Para conseguir el éxito, el Plan de Estabilización no debe comenzar con un fuerte salto cambiario

El salto cambiario decidido por Sergio Massa, aparentemente a instancias del FMI, tuvo la virtud de demostrar dos cosas importantes: a) que el traspaso a los precios es prácticamente inmediato y b) que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio libre (Contado con liquidación o blue) se mantiene prácticamente sin cambios.

Estas dos observaciones desmienten la idea de que la mayoría de los precios ya están alineados al tipo de cambio libre.

Se trata de una observación importante tanto para quienes proponen un sistema bi-monetario, como para quienes proponen una dolarización completa de la economía. Ambas como instituciones monetarias alternativas de la nueva organización económica de la Argentina.

El sistema bi-monetario que funciona mejor es el de Perú. Para imitarlo habría que declarar al dólar como moneda de curso legal, prohibir la imposición de cualquier tipo de cepo cambiario y declarar ilegal el financiamiento monetario del Tesoro. Horacio Liendo explicó esto en detalle y con suma prolijidad legal en el reportaje que le hizo la Nación el 21 de agosto[1].

La dolarización completa de la economía implica declarar de curso legal al dólar, pero quitándole ese carácter al Peso. De hecho, significa también hacer imposible tanto la imposición de cepo alguno como la de financiar monetariamente al Tesoro.

Las observaciones que surgen de la reciente experiencia con el salto devaluatorio decidido por Sergio Massa deberían servir para admitir que antes de que se puedan poner plenamente en marcha cualquiera de los dos sistemas monetarios que hoy proponen Patricia Bullrich y Javier Milei, se necesita avanzar hacia la unificación y liberalización del mercado cambiario en forma no traumática, es decir, sin un salto devaluatorio como el que provocaría una unificación y liberalización inmediata.

En mi opinión, el proceso de unificación y liberalización del mercado cambiario requerirá no menos de un año y permitirá el lanzamiento de la nueva organización monetaria sólo si durante ese período se habrá avanzado suficientemente en la reducción del gasto público como para eliminar el déficit fiscal y dejar de requerir emisión monetaria para el Tesoro. Sólo así se podrá lograr que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado libre se haya prácticamente cerrado, por apreciación del tipo de cambio libre y no por salto cambiario del tipo de cambio oficial, más allá del ajuste gradual destinado a evitar un atraso de este último en relación a la inflación.

Intentar producir la unificación y liberalización inmediata del mercado cambiario llevaría a una fuerte devaluación inicial que desmentiría a los ojos de la gente la intención estabilizadora del nuevo gobierno y provocaría reacciones sociales que pueden debilitar peligrosamente el apoyo popular que necesitará para llevar a cabo las reformas de fondo.

El impacto del reciente salto devaluatorio sobre los precios

Como puede verse en el gráfico 1, desde que se produjo el salto devaluatorio post PASO, la tasa de inflación subió violentamente dando lugar a un aumento punta a punta del índice de los precios online de 14%. El promedio para el mes de agosto es sólo del 8% porque ese aumento se produjo en las dos últimas semanas del mes. Cabe además agregar, que el índice de los precios on line se ha ubicado casi permanentemente 200 puntos básicos por debajo del estimado por INDEC, seguramente por no incorporar precios de negocios de vecindad y servicios que no se comercializan online. Es muy probable que con la metodología INDEC, el IPC suba alrededor del 10% en agosto y más del 14% en septiembre, con lo que en un mes y medio el salto devaluatorio se habrá trasladado integralmente a los precios.

El gráfico 2 muestra la fuerte correlación que existe entre la evolución del precio del dólar y el índice de los precios online y el recorrido que le falta a este último hasta alcanzar el nivel en el que se anuncia que va a estar estabilizado el precio del dólar hasta fines de octubre.


Predominan los precios alineados al tipo de cambio oficial

Es frecuente escuchar que la mayor parte de los precios se mueven como el tipo de cambio libre y no como el tipo de cambio oficial. Esto no es lo que muestra la información que aportan los precios on line para una amplia gama de productos que permiten la comparación de los precios en los Estados Unidos y en Argentina.

PriceStats calcula índices del tipo de cambio real de varios países en base a canastas de bienes idénticos en los Estados Unidos y en cada país. La metodología consiste en multiplicar el precio en moneda local del país en cuestión por el tipo de cambio (dólar/peso) y dividirlo por el precio en dólares en los Estados Unidos. Luego se promedian los índices de todos los bienes que integran la canasta con las ponderaciones de esos bienes en el IPC del país en cuestión. El resultado es el valor de la canasta en el país del que se trata como porcentaje del valor de esa misma canasta en los Estados Unidos.

En el Gráfico 3 se presenta esta relación para la Argentina, calculado el valor de la canasta con dos tipos de cambio diferentes: el oficial (poligonal roja) y el libre (poligonal azul).

El cálculo comienza el día de las PASO de 2019 y termina diez días después de las PASO de 2023. La devaluación del Peso al día siguiente de las PASO de 2019 explica la caída de más del 20% del valor de la canasta, tanto al tipo de cambio oficial como al tipo de cambio libre, porque por entonces no había todavía cepo cambiario. Estos dos valores comienzan a diferenciarse a partir de la instalación del cepo. El valor de la canasta al tipo de cambio inicial se recupera a lo largo de todo el año 2020 hasta volver al porcentaje antes de la primera devaluación y luego fluctúa alrededor del 90% del valor en los Estados Unidos hasta la devaluación que siguió a las PASO de 2023. Esto significa que los precios internos siguieron bastante cerca el movimiento del tipo de cambio oficial con desvíos inferiores al 5%. La fuerte caída provocada por la devaluación post PASO comienza a revertirse como lo demuestra el aumento de los últimos días de la serie, aumento que seguramente completará su recorrido hasta volver al valor promedio de la canasta antes de fines de octubre.

Muy diferente es el comportamiento del valor de la canasta de bienes en Argentina si el cálculo se hace al tipo de cambio libre. Mas allá de ciertas fluctuaciones de corto plazo, la tendencia es a la declinación permanente para ubicarse, al final de la serie, en menos del 40% del valor de la canasta en los Estados Unidos.

En los gráficos 4, 5 y 6 se presentan los mismos cálculos para tres grupos diferentes de bienes: alimentos, combustibles y electrónicos.

Se puede apreciar claramente que para los alimentos el valor de la canasta al tipo de cambio oficial fluctúa entre el 60 y el 80% del valor de la misma canasta en los Estados Unidos, con leve tendencia creciente. Contrastando con esta tendencia, el valor de la canasta de alimentos en Argentina, calculada al tipo de cambio libre, baja del 70% al 30%.

Para los combustibles, el comportamiento es diferente. La tendencia es declinante tanto para la canasta calculada al tipo de cambio oficial como al tipo de cambio libre.

Completamente distinto es el comportamiento de la canasta de electrónicos. Fluctúa levemente por debajo del 100% al tipo de cambio libre, pero aumenta significativamente cuando se la valúa al tipo de cambio oficial. Esto significa que mientras los alimentos y los combustibles se ajustan al tipo de cambio oficial, los electrónicos siguen el curso del tipo de cambio libre.

El mayor peso de los alimentos y los combustibles en el índice de Precios al consumidor explica que para la canasta agregada, su valor tienda a mantenerse constante valuada al tipo de cambio oficial y decline fuertemente cuando se la valúa el tipo de cambio libre. La divergencia en la tendencia para los diferentes grupos de bienes pone de manifiesto que existen fuertes desajustes de precios relativos.

¿Qué puede decirse sobre el tipo de cambio de equilibrio de largo plazo?

Tanto Patricia Bullrich como Javier Milei sostienen que persiguen avanzar hacia una economía de mercados libres, abierta al comercio y a las inversiones externas, sin regulaciones ni impuestos que atenten contra la productividad y con un sector público más chico y disciplinado. Si enmarcada en este tipo de reglas de juego la economía conquista la estabilidad de precios, cabe preguntarse en que nivel se estabilizaría el tipo de cambio real, o lo que es lo mismo , el valor de la canasta de bienes en Argentina como porcentaje del valor de misma canasta en los Estados Unidos. ¿Estaría mas cerca del tipo de cambio oficial de hoy (350 pesos por dólar) o del tipo de cambio libre (digamos 800 pesos por dólar)? Por supuesto, ambos debidamente actualizados por la inflación desde hoy hasta el momento en que se consiga la estabilidad.

Con la información que aportan las series del porcentaje que el valor de la canasta de bienes en Argentina en comparación con la misma canasta en los Estados Unidos, tiendo a pensar que el tipo de cambio sostenible en el largo plazo en una economía argentina estable y bien organizada estaría más cerca del tipo de cambio oficial de hoy que del tipo de cambio libre.

Es precisamente esta opinión la que me lleva a pensar que, con un desdoblamiento formal, libre movimiento de capitales en el segmento libre del mercado cambiario y el tipo de cambio oficial, transformado en comercial, ajustándose según un crawling peg pasivo, mientras se avanza hacia la nueva organización de la economía, el tipo de cambio libre tendería a aproximarse al tipo de cambio comercial. Este tipo de trayectoria hacia la unificación y liberalización total de mercado cambiario minimizaría el costo recesivo que, lamentablemente, siempre va asociado a la lucha contra la inflación cuando todavía no se ha logrado quebrar la inercia inflacionaria y estabilizar el tipo de cambio.

[1] https://www.lanacion.com.ar/economia/horacio-liendo-no-estan-dadas-las-condiciones-para-una-dolarizacion-es-mas-conveniente-ir-hacia-un-nid21082023/

Es posible que se evite caer en hiperinflación, pero la estanflación es cada vez más evidente y tiende a agravarse

Resumen

El gasto público durante los cinco primeros meses del año creció mucho más de lo que había sido presupuestado. En un contexto de ajustes del tipo de cambio oficial al ritmo de la inflación (crawling peg pasivo) esa expansión del gasto público explica que la inflación mensual haya saltado del 6% a alrededor del 8% en los últimos meses. Es probable que, hasta las PASO, incluido el mes de junio que está finalizando, los registros mensuales de inflación vuelvan a retroceder a alrededor del 7%, o incluso del 6% mensual. 

Para lograr esta atenuación transitoria de la tasa de inflación el Banco Central ha reducido el ritmo de devaluación del peso en el mercado oficial desde principios de junio y seguramente acentuará esta tendencia hasta el 15 de agosto. Además, el secretario de comercio ha dispuesto reducir del 3,2% mensual a 0 el ritmo de ajuste de los precios acordados con empresas líderes de varios rubros.

La consecuencia inmediata de esta política será la acentuación de las distorsiones de precios relativos por lo que difícilmente pueda ser continuada luego de las PASO. No hay que descartar que luego del 15 de agosto la tasa de inflación salte nuevamente al 8 o incluso al 9% mensual, especialmente si el acuerdo con el FMI impone un ajuste mayor del tipo de cambio oficial.

La decisión del Ministro de Economía de pagar con reservas el vencimiento de 2.700 millones de dólares con el FMI significa que ha recibido una señal de que finalmente esa institución hará el desembolso planeado a pesar de que no se cumplieron, ni se van a cumplir, las metas fiscales y de acumulación de reservas originalmente negociadas.

El financiamiento del déficit fiscal de los próximos meses también aparece cubierto con la colocación de deuda en pesos a plazos cortos y con ajuste por inflación o por tipo de cambio oficial. Esta política también crea un problema futuro por la concentración de vencimientos a comienzos del año 2024. Pero por el momento el objetivo del gobierno es evitar que una excesiva emisión monetaria agrave aún más el panorama inflacionario antes de las elecciones de octubre y noviembre.

Con estas salvedades, puede afirmarse que el riesgo de explosión inflacionaria parece atenuado, por lo menos hasta las PASO.

Las cuentas fiscales

El gasto, los ingresos y el déficit primario aumentaron durante los cinco primeros meses a un ritmo 50% más alto del que se había previsto en el presupuesto aprobado para 2023.

A su vez, el déficit total se triplicó con respecto al registrado en los cinco primeros meses de 2022. Esto se puede ver claramente en el cuadro 1.

Para ayudar a interpretar los números del cuadro, fijemos la vista en el primer renglón que informa el aumento de los gastos totales. En el presupuesto se preveía un aumento del 62% (el dato en rojo) inferior al que se había producido durante 2022 (70%), pero durante los cinco primeros meses de 2023 el aumento, con respecto a los mismos meses de 2022, fue de 98%. Si se observa el comportamiento para mayo, mes en el que el aumento con respecto a mayo de 2022 fue del 215%, se debe concluir no sólo que el gasto total está aumentando mucho, sino que lo hace a un ritmo que se acelera.

La tasa mensual de inflación en junio y en el mes y medio que falta para las PASO

El indicador de la evolución de los precios comercializados online que venimos siguiendo en estos informes, marca una pequeña desaceleración durante el mes de junio. Esto se puede ver en el gráfico 1.

Cabe destacar que en los últimos meses este indicador subestimó significativamente la tasa de inflación publicada por INDEC, pero en general predijo adecuadamente la tendencia de la tasa mensual de inflación.

La diferencia de nivel con los índices del INDEC probablemente tienen que ver con mayores aumentos de precios en negocios de cercanía que no publican sus precios online y también con algunos precios de servicios que tampoco se pueden seguir online. Pero los precios online son todavía indicativos de la tendencia de la tasa mensual de inflación.

En el Gráfico 2 se compara la tasa de variación del tipo de cambio oficial con la tasa de inflación. Se puede observar claramente la desaceleración durante junio de la tasa de devaluación y su paralelo descenso en la tasa de inflación mensual medida por los precios online. El dato del INDEC para junio recién se publicará en la segunda semana de julio, pero es probable que esté en el entorno del 7% mensual y no sería raro que comience con 6. 

El gobierno seguramente lo festejará como un logro importante, pero si esta tendencia continúa durante julio y las dos primeras semanas de agosto, será como consecuencia de una acentuación del rezago cambiario y el congelamiento de los precios dispuesto hasta el 15 de agosto por la secretaría de comercio, prácticas que no podrán continuarse luego de las PASO, so pena de acentuar peligrosamente los desajustes de precios relativos.

Mas allá de la influencia del tipo de cambio y de los controles de precios sobre la tasa de inflación, en el Gráfico 3 se puede observar que la tendencia creciente de la tasa de inflación desde marzo de 2022 viene también explicada por el aumento continuo de los pasivos monetarios del Banco Central que aún sin los sobresaltos de los otros indicadores, marca un aumento persistente. No podría ser de otra forma, porque los pasivos monetarios incluyen tanto la base monetaria como el stock de LELIQs y éste aumenta al ritmo de la tasa de interés fijada por el Banco Central.

La tasa de interés de intervención del Banco Central ha procurado no quedar demasiado retrasada en relación a la evolución del tipo de cambio contado con liquidación (CCL). Esto se puede ver en el Gráfico 4.

El tipo de cambio CCL tiene un comportamiento inverso al de las reservas del Banco Central. Esto se aprecia en el Gráfico 5.

Toda esta cadena de relaciones constituye la causa de la inercia inflacionaria que es imposible de quebrar sin un plan de estabilización como el descripto en mis informes anteriores.

Se está desmoronando el argumento del crecimiento pregonado por el secretario de la producción.

Ignacio De Mendiguren sigue publicitando cifras del nivel de actividad económica que no se condicen con la realidad.

En el Cuadro 3 se puede ver que, el índice Mensual de Actividad Económica publicado por INDEC hasta abril da -0,1%, comprando el mes de abril de 2023 con el mismo mes del año anterior, la caída es del -4.2%. A su vez, la actualización de Orlando Ferreres hasta el mes de mayo da una caída acumulada del -0,7 % y comparando el mes de mayo de 2023 con mayo de 2022 la caída es del -3%. 

La actividad de la construcción también está cayendo según el índice del INDEC hasta abril (-1,7%) y mucho más según el índice construya que llega hasta el mes de mayo (-8,3%)

El índice de la producción manufacturera del INDEC, que es el que destaca De Mendiguren, creció el 2,4 % hasta abril (en comparación con los mismos meses de 2022), pero la actualización de FIEL que llega hasta mayo ya registra una caída del (-0,1%) para los primeros cinco meses de 2023 en comparación con los mismos meses de 2022 debido a una caída de -3,4% de mayo 2023 contra mayo de 2022.

Los aumentos de producción y venta de automóviles, así como las ventas de supermercados y shoppings y de los impuestos liados al nivel de actividad, son indicadores del aumento del consumo de los sectores de ingresos medios que tratan de protegerse de la inflación, comprando productos que tienen una gran componente de insumos importados. No es muy diferente a la tendencia a comprar dólares para atesoramiento y de ninguna manera pueden considerarse índices de crecimiento económico.

Todos los indicadores del nivel de los salarios reales pagados por el sector privado disponibles hasta abril registran caídas que van del -1,7 % (asalariados registrados) al -12,9% (asalariados no registrados).

Las importaciones y las exportaciones registran caídas del -9,6% y del -22,2% respectivamente para los primeros cinco meses de 2023 con respecto al mismo período del año anterior.

Todos estos indicadores que pueden verse en detalle en el cuadro 3 demuestran que el país ya se encuentra en plena estanflación, como lo ha estado desde 2011 en adelante. Lejos está la realidad de poder describirse como en crecimiento sostenido.