«Cómo voy a autocriticar mi pasión por el país»

Reveló que quiere volver a la política y está dispuesto a «servir»

Señala a Alfonsín, a Duhalde y a Moreau como los responsables del fin del gobierno de De la Rúa

Elogia a Kirchner por sus prioridades de gestión

MADRID.- Asegura que está siempre dispuesto para «servir al país» y no desmiente ilusiones por regresar a la política, pero no antes de mediados de 2004, en que caduca el contrato que tiene como profesor en Harvard.

Mientras, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo elogia al presidente Néstor Kirchner por su «coraje» para abordar el problema policial y la «comprensión» que tiene de los problemas del país. «Fue un buen gobernador», insiste, y no revela si tuvo tratos con él desde que llegó a la presidencia. «No hablaré de eso», dice.

En lo personal no tiene ninguna intención autocrítica. «¿Por qué voy a criticar mi pasión por resolver los problemas del país?», contesta. Admite que durante el largo período en que ocupó el Ministerio de Economía «ya sabía de chicos que se morían de hambre por desnutrición, pero fui de los que más luché contra eso».

Si de algo se arrepiente es de haber creído en Raúl Alfonsín, que presidía la UCR cuando se sumó al gobierno de Fernando de la Rúa. «El es el mayor responsable de la peor caída de la Argentina. El, Eduardo Duhalde y Lepoldo Moreau», dice, a los que involucra en el «golpe institucional» con que cayó el gobierno a fines de 2001.

Ahora carga duramente contra ellos y contra el Fondo Monetario Internacional (ver recuadro aparte), las dos únicas cuestiones en las que no mide las palabras durante el diálogo con LA NACION en Madrid. El ex hombre fuerte de Carlos Menem participó aquí en un seminario y su avión de regreso a los Estados Unidos, donde ahora vive y da clases, despegó cuando en Buenos Aires renacía el escándalo por las coimas en el Senado.

«No voy a hablar de cosas personales», se ataja. Y lo primero es la situación del país. «Políticamente lo veo bien, con la situación normalizada. Creo, además, que la prioridad que Kirchner le ha dado al tema seguridad, que requiere cambios en la policía y en la Justicia, demuestra una buena comprensión de los problemas y, sobre todo, coraje. Es una cuestión muy compleja.

-¿Y en lo económico?

-Lavagna ha sido exitoso en su batalla contra la hiperinflación, pero aún no está claro cómo quedará organizada la economía hacia el futuro. Imagino que Kirchner decidirá al respecto, porque eso excede al ministro.

-¿Tiene relación con Kirchner?

-No revelo con quién hablo o dejo de hablar. Siempre lo apoyé. Como gobernador se desempeñó muy bien.

-¿Qué le enseñaron dos años fuera del poder?

-Lo que más hice fue descansar. El poder es extenuante.

-Sí, pero… ¿qué incorporó?

-Leí mucho, asistí a conferencias, a debates de naturaleza académica. Recuperé muchas cosas.

-¿No tiene ninguna autocrítica?

-¿Cómo voy a autocriticar mi pasión por la Argentina o mi dedicación a resolver los problemas del país? ¿Cómo me voy a arrepentir de haber luchado para que no se quiebre el orden constitucional. Lo que pasó en 2001 fue terrible para la República… que dirigentes bonaerenses hayan logrado voltear un gobierno nacional para diluir su propia responsabilidad. Yo luché por evitar una tragedia…

-La tragedia estaba. ¿Ignoró durante su período como ministro la muerte de niños por desnutrición?

-¡Claro que lo sabía! Y puedo asegurarle que yo traté de luchar contra eso.

-¿Cómo?

-Por lo pronto, tratando de mantener el valor de la moneda, porque le aseguro que con la devaluación terrible que se dispuso después el hambre no se cura. Yo luché por evitar la acción de fuerzas malignas.

-¿A qué se refiere?

-Al golpe institucional. Y en eso no sólo es culpable Duhalde, sino, sobre todo, Alfonsín. El, desde el radicalismo, me buscó como tabla de salvación para después hacer caer al gobierno y buscar a Duhalde para que se haga cargo. La mayor responsabilidad es de la dirigencia radical. Y en eso también estuvo Leopoldo Moreau.

-¿Fue un error haber estado en el gobierno de De la Rúa?

-Nunca es un error responder a un pedido de ayuda y menos en beneficio del país. El error fue haber creído en Alfonsín. Respondí a un clamor que no era sólo radical. Toda la gente quería que yo tomara el Ministerio de Economía. Me paraban en la calle para pedirme que ayudara a De la Rúa, pero Alfonsín, desde la UCR, lo boicoteó todo. Forzó la renuncia de Ricardo López Murphy como ministro de Economía e impidió que yo fuera jefe de Gabinete, que es lo que me ofreció De la Rúa. Todo porque la Jefatura de Gabinete la querían para ellos, por eso tampoco lo quisieron allí a Chacho Alvarez, como yo pedí. Mi error fue no haber advertido que a la cúpula radical no le interesaba que los problemas se resolvieran.

Consejos para negociar con el FMI 

«Querían que la Argentina entrara en el default generalizado»

MADRID.- Domingo Cavallo insiste en que el FMI «asuma responsabilidades» por la crisis argentina. Y, cuando menos, que se corrija su «privilegio» como acreedor, aplicándole las mismas condiciones que a los demás (con quitas incluidas) o, incluso, con la «pesificación» de su deuda ya que «fue instigador» de la medida.

«La pesificación es el desastre más grande que se ha hecho con la Argentina. Pero si la Corte Suprema la convalida, la propuesta lógica del gobierno es aplicarla a su deuda con el FMI. Después de todo, ellos la instigaron.

-Pero el FMI ya tiene sus pagos asegurados en dólares.

-Está muy cómodo. Su posición es que, cuanto menos le paguen a los demás, más recursos quedarán para pagarle a él. Y eso no es conveniente para la Argentina. En cambio, si se les pesifica la deuda, empezará a preocuparse para el peso tenga valor.

-¿Con quién conversó esa propuesta?

-Con mucha gente. Y no digo nada extraño. Desde el mundo académico la idea de la pesificación la lanzó Ricardo Hausman, que es profesor en la Escuela Kennedy, en Harvard, e incluía su aplicación a la deuda con los organismos multilaterales.

-Usted dice que el FMI boicoteó la reprogramación ordenada de la deuda. ¿Hace lo que quiere?

-Ellos querían que el país entrara en default generalizado para que sirviera de ejemplo futuro de quitas y castigos a quienes presten a un país. Y es muy preocupante que eso haya sucedido, que el FMI haya cambiado de pronto la política que había fijado. Yo denuncio esa actitud porque fue lamentable para la Argentina.

-¿Algo se reconoció en este nuevo acuerdo logrado por el Gobierno?

-No. Porque después de lo que ha hecho con la Argentina, lo que cabe es un respaldo no como el programa aprobado meses atrás sino con el aporte de recursos, aceptando quitas y la pesificación. El FMI tiene que asumir responsabilidades. Y eso no lo digo yo solo. También se lo escuché al doctor Ricardo López Murphy.

«Hay que pesificarle la deuda al Fondo»

Domingo Cavallo lo afirmó en Madrid

Es una solución amparada por la legislación, planteó el ex ministro en un seminario realizado en España

Acusó al organismo de boicotear la reestructuración en 2001

MADRID.- El ex ministro de Economía Domingo Cavallo recomendó al Gobierno que «deje de privilegiar al Fondo Monetario Internacional y que pesifique su deuda» con el organismo. No sólo porque «legalmente puede hacerlo», sino porque con eso conseguiría que la entidad «se preocupe por preservar el valor de la moneda, del trabajo y del ahorro de los argentinos».

Al oír tal propuesta, una carcajada estalló entre los 300 asistentes al foro empresarial en el que ayer Cavallo reapareció en Madrid. Pero enseguida el ex ministro probó que hablaba en serio. «Con su deuda asegurada en dólares, el FMI ahora está muy tranquilo y su situación es muy cómoda. Pero si el Gobierno lo obliga a aceptar títulos en pesos argentinos, como hizo con muchos otros acreedores, verán que empieza a preocuparse porque los argentinos valgamos», sostuvo.

«Es una solución sencilla y amparada por la legislación. El FMI no tiene por qué tener privilegios sobre otros inversores nacionales y extranjeros que confiaron en la Argentina y a los que está ayudando a estafar», disparó el ex ministro, muy a tono con el reclamo de bonistas de todo el mundo que, precisamente, denuncian esa deferencia de trato. El ex hombre fuerte de los gobiernos de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa responsabilizó también al FMI, y en especial a su vicedirectora, Anne Krueger, de «boicotear la reestructuración de la deuda» en agosto de 2001.

Luego afirmó que la actual renegociación de la deuda «nos dejará en una situación peor que en diciembre de 2001», cuando cayó el gobierno de De la Rúa. «Con las quitas que propone no irá a ningún lado y sí enfrentará miles de juicios contra el Estado, cuyas sentencias engrosarán aún más el endeudamiento existente». Todo eso ocurrió en un seminario sobre seguridad jurídica e inversiones extranjeras en la Argentina, que organizó el Instituto Elcano.

Próximo al gobierno español, el encuentro fue inaugurado por el ministro de Economía y vicepresidente, Rodrigo Rato. No asistieron, en cambio, ninguno de los tres pares argentinos convocados: Rafael Bielsa, Gustavo Béliz y Roberto Lavagna, que designó al secretario de Coordinación Técnica, Leonardo Madcur, para representarlo.

Los organizadores negaron el comentario de varios asistentes según el cual las ausencias de los ministros argentinos se decidieron luego de que Cavallo y el ex candidato a presidente Ricardo López Murphy ratificaron su presencia.

Cavallo reiteró que hubo un «golpe institucional» contra el gobierno de De la Rúa y en su montaje involucró a Eduardo Duhalde y a Raúl Alfonsín, «que enviaron a la Plaza de Mayo a empleados públicos bonaerenses, irritados porque no cobraban sus sueldos debido al alto endeudamiento de la provincia.»

Contra todos

Dijo que el enorme endeudamiento no fue del Estado, sino de las provincias y que «en eso la culpa la tuvieron Duhalde y el ex presidente Carlos Menem, que gastaban a lo loco en competencia por lograr la candidatura a la presidencia de la Nación entre 1998 y 1999».

En la pasada, culpó también al Banco Central por haber calificado ese endeudamiento provincial con riesgo cero y, encendido ya el volcán, cargó sobre quienes «apoyaron la pesificación porque, de paso, con eso se salvaban ellos». En ese punto mencionó especialmente al ex ministro de la Producción de Eduardo Duhalde José Ignacio de Mendiguren «que vendió su empresa (Coniglio) en dólares, sacó el dinero del país y luego quiso la pesificación porque con eso, con los dólares fuera del país, podría no sólo recomprar su empresa, sino también otras».

Cavallo propone pesificar ahora deuda con organismos

Domingo Cavallo propuso ayer que se pesifique la deuda con el FMI al tiempo que culpó al mal funcionamiento de la política por la crisis desatada al salir de la convertibilidad. El ex ministro de Economía habló en Madrid al participar en el seminario «Seguridad jurídica de las inversiones extranjeras en Latinoamérica», organizado por el Instituto Elcano. En ese contexto, defendió que «todas las modificaciones económicas» que se hicieron mientras él fue ministro «fueron aprobadas por el Parlamento», cosa que, destacó, no sucedió en etapas posteriores. En lugar de defender el haber anticipado la recuperación del euro, el ex ministro intentó resaltar las bondades de su breve gestión antes de la caída de la convertibilidad y los efectos negativos ya conocidos de la pesificación. Dijo: «Se ha originado un enorme pasivo contingente consistente en cientos de miles de juicios contra el Estado, derivados de los innumerables incumplimientos de los contratos y del marco legal». A juicio de Cavallo, la única razón por la que se ha evitado la hiperinflación, radica, justamente «en que se hayan venido dilatando las sentencias definitivas sobre estos reclamos». • Afirmaciones Estas fueron las principales afirmaciones de Cavallo en el seminario: • El gobierno tiene que pesificar la deuda con los organismos multilaterales de crédito. Si el gobierno argentino obliga al Fondo a aceptar títulos en pesos argentinos, el FMI va a empezar a preocuparse porque nuestra moneda, ahorros y nuestro trabajo valgan. Que los argentinos valgamos. • Mientras se dé esa situación cómoda en la cual el Fondo porque es el Fondo recibe los reembolsos en dólares, nos estará ayudando a terminar de estafar a los argentinos y a los extranjeros que confiaron en el país y obviamente no vamos a encontrar soluciones. • Durante los meses de diciembre de 2001 y enero de 2002 se produjo la crisis de las reglas de juego de los ’90. Si el gobierno de De la Rúa hubiera planteado la dolarización forzosa, posiblemente se hubieran acortado los plazos y el verdadero detonante de la crisis de las reglas de juego de los ’90 se hubiera accionado antes, con mejores argumentos políticos y jurídicos que los que se usaron en enero de 2002. Por lo tanto, la decisión de no avanzar hacia la dolarización forzosa no puede ser considerada el detonante de la crisis. • Ningún dirigente político ni economista importante de los partidos políticos proponía aumentar el déficit y abandonar la convertibilidad para financiarlo monetariamente. Adicionalmente, el 1 de noviembre se había lanzado el proceso ordenado de reestructuración de la deuda pública que comenzaba a recibir apoyos importantes por parte del sistema bancario argentino y de los fondos de pensiones, a la sazón, fuertes tenedores de deuda nacional y provincial. • ¿Pero qué señales llegaban del exterior? La demora del director gerente del FMI en enviar la misión evaluadora de las metas del programa de agosto, en el tercer trimestre de 2001; la ausencia de apoyo público del FMI al programa de reestructuración ordenada de la deuda pública; los comentarios informales sobre inequidad en el tratamiento de los acreedores internos y externos que surgían del FMI; la discusión pública de un futuro sistema de reestructuración de deudas soberanas (SDRM) que preveía la introducción de controles de cambio durante el proceso; la publicación de opiniones de ex funcionarios del FMI y del BID en el sentido de que la Argentina tendría que abandonar la convertibilidad y pesificar. • Eduardo Duhalde e Ignacio de Mendiguren llegaron a la conclusión de que el golpe institucional que en realidad habría estado impulsando el propio partido del presidente De la Rúa para terminar con el «neoliberalismo de los 90» era la oportunidad para implementar la licuación de todos los pasivos, internos y externos, públicos y privados. Ello se podría implementar a través de la estrategia que parecía sugerir el novedoso «Washington Consensus»: la pesificación y la devaluación del peso. Lula es inteligente porque está haciendo lo opuesto a lo que hizo Duhalde. La Argentina tendría que seducir al capital, como dijo Lula que haría su país cuando visitó España. 

Mingo Cavallo lo dijo sin vergüenza

Lugar: el Hotel Wellington, de Madrid. Ocasión: seminario sobre la seguridad jurídica de las inversiones extranjeras en la Argentina. Invitados: empresarios extranjeros con intereses en el país y ex funcionarios.

En ese escenario, a 10 mil kilómetros de Buenos Aires, Domingo Cavallo ofreció su versión sobre la crisis de fines de 2001 que terminó en los cacerolazos y en su eyección del gobierno y en el derrumbe institucional. Opinó también sobre el presente: dijo que el Fondo Monetario “sigue estafando” a la Argentina y dio recomendaciones a la actual administración. Sólo pidió perdón a los presentes por apasionarse arriba del escenario. “Es mi estilo y son temas que llegan mucho a mi corazón”, se disculpó.

Luego de dar su particular versión del corralito –señaló que no se trató de un congelamiento de depósitos sino de un control de cambios–, Cavallo concluyó: “Ahora, la solución es sencilla”. Y sentenció: que el gobierno argentino pesifique la deuda con los organismos multilaterales de crédito. “Si se obliga al Fondo a aceptar títulos en pesos, el FMI va a empezar a preocuparse porque nuestra moneda, ahorros y nuestro trabajo valgan. Que los argentinos valgamos”, enfatizó.

El encuentro que duró la mañana y buena parte de la tarde madrileña fue organizado por el Real Instituto Elcano, una organización cercana a la administración Aznar. La preocupación de los asistentes se refiere a la política tarifaria que tendrá el Gobierno. El seminario finalizará hoy con las presentaciones de funcionarios argentinos, como el canciller Rafael Bielsa y el ministro Gustavo Beliz.

Cavallo aprovechó la presentación para despacharse a gusto. Primero apuntó contra el Fondo: “La Argentina está sufriendo porque desde Washington decidieron convertirnos en conejillos de Indias para aplicar el principio de riesgo moral”, dijo. A su vez, aseguró que el organismo se encuentra en una posición “cómoda” frente a la salida de la crisis ya que es un acreedor privilegiado: cobra en dólares sin la aplicación de ninguna quita. “Así, el FMI nos estará ayudando a terminar de estafar a los argentinos y a los extranjeros que confiaron en el país”, exclamó el ex ministro, en la última exposición antes del almuerzo.Cavallo despotricó también contra Eduardo Duhalde por la devaluación. Y elogió a Lula porque “está haciendo lo contrario, al evitar una devaluación del real”. Con ironía, incluso criticó, sin nombrarlo, a Roberto Lavagna: “La devaluación fue exitosa porque devaluó las aspiraciones de los argentinos”, apuntó, al referirse a las polémicas declaraciones del actual ministro sobre el éxito de la salida de la convertibilidad. Por último, a los españoles les dejó una inquietud. “Me pregunto cómo podrán aumentar las tarifas con los actuales salarios”, señaló.

Cavallo: «El FMI le debe dinero al país»

NUEVA YORK.- Domingo Cavallo está acostumbrado a remar en contra de la corriente.

Mientras en la Argentina y en muchos otros lugares del mundo se interpretó que el acuerdo que firmó el gobierno de Néstor Kirchner con el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue un triunfo para nuestro país, el polémico ex ministro de Economía se declara "indignado" porque el "FMI está usurpando privilegios que son de los propios acreedores argentinos y de los extranjeros que confiaron en la Argentina".

El cielo está nublado sobre Manhattan, no llueve, pero igual Cavallo, precavido, abre el paraguas antes de tiempo: "No voy a dar opiniones políticas", advierte cuando se encuentra con LA NACION en un hotel del Midtown y comienza la corta caminata hasta la oficina donde se realizará esta larga entrevista. Al principio se muestra muy cauteloso y tenso. Cuenta que está cansado "de que los periodistas saquen de contexto sus palabras", y por eso mismo piensa dos veces cada oración y habla con tono pausado. Pero así como el tráfico neoyorquino matinal empieza a cobrar ritmo en las avenidas del East Side que se ven por las ventanas de la oficina, Cavallo, el ex superministro de Economía de Carlos Menem y fallido piloto de tormentas de Fernando de la Rúa, se distiende, comienza a apasionarse y a hablar libremente del FMI, del presidente Kirchner y de su futuro en la Argentina.

-¿Por qué sostiene que el acuerdo con el Fondo no debe ser interpretado como un éxito de la Argentina? -Los que entienden de temas financieros lo perciben como un éxito del FMI, pero no en términos de que haya cumplido con su misión y su responsabilidad, sino porque defendió sus intereses como acreedor. Que el FMI actúe así es una gran injusticia, además de ir en contra de la ley argentina. El Fondo está pretendiendo hacer valer un privilegio que no tiene. Privilegio que en todo caso sí poseen los que tenían activos en pesos en la Argentina, incluidos los trabajadores que cobraban sus sueldos en pesos; privilegios que sí tienen los depositantes, porque además de la ley de convertibilidad tenían la ley de intangibilidad de los depósitos; privilegios que sí tienen los que aportaron a los fondos de pensiones; lo mismo que los bancos que habían participado en la reestructuración de la deuda en 2001, porque habían transformado sus acreencias en préstamos garantizados, que estaban respaldados por recaudación impositiva, del impuesto al cheque.Todos esos acreedores tenían privilegios que no se les están reconociendo, y, sin embargo, se le reconoció al FMI un privilegio, que no está legislado en ningún lado, como acreedor.

-¿A quién culpa, al Gobierno o al Fondo?-Al Fondo. Atando cabos, y viendo cómo ha actuado ahora, el FMI fue el que en el segundo semestre de 2001 entorpeció la reestructuración ordenada de la deuda, además de no cumplir con desembolsos que había prometido para apoyar ese proceso de reprogramación.En realidad, el FMI le debe dinero a la Argentina porque en agosto de 2001 aprobó un plan para reestructurar la deuda -y la palabra "reestructuración" fue prácticamente impuesta por ellos y por el gobierno de Estados Unidos-, que incluía no sólo los desembolsos pendientes del blindaje de 2000, de los cuales no hicieron el pago que correspondía a noviembre de 2001, por 1290 millones de dólares, sino que además en ese programa habían comprometido 3000 millones de dólares adicionales para apoyar la reprogramación de deuda. Pero a diferencia de la actitud que por entonces tomó el gobierno de Estados Unidos, de apoyo al programa que lanzamos el 1° de noviembre de 2001, el Fondo lo boicoteó.-¿Por qué?-Porque les estábamos reconociendo un privilegio a los tenedores de bonos, argentinos o extranjeros, y a los acreedores, argentinos o extranjeros, que voluntariamente entraran en lo que se llamó la primera etapa de la reestructuración, que fue muy exitosa, porque abarcó 55.000 millones de dólares de bonos y préstamos, incluyó los préstamos que los bancos le habían dado a las provincias, que estaban pactados a tasas de interés muy altas, y significó una reducción de la factura de intereses sobre una base anual de 4000 millones de dólares.Ahora me queda claro que el FMI no quería que respetáramos ese privilegio que se les había dado legítimamente a los acreedores argentinos, sobre todo a los futuros jubilados, y a los depositantes de los bancos, dado que se protegía el valor de los activos que respaldaban esas obligaciones. Y ahora lo ha conseguido. Porque se puso a quienes participaron en la primera etapa de la reestructuración de la deuda en la misma bolsa que a los tenedores de bonos que no lo hicieron. Y en realidad, según la ley argentina -que por otro lado estaba aceptada por el Fondo en todos los préstamos que le dio al país- se reconocían estas ventajas, a partir del privilegio que la ley de convertibilidad les daba a los tenedores de pesos argentinos, respaldados por las reservas del Banco Central.

-¿Quién es menos confiable, el FMI o la Argentina?-El Fondo en estos momentos está siendo muy poco confiable, porque impulsó a la Argentina a ser absolutamente no confiable. Cuando un país deja desvalorizar su ley y su sistema de protección legal a los que confiaron en él, y cuando particularmente deja de proteger a los propios argentinos, obviamente pierde toda credibilidad.

-¿Qué siente cuando ve que personas como Alberto Fernández, que militó en su partido, o Daniel Scioli, con quien hizo alianzas, ahora culpan a la convertibilidad de todos los males?-A ninguno de ellos los escuché aplaudir la devaluación ni el default. Ninguno estaba en el Congreso el día en que se declaró el default, y me parece que Kirchner era muy crítico del abandono de la convertibilidad y de la devaluación en los primeros meses de 2002.La primera actitud de Kirchner y de su gente fue ver esas medidas como un desastre para la Argentina. También entiendo que a esta altura prefiera echarle la culpa a Menem o a De la Rúa o a Cavallo, antes que a Duhalde, Alfonsín y el FMI. Pero creo que los responsables de lo que pasó en la Argentina son Eduardo Duhalde, Raúl Alfonsín y el Fondo.

-¿Por qué el FMI impulsaba el default y la devaluación?-Porque tenía interés en que las reservas que estaban en el Banco Central -respaldando la convertibilidad, los depósitos bancarios y a quienes cobraban en pesos- dejaran de estar comprometidas en ese respaldo y pasaran a estar disponibles para cobrarse de ellas.Y lo lograron, porque en el primer semestre de 2002 la Argentina utilizó 4000 millones de dólares de reservas para amortizar deuda con el FMI. Fue sólo a fines del año pasado que el Fondo empezó a hacer el roll over de la deuda. No sólo consiguió eso, sino que logró no desembolsar los 1290 millones que debería haber pagado en noviembre, porque se habían cumplido todas las condiciones hasta el tercer trimestre de 2001. Y se hizo el burro con los 3000 millones de dólares que deberían apoyar la reestructuración de la deuda

-¿Qué debería planteársele al FMI ahora?-Hay dos alternativas. O el FMI se sienta con los demás acreedores, tenedores de bonos que no entraron en la reestructuración de la deuda de 2001, y juntos negocian con el gobierno argentino y aceptan las mismas condiciones. Es decir, la quita que se le pretende imponer a los acreedores la acepta también el Fondo.O la otra alternativa es que ponga todo el dinero que debería haber puesto: los 1290 millones, más los 3000 millones que comprometió para acompañar la reestructuración, y el dinero que cobró en el primer semestre de 2002 y que nunca le devolvió a la Argentina.Son unos 6000 millones de dólares, con los que el país atraería a los acreedores que tienen bonos y que no cobraron intereses con un pago en efectivo, aunque más no sea una parte de los intereses caídos. Esa sería una buena forma de atraer a los bonistas para que participen en una buena reestructuración de la deuda. También podría servir ese dinero para que se respeten los derechos de los ahorristas que todavía no han aceptado ninguna de las
ofertas que el Gobierno y los bancos les han hecho, y que quieren recuperar sus depósitos en dólares

-¿Aceptar ese dinero no sería endeudarse más con el FMI?-No, aceptar ese dinero sería empezar a resolver el problema de la deuda. Sería para empezar a conseguir efectivamente quitas del resto de los acreedores y serviría para terminar con juicios que pueden costarle mucho al Gobierno.

-¿No se arrepiente de haber impulsado la jubilación privada? -No, en absoluto. El sistema jubilatorio es un avance importante para la Argentina. Si se respetaran los privilegios que tienen los aportantes a los fondos de pensiones, que son privilegios que se acordaron en la reestructuración de la deuda que se concluyó en diciembre de 2001, los fondos de pensiones deberían estar funcionando perfectamente.Y por primera vez en la historia, los futuros jubilados tendrían garantizado el pago de buenas jubilaciones, cosa que no sucede porque el FMI ha impulsado la violación del orden de privilegios que contenía la ley argentina. Y lamentablemente, en el país no se está defendiendo la ley propia; se la está manoseando de una manera muy alevosa. El hecho de que la Corte Suprema todavía no se haya pronunciado sobre la inconstitucionalidad de la pesificación o sobre todas las violaciones de la Constitución que se produjeron desde principios de 2002 durante tres o cuatro meses, con todas esas medidas que adoptó Duhalde, representa un terrible manoseo.

– ¿No fue un error obligar a las AFJP a pasar todos sus depósitos a plazo fijo a letras del tesoro?-No. Nadie suponía que las letras de tesorería dejarían de ser cumplidas por el Estado. Eran el instrumento por el cual se captaban recursos en el mercado local de capitales. Y por supuesto, si las AFJP hubieran mantenido depósitos en el sistema bancario, como los tenían hacia mediados de 2001 en proporciones significativas, hubieran sido más afectadas aún de lo que han sido por tener bonos. Vino la pesificación, la reestructuración compulsiva de depósitos y eso afectó el valor de los depósitos en los bancos.

-¿Las AFJP no deberían haber podido colocar una proporción mayor de sus recursos en papeles empresariales o en el extranjero? -Los papeles empresariales han caído más que los del Gobierno en muchos casos. Porque el default no fue sólo del país, sino de prácticamente todos los endeudados de la Argentina. Pero lo más lamentable, lo que queda ahora claro es que el Fondo empujó no sólo al Gobierno sino a toda la economía argentina hacia el default. Y lo hizo para impedir que los que participaban en la primera reestructuración de la deuda hicieran valer sus privilegios legítimos.

Por Alberto Armendáriz , para LA NACION