¿Cómo estará España en el futuro si decide reintroducir la Peseta?

“Españoles: cuando algunos macroeconomistas norteamericanos y algunos políticos argentinos vengan a recomendarles la “solución a la Argentina”, échenlos con un argumento contundente: España no quiere estar en el 2022 en la situación en la que está Argentina en 2012”. Este fue el mensaje central de la conferencia que di el 30 de Mayo en la Escuela de Negocios del Instituto de la Empresa de Madrid.

Luego de esta introducción, pasé a explicar como está Argentina a 10 años de haber decidido abandonar al Dólar como moneda, convertir los dólares bajo ley argentina en pesos inconvertibles y haber, supuestamente, reconquistado la “soberanía monetaria”.

Hoy Argentina no tiene crédito público, ni externo ni interno. Pruebas al canto: si  quisiera emitir títulos en dólares debería pagar una tasa de interés que es el triple de la que, con toda su crisis, paga actualmente España. Por esta razón, las provincias, que están sufriendo fuertes déficits y a las que la Nación ha dejado de compartir el impuesto inflacionario y las retenciones agropecuarias, han desistido de emitir bonos, como lo habían anunciado hace apenas un mes atrás. Por supuesto, tampoco tuvo crédito público durante los últimos 10 años, precisamente porque aplicó a su crisis del 2001 la “solución  a la Argentina” que Nouriel Roubini propone para España.

Por no haber tenido crédito público, debió financiar su creciente gasto público con impuestos distorsivos (retenciones a las exportaciones agropecuarias, impuesto a las transacciones financieras, impuestos sobre la nomina salarial, reintroducción de impuestos a los sellos y a los ingresos brutos, etc.). Como éstos no alcanzaron, tuvo que echar mano a la confiscación de activos privados (inversiones en empresas privatizadas mediante el arbitrio de congelar las tarifas de los servicios; fondos de pensiones que acumulaban recursos para las futuras jubilaciones de los trabajadores activos; expropiación de empresas, como es el caso de las acciones de Repsol en YPF, etc.) Y, a lo largo de todo el período, debió recurrir a la emisión monetaria (disfrazada de distribución de utilidades ficticias del Banco Central, préstamos al Tesoro de reservas externas compradas con emisión monetaria y financiamiento liso y llano del Banco Central al Tesoro).

La inflación originada en la fuerte emisión monetaria del Banco Central y, al comienzo, en la devaluación extrema del Peso Inconvertible, trató de atenuarse con congelamiento de tarifas de servicios públicos, controles de precios de alimentos, retenciones a las exportaciones agropecuarias y, últimamente, apreciación real del Peso Inconvertible en el mercado oficial de cambio. Aún con todos estos mecanismos de represión inflacionaria, en promedio, entre 2002 y 2012, la inflación fue del 20 % anual y en 2012 tiende a escalar al 30 % anual. En la década de la Convertibilidad la inflación anual había promediado  sólo 3 % por año.

La fuga de capitales, que desde 2002 hasta 2012 fue tres veces superior a la que se dio en los momentos críticos de la convertibilidad (1995, por el efecto Tequila y entre 1999 y 2001 por la exagerada apreciación del Dólar) se está tratando de detener con controles de cambios  que han dado lugar a la aparición de un mercado paralelo. Éste muestra ya una brecha de más del 30 % con el precio oficial.

En la última década, en términos reales, las exportaciones crecieron menos que en la década de la Convertibilidad. El superávit comercial se produjo por un inédito mejoramiento de los precios de exportación, pero, ahora que los precios se han estabilizado y tienden a bajar, el Gobierno comenzó a aplicar fuertes restricciones cuantitativas a las importaciones. El efecto es un creciente aislamiento de la Argentina de las corrientes comerciales internacionales y una caída abrupta de las inversiones.

Una buena parte del crecimiento del PBI y del empleo entre 2003 y 2011 fue efecto del aumento del gasto y del empleo público. El Gasto público es hoy 10 % del PBI mas alto que en 2001 y el empleo público total aumentó de 2 a 3 millones de personas, cuando en la década del 90 había descendido de 2,7 a 2 millones. El resto del crecimiento del PBI y del empleo se explica por el aumento de los precios de nuestros productos primarios de exportación, que generó ingresos cuadruplicados para los sectores beneficiados (no siempre los productores, porque en la mayoría de los casos el gobierno se quedó con los beneficios vía las retenciones) .El efecto multiplicador de este aumento en los ingresos, aplicado sobre una capacidad productiva muy amplia, heredada de las inversiones de los 90’s, explica todo el crecimiento adicional que se dio desde 2003 en adelante.

El efecto de la inversión en construcciones así como en las industrias que crecieron al amparo de una fuerte protección, primero cambiaria y luego arancelaria, fue temporario y no sostenible en el tiempo, porque la inversión en construcciones sólo persigue proteger los ahorros frente a la inflación, aunque no genere rentabilidad, lo mismo que la inversión en industrias artificialmente sustitutivas de importaciones, que no lograrán sostenerse en un contexto de economía razonablemente abierta e integrada al mundo.

Todos los cuellos de botella que enfrenta hoy la economía argentina: desde el déficit energético hasta la disminución notable en la producción de carne, son fruto de la distorsión de precios relativos que emergió del proceso de pesificación y de las medidas no monetarias que se implementaron para atenuar el efecto inflacionario de la mega-devaluación inicial.

Y la eliminación de esos cuellos de botella vía la liberación de los precios en los mercados reprimidos junto a eventual liberalización del mercado cambiario amenaza con espiralizar la inflación como ocurrió en 1975 cuando se produjo la explosión que quedó registrada en la historia económica argentina como “Rodrigazo”, en alusión al Ministro de Economía al que le tocó la penosa misión de sincerar los precios de la economía luego de un período de represión económica y populismo no muy diferente al que se vivió en los últimos años.

Si España decidiera inclinarse por la “solución a la Argentina” para su crisis actual, no me cabe ninguna duda que en 2022 estará viviendo las angustias que hoy vive el Pueblo Argentino. Y hasta es altamente probable que las angustias sean peores y se vivan más cercanas en el tiempo, porque no es prudente ni realista esperar que España vaya a tener la suerte que tuvo Argentina en relación a los términos de intercambio externo.

¿Pero tiene España una alternativa?,¿Puede evitar la “solución a la Argentina”?;A esto me voy a referir en la próxima nota.

España en el espejo de la Argentina

Llegué a Madrid el lunes 28 de Mayo y salí para Londres el jueves 31. Dos días completos en la capital española fueron suficientes para convencerme que nuestra experiencia de 2001 es aún más relevante para España que para Grecia, porque la situación de España hoy es casi calcada a la de Argentina en 2001.

Grecia 2011 y Argentina 2001

El año pasado, en oportunidad de dos viajes a Grecia, tuve la posibilidad de comparar la situación de ese país con la del nuestro en 2001. Encontré  varias similitudes, pero también algunas diferencias que pintaban un panorama mucho más grave en Grecia que el que vivimos nosotros en 2001. Con todo, mi consejo a los Griegos fue que no trataran de aplicar a su crisis la “solución a la Argentina” que les recomendaba Nouriel Roubini.

Lamentablemente, a pesar de la sensatez de los dirigentes de los dos partidos tradicionales (el conservador Nueva Democracia y  el socialista PASOK), en primera vuelta los griegos le dieron demasiados votos a Alexis Tsipras, el candidato del Partido Izquierda Radical, que en una actitud demagógica e irresponsable le promete al Pueblo Griego que va a poder seguir gozando del Euro, como moneda que protege los ahorros y el valor real de los ingresos de la gente, sin tener que reducir el gasto excesivo ni introducir reformas estructurales en su economía. Si en los pocos días que faltan hasta el 17 de junio, cuando se vota en segunda vuelta, la mayoría del Pueblo Griego no advierte que Tsipras le está mintiendo, puede llegar a ocurrir que en el segundo semestre de este año Grecia pase por el infierno que significó para Argentina el año 2002.

Sería una verdadera tragedia, porque a diferencia de lo que ocurrió en los últimos meses de 2001, cuando los Estados Unidos y el FMI nos quitaron el apoyo y no nos dejaron terminar la restructuración ordenada de la deuda pública, ahora Europa y el FMI le brindaron  a Grecia todo el apoyo que necesitaba para completar una restructuración exitosa de su deuda y comprometieron apoyo financiero adicional para que Grecia pueda implementar en forma ordenada y transparente las reformas necesarias para recuperar el crecimiento.

España 2012, Grecia 2011 y Argentina 2001

España, desde la entrada al Euro en 1999, lo mismo que Argentina durante los años de la Convertibilidad, experimentó un valioso proceso de modernización de su economía: es impresionante ver como ha mejorado la infraestructura y cómo ha aumentado la productividad en todas las actividades productoras de bienes y servicios. Sin duda el nivel de vida alcanzado por el pueblo español hacia 2008 era muy superior al que tenía en 1999, cuando ingresó al Euro, exactamente como había ocurrido con el nivel de vida de los argentinos hacia 1999 en comparación con el de 1990. En un artículo anterior titulado “¿Cuán costoso es para España estar en el Euro?” presenté una comparación entre España y el Reino Unido desde 1999 hasta 2011 para mostrar, precisamente, todos los beneficios que obtuvo España por entrar en la Eurozona.

Grecia, a diferencia de la España en el Euro y de la Argentina durante la Convertibilidad, no logró grandes avances ni en infraestructura ni en productividad, porque lejos de introducir reformas favorables al crecimiento, aumentó descontroladamente el gasto público y distribuyó beneficios a sectores de la población en forma clientelista a través de estructuras corporativas.  Estas políticas determinaron aumentos en los costos unitarios de producción fuera de toda proporción con el resto de Europa, no solo en comparación con Alemania.

España, durante los años del Euro, como Argentina durante los años de la Convertibilidad,  no aumentó descontroladamente su deuda pública. Hasta 2009, los déficits fiscales de España, como los de Argentina hasta 1999, nunca habían excedido del 3 % del PBI y hoy España tiene una deuda pública del orden del 60 % del PBI, apenas algo mayor a la de Argentina en 2001, que ascendía al 50 % del PBI. Muy diferente es la experiencia de Grecia que llegó a acumular una deuda pública del 160 % del PBI antes de la reciente restructuración.

Causas de la crisis española

La crisis que está viviendo España tiene tres causas principales, dos de las cuales son idénticas a las que explican la crisis Argentina de 2001  y una tercera que fue muy notable en España pero no se observó en Argentina.

La primera causa es el excesivo endeudamiento de autonomías y municipios ( y de las empresas constructoras y los desarrollistas urbanos vinculados a ellas) con las Cajas de Ahorro para financiar inversiones de muy baja productividad. En España las cajas de ahorro, como en Argentina los bancos provinciales, fueron manejadas, la mayor de las veces, por políticos y no por banqueros profesionales. El endeudamiento de las autonomías y de los municipios, así como el de las empresas constructoras y desarrollistas urbanos que consiguieron mucho crédito para financiar emprendimientos que generaban ingresos extraordinarios a los gobiernos locales y, no pocas veces, alimentaban circuitos de corrupción, es la causa principal de los activos tóxicos que hoy tienen las entidades financieras de España.

El fenómeno parece un calco de lo que ocurrió en Argentina entre los gobiernos provinciales con sus bancos, mientras los tuvieron, e incluso con los bancos privados desde que las provincias pudieron utilizar como garantía los recursos de la Coparticipación Federal de Impuestos, a partir de 1997. Lo que está ocurriendo con Bankia hoy en España es lo mismo que ocurrió con el Banco de la Provincia de Buenos Aires en Argentina en 2001. Y lo que está ocurriendo con el resto de las cajas de ahorro regionales es lo mismo que lo que ya había ocurrido con los bancos provinciales de Argentina en la primera parte de los 90’s . Esa fue la causa principal de la vulnerabilidad de nuestra economía frente a la Crisis Tequila de 1995.

La experiencia nuestra de 1995 es relevante para la España de hoy. Pudimos superar la crisis de los bancos provinciales porque recibimos apoyo del exterior para recapitalizarlos previa restructuración y liquidación de los bancos mayoristas que le habían prestado fondos a los bancos provinciales. Gracias a que nosotros en 1995 no estatizamos los bancos con problemas, sino que los liquidamos o recapitalizamos previa restructuración para ser reprivatizados de inmediato, el costo en términos de aumento de la deuda pública nacional fue insignificante.

Lamentablemente, no todos los bancos provinciales fueron privatizados y los dos más importantes que siguieron siendo manejados por las provincias: el de La Provincia de Buenos Aires y el de la Provincia de Córdoba, se transformaron en los problemas financieros más graves del año 2001. Para colmo de males, en 1997, el Gobierno Nacional autorizó a las provincias a endeudarse con los bancos privados y con el Banco de La Nación dando como garantía los recursos de la Coparticipación Federal de Impuestos, algo que había estado prohibido durante los seis primeros años de la Convertibilidad.

En 2001 el origen de los activos tóxicos del sistema financiero y, por tanto, la causa principal de la crisis financiera fue nuevamente el endeudamiento excesivo y a tasas flotantes de las Provincias con el Banco de la Provincia de Buenos Aires, con el Banco de la Provincia de Córdoba, con el Banco de la Nación y con los bancos privados que habían confiado en la garantía de la Coparticipación Federal de Impuestos. En esta oportunidad ya no conseguimos apoyo del exterior para encarar una tarea de saneamiento como la que habíamos logrado llevar a cabo en 1995. Y el apoyo del Gobierno Nacional y del Banco Central a los bancos que se estaban tornando insolventes, terminó por destruir el crédito público nacional.

España va a necesitar irremediablemente apoyo financiero de Europa para recapitalizar a los bancos y cajas de ahorro que sean recuperables, pero deberá, al mismo tiempo, liquidar a aquellas entidades que se han tornado insolventes, otorgando sólo protección a quienes tengan depósitos cubiertos por el sistema de garantías. Si, por el contrario, otorga ex post garantía plena del Estado a todos los acreedores de las entidades insolventes se le va a presentar el mismo problema que a Irlanda: terminará duplicando o triplicando el nivel de su deuda pública.

La segunda causa de la crisis que está sufriendo España es la exagerada apreciación del Euro hasta 2007 y su recuperación excesiva luego de la caída que se produjo en 2008 y 2009. Este fenómeno, que es equivalente a la fuerte apreciación del Dólar desde mediados de los 90’s hasta el 2001 que tanto perjudicó a la economía Argentina, es el resultado de que ni la política monetaria del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (la “FED”) ni la del Banco Central Europeo (el “ECB”) prestaron atención a los efectos globales de las medidas que tomaban.

La FED, antes de la crisis de las hipotecas “subprime” siguió una política monetaria muy expansiva con el objetivo de depreciar al Dólar frente al resto de las monedas y poder reducir así el déficit de la cuenta corriente de su Balanza de Pagos. La moneda que más se apreció frente al Dólar fue precisamente el Euro que pasó de valer 82 centavos de Dólar en 2001 a casi 160 centavos en 2007. Esta fuerte apreciación fue soportada por la economía alemana que desde los ajustes a los que la obligó el proceso de reunificación, había logrado mantener relativamente bajos los costos unitarios de producción, pero fue fatal para la competitividad de España, que a pesar de haber aumentado mucho la productividad en todos sus sectores, había permitido aumentos de costos laborales a un ritmo mayor que el de Alemania.

En 2008 y parte de 2009, se produjo una fuerte recuperación del Dólar por la “fuga hacia la calidad” que decidieron los administradores de portafolios financieros en el mundo y el Euro se depreció hasta 1,20 dólares. A partir de allí si el ECB hubiera aplicado la misma política monetaria que la FED, España, como el resto de los países de Europa con fuertes déficits en cuenta corriente, podrían haber recuperado competitividad y re-equilibrado sus economías.

Lamentablemente, mientras La FED acentuó al extremo el caracter  expansivo de su política monetaria, el ECB demoró mucho en seguir el mismo camino y aún hoy, tiene una política monetaria bastante más restrictiva que la de la FED. Como consecuencia, el Euro volvió a apreciarse hasta llegar a valer casi 1,40 dólares. Esta re-apreciación fue fatal para España y para casi todos los países de Europa y explica en gran medida que a los efectos recesivos iniciales de la crisis global de 2009 le hayan sucedido efectos recesivos adicionales localizados en varias de las economías de la Eurozona.

Ahora el Euro ha vuelto a debilitarse, pero no como resultado de la política monetaria del ECB sino de la desconfianza que ha generado la posibilidad de que la eurozona se desintegre. A esta altura, para evitar el agravamiento de la crisis y frenar el proceso de desintegración monetaria, la política del ECB tendrá que ser extremadamente laxa y, muy probablemente, el Euro tendrá que bajar hacia la paridad con el Dólar. De otra manera varias economías europeas, incluía por supuesto España, van a entrar en un proceso muy doloroso de depresión económica.

La tercera causa de la crisis que hoy vive España es la explosión de una enorme burbuja inmobiliaria que tuvo un largo período de gestación. Esta burbuja se dio también en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Afortunadamente no se dio en la Argentina de la Convertibilidad porque pese a toda la confianza que aquel régimen monetario logró crear durante los 90’s, nunca se produjo una expansión del crédito a tasas muy bajas de interés como las que durante muchos años parecieron beneficiar a las economías de aquellos países. La burbuja inmobiliaria adquirió una magnitud muy grande en España porque el optimismo es contagioso y los intermediarios financieros, en especial las cajas de ahorro en el caso de España, no midieron bien los riesgos que estaban asumiendo. Las ventajas que la actividad inmobiliaria brindaba a las finanzas de las autonomías y de los municipios y los incentivos a la corrupción de funcionarios, banqueros, constructores y desarrollistas, se trasformó también en España, como en los Estados Unidos y en el Reino Unido, en un aceitado mecanismo alimentador de la burbuja.

Es muy intensa la tentación a la que son sometidas las autoridades políticas y monetarias de resolver el exagerado endeudamiento con un poco de inflación (y el control indirecto de las tasas nominales de interés) como para generar tasas reales negativas de interés. Ya se está reflejando en las políticas monetarias de la FED y del Banco de Inglaterra.

España no puede caer en esta tentación porque ya no cuenta con la Peseta y por lo tanto el Banco de España no puede imitar a la FED o al Banco de Inglaterra. Y, su banco central relevante, el ECB, responde, por el momento, mucho más a los dictados y opiniones del Gobierno Alemán que a los del Gobierno Español. Por eso volveran a escucharse voces insistiendo que la salida del Euro, o lo que llaman “la solución a la Argentina”, es no sólo la medicina apropiada para Grecia sino, también, para España. Para hacer este argumento van a utilizar la observación de que España 2012 se parece a Argentina 2001 aún más que la misma Grecia y que las tasas negativas de interés a que dará lugar la reintroducción de la Peseta ayudarán a resolver los problemas de sobre-endeudamiento que dejó la burbuja inmobiliaria..

Voy a contradecir esta opinión aún con mucho más énfasis con que lo hice para el caso de Grecia. Pero dejo esta tarea para mi próxima nota.

“Astana Economic Forum 2012”

Durante el 23 y 24 de Mayo se desarrollará en Astana, la capital de Kazakstán, la quinta versión del “Astana Economic Forum”, una reunión que congrega a economistas y políticos de todo el Mundo.

El año pasado fui invitado por primera vez y participé en dos mesas redondas. Una sobre “Como estimular el espíritu de empresa” y otra sobre «el riesgo  de que la Era del Dólar termine en Inflación Global”.

Este año tengo la responsabilidad de moderar una mesa en la que se discutirá el tema: “La Crisis europea y su significado para la Economía Global”. Participarán en la misma Thomas Mirrow (Presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, EBRD), Jacob Frenkel (Chairman del “Board of Trustees” del Grupo de los 30), Robert Mundell (Premio Nobel en Economía y Profesor de la Universidad de Columbia) Y Mario Blejer (Primer Vice-Presidente del Banco Hipotecario Nacional de Argentina). Para introducir el tema de esta mesa redonda preparé un documento titulad “Crisis en la Zona del Euro y su implicancia para la conformación del futuro Sistema Monetario Internacional”.

También preparé, a pedido de los organizadores, sugerencias para el documento final que se titulará “Astana Consensus” y se pondrá a consideración de los diversos organismos internacionales y de los líderes mundiales que integran el G20.

Luego de la reunión haré conocer mis impresiones a través de un nuevo post. Mientras tanto me pareció apropiado anticipar a los lectores de mi blog las opiniones que llevaré al “Astana Economic Forum 2012”

Si la gente se asusta y sale a comprar dólares…

Bajo este subtítulo, en mi libro Estanflación, publicado por “Sudamericana” en 2008, describí lo que está ocurriendo en 2012. Me lo acaba de recordar un visitante del blog que hace poco releyó aquel libro. Sudamericana ha decidido volver a publicar el libro en forma digital. Así que pronto volverá a estar disponible, al menos como e-book.

He estado una pocas semanas en Buenos Aires y Córdoba y no tuve tiempo de subir nuevos posts. Apenas pude contestar los muchos comentarios que recibí luego de dar mi opinión sobre la virtual confiscación de las acciones de Repsol en YPF. Como ahora ya estoy en viaje a Kazakstán y luego iré a Madrid y a Londres, pienso comenzar a escribir sobre la Crisis Europea. Pero para no dejar a los lectores del blog sin mi opinión sobre lo que está pasando en Argentina, decidí reproducir lo que escribí en setiembre de 2008 bajo el subtítulo que encabeza este post.

“Lo que está ocurriendo con el mercado de monedas extranjeras y la reacción del gobierno es lo que cabía esperar cuando en una economía se ha seguido una estrategia de inflación reprimida, basada en congelamientos, controles de precios y restricciones al comercio exterior, y la gente comienza a advertir que son insostenibles. Lo natural es que la población se asuste y salga a comprar dólares, como lo hizo tantas veces en el pasado ante situaciones no muy diferentes. Más aún cuando está muy desorientada por la contradicción entre el discurso del dólar alto que ha venido haciendo el gobierno y las intervenciones del Banco Central para que el precio del dólar baje.”

“Por el momento, quienes argumentan que es imposible que se produzca una demanda desesperada de dólares por parte de la gente que el Banco Central no pueda llegar a satisfacer muestran como prueba de sus afirmaciones el alto nivel de reservas que el Banco Central aún conserva. Pero esto es una ilusión, por no decir una alucinación.”

“Si descontamos las reservas los dólares que el gobierno probablemente tendrá que usar para evitar caer otra vez en una moratoria de la deuda externa en los próximos meses, más los dólares que tienen como contrapartida a las letras emitidas por el Banco Central, que sólo serán renovadas por sus tenedores si les pagan una tasa de interés cada vez más alta y gravosa para las cuentas fiscales, los dólares que le quedan al Banco Central para enfrentar una corrida en contra del peso son insignificantes.”

“Por eso, y porque me parece que el gobierno no permitirá que se desboque la inflación, como lo haría si el precio del dólar se escapara, pero tampoco podrá continuar con la política de los últimos meses de vender reservas, ni permitirá que las tasas de interés que debe pagar para renovar las letras que emitió para respaldar las reservas se torne extremadamente alta, sólo le quedará acentuar los controles de cambio. Es decir, restringir fuertemente la venta de dólares para usos que no considere prioritarios.”

“Esta conducta del gobierno es la que debe esperarse cuando se ha llevado a la economía a una situación de inflación reprimida. Y esto deberían saberlo los autores del Plan Fénix, pero pareciera que nunca reflexionaron suficientemente sobre la experiencia inflacionaria de cuarenta y cinco años, y particularmente sobre la experiencia de la década del 80, en la que varios de ellos fueron hacedores de política económica.”

“Por supuesto que si se acentúan los controles de cambio aparecerá un mercado paralelo para el dólar, en el que operarán quienes no consigan comprar las divisas del Banco Central. Puede suceder, incluso, que para evitar que este mercado sea negro o ilegal autoricen un mercado libre, pero me sorprendería teniendo en cuenta la mentalidad antiliberal que predomina en el gobierno.”

“En cualquier caso, aparecerá una brecha entre el mercado oficial y el mercado libre o paralelo, que no tendrá un efecto muy diferente al de las retenciones. Sólo que no será una brecha diferencial ni generará recursos fiscales para el gobierno. Cabe preguntarse por qué, en lugar de seguir esta estrategia, el gobierno no incrementa lisa y llanamente las retenciones luego de dejar que el dólar aumente un poco. Esto es lo que tenía en mente hacer hasta que el campo le dijo basta.”

“No creo que estén en condiciones políticas de hacer un nuevo intento, que además también sería resistido por la industria, porque es inimaginable que si vuelven a devaluar, controladamente, les permitan a los exportadores industriales y a quienes compiten con importaciones aumentar los precios en la misma proporción que aumente el dólar. Ante la necesidad de conseguir recursos fiscales, la decisión lógica del gobierno debería ser aumentar también las retenciones a las exportaciones industriales e imponer controles de precios a los bienes que compiten con importaciones. Nada de esto van a poder hacer, al menos no sin transformar la sucesión de conflictos sectoriales en infernal.”

“Si, como es altamente probable, cuando la gente decida comprar desesperadamente dólares, se crea de hecho un mercado paralelo, las reservas del Banco Central comenzarán a disminuir por operaciones de sobrefacturación de importaciones y de subfacturación de exportaciones que fueron habituales en los períodos de multiplicidad de mercados cambiarios originados en los controles de cambio. Cuando las reservas tengan un nivel mínimo estaremos a punto de pasar del período de estanflación, que es precisamente el período caracterizado por la existencia del mercado paralelo del dólar, a un período de hiperinflación.”

“Lo único alentador de esta posibilidad es que las hiperinflaciones son siempre cortas, por la simple razón de que son sumamente crueles y destructoras del orden económico y social. Dios quiera que nunca tengamos que volver a vivir esa experiencia.”

Mientras estuve en Buenos Aires respondimos con Guido Salvaneschi una consulta profesional sobre la devaluación monetaria y la dinámica de la inflación en Argentina, que analiza el comportamiento del mercado cambiario a lo largo del tiempo para interpretar lo que está ocurriendo en Mayo de 2012. Quienes estén interesados en leer ese análisis deben usar el siguiente link:    «Devaluación y dinámica de la inflación en Argentina».

Y Péguele Fuerte…hacia el precipicio

La vuelta al peor pasado de la Argentina, representado claramente por las décadas del 70 y del 80, no comenzó con la expropiación del 51 % de las acciones de YPF que pertenecían a Repsol. Tampoco con la confiscación de los fondos de pensiones, ni con las estatizaciones de Aerolíneas Argentinas y Aguas Argentinas. Ni con la creación de ENARSA. Ni con el control de los precios, las cuotas de exportación y las retenciones que llevaron al desmantelamiento de miles de  tambos, a la reducción dramática del stock ganadero y a muchos otros desatres productivos. Tampoco comenzaron con las restricciones a las importaciones y a la venta de divisas y los demás desmanejos económicos a los que asistimos desde el año 2002.

La vuelta al peor pasado de la Argentina comenzó con el Golpe Institucional  que se extendió del 19 al 30 de Diciembre de 2001. Y digo entre el 19 y 30 de diciembre de 2001 y no el 19 y 20 de diciembre de aquel año, porque el Golpe Institucional logró su objetivo cuando los representantes de los dos principales partidos de la Argentina, el Peronismo y el Radicalismo, designaron a Eduardo Duhalde como Presidente para completar el mandato de De la Rúa. Éste, en la opinión de quienes lo derrocaron, había cometido el grave error de darle continuidad a las políticas de los 90’s y de haberme pedido que yo volviera al Ministerio de Economía para buscar una salida ordenada a la grave crisis en la que había caído nuestra economía.

La vocación de la mayoría de los dirigentes políticos por retomar la tendencia al aislamiento internacional de la Argentina y echarle la culpa de nuestros problemas a quienes nos habían ayudado a modernizar la anquilosada estructura económica de la Argentina ya se había puesto de manifiesto en el largo aplauso que los miembros del Congreso Nacional habían prodigado al anuncio presidencial del Default de la Deuda Externa.

Peronistas y Radicales votaron los primeros días de enero de 2002 la virtual derogación de la Ley de Convertibilidad y consintieron en las semanas siguientes la pesificación, la derogación de la ley de intangibilidad de los depósitos bancarios  y la automática violación de todas las reglas bajo las cuales se había producido la privatización de las empresas estatales durante la década de los 90’s.

Todo lo que ocurrió desde entonces, incluida la expropiación de acciones de YPF, ha sido avalado por la mayoría de los dirigentes de los principales partidos políticos y constituyó un proceso magistralmente liderado por Néstor y Cristina Kirchner que han demostrado una genial habilidad para convencer a los argentinos que nuestro peor pasado es nuestro mejor futuro.

Casi todos los que pretendieron evitar esta vuelta a nuestro peor pasado han bajado ya los brazos y aceptado como inexorable este triste porvenir de nuestra Patria. Las últimas votaciones del ex Presidente Menem en el Senado de la Nación dan cuenta de esta resignación. Por supuesto que son muchos los que antes que Menem optaron por esta actitud. Yo diría que casi todos los dirigentes, con unas pocas honrosas excepciones. Cada vez que los veo votar las leyes que destruyen todo lo que habíamos conseguido en los 90’s, recuerdo el entusiasmo con el que seguían en aquellos años mis discusos en las tribunas políticas cuando me pedían que fuera a hacer campaña por ellos en sus respectivas provincias.

A quienes aún tienen deseos de que Argentina retome la buena senda, vuelva a insertarse con inteligencia en el Mundo y ofrezca oportunidades de progreso a todos sus habitantes, quiero trasmitirles que yo no he bajado los brazos. Yo sigo con la misma fuerza y pasión por el progreso de nuestra Patria que la que puse en mi tarea como Diputado Nacional entre 1987 y 1989, como Ministro de Relaciones Exteriores entre 1989 y 1991, como Ministro de Economía y de Obras y Servicios Públicos entre 1991 y 1996, como candidato Presidencial en 1999 y como Ministro de Economía entre marzo y diciembre de 2001.

Reconozco que durante los 90’s se cometieron muchos errores, de los cuales soy mucho menos responsable de lo que se quiere hacer creer a la gente, porque los principales errores se cometieron en el período en el que yo estuve fuera del Gobierno de Menem y, en la práctica, era su principal crítico. Pero nunca voy a dejar de sostener que la visión del Mundo y de Argentina que supimos predicar y convencer en aquellos años era y sigue siendo la correcta.  Y que, por el contrario, la visión del Mundo y de la Argentina que se ha impuesto desde 2002 nos llevará al mismo desastre en que terminaron las décadas del 70 y del 80.

Quien asuma la Presidencia el 10 de Diciembre de 2015 tendrá que hacer, en materia de política exterior, lo que yo hice como Ministro de Relaciones Exteriores y, en materia de organización económica y social, lo que hice como Ministro de Economía y Obras y Servicios Públicos . Porque tal como vamos, se están recreando todas las condiciones que hacia 1989 nos habían aislado del Mundo y la economía llegará al 2015 tan desorganizada y deteriorada como llegó a 1991.

Para quienes, por la forma en que está votando Carlos Menem, están perdiendo la esperanza de que este cambio drástico de tendencia política se produzca, quiero hacerles saber que yo no he bajado los brazos ni he cambiado de opinión. Y que mucho antes del 2015 me tendrán muy activo luchando por la Argentina que pudo y debió ser y no por esta deplorable versión a la que la actual dirigencia Argentina nos está conduciendo.

Cuando escuché las medidas que el Gobierno había decidido para resolver la crisis energética generada por las políticas del 2002 en adelante, recordé aquella vieja propaganda con la que, allá por los 80’s, se alentaba el uso de la nafta de YPF: Y Péguele Fuerte… sólo que esta vez la fuerza generada por la nafta de YPF apunta hacia el precipicio.