Segunda nota
Primero fueron un grupo de estudiantes los que en 1964 intentaron hacer flamear la bandera panameña en la Zona del Canal, para ser severamente reprimidos .Y, poco después, fue todo el pueblo panameño el que se propuso recuperar la plena soberanía sobre la Zona del Canal.
Omar Torrijos se transformó en el abanderado de esa demanda y logró abrir una negociación con un presidente norteamericano empeñado en asegurar la paz, comenzando por la paz en su propio continente: James Carter. Nicolás Ardito Barletta, que negoció todos los aspectos económicos del tratado y luego se encargó de entrevistar a decenas de senadores norteamericanos para asegurar su ratificación en el Congreso de los Estados Unidos, me explicó, con lujo de detalles, las claves del éxito de esa negociación. Panamá se avino a un proceso gradual, que tomó más de dos décadas, convencido de que los EEUU no resignaría su control del canal a menos que se le dieran seguridades de que seguiría funcionando eficientemente como un vehículo para la expansión del comercio mundial y estaría protegido de posibles ataques externos o terroristas que pusieran en peligro su operación. Esto requería dar seguridades también de que la evolución política-institucional de Panamá marcharía hacia una democracia adulta y estable, libre de la garras del narcotráfico.
Nicolás Ardito Barletta hizo una importante contribución a garantizar el cumplimiento de estos compromisos cuando se presentó a elecciones libres, apoyado por el Partido de Torrijos, quien había muerto en un accidente de aviación. Su empeño en asegurar la erradicación de la corrupción y de los crímenes políticos, lo enfrentaron a Noriega, que desde su posición como jefe de inteligencia de Torrijos, había conseguido transformarse en el líder de la Guardia Nacional. La presidencia de Nicolás Ardito Barletta fue de sólo un año y medio. Pero, afortunadamente para Panamá y a pesar de los sobresaltos y penurias que significaron los 10 años de Noriega – durante los cuales Panamá puso en riesgo la recuperación plena de su soberanía al continuar los crímenes políticos e involucrarse con el narcotráfico- el legado de Torrijos y la visión estratégica aportada por Barletta recuperaron su valor y han orientado a los distintos gobiernos que se sucedieron desde 1990 en adelante.
Mientras recorríamos la vieja Zona del Canal, Nicolás Ardito Barletta me mostró el resultado de los emprendimientos turísticos y logísticos que se llevaron a cabo en base a una planificación que lo tuvo nuevamente como responsable durante el Gobierno del Presidente Pérez Balladares. Mientras recorríamos el viejo canal, esa maravillosa obra de ingeniería y veíamos como se cerraban y abrían las exclusas para dar lugar al paso de los enormes barcos Panamax, llevando hasta 3.500 contenedores, Nicolás Ardito Barletta me explicó los detalles del nuevo canal en construcción, en el que se van a invertir más de 5 mil millones de dólares y que permitirá, a partir del año 2014, abrir paso a la navegación de los Post-Panamax, barcos gigantescos que podrán transportar hasta 7000 contenedores.
Cuando salimos de la zona del Canal y visitamos el casco viejo de la Ciudad de Panamá, no la que fue destruida por el incendió del pirata Morgan, cuyas ruinas se pueden ver cerca del aeropuerto, sino la que surgió del traslado a un emplazamiento más defendible, quedé admirado con la calidad de la restauración que se está llevando a cabo y que, nuevamente como iniciativa de quien en ese momento me estaba guiando en la recorrida, comenzó durante la gestión del Presidente Pérez Balladares. Se trata de un emprendimiento de gran valor histórico y turístico, otra de las importantes actividades de servicios que Panamá viene desarrollando con energía. Me resultó muy sugestivo visitar el edificio plenamente restaurado del lugar donde, a iniciativa de Bolívar, se llevó a cabo, en 1826, la primera reunión de representantes de todas las naciones de América.
Ya de regreso hacia el hotel en el que me hospedé, pude ver desde la bahía el perfil de una ciudad moderna, de imponentes edificios, que se ha desarrolló hacia el oeste del casco viejo , alrededor del centro bancario que creció también a partir de los años de Barletta como Ministro de Torrijos. Los servicios bancarios son otra de las áreas que Panamá decidió emprender con éxito. La dolarización de su economía, que se mantienen desde el nacimiento de Panamá cono nación independiente, facilitó el desarrollo del centro bancario al asegurar la estabilidad monetaria, pero éste no hubiera sido posible si a su vez no se hubieran desarrollado las condiciones de seguridad jurídica, baja imposición, seriedad profesional y eficiente supervisión gubernamental. Son estas propiedades las que permitieron a los bancos panameños, una vez superada la crisis política de los 80s, aventar cualquier riesgo de crisis financiera, a pesar de no contar su economía con un Banco Central que actúe como prestamista de última instancia. Hoy Panamá goza del denominado “grado de inversión” que le permite operar con tasas de interés muy cercanas a las de los EEUU.
Al final de nuestra charla, intercambiamos ideas sobre lo que deberá hacer Panamá hacia el futuro para asegurar que este impresionante progreso material sea acompañado por la erradicación de la pobreza, de manera de asegurar que los beneficios del progreso lleguen a todo el pueblo. Coincidimos en que en la mayoría de nuestros países, los grandes déficits continúan siendo la baja calidad de la educación y la corrupción enquistada en nuestras sociedades que alimentan injusticias e ineficiencias y cuyas consecuencias sienten los sectores más desprotegidos de la sociedad. Sin lugar a dudas, éstas son las asignaturas pendientes que marcan la única diferencia que aún subsiste entre Panamá y Singapur.
Cuando me despedí de Nicolás Ardito Barletta, le dije que además de haber vivido una excepcional experiencia personal, me iba de Panamá con la convicción de que nuestros países necesitan hombres de estado como él, que aportan y bregan por una visión estratégica y que consiguen que esa visión alimente el imaginario popular y movilice a su pueblo en una gran tarea de construcción colectiva. Esta es la conclusión a la que llegué luego de la jornada tan especial que acabo de vivir en la Ciudad de Panamá.