Europa no debe seguir la estrategia argentina

Éste es el título del artículo que publicó hoy el País con mi firma. Lo envié a ese medio en respuesta al artículo de Paul Krugman, titulado ¿Tiene salvación Europa?, que ese medio había publicado el martes pasado. Este es el link: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Europa/debe/seguir/estrategia/argentina/elpepiopi/20110120elpepiopi_5/Tes

¿Cómo reaccionaría el Gobierno si la gente comenzara a comprar dólares?

¿Dejaría que el precio del dólar suba todo lo necesario para equilibrar la oferta con la demanda? ó ¿acentuaría los controles de cambio para que la gente no consiga los dólares en el mercado oficial?. No tengo ninguna duda sobre la respuesta: haría lo segundo. La mejor demostración la dio ayer el Secretario de Comercio Guillermo Moreno. Ante la salida de dólares para pagar importaciones de bienes de consumo, la decisión fue limitar esas importaciones. Si el Gobierno recurre a controles  de cambio para frenar la salida de dólares que tienen como contrapartida hacer más fluido el abastecimiento de bienes al mercado interno en un momento de alta inflación, es infinitamente más probable que recurra a ese método si la gente sale a comprar dólares para cubrirse de una posible devaluación del Peso.

Planteo estas preguntas y me las respondo, porque no es imposible que dentro de algún tiempo (no me animo a decir cuántos meses) la gente comience a demandar dólares para protegerse de una posible devaluación del Peso. Lo ha hecho muy frecuentemente en el pasado y no va a dejar de hacerlo ahora, cuando ve que todo parece estar muy caro en dólares y la prédica del gobierno fue, durante varios años, que no dejaría atrasar el tipo de cambio. Ahora bien, cuando llegue ese momento, ¿se producirá una fuerte devaluación?. Mi predicción es que no para los exportadores ni para los importadores, pero sí en el mercado paralelo. En otros términos, se producirá un brecha entre el mercado oficial y el mercado paralelo, tal como ocurría casi permanentemente durante la década de los 80s, cuando convivía la alta inflación con el control de cambios. Y tal como vienen ocurriendo en Venezuela desde hace varios años.

El gobierno podrá, por un tiempo, evitar que el Peso sufra en el mercado oficial de divisas una fuerte devaluación y eso le permitirá seguir controlando, como hasta ahora, a la tasa de inflación dentro del rango 20 a 30% anual. Pero lo que no podrá controlar será la tasa de interés. una vez que la brecha entre el precio del dólar en el mercado oficial y el precio del dólar en el mercado paralelo marque la expectativa de devaluación relevante para las decisiones financieras, la tasa de interés tenderá a ser igual o mayor que la tasa esperada de devaluación. Para entonces ya nadie podrá argumentar que la emisión monetaria y la inflación ayudan a la reactivación de la economía.

Por supuesto, los expertos del gobierno que saben que ésta es una secuencia inexorable de acontecimientos que no se van a poder evitar, se conforman con conseguir que el momento de la verdad llegue después de las elecciones. Los que no entienden como funciona la economía, siguen apostando a que las actuales políticas macro-económicas son un descubrimiento argentino, mas precisamente kichnerista, que desmiente a todas las teorías económicas del pasado.

Releyendo un viejo reportaje…

Acabo de encontrar, en un borrador de post nunca subido antes a este sitio, un muy buen reportaje que me hizo un periodista de de la revista Prensa Económica en setiembre de 2009. Luego de releerlo, debo decir que sigo pensando lo mismo que en aquel momento. Quien lea hoy ese reportaje se preguntará si no me equivoqué de cabo a rabo al decir que no habría colapso pero sí estanflación. No creo haberme equivocado por los argumentos que ya expuse en mi post ¿Hemos salido de la estanflación?

Sigo pensando que no habrá colapso, al menos hasta el momento en que el gobierno pueda seguir controlando el tipo de cambio en la dirección opuesta a la que le recomendaba su pregonada estrategia de «tipo de cambio alto». Pero los riesgos de que el escenario que herede el próximo gobierno sea muy peligroso… aumenta. Está claro que el Gobierno de Cristina Kirchner decidió no hacer ninguna de las correcciones que yo sugería en aquel reportaje y, por el contrario, quiere mantener una ficción de crecimiento a costa de seguir postergando la lucha frontal contra la inflación. Esta estrategia siempre tiene un horizonte corto, por más favorable que sean las circunstancias internacionales.

En su análisis sobre Europa, Krugman desfigura a la crisis Argentina y sus consecuencias

El artículo de Paul Krugman titulado “Can Europe be Saved?”, que publicó el New York Times ayer y que hoy reproduce en español y en forma abreviada Clarín bajo el título “El Fantasma de la Argentina en la Crisis Europea”, es muy bueno en términos de las alternativas que enfrenta Europa y recomiendo su lectura completa. Mi opinión para los lectores del NYT puede verse en la página de «artículos en inglés«.

Paul Krugman presenta cuatro estrategias que los europeos podrían utilizar para salir de la crisis a las que denomina: “resistir el vendaval”,“re-estructuración de la deuda”,”Argentina cien por ciento” y “revitalizar el europeísmo”. Coincido plenamente con su comentario sobre las virtudes de la cuarta estrategia, que creo que, a la postre, es la que los europeos van a seguir, aún cuando por el momento esa no parece ser la posición alemana. Coincido parcialmente con su argumento en favor de  re-estructurar de la deuda de aquellos países en los que parece muy difícil recuperar la confianza de los inversores con los actuales niveles de deuda, seguramente Grecia e Irlanda y probablemente Portugal. Sería peligroso que también se vieran obligado a hacerlo España y Bélgica.

Pero la insistencia de Paul Krugman en considerar que, a la postre, la salida que encontró Argentina a su crisis de 10 años atrás (a la que Krugman denomina estrategia “Argentina cien por ciento”) es superior a la que lograron los países que como Latvia, Estonia y Lituania (no menciona a Hong Kong, pero debería incluirlo en la misma categoría) preservaron sus sistemas de convertibilidad monetaria  con la estrategia de «Resistir el Vendaval”, puede llevar a los Europeos a adoptar decisiones equivocadas. Voy a elaborar sobre este punto.

Krugman sostiene que “resistir el vendaval” y mantener los regímenes de convertibilidad monetaria tiene costos recesivos exagerados y que la recuperación va a ser muy lenta. Señala como ejemplo los casos de Latvia, de Estonia y de Lituania, donde los salarios descendieron 15 % ,en el primer caso, y 10% en los otros dos y sufrieron caídas del PBI a niveles de depresión económica. Lo que no menciona Krugman es que en Argentina, que ya había sufrido una recesión de casi el 15 % hasta finales del 2001, con una caída de los salarios de 13 %, a causa del abandono de la convertibilidad durante el año 2002 el PBI cayó otro 10 % y los salarios se desplomaron, en términos reales, más del 30%. Tampoco menciona que la rápida recuperación a partir de 2003 se produjo gracias a un ritmo inédito de mejoramiento en los términos del intercambio externo y que, a pesar de esta bonanza, la economía se descapitalizó peligrosamente en sectores claves. Y, como si todo esto fuera poco, está sufriendo niveles  muy elevados de inflación en comparación con el resto de los países del mundo.

Yo estoy convencido que con una combinación de las estrategias de “resistir el vendaval”, como lo están haciendo ahora, más una “re-estructuración de la deuda” en los países con pocas chances de recuperar la confianza inversora y, finalmente una “revitalización del europeísmo” que los lleve a un mayor grado de integración fiscal y política, Europa no sólo puede ser salvada, sino que volverá a jugar su rol de región ejemplar de paz y progreso que caracterizó su desarrollo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sería un suicidio para Europa y una calamidad para el Mundo que los países europeos que hoy sufren crisis trataran de conseguir una salida a la “Argentina cien por ciento”.

Cómo bajar la inflación en China sin reducir el crecimiento

Este es el título de un artículo que estamos escribiendo con Fernando Díaz. Un primer borrador puede leerse en las páginas de «artículos en inglés». También en la de  «artículos en español”.

En síntesis, en el artículo sostenemos que si China quiere mantener el ritmo de crecimiento tendrá que comprometer la política monetaria en evitar la deflación en su sector productor de bienes de exportación y no podrá utilizarla para atenuar la inflación que se origina en dos efectos típicos de las economías que crecen rápidamente desde niveles bajos de productividad y no disponen de abundantes recursos naturales: el denominado efecto Balassa Samuelson y el efecto deterioro de los términos del intercambio externo.

El efecto Balassa Samuelson es el que explica el aumento de los salarios y de los precios de los bienes domésticos de China por interacción de dos fenómenos que se observan durante el proceso de rápido crecimiento: el menor aumento de la productividad en la producción de bienes domésticos en comparación con el rápido aumento de la productividad que se observa en la producción de bienes exportables y la tendencia a la igualación de los salarios nominales pagados en los distintos sectores de la economía. Por consiguiente, aunque haya completa estabilidad de los precios de los bienes de exportación, se observará una tasa positiva de inflación por efecto del aumento de los precios de los bienes domésticos.

El efecto deterioro de los términos del intercambio de la economía China se origina en el gran aumento de la demanda de materias primas que se deriva del rápido crecimiento Chino. Sus precios de importación crecen por arriba del crecimiento de sus precios de exportación. Por consiguiente, aún cuando se consiga plena estabilidad de los precios de exportación, habrá un cierto margen de inflación importada.

Los efectos distributivos de estos dos orígenes de la inflación observada en China son diferentes. El primer origen de la inflación no debería dar lugar a intranquilidad social, porque significa un mejoramiento en el ingreso real de las familias que viven de la producción de bienes domésticos, semejante al que obtienen las familias ocupadas en la producción de exportables, donde se produce el mayor aumento de la productividad laboral.

El segundo origen de la inflación sí puede generar intranquilidad social, porque la inflación importada por el efecto deterioro de los términos del intercambio externo reduce el estándar de vida de todas las familias.

La política monetaria, podría reducir la inflación que se observa en China si en lugar de apuntar a la estabilidad de los precios de los bienes exportables, permitiera un proceso de deflación de los mismos suficiente para neutralizar la inflación de los bienes domésticos, esto es, permitiendo una más rápida apreciación de la moneda China, como le reclaman desde Occidente. Pero esta política tienen dos inconvenientes: por un lado los chinos, mirando la experiencia japonesa, sostienen que la deflación de los bienes exportables acarrearía una disminución del crecimiento de la economía. Una de las razones que argumentan es que la tasa real de interés que deberían soportar los productores de bienes exportables resultaría fuertemente positiva, porque la tasa nominal de interés nominal no puede tornarse negativa y los precios de los bienes exportables podrían estar decreciendo a un ritmo de varios  puntos porcentuales por año. Por otro lado, la apreciación nominal del Yuan, si bien podría hacer bajar la tasa global de inflación, no lograría nunca neutralizar la reducción del ingreso real que se deriva del aumento de los productos importados, que es la verdadera causa de la intranquilidad social que produce la inflación.

Por estas razones, en el artículo sostenemos que para reducir la tasa de inflación sin afectar el ritmo de crecimiento, las autoridades chinas tienen que aplicar políticas que faciliten el aumento de la productividad en la producción de bienes domésticos, en particular en la producción local de alimentos y utilizar su capacidad de negociación comercial con el exterior, incluida la inversión directa China en países con abundantes recursos naturales, para promover el aumento de la oferta global de materias primas. Mientras este resultado no se consiga, no tendrán otra alternativa que subsidiar la importación de aquellas materias primas que tengan una alta incidencia en los costos de la producción interna y deterioren el ingreso real de las familias.

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