Afortunadamente los Chipriotas descartaron el «Corralón»

Con inteligencia, el Parlamento Chipriota se negó a votar el impuesto sobre los ahorros de menos de 100 mil Euros. Ese impuesto era equivalente a la pesificación con devaluación que Duhalde decidió en enero de 2002, a la que se denominó «Corralón».

En su lugar el Gobierno de Chipre, con el apoyo de la Unión Europea y el FMI, decidió reestructurar la deuda de sus bancos. Es equivalente a lo que nosotros estábamos haciendo cuando tuvimos que imponer el «Corralito» el 1 de diciembre de 2001. La única diferencia es que en el caso de Chipre la deuda que deben reestructurar es la de los bancos, que tienen pasivos por varias veces el PBI de Chipre. En nuestro caso sólo teníamos que reestructurar, en forma ordenada, una deuda del sector público del 50 % del PBI. Por eso la reestructuración será mucho más complicada y resistida por los acreedores, en particular los rusos, que lo que hubiera sido en Argentina.

Para reestructurar la deuda de sus Bancos, Chipre ha decidido liquidar un banco que había caído en insolvencia total. Esta reestructuración  no afectará para nada a los depósitos garantizados de hasta 100 mil Euros. Los mismos serán transferidos como obligación del Banco Nacional de Chipre al que a su vez se le transferirán los mejores activos del banco liquidado, hasta una cifra equivalente al monto de los depósitos garantizados de los que se hace cargo. Los demás acreedores del banco liquidado recibirán el producido de la liquidación del resto de los activos, es decir serán afectados por una quita que quedará determinada luego de que termine el proceso de liquidación.

El Banco Nacional de Chipre, deberá re-capitalizarse con aportes del Gobierno y de los acreedores no garantizados. Nuevamente, sus depositantes hasta 100 mil Euros no sufrirán quita ni pagarán impuesto alguno. El resto de los depositantes y demás acreedores deberán transformar una cierta proporción de sus acreencias en acciones.

Para que la economía de Chipre pueda seguir funcionando normalmente dentro del Euro, el Banco Central Europeo tendrá que comenzar a actuar cuanto antes como prestamista de última instancia del Banco Nacional de Chipre y de los demás bancos que no sean liquidados. Apénass el Banco Central Europea adopte esta decisión, el Gobierno de Chipre podrá levantar las restricciones que hay afectan a los depositantes. Es decir, el «Corralito» habrá sido una medida transitoria, hasta completar la reestructuración de deudas. Así debió haber sido en Argentina. Lamentablemente, el Golpe Institucional del 20 de diciembre de 2001, llevó a que lo que debía ser una medida transitoria para proteger los ahorros,  se terminara transformando en un mecanismo de confiscación de los ahorros de las familias.

Si el Banco Central Europeo, la Unión europea y el FMI no ayudan rápidamente a que la población de Chipre advierta que lo esta solución es mucho mejor que la alternativa de abandonar el Euro y que las restricciones al retiro de efectivo son medidas transitorias, todavía existe el riesgo de que los deudores de los Bancos consigan que se «lirisen» (es decir se conviertan los Euros  chipriotas en «liras») los depósitos y las deudas y luego la lira sufra una fuerte devaluación. En ese caso los depositantes de hasta 100 mil Euros terminarán pagando un impuesto virtual incluso superior al que el Parlamento Chipriota se negó a votar. Ojalá el pueblo Chipriota no se deje engañar como lamentablemente los malos políticos engañaron al pueblo Argentino en 2002.

Sería necio no aprovechar la oportunidad que está ofreciendo la Corte de Nueva York

Pocas horas después de que la Presidente dijera ante la Asamblea Legislativa que Argentina podría pagar a los «holdouts» no más que lo que había pagado a quienes se presentaron al canje de 2010,  la Corte de Apelaciones de Nueva York solicitó al Gobierno Argentino que precise los términos en los que está dispuesto a hacerlo. Sería necio que el Gobierno no aprovechara esta solicitud para presentar un plan de pago que reuniendo las características precisadas por la Presidente, al mismo tiempo pueda ser interpretada por aquella Corte como una propuesta razonable de pago de la deuda reconocida por el Juez Griesa como derecho de los reclamantes. Esteban Fernandez Medrano, socio de «Global Source Partners», me convenció de que es posible hacer una propuesta que cumpla ambas condiciones.

Tanto el canje de 2005 como el de 2010, ofrecieron dos alternativas: 1)  un Bono Par (es decir, por el 100% del capital adeudado) a tasas bajas de interés (1,33% hasta el 30 de marzo de 2009; 2,5% hasta el 30 de marzo de 2019; 3,75 % hasta el 30 de marzo de 2019 y 5,25% hasta el 30 de marzo de 2039). Este bono contaba además con el cupón PBI que podía llegar a agregar pagos adicionales de hasta un 48% del capital original. Esta opción estaba disponible sólo para los tenedores minoristas 2) otra alternativa era el conocido Bono de Descuento, que significaba una rebaja inicial del 65 % del capital adeudado, pero pagaba (o parcialmente capitalizaba) tasas del 8,28 % anual más el cupón PBI que podía llegar a significar 48% del capital original.

La idea de Esteban Fernandez Medrano consiste en que ahora el Gobierno proponga como plan de pago un Bono Par con los plazos y tasas de interés idénticos a los ofrecidos en 2005, pero con dos diferencias. Primero, se le quitaría la limitación de que solo puedan suscribirlo tenedores minoristas. Segundo, se le quitaría el cupón de PBI. La primera concesión se la compensaría con la eliminación del cupón PBI. De esta manera, Argentina estaría ofreciendo pagar el 100 % del capital adeudado en plazos y con tasas de interés que pueden catalogarse de razonables, teniendo en cuenta las tasas que hoy se pagan por los bonos de países que gozan de crédito.  En principio, ésto debería ayudar a que la Corte de Apelaciones de Nueva York considerare que la propuesta es equitativa.

El plan de pago de Argentina se va a referir solo al capital original, para que no pueda ser interpretado como una oferta más favorable a la de los canjes de 2005 y 2010.  Sin embargo, la Corte seguramente entenderá que el capital adeudado es el capital original más los intereses acumulados y no pagados («Past Due Interest»), tal como lo ha reconocido el Juez Griesa.  Si Argentina termina aceptando esa interpretación, no estará dando derecho a reclamo alguno a quienes se presentaron en los canjes anteriores, porque no habrá sido una oferta voluntaria sino una imposición de la decisión judicial.

Una vez que la Cámara haya aceptado el plan, el Gobierno Argentino debería ofrecer como una alternativa adicional la opcion de entregar bonos de descuento idénticos a los que se entregaron a los bonistas que entraron en el segundo canje, pagando en efectivo los importes que aquellos ya recibieron por los cupones que fueron venciendo. Es de esperar que los holdouts terminen eligiendo los bonos de descuento porque el Valor Presente Neto de estos bonos supera a los de los bonos par sin cupón de PBI, siempre que la tasa de descuento que utilice el acreedor sea mayor al  4,4% anual.. de ser asi,  quedará claro que el Gobierno no le concedió mejores términos a quienes no participaron de los canjes.

Cabría preguntarse por qué ofrecer el Bono Par y no sencillamente el Bono de Descuento como única alternativa. El argumento es legal más que económico: si se ofrece el Bono Par, la Corte de Apelaciones de Nueva York puede argumentar que no se le estará imponiendo quita alguna sobre el capital a los demandantes. Sin embargo Argentina terminará contabilizando la quita porque los bonos que seguramente se emitirán, serán bonos de descuento.

Si el Gobierno no presenta un plan de pagos como éste, estará desaprovechando una oportunidad de normalizar las relaciones financieras con el exterior y recuperar el Crédito Público. Algo que para la situación fiscal e inflacionaria por la que está atravesando Argentina es sumamente peligroso.

El impuesto sobre los depósitos de Chipre es una muy mala idea

Algunos medios hay dicho que la imposición de Europa y el FMI para concederle un préstamo de salvataje a Chipre es una medida de lo que se denominó «Corralito» en Argentina. Nada más alejado de la realidad. En todo caso tiene un cierto parecido con el «Corralón» de Duhalde al que se lo mal denominó Corralón, cuando se lo debería haber denominado «impuesto sobre los depósitos» o, simplemente,  «confiscación de depósitos». El efecto de la decisión Chipriota puede llegar a tener efectos tan desvastadores sobre la economía chipriota y sobre la economía de los países europeos en crisis, si llega a a haber contagio, como la que tuvo el mal denominado «corralón» en Argentina. Paso a explicarlo.

En lugar de reestructurar la deuda chipriota  y hacerle, en todo caso, pagar un costo a quienes financiaron el exceso de gasto público de ese país, Europa y el FMI le van a dar un préstamo a Chipre para que siga atendiendo normalmente su deuda, sin ninguna quita ni reducción de intereses. Y como contrapartida de ese préstamo le han obligado a imponer un impuesto del 6,75% sobre los depósitos bancarios de menos de 100.000 dólares y del 9,9 % sobre los que superen esa cifra. Existe un gran riesgo de que semejante medida pueda provocar una corrida bancaria, no sólo en Chipre, sino en Grecia y hasta en España. Quienes mantienen depósitos en bancos de los países que dependen del financiamiento Europeo y del FMI pueden llegar a sospechar que en algún momento se le impondrán gravámenes semejantes. Si ello ocurre no sería raro que se acelere la fuga de depósitos que se viene observando desde que se comenzó a hablar de posible salida de esos países del Euro.

El impuesto sobre los depósitos tiene el mismo efecto que tuvo la pesificación acompañada por una fuerte devaluación en nuestro País a partir de enero de 2002. Es cierto que en Argentina el impuesto virtual llegó a representar más del 50 % del valor de los depósitos en dólares mientras que el impuesto que va a aplicar Chipre es de algo menos del 10 %. Pero así y todo los efectos son muy peligrosos y puede llegar a obligar al abandono de Chipre de la Euro zona, con un proceso que elevará en la práctica ese impuesto del 10 a más del 50 %, como ocurrió en Argentina.

Ojalá en el resto de Europa la gente concluya que esta mala idea sólo se aplicará en Chipre, pero no se planea ni se aplicará sobre el resto de los países en crisis.

La noticia que nos hizo sentir más felices desde que tengo memoria.

Se palpa en la calle, se nota en todos los medios de comunicación social y especialmente, en el ciberespacio. La gran mayoría de los argentinos sintió y siente una gran felicidad desde que se anunció la elección del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica con el nombre de Papa Francisco. Sólo unos pocos fanáticos del odio y el resentimiento manifestaron su desagrado, pero el grueso de los dirigentes sensatos y los comunicadores sociales se encargaron prontamente de desmentirlos.

El Papa Francisco será un gran pastor del rebaño universal. No se inmiscuirá para nada en las mezquindades y miserias de la política Argentina pero tendrá sobre nuestro pueblo el mismo efecto benéfico que proyectará cobre toda la humanidad. Pueda que influya relativamente más, pero por el simple hecho de que, en promedio, los argentinos estamos más alejados que el resto de los pueblos del Mundo, de las virtudes que siempre predicó con el ejemplo el hoy Papa Francisco. Un diario colombiano tituló con chispa:» El Papa es Argentino…pero modesto», podría haber agregado «El Papa es Argentino… pero modesto y predica el amor y el encuentro, no el odio y el desencuentro». Lo primero que debemos hacer los argentinos, para darle sentido a la felicidad que nos embarga, es reflexionar sobre cuan alejados estamos de compartir las virtudes que vive y predica el nuevo Papa.

Además de una gran felicidad popular, el Papa Francisco ya ha permitido, con su sola presencia, que los Argentinos conozcamos, sin lugar a dudas, quienes son los compatriotas que nunca van a contribuir a la pacificación de los espíritus y al progreso material de nuestro pueblo: son los, afortunadamente pocos, que en lugar de mostrarse alegres han salido a pregonar su resentimiento y su vocación por el odio. El que sean muy pocos y que la mayoría de quienes hasta dos días atrás contrastaban mucho con las virtudes que siempre predicó el Cardenal Bergoglio, a pesar del susto inicial que reflejaban sus rostros, hayan también comenzado a manifestar alegría por la buena nueva, es alentador.

Ojalá que la felicidad que nos embarga sea el reflejo de que la mayoría de los argentinos por fin hayamos decidido imitar sus virtudes y dejar atrás los vicios y defectos que explican nuestros reiterados desencuentros y nuestro recurrente empobrecimiento espiritual y material.