Vuelvo a tomar contacto con los visitantes de mi blog

Todo lo que podría comentar sobre las decisiones y acciones del gobierno de Mauricio Macri, que a diferencia del de Cristina Kirchner está integrado por funcionarios honestos, racionales y bien preparados, ya lo escribí en varios libros publicados en los últimos años, en particular en ¨Estanflación¨ (Sudamericana, 2008) y en ¨Camino a la Estabilidad¨ (Sudamericana, 2014).

Como estoy muy ocupado preparando un libro con experiencias argentinas relevantes para las crisis de otros paises, tales como los del sur de Europa, Venezuela, Ecuador, Rusia y las naciones de la Ex Unión Soviética, que me encargó una editorial del exterior, no he tenido tiempo de mantener actualizado mi blog.

Por ambas razones se me ocurrió reproducir en sucesivos posts, algunas páginas de mi libro ¨Camino a la Estabilidad¨ que son relevantes para entender lo que está pasando en materia de inflación. Se trata del capítulo titulado ¨La lucha exitosa contra la inflación¨.

Hoy publico la introdución del capítulo y en sucesivos posts agregaré todos los títulos que le siguen.

Anunciar una regla monetaria; Eliminar rápidamente la inflación reprimida; Se necesita credibilidad y convicción; Además se necesita crédito; Crisis de la deuda por ceguera ideológica; La estrategia inteligente de un nuevo gobierno.

La lucha exitosa contra la inflación

Un gobierno responsable, que quiera crear bases sustentables de prosperidad, debería proponerse luchar contra la inflación, pero no sólo para evitar que se torne explosiva sino para asegurar que, hacia el futuro, la economía argentina no tenga inflación más alta que la que sufre la economía global.

Cualquier inflación crónica y significativamente superior a la del resto de los países se constituirá, inexorablemente, en un freno al desarrollo sustentable de nuestra economía y acentuará la redistribución regresiva del ingreso y la riqueza. Cada vez habrá menos ahorro interno y externo dispuesto a financiar la inversión productiva. Y lo poco que se invierta no servirá para producir fuertes aumentos de productividad, porque no será el resultado de evaluaciones cuidadosas de empresarios con buena información sobre las tendencias de la demanda y de las tecnologías más avanzadas, sino producto de decisiones políticas del gobierno y de los empresarios, enredados en negociaciones oscuras, plagadas de corrupción.

Como ya lo expliqué extensamente en el capítulo anterior, la inflación hace que cualquier economía, y mucho más una que tenga grandes defectos de organización iniciales, se desorganice cada vez más hasta transformarse en una economía sin reglas, en la que impera la ley de la selva y el sálvese quien pueda.
Los ideólogos del tipo de manejo de la economía que se inició en 2002, nucleados alrededor de las ideas del denominado Plan Fénix, se conforman con encontrar maneras de evitar la hiperinflación. Por eso ponen énfasis en la necesidad del equilibrio presupuestario o, como ellos prefieren llamarlo, el “superávit fiscal primario”.

Se refieren a la inflación como si no fuera un problema grave y como si sólo creara el inconveniente de la “pérdida de competitividad por atraso cambiario”. Creen que admitiendo un poco más de inflación se puede evitar el “atraso cambiario” y mantener la economía en un ritmo de crecimiento acelerado.
Ésa era, precisamente, la interpretación de los economistas que asesoraron a los dirigentes políticos de las décadas del 70 y del 80. Por eso caímos en hiperinflación, luego de sufrir varios episodios de estanflación. Todo con un enorme costo económico y social para las familias argentinas, especialmente para las más pobres.

Lo primero que deberá proponerse el gobierno actual o un futuro gobierno que quiera sacar con éxito a la Argentina de la situación de angustia y desesperanza en la que se encuentra es una lucha frontal contra la inflación. Pero su objetivo deberá ser eliminarla de nuestra economía, al menos como fenómeno diferente del que se observa en el resto del mundo.

En lo que resta de este capítulo voy a explicar cómo se puede alcanzar este objetivo. Anticipo, desde ya, que no es tarea sencilla. No es cuestión, simplemente, de aplicar la receta de economistas que entienden del tema. Es una formidable empresa política. Lo era en 2008, cuando redacté este capítulo y lo es aún más en la actualidad, febrero de 2014, cuando el cepo cambiario y la escalada de las expectativas devaluatorias e inflacionarias han agravado mucho el desafío, en comparación al que se enfrentaba seis años atrás. Las complicaciones que se han agregado, serán motivo de discusión en los capítulos que siguen al presente.

¿Por qué me condenan?

Al ex Presidente Carlos Saúl Menem lo condenan por utilizar fondos reservados de la Presidencia para pagar complementos remuneratorios a los funcionarios de su administración. A mí, aparentemente, me condenan por haber cobrado esos complementos entre 1991 y 1993, cosa que hicieron todos los Ministros, Secretarios y subsecretarios y también todos los legisladores nacionales. Eso, a pesar de que yo fui quien en 1991 instruyó a todos los ministros en reunión de Gabinete Nacional a incluir los complementos salariales en las respectivas declaraciones juradas de impuestos, y quien en 1994, conjuntamente con el Ministro Armando Caro Figueroa, convenció el Presidente para que firmara el decreto 838/94 que eliminó el carácter secreto de esos complementos.  La decisión judicial no es solo injusta sino simplemente absurda.

Aún no han dado los fundamentos, pero por lo que leyó el Presidente del Tribunal en oportunidad de dar a conocer la sentencia, el 1 de diciembre, yo habría sido partícipe necesario, igual que el ex Ministro de Justicia Raúl Granillo Ocampo, del delito de Peculado (sustracción de fondos públicos por parte de aquel al que le fuera confiada su administración) del que habría sido autor el ex Presidente Menem durante su mandato.

Como además de la condena de prisión, disponen la confiscación de 220.868 pesos, cifra que surge de mis declaraciones de impuestos de los años 1991 a 1993, mi delito habría sido el cobro durante los 34 meses de esos tres años, de 6.500 pesos por mes, procedente de gastos reservados de la Presidencia de la Nación.

En el caso de Granillo Ocampo, quien nunca mencionó haber cobrado sobresueldos en sus declaraciones de impuestos de los años 1991 a 1993, le confiscan 1.350.000 pesos que, según quienes lo acusaron, habría recibido de gastos Reservados de la Presidencia durante los años 1998 y 1999. La cifra revela que en caso de ser cierta la acusación, lo que Granillo Ocampo habría recibido no puede ser considerado complemento salarial. Es muy difícil encontrar la conexión entre el delito del que se me acusa a mi con aquel por el que se lo acusa a Granillo Ocampo, salvo que lo que fue una acusación de pago ilegítimo de sobresueldos se haya transformado en una acusación genérica de pagos ilegítimos con fondos reservados. Si este fuera el caso, no se entiende cómo pueden haber llegado a una conclusión sin haber indagado, por ejemplo, al Secretario de la SIDE y a los demás Ministros que manejaron gastos reservados.

En mi caso, es bien sabido que hay alrededor de 40 funcionarios, entre ex Ministros, ex Secretarios, ex Subsecretarios y algunos asesores, que también declararon ante la Dirección General Impositiva, haber cobrado durante los años 1991 a 1993, cifras parecidas a las que me condenan a devolver. Y es también bien sabido, porque ha estado en la prensa desde el ano 1993 en adelante, que todos los ex Ministros, ex Secretarios y ex Subsecretarios, así como todos los demás  funcionarios públicos de jerarquía equivalente que estuvieron en funciones entre 1991 y 1993, y los diputados nacionales cobraron complementos salariales procedentes de gastos reservados, aún cuando no aparezca la expresión «Ley Secreta 18302» en sus declaraciones de impuestos.

Yo dediqué varias horas, durante el juicio, a explicar en indagatoria, lo que ocurrió en materia de pagos de complementos salariales con Gastos Reservados de la Presidencia hasta que por iniciativa mía y del ex Ministro Armando Caro Figueroa, el Presidente de la Nación dictó el decreto 838/94 por el que se dispuso que se siguieran pagando los mismos complementos con partidas no reservadas de cada Ministerio.

Por lo que surge de lo hasta ahora conocido de la sentencia, como no me reclaman la devolución de los 201.500 pesos  (6.500 durante 31 meses de 1994 a julio de 1996) que declaré como procedentes del decreto 838/94, el Tribunal considera que lo dispuesto por ese decreto no fue un acto delictivo. Quienes estén interesados en mi explicación, he incorporado a este blog el texto y el video de mi declaración indagatoria del 15 de marzo de 2015 y también el video de la sesión en la que respondí las preguntas de los fiscales, de la querella y del Tribunal.

El pago de complementos salariales con gastos reservados de la Presidencia fue una práctica que viene de muy lejos. Se explica porque en las épocas de alta inflación, cuando los aumentos salariales que se disponían eran por sumas fijas, se achataron las escalas salariales del sector público y los sucesivos Presidentes prefirieron pagar complementos con partidas reservadas en lugar de ajustar las escalas de manera explícita. Sin duda, se trataba de una de las tantas prácticas presupuestarias defectuosas y no transparentes que existieron hasta la sanción de la ley de Administración Financiera que mi Ministerio propuso y logró aprobar en 1992. Pero fue precisamente mi labor como Ministro de Economía y la de Armando Caro Figueroa como Ministro de Trabajo que terminó definitivamente con esta práctica. En mi caso, lo hice apoyando el decreto de 1991 que elevó a 6 mil pesos la remuneración explícita de los Directores Nacionales que cumplían funciones ejecutivas y que, en un número aproximado de 500, venían recibiendo también, hasta ese momento, complementos salariales  procedentes de gastos reservados. En 1992, apenas Menem me dio la atribución necesaria, dispuse aumentar hasta 7 mil pesos la remuneración total de los miembros de directorios de empresas, bancos oficiales y organismos descentralizados, terminando, para alrededor de otros 400 funcionarios, la práctica de que cobraran complementos salariales por gastos reservados. Y en 1994, cuando Armando Caro Figueroa me acompañó en mi empeño por sancionar el decreto 838/94, terminamos con el sistema al disponer que los alrededor de 200 funcionarios que seguían cobrando complementos salariales con gastos reservados, dejaran de recibirlos por esa vía y lo hicieran desde partidas transparentes del presupuesto de cada jurisdicción.

Fui yo quien en 1991 instruyó a todos los ministros en reunión de Gabinete Nacional a incluir los complementos salariales en las respectivas declaraciones juradas de impuestos según una fórmula que incluía la mención de la Ley Secreta 18302, tal como me lo recomendó el entonces Secretario de Ingresos Públicos, Dr Carlos Tachi, quien había consultado al Procurador del Tesoro, al Secretario Legal y Técnico de la Presidencia y al Asesor Letrado de la Secretaria de Informaciones del Estado. Por esta razón, muchos funcionarios declararon los complementos salariales utilizando la fórmula sugerida por el Dr. Tachi. El resto, muy probablemente también los declaró, pero sin mencionar a la mencionada ley. Es asombroso que en la etapa de instrucción se haya procesado precisamente a los funcionarios que declararon  haber recibido esos complementos salariales, aún cuando el entonces jefe de la Oficina de Anti-corrupción, también había sido Subsecretario en el Ministerio del Interior y cobrado esos complementos en los años 1991 a 1993.

Es la primera vez en la que quien corrige una práctica presupuestaria defectuosa y lucha por la transparencia, prestándose sin restricciones a los requerimientos del Congreso Nacional y de los periodistas, es condenado por un supuesto delito de corrupción. ¿Donde está el dolo de mi actuación? Si yo hubiera estado cometiendo un delito ¿piensan los señores jueces que soy tan estúpido como para luchar por que se conociera lo que estaba ocurriendo?.

Sobre este tema he respondido a muchos requerimientos periodísticos y escrito varios posts. Para quienes tengan tiempo y paciencia los invito a releer las notas tituladas «No se investiga la verdadera corrupción» y «Me demonizaron los medios de comunicación» y los posts «La corrupción que no se investiga» y «Siembran confusión para cosechar impunidad«. Espero que la presunción de que los Tribunales Orales y de la Cámara de Casación Penal que hice en el post «Mi procesamiento en la causa de los sobresueldos» termine siendo correcta. Al menos uno de los jueces del tribunal Oral votó en disidencia y la condena no es definitiva y puede ser revisada por la Casación, a la que apelaremos apenas sean dados los fundamentos de la sentencia.

Todos los esfuerzos que me demandaron desde 1995 las persecuciones de los fiscales y jueces de instrucción fueron y siguen siendo un agobio muy grande. Me duele mucho el daño que le causan a mi familia, pero yo los soporto y seguiré soportando mientras tenga fuerza y razón porque la lucha por la verdad y la justicia han acompañado siempre mi empeño en trabajar por el bienestar de los Argentinos. Habré cometido muchos errores, pero nunca delinquí. Si no lo reconoce así la justicia terrenal, confío  en que si lo hará la Justicia Divina.

Agradezco a través de este post las expresiones de solidaridad, pero debo reconocer que estoy sorprendido por las escasas muestras de apoyo que recibí. Obviamente, muchos de quienes fueron mis colegas y saben cuál es la verdad prefieren mantenerse en el anonimato y no arriesgar a escribir un e-mail, enviar un mensaje de texto o hacer una llamada a mis teléfonos.

Mas importante aún, me preocupa el mensaje que la Justicia envía a las personas honestas que deseen ingresar a un gobierno futuro e intenten bregar por la transparencia y la honestidad en las finanzas publicas.  Los que dicen la verdad y declaran sus ingresos, son condenados. Los que mienten y ocultan su patrimonio, aun de la forma mas burda e hipócrita, gozan de impunidad.

 

 

Contento pero preocupado

Sin duda el triunfo de Mauricio Macri es muy importante para Argentina y puede también llegar a ser importante para América Latina. Se trata de una gran oportunidad para conciliar el respeto por las instituciones republicanas, la honestidad y la racionalidad económica, los tres grandes déficits del gobierno Kirchnerista. Como la actitud de Macri frente al descalabro Venezolano es la opuesta a la del gobierno que termina, esto puede también ayudar a que entre en un ocaso definitivo la «Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América», que tanto daño le ha hecho a los pueblos que adhirieron a ella.

Estas dos posibilidades me ponen muy contento. Lo que me preocupa es que aún haya en Argentina más de un 48 % de personas que votaron por la continuidad de las políticas del Kirchnerismo. Este alto porcentaje significa que mucha gente sigue engañada por el discurso mentiroso de los últimos 13 años.

Como Macri tuvo que enfrentar una campaña en la que se lo acusaba de querer imponer un ajuste feroz en perjuicio de los pobres, no pudo explicar con suficiente claridad la magnitud de los problemas que hereda y la imposibilidad de financiar muchos de los subsidios que el gobierno mentiroso e irresponsable de Cristina repartió, no con sentido de justicia social, sino para conseguir votos.

Me consta que para neutralizar los ataques del Kirchnerismo, Macri le pidió a muchos de sus colaboradores que se venían expresando con sinceridad sobre la verdadera situación económica, que mientras durara la campaña electoral no lo siguieran haciendo. Yo mismo me abstuve de hablar sobre el tema y de contestar en este blog muchas de las preguntas que recibí en el último mes, porque vi que utilizaban mis comentarios para atacar a los colaboradores de Macri que en algún momento tuvieron alguna identificación conmigo.

Espero que esta omisión en el discurso de campaña de quien será el próximo Presidente de los Argentinos se revierta pronto. Para que Macri tenga chances de solucionar los muchos problemas heredados, tiene que describir con crudeza y sacar a la gente del engaño al que la han sometido las mentiras del Kirchnerismo.

Es fundamental que no prospere la estrategia que tienen en mente los seguidores de Cristina Kirchner de hacer responsable al nuevo Gobierno de los ajustes que son la consecuencia ineludible de la pesada herencia que le dejan.

 

Ningún dirigente serio apoya la política exterior de Cristina

Aníbal Fernández, siguiendo una orden de Cristina, salió a criticar al Gobernador Juan Manuel Urtubey por sus declaraciones ante el Consejo de las Américas en Nueva York. Entre las muchas extravagancias de nuestra Presidenta, la más temeraria de todas es, precisamente, le pretensión de que quienes se postulan para sucederla se comprometan a mantener su política exterior.

Desde hace mucho tiempo es muy claro que ningún dirigente político serio apoya la política exterior de Cristina. Yo lo señalé en los primeros párrafos del Epílogo de mi libro «Camino a la Estabilidad». Dije entonces:

«A fines de marzo de 2014, cuando estoy terminando de escribir este libro en la ciudad de Cambridge y he podido seguir desde acá la visita a Estados Unidos de Daniel Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa y un grupo grande de políticos que participaron en un seminario en la Universidad de Harvard, incluidos Ernesto Sanz y Juan Manuel Urtubey, no me caben dudas que el nuevo gobierno, cualquiera sea su signo político, va a producir un giro importante en la política exterior de Argentina. La virtual alianza ideológica de los gobiernos de los Kirchner con el régimen venezolano y el denominado Socialismo del Siglo XXI desaparecerá y Argentina retomará la línea de política exterior de los gobiernos de Menem y De la Rúa.»
«Será muy importante que Argentina, que en 1998 consiguió ser incluida en el G-20, aproveche esa pertenencia para demostrar que está dispuesta a respetar las reglas de juego que emergen de los tratados internacionales que el país firmó y ratificó y a apoyar un creciente proceso de integración global en el que prevalezca la paz y todas las naciones puedan avanzar hacia el mejoramiento de la calidad de vida de sus pueblos.»

Estoy seguro que Urtubey fue sincero y dijo la verdad cuando habló de política exterior en nombre de Scioli. Lo asombroso es que Cristina no lo haya advertido. En realidad, lo sabe desde hace mucho tiempo. Pero su estrategia, de una perversidad sin límites, es seguir poniendo condicionamientos a Daniel Scioli, a quien dice apoyar, pero dejando en claro que está dispuesta a entregarle el Gobierno, pero no el Poder.

Ojalá Scioli, si llega a la Presidencia, comience designando Canciller a Juan Manuel Urtubey. Estará enviando una primera señal importante de cambio, tal como lo hizo Menem en 1989, antes incluso de definir con claridad la nueva organización económica y social que impulsaría durante su Presidencia.