 se produjeron importantes inversiones que modernizaron la economía y crearon la capacidad productiva que nos ha permitido crecer, no sólo en aquella década, sino también durante los últimos 15 años. Y me refiero no sólo a las inversiones en el sector de la energía y la infraestructura en general, sino también a la inversión en el campo y en la industria. La innovación tecnológica que produjo una verdadera revolución verde se dio en los 90s y todas las nuevas plantas de producción de automóviles también se instalaron en aquella década.

Cuando entre 1999 y 2001, el exceso de gasto y endeudamiento de las provincias con el sistema bancario y los bajos precios internacionales de nuestros productos de exportación llevaron al país a la recesión, los tradicionales intereses proteccionistas y las empresas fuertemente endeudadas en dólares hicieron un lobby descomunal para achacar todos los problemas a la convertibilidad, a la apertura de la economía, a las privatizaciones y a la desregulación. Con gran apoyo mediático, aprovecharon un grave error del FMI, que nos quitó el apoyo justo cuando estábamos en medio de un complejo proceso de reestructuración ordenada de la deuda, para dar un golpe institucional y conquistar el poder.

A partir de allí, para justificar el ajuste brutal y tremendamente injusto que provocaría la pesificación compulsiva de la economía y la extrema devaluación que le sucedió, tuvieron que demonizar a la década del 90. Néstor Kirchner no compartía esta interpretación, pero como su objetivo probó ser más la acumulación de poder que la búsqueda del bien común, cuando vio la posibilidad de hacer campaña para Presidente compitiendo con Menem y Lopez Murphy, se sumó a la interpretación demonizante de los 90, contradiciendo todo lo que había pensado y contribuido a hacer en la década anterior.

Los dos años de Duhaldismo y los 12 años de Kirchnerismo han dado lugar a una interpretación de la historia que, lamentablemente, se va a constituir en una mochila muy pesada, probablemente por muchos años.

Lo estamos viendo. No sólo asistimos al increíble relato Kirchnerista, predicado por Scioli como si fuera un creyente fervoroso, sino que nos quedamos perplejos frente a pronunciamientos de Macri que desconciertan hasta el más alertado. Justo cuando miles de pasajeros sufrían el caos generado por la pésima administración demagógica e irresponsable de Aerolíneas Argentinas, Mauricio Macri aparece como abanderado de la estatización y crítico de las privatizaciones de los 90s. También desconcierta que no sostenga el argumento con el que se opuso a la confiscación de los fondos de los futuros jubilados para aceptar ahora la idea de que es bueno que esos fondos hayan pasado al pozo común de la Anses, desde el que distraen los ahorros de los trabajadores para financiar un alevoso esquema de clientelismo político.

No se va a preparar un buen gobierno con mentiras. Seguro que no con las mentiras del Kirchnerismo. Para ver lo que puede ocurrir cuando la realidad de 2016 le haga descubrir a Scioli (si es elegido Presidente) la necesidad de introducir ajustes impostergables, le va a pasar lo que le está ocurriendo a Dilma Rousseff.

Pero tampoco le va a resultar fácil a Macri, sobre todo si en lugar de sacar al pueblo del engaño al que ha sido sometido, acepta la presión amordazante de las encuestas en las que la gente vuelca opiniones que se formaron sobre la base de la repetición goebelliana de mentiras durante 14 años.

Mi participación en el programa «El Timón de la Economía»

Desde hace algunos meses no participo en programas de televisión en razón de que el clima electoral no facilita una discusión franca de los problemas económicos. Pero decidí aceptar esta entrevista porque encontré que tanto el conductor como los panelistas son economistas que actúan con mucha seriedad. Para quienes no lo hayan visto, decidí subir el video.

Tanto el gobierno Griego como el FMI están actuando con sensatez. Ojalá El gobierno Alemán también lo haga.

Los visitantes de mi blog me reclaman que siga opinando sobre la crisis griega. Pido disculpas por no haber subido ningún post en los últimos quince días, pero traté de responder los pedidos de opinión de varios medios del exterior que leyeron los post que publiqué en español el 28 de junio y en inglés al día siguiente.

Para quienes estén interesados en lo que respondí a esos medios, subo a continuación los tres reportajes más importantes. El primero fue un programa radial de la BBC de Londres. El segundo un reportaje del ABC de Madrid. El tercero un reportaje telefónico que me hizo el medio digital «diario.es» de España.

Las preguntas de quienes me reportearon y sus comentarios en la introducción de cada reportaje, ponen de manifiesto que los periodistas partían de posiciones muy diferentes a las mías, reflejando probablemente la opinión mayoritaria de los economistas a quienes habían consultado con anterioridad.

El curso que han tomado los acontecimientos desde la época de esos reportajes demuestran que está primando la sensatez. Si bien el pueblo griego votó en contra de la aceptación del programa de reformas propuestos por la Troika, queda claro que lo hizo porque Tsypras les dijo que lejos de buscar la dracmización de la economía, con el apoyo del pueblo Griego votando no en el referéndum, él conseguiría mejores términos en una nueva negociación.

Tsypras comprobó pocos días después, que lejos de haber ganado margen de negociación, sólo consiguió minar su credibilidad. Pero a partir de ese momento y luego de pedirle la renuncia a su Ministro de Economía, comenzó a actuar con pragmatismo y sensatez y terminó aceptando un programa más duro aún que aquel al que el pueblo Griego había votado en contra. Tsypras perdió el apoyo de alrededor de 30 miembros de su bancada parlamentaria, pero consiguió el voto favorable de la mayor parte de los parlamentarios de la oposición.

La actitud del Parlamento Griego fue muy diferente a la del Congreso Argentino a fines del 2001, cuando lejos de ayudar al gobierno de De la Rúa a buscar una salida ordenada de la crisis, provocó su caída y llevó a que el corralito se transformara en el terrible corralón: el origen más importante de todos los problemas que hoy vive la economía argentina.

También la actitud del FMI con respecto a la crisis griega está siendo muy diferente y mucho más sensata que la que tuvo frente a nuestra crisis a fines de 2001. Hoy el FMI insiste frente a Europa, en particular frente a Alemania, que Grecia debe recibir un importante alivio para su deuda.

Ojalá el gobierno Alemán escuche esta opinión del FMI y no cometa el error que el entonces Director Gerente del FMI, Horst Köhler, cometió con relación a Argentina, boicoteando el proceso de restructuración ordenada de su deuda.

Si el gobierno Alemán se contagia de la sensatez Griega y del FMI, la crisis Griega encontrará una solución dentro de la Eurozona. Eso es lo mejor que puede ocurrir, tanto para Grecia como para Europa y para todo el mundo.

 

Greece can still avoid a catastrophic exit from the Eurozone

Greece has imposed exchange controls and restrictions to withdraw cash from its banks. Once negotiations with the Troika got interrupted by the decision of the Greek Government to call for a referendum next Sunday, Greece had no alternative to avoid a complete collapse of its banking system. Argentina had to do the same on December 3, 2001, after the banks ran out of US dollars that the public had been withdrawing since the end of 2000. The restrictions were popularly denominated “corralito” or “little fence”.

Given the Argentine experience, the worst for the Greek people has not yet happened, and can still be avoided. What produced a sharp deterioration of real wages and economic activity in Argentina was the compulsory conversion of Dollar assets and debts into Pesos at the preexisting exchange rate. This forced conversion was decreed in January 2002, after the fall of the Fernando de lka Rúa’s Government, and it was popularly called “corralón” or “strong fence”. The “corralón” provoked a drastic fiscal adjustment and deterioration of the standard of living of Argentineans as a consequence of the inflationary burst that followed the massive devaluation of the Peso. It was the worst and more unequitable redistribution of incomes and wealth in Argentina’s history.

The exit of Greece from the Eurozone and the transformation of all contracts from Euros into Drachmas would produce a sharp devaluation of the Drachma. Inflation would follow and it would generate a sharp reduction of real wages and pensions, far worse than the reductions that could have occurred as a consequence of the policies proposed by the Troika.
But resuming negotiations and continuing with measures to achieve fiscal consolidation and carrying out adequate structural reforms, Greece could reverse the current situation in a sustainable way. Greece has the great advantage that the ECB, most European governments and the IMF are willing to resume negotiations.

In Argentina we had the bad luck of having Horst Köler at the head of the IMF. Without consulting with the Board of Directors, he withdrew the IMF from the negotiations—the exact opposite of what has happened in Greece up until now. Fortunately for Greece, Christine Lagarde has said that the IMF is willing to cooperate to reach an agreement that would allow Greece to recover the support of the ECB, find a sustainable solution for Greek Debt, continue with a viable process of fiscal consolidation and finish structural reforms. If Greece resume negotiations, Europe should be smart enough to provide debt relief as to reassure debt sustainability compatible with growth and stability.

The suffering of the Argentinean people during 2002 and the long term consequences of the forced conversion of contracts from Dollars into Pesos, should serve as a painful and inefficient example to avoid for the Greeks.

Those that argue that “the growth” of the Argentinean economy between 2003 and 2012 (after a 10% real GDP collapse in 2002 and a 25 % total fall between 1999 and 2002) originated in the compulsory conversion of the Dollars into Pesos, ignore the fact that in 2003 Argentina had a under-utilized well-capitalized and competitive private sector economy that had been built up in the previous decade, and that starting in mid-2002 Argentina enjoyed the most striking improvement in foreign terms of trade of its economic history. But in spite of all of the “growth” in this period, Argentina remains isolated from the global capital markets and its private sector remains disadvantaged because of persistent stagflation.

Greece does not have such a built up private sector nor underused capacity waiting to be utilized in a devaluation. Greece, therefore, cannot expect a similar “sugar high” of growth from a compulsory conversion of Euros to Drachmas. If Greece follows the same path of Argentina, it will suffer decades of more pain and stagflation.

Grecia y Europa aún pueden evitar que el Corralito se transforme en Corralón

Lamentablemente Grecia se vio obligado a imponer un Corralito. Esto ocurre en cualquier lugar del mundo cuando los bancos se quedan sin liquidez en billetes de la moneda con que se manejan. Para evitar el Corralito deberían haber llegado a un acuerdo ordenado con la Troika sobre la deuda Griega. Hasta aquí esa solución ordenada no se consiguió, yo creo, más por culpa del Gobierno Griego que de el FMI, el ECB (Banco Central Europeo) y la Unión europea.

Pero ahora, para evitar una tragedia, tanto los griegos como la Troika tienen que evitar que el Corralito se transforme en un Corralón. Es decir, tienen que evitar que Grecia se vea obligada a transformar compulsivamente depósitos y préstamos bancarios en Dracmas. Si ello ocurre, los ahorristas griegos que no lograron sacar sus Euros del País o que no tienen sus ahorros en Euros billetes, perderán un gran porcentaje de sus depósitos, tal como los perdieron quienes tenían depósitos en dólares en Argentina en Enero de 2002, cuando Duhalde decidió Pesificar compulsivamente.

Si los Griegos y Europa permiten que el Corralito se transforme en Corralón, los griegos van a sufrir un ajuste fiscal y una caída de los salarios reales mucho mayor a la que se estaba produciendo a causa de la austeridad impuesta por la Troika. Grecia volverá a ser una economía con alta inflación y muy inestable. Además Europa recuperará poco o nada de los 240 mil millones de euros que Grecia le debe. Es probable que en caso de que el Corralito se transforme en Corralón, Grecia termine dejando la Unión Europea y entrando en la órbita geopolítica de Rusia.

Ojalá esta terrible perspectiva lleve al Gobierno Griego y a Europa a evitar que ello ocurra. Las expresiones de Lagarde -completamente distintas a las que hizo Köhler en 2001 cuando en Argentina nos vimos obligados por las circunstancias a imponer el Corralito- parecen orientadas a ayudar a que exista una salida ordenada del problema de la deuda griega con Europa y que las restricciones a la extracción de Euros de los bancos se puedan remover con Grecia siguiendo en la Eurozona y en la Unión Europea. Puede que la triste experiencia Argentina, a pesar de la muy mala interpretación que hacen algunos economistas norteamericanos y locales de las supuestas bondades del Corralón, no cometan el trágico error que el Gobierno Argentino cometió en Enero de 2002.

Las perspectivas de estabilidad, recuperación y crecimiento sostenido de Grecia son mucho mejores si evitan que a las restricciones a la extracción de Euros le siga la dracmización de la economía Griega. El pueblo griego parece intuir que la reintroducción del Dracma no va ayudar sino que provocará una muy injusta redistribución de riqueza y que costará muy caro en términos de la calidad de vida en el país donde nació la democracia. Si se hace el referendum el próximo domingo, yo apuesto a que la gente votará porque haya una solución ordenada y Grecia continúe en la Eurozona y en la Unión Europea.

No evitarán seguir haciendo austeridad, pero habrán evitado una verdadera tragedia. En caso de errar, «Tragedia Griega» ya no será un género teatral de la Grecia Antigua sino una dolorosa realidad de la Grecia del siglo XXI.