No sólo Duran Barba asesora mal al jefe de Gabinete; tambien lo hace equivocar Juan Jose Llach. Una verdadera lástima.

Luego de leer las declaraciones de Marcos Peña tratando de contradecir lo que dije en el reportaje que me hicieron periodistas de El País, me siento obligado a hacer todo lo que esté a mi alcance para sacar al jefe de Gabinete de un equívoco que le puede costar caro al Gobierno de Macri.

Negar que en relación al compromiso con la estabilidad de precios y la integración de Argentina al Mundo hay coincidencia con la orientación económica de los 90’s, no ayuda a convencer a los potenciales inversores externos que el discurso del Presidente Macri es sincero.  Pero puedo entenderlo en función de la campaña electoral y de la estrategia que recomienda Durán Barba para ganar la elección. Creo, de todas formas, que aún en ese sentido sobrestiman la importancia de mis declaraciones. No creo que signifiquen costos electorales de consideración para el gobierno.

Sí me preocupa que, para diferenciar las políticas actuales de las del Plan de Covertibilidad de 1991, pongan énfasis en que ahora el tipo de cambio es flotante mientras que en aquel período era fijo. Este énfasis fue, lamentablemente, sugerido por Juan José Llach en su desafortunado tweet del 9 de octubre pasado.

Hay diferencias mucho más relevantes entre el Plan de Convertibilidad de 1991 y el que, sin alternativas a mano, está aplicando actualmente el Banco Central. Pero, marcar estas diferencias no ayudan a ser optimista respecto a los resultados económicos futuros del gobierno de Macri. Por eso yo no lo hice, salvo en informes no públicos, destinados sólo a profesionales que entienden economía, comenzando con los buenos economistas con que cuentan el Banco Central y el gobierno.

Pero ahora no puedo dejar de mencionar esas diferencias, porque me preocupa que Juan José Llach induzca al Jefe de Gabinete a un error peligroso.

Claro que hay diferencias entre el Plan de Convertibilidad y la política de metas de inflación del Banco Central! Las enumero en orden de importancia:

  1. El Plan de Convertibilidad interrumpió de inmediato la emisión de dinero para financiar al Tesoro. Por el contrario, en la actualidad, el Banco Central ha tenido que seguir emitiendo miles de millones de pesos para financiar el déficit fiscal.
  2. El Plan de Convertibilidad fue acompañado de una reducción del gasto  público desde el 35% en 1989 a 26% del PBI en 1991. Por el contrario, en 2016, el gasto público como porcentaje del PBI se ha mantenido a un nivel muy alto, más del 43%, y tampoco se está reduciendo en 2017.
  3. El déficit fiscal pasó del 7.2% del PBI en 1989 a 1.3% en 1991, 0,4% en 1992 y un superávit del 0.4% en 1993. Lamentablemente, en la actualidad el déficit fiscal se mantiene en los altos niveles heredados del gobierno Kirchnerista, tan altos como los de 1989.
  4. La emisión de deuda para financiar el déficit fue insignificante en los años 1991 y 1992, precisamente porque el déficit fiscal descendió mucho y rápidamente desapareció. En aquel entonces sólo se emitió deuda para consolidar pasivos internos y externos, devengados en los años anteriores (ley de consolidación de pasivos y Plan Brady). En la actualidad el Gobierno está emitiendo deuda, en su mayoría externa,  del orden del 5% del PBI, en concordancia con la parte del déficit fiscal que se financia con emisión monetaria.
  5. A partir de 1991 y hasta bien entrados los 90s, todas las reservas que compró el Banco Central pagadas con emisión de pesos fueron el resultado del regreso de los capitales argentinos que estaban en el exterior o de los dólares billete que estaban en los colchones o en las cajas de seguridad. No hubo emisión de pesos para comprar dólares provenientes del endeudamiento externo, porque la colocación de bonos en el exterior recién comenzó en 1993, por cifras muy moderadas hasta 1997. En la actualidad el grueso de la emisión de pesos del Banco Central es para comprar dólares que ingresan por el endeudamiento externo del Tesoro.
  6. Durante la vigencia del Plan de Convertibilidad el Banco Central tenía prohibido emitir deuda y, por consiguiente, no incurría en pérdidas por pago de intereses. En la actualidad el Banco Central se ve obligado a emitir LEBACs pagando altas tasas de interés en términos reales para absorber parcialmente la fuerte emisión de pesos que se deriva del financiamiento monetario al Tesoro y de la compra de los dólares originados en el endeudamiento público externo.
  7. La fijación del tipo de cambio y la compra de reservas por parte del banco central, permitió la remonetización de la economía e impidió que se produjera una enorme sobrevaluación de nuestra moneda (también llamado «atraso cambiario»). Eso hubiera ocurrido si el Banco Central, en lugar de comprar los dólares que ingresaban, dejaba flotar el Peso. La ley de convertibilidad no obligaba al Banco Central a comprar los dólares a 1 Peso, pero si el Banco Central no compraba los dólares que ingresaban, el precio del Dólar hubiera bajado a 0,90 ó 0,80 ó 0,70, dependiendo de la intensidad del ingreso de capitales. Decidimos ponerle un piso de 1 Peso al precio del Dólar para evitar el atraso cambiario y poder anunciar que su precio no se iba a mover. De esa forma se contribuía a hacer posible la inmediata eliminación de la indexación retrospectiva de salarios y gastos públicos, que siempre es la causa principal de la inercia inflacionaria.
  8. El tipo de cambio fijo es una regla monetaria alternativa a la del manejo de la tasa de interés con tipo de cambio flotante, pero cuál de las dos es más conveniente depende de lo que ocurre con el resto de las variables reales de la economía. Si se puede bajar rápidamente el gasto público y eliminar el déficit fiscal, el tipo de cambio fijo es más conveniente porque evita la apreciación exagerada del Peso a que llevaría la libre flotación con tasas de interés reales positivas. Además, el tipo de cambio fijo permite argumentar a favor de la desindexación de la economía. Por el contrario, si no se puede bajar el gasto público y el déficit fiscal continúa siendo muy alto, no existe otra alternativa que dejar flotar el tipo de cambio. Lamentablemente, en este caso, aunque el Gobierno lo desee, no se puede evitar el atraso cambiario, simplemente porque el Gobierno se transforma en el que ingresa los dólares. Para peor, el Banco Central se ve obligado a emitir LEBACs para absorber los excesos de liquidez e induce más ingresos de dólares golondrina atraídos por la diferencia entre los intereses que paga y el ritmo esperado de devaluación de la moneda.

Para concluir, quiero explicar que no critico al Banco Central, porque lo único que puede hacer es lo que está haciendo. Pero sí brego porque el Gobierno advierta que las diferencias entre su plan y el Plan de Convertibilidad juegan totalmente en contra de su principal objetivo: lograr que la inflación disminuya y la economía crezca de manera sostenida.

Por eso, el mejor consejo que puedo darle al Jefe de Gabinete es que se haga asesorar bien y que, aunque sea gradualmente, ajuste las políticas que acompañan al plan de metas de inflación en la misma dirección de las que acompañaron al Plan de Convertibilidad: reducir el gasto público como porcentaje del PBI, eliminar el déficit fiscal, limitar lo máximo posible el endeudamiento externo del Tesoro, prescindir del financiamiento monetario del déficit fiscal y evitar que el Banco Central se vea obligado a endeudarse y pagar altas tasas de interés para absorber los excesos de liquidez.

 

 

Tengo que ser mas precavido cuando contesto reportajes

La semana pasada dos periodistas del diario El País me pidieron insistentemente un reportaje. Les respondí muchas preguntas durante más de una hora y noté que volvían y volvían sobre el tema de un supuesto asesoramiento mío al gobierno de Macri y de las similitudes entre las políticas actuales y las de los 90s. Como siempre, traté de responder con sinceridad y sin ninguna intención de crearle un problema a la campaña electoral del PRO.

Cuando leí el reportaje vi que había sido mutilado y que sólo se había publicado lo referido a esas comparaciones, previo comentario del periodista sobre que mi nombre provoca miedo en millones de argentinos, algo que no recuerdo haberle escuchado decir a lo largo del reportaje. Tampoco recuerdo haber dicho que ¨todos¨ los funcionarios colaboraron conmigo en el pasado. Pude haber dicho, si, que varios de ellos lo hicieron, pero dejando en claro que no se trataba de la mayoría y mucho menos de todos, porque el grueso de los funcionarios de Macri son jóvenes que en los 90s eran niños.

De todas maneras, no creo que bien leído, el reportaje original pueda haber sido interpretado de la forma que lo hizo mi amigo Juan José Llach en un twit.

Me apresuro a subir el reportaje original, por si quienes se interesen por mi verdadera opinión, lo lean y no se guíen por las interpretaciones malintencionadas que hicieron Página 12 y otros medios kirchneristas.

Este es el reportaje publicado en el País. Y ésta la interpretación de la Nación, que en ningún momento tergiversa lo que yo dije en el reportaje.

Ciertamente cuando comparé la orientación económica del gobierno de Macri con la nuestra de los 90s, dejé bien en claro que me refería a la preocupación por el valor de la moneda, la baja inflación y la integración de la economía al mundo. Pretender que comparo el manejo de la política monetaria en contextos que son muy diferentes, por entonces saliendo de la hiperinflación y con una economía de hecho muy dolarizada y ahora teniendo que salir de una estanflación con fuertes desajustes de precios relativos y un enorme déficit fiscal, es poco menos que temerario.

Mi reciente disertación en el Rotary Club de Buenos Aires

Esta es la síntesis de mi disertación que publicaron los organizadores de la conferencia en su página de facebook. Luego de la síntesis (reproducida en cursiva), quienes tengan suficiente paciencia y tiempo pueden mirar el video.

 

El economista y político argentino, Domingo Cavallo, participó del Ciclo de Conferencias “Qué pretendo para la Argentina”, organizado por el Rotary Club de Buenos Aires con la coordinación de Clara Mariño. La conferencia tuvo lugar 30 de agosto de 2017 en el Hotel Sheraton de la Ciudad de buenos Aires.

Presentó el nuevo libro que escribió con su hija Sonia Runde  “Argentina´s Economic Reforms of the 1990s in Contemporary and Historical Perspective”, por el momento editado en Inglés por Routledge y que pronto aparecerá publicado en Español. Resaltó que “para gobernar bien hay que aprender del pasado, estudiar la historia y entender la razón de los éxitos y de los fracasos”.

Respecto al gobierno actual, indicó que “Macri puso en marcha reformas correctas. Explicó muy bien su deseo de reinsertar a Argentina nuevamente en el mundo y todo lo que hizo en materia de política exterior apuntó en esa dirección. En materia interna, introdujo pocos cambios, algunos importantes pero con efectos limitados y tampoco fue muy claro respecto a la gravedad de la herencia recibida”.

Referido a las inversiones, manifestó que “es importante que las haya, pero tienen que ser eficientes para que el país pueda crecer entre 5 y 8 por ciento anual de manera sostenida. La clave es que se creen las condiciones necesarias para que sea el sector privado  el que las lleve adelante”. Indicó que las inversiones extranjeras aún no están llegando al país en el nivel que el gobierno esperaba porque “en Argentina se necesita definir reglas de juego lógicas, claras y la garantía de que los contratos serán cumplidos”.

Por otro lado, afirmó que la convertibilidad, bien entendida, “es algo que nunca habría que haber abandonado. Se abandonó cuando se pesificó compulsivamente la economía, cuando se dijo todos los contratos que estaban firmados en dólares pasan a ser contratos en pesos. Esto significó la destrucción de la base contractual de la economía. En la actualidad el Peso está volviéndose convertible, pero, a mi criterio, demasiado lentamente”

Explicó que “convertibilidad significa libre elección de la moneda, es decir, que la gente pueda manejarse indistintamente en pesos o en dólares. El tipo de cambio fijo, de la caja de conversión (1 a 1), tendría que haber sido un mecanismo transitorio y en 1997  el Peso debería haber comenzado a flotar libremente. Lamentablemente yo ya había dejado el Ministerio de Economía. Ese era el momento oportuno para dejar flotar, porque a causa de la crisis asiática y de nuestro éxito en aventar el efecto de la crisis Tequila, se estaba produciendo  una fuerte entrada de capitales al país. El Peso, al principio de la flotación  se habría apreciado, pero la libre flotación hubiera ayudado en 1999 a amortiguar el impacto de la devaluación del Real a través de una moderada depreciación. En 2001, Cuando volví al Ministerio de Economía, no se pudo dejar flotar porque estábamos en medio de una crisis financiera y había muchos vencimientos de deuda en dólares en el corto plazo. Pero, completada la restructuración de la deuda, que limpiaba de vencimientos los próximos 3 años e iba a ser completada el 15 de febrero del 2002, a partir de esa fecha se podría haber dejado flotar sin pesificar. La devaluación hubiera sido inferior al 20% y todos los contratos en dólares deberían haberse mantenido en esa moneda. Lamentablemente el golpe institucional de diciembre de 2001 llevo a Duhalde al poder, quien cometió el grave error de pesificar compulsivamente la economía. Eso significo la destrucción de la convertibilidad.”

A su vez, brindó su opinión sobre diferentes referentes de la política Argentina:

  • “Néstor y Cristina Kirchner son personas inescrupulosas que sólo buscaron acumular poder y enriquecerse personalmente.. Nunca pusieron a la política al servicio del bien común.”
  • “De La Rúa es un hombre honesto, que quería gobernar para el bien común, un político como los que debería tener la Argentina, pero al que le tocó manejar una situación sumamente compleja, lamentablemente sin el apoyo de su partido ni de los que lo habían acompañado en la Alianza que lo llevó al poder.”
  • Le asignó más responsabilidad a Duhalde del desastre de los últimos 14 años que a los propios Kirchner, porque los grandes errores se cometieron en el 2002. Aseguró que a Duhalde le falta inteligencia y que estuvo muy mal rodeado, particularmente por De Mendiguren y los que lo empujaron a Pesificar¨
  • “Menem es un político con una habilidad increíble, visible en cómo disciplinó a los sindicatos para poder hacer todas las reformas económicas que se propuso. A partir de 1997 priorizó su aspiración a un tercer mandato antes que a consolidar su obra transformadora. Ese fue su gran error”.
  • “Macri es un hombre que conoce el mundo y tiene una mentalidad moderna. Creo que abre oportunidad grande para la Argentina, que su gobierno va a ser bueno y vamos a salir a flote, no por cuatro u ocho años, sino por mucho más tiempo”. No obstante, resaltó que está mal asesorado en lo político. “Duran Barba no es un buen asesor para gobernar. Una cosa es ganar elecciones y otra cosa es gobernar”.

Finalmente concluyó que “va a tener que privatizar, sobre todo la inversión, porque si no lo hace, no va a resolver muchos de los problemas que heredó del Kirchnerismo” y recomendó que “habría que explicarle a la gente con total franqueza los problemas que tenemos y lo que va a significar resolverlos”.

 

Buenas reglas de juego y garantía de que serán respetadas es la clave para atraer inversiones privadas en energía e infraestructura

Esta es la idea principal que traté de trasmitir en el reportaje que me hizo José del Río para su programa Mesa Chica en La Nación+. Por supuesto, respondí a las preguntas que él me formuló, pero lo hice pensando siempre en el presente y el futuro y no en defender mi pasado.

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