Acabo de subir al blog la desgrabación de la entrevista radial que le hizo hace algunos días Jorge Lanata al prestigioso escritor Juan José Sebreli. Además de los comentarios muy interesantes de Sebreli sobre las declaraciones de Carta Abierta, me impactó el intercambio de opiniones entre el escritor y el periodista del Grupo Clarín Ismael Bermúdez. Para que puedan localizar fácilmente ese intercambio lo marqué con amarillo. Para los que quieran escuchar el audio, también lo estoy subiendo. ¿El ensañamiento de Ismael Bermúdez conmigo es sólo una cuestión ideológica? o ¿Quiere compensar las críticas a sus amigos de Carta Abierta, con los que comparte ideología, pero a la que no se puede sumar por ser periodista de Clarín?
Por Fin!..,ojalá de ahora en más no mientan sobre la inflación
Según el INDEC, la inflación de enero ha sido del 3,7% mensual. En el sitio InflacionVerdadera se puede ver que la inflación, en el cuadro de tasa mensual, al 31 de enero, resultó 3,8 %, prácticamente el mismo guarismo que ya había registrado al 31 de diciembre de 2013. La estimación que publica Inflación Verdadera, que es la misma que ha venido publicando la revista británica «The Economist» desde que constató que las cifras oficiales no reflejaban la realidad, es realizada por la empresa «PriceStats«, dirigida por la economista argentina Pilar Iglesias, que desarrolló comercialmente la metodología creada por los profesores Alberto Cavallo y Roberto Rigobón en el MIT.
Hay que festejar, no que en dos meses seguidos la inflación haya sido tan alta, sino el hecho de que, por fin, el INDEC parece dispuesto a decir la verdad. Ojalá sea el inicio de una etapa superadora en materia de veracidad de nuestras estadísticas y no se vuelva a mentir. Entre paréntesis, si en diciembre y en enero la inflación ya fue de ese orden de magnitud, cuando todavía no se pueden haber visto reflejados todos los los aumentos de precios que siguieron al salto devaluatorio del 24 de enero, hay que esperar una tasa probablemente más alta aún en febrero y marzo. No es un buen preámbulo para las discusiones paritarias que comenzarán ese mes. InflaciónVerdadera muestra también la evolución durante los primeros días de febrero y sostiene que la tasa de inflación mensual se aproxima al 5 %.
Ojalá sea así Lucas… pero convendría, por prudencia, que prueben primero con un mercado libre y legal, aún cuando no fuera único
En «conversando con Cavallo«, Lucas Llach presenta muy buenos argumentos por los que sería posible y conveniente una unificación y liberación completa del tipo de cambio ahora. Además, interpreto que él pregona que la gente pueda tener cuentas tanto en dólares como en pesos en el sistema bancario argentino, es decir, lo que yo denomino convertibilidad flotante a la peruana. Si esto último no se permitiera, en una economia ya tan dolarizada «de hecho» como la de Argentina, el mercado cambiario no sería enteramente libre.
Por supuesto que un mercado cambiario único y libre supondría también eliminar todas las restricciones para las salidas de capitales, incluidas repatriación y distribución de dividendos. Mi gran duda es respecto al nivel al que se estabilizaría el tipo de cambio en este mercado, aún con el compromiso de que no habrá emisión para financiar al Estado. Esta duda surge de comparar la Base Monetaria actual (es decir el dinero ya emitido) con las reservas del Banco Central. Ese cociente (bien calculado) fue, al 31 de enero de 2014 de 16 pesos por Dólar. Si se omiten de la base el valor al tipo de cambio oficial de los encajes de los bancos por depósitos en dólares y no se restan esos encajes de las reservas, como hacen algunos analistas, igual el cociente da un número alto: 13 pesos por dólar. Recuerdo muy bien que en marzo de 1991, cuando dejamos que el Austral flotara libremente luego de emitir todos los australes necesarios para que no quedaran deudas de corto plazo en el Tesoro y resultara creíble el compromiso de no emitir para financiamiento de déficit alguno, el precio del Dólar se estabilizó en 10.000 australes por Dólar, que coincidía aproximadamente con el cociente entre la base monetaria en Australes y las reservas en dólares en el Banco Central.
Alguien podría pensar que el Banco Central tiene el instrumento para reducir significativamente la base monetaria: utilizar las LEBACs no sólo para reabsorber la nueva emisión que demanda el tesoro para financiar su déficit, sino también hacerlo con buena parte del dinero emitido en el pasado. Por ejemplo, para que el tipo de cambio de convertibilidad plena bajara de 13 a 9,60 deberían colocarse nuevas LEBACs por 112.000 millones de pesos (hoy el stock de LEBACs es de 107.000 millones de pesos). ¿Qué tasa se necesitaría ofrecer para que el mercado estuviera en condiciones de absorber semejante cantidad de LEBACs?
Antes de adoptar decisiones que para un gobierno tan poco creíble como el actual podrían transformarse en un Rodrigazo, yo sugiero que primero dejen funcionar un mercado legal y libre para el turismo, el atesoramiento y todo tipo de transferencias financieras al exterior. Es sólo una recomendación de prudencia. Cuando Ricardo Zynn y Pedro Pou, en junio de 1975 recomendaron a Celestino Rodrigo que produjera la devaluación que dio lugar al Rodrigazo, también tenía en mente las ventajas de un mercado cambiario único y libre. Ex post facto no se daban las condiciones como para que ese intento tuviera éxito. Yo temo que hoy pase lo mismo.
Pobre Bein.., cayó en una trampa que le tendió Silvestre y se transformó en «idiota útil» del Gobierno
Sorpendido por lo que le escuché decir a Cristina en su discurso a través de la cadena nacional de radioemisoras, me puse a investigar de dónde sacó Bein la información equivocada que le aportó a la Presidente.
Obviamente Bein no había leído mis posts, porque en el mismo programa dió como proyección del precio del dólar en el mercado oficial, para fines del 2014, la cifra de 9.30 pesos, no muy diferente de la que yo dí para fines del 2015 en el que denomino «el mejor escenario». Yo mencioné un precio del Dólar de 15 pesos para una estimación de inflación del 40 % en 2015 y del 30 % en 2014. Mi cálculo para fines del 2014 es de 10,40 (30 % arriba de los 8 pesos que se cotiza hoy). Él habla de una recesión del 1.6% del PBI, medido por el INDEC, cuando yo hablo de 3 % de caída del PBI, bien medido. No es una gran diferencia, teniendo en cuenta que es claro que el INDEC viene sobre-estimando el crecimiento a razón de 2% por año desde el 2009. ¿Dónde está la gran diferencia entre mis predicciones y las de él?
Pensé que quizás había tomado el que yo denomino el «peor escenario»», pero tampoco permite entender sus comentarios. En ese escenario, que supone que el gobierno no acierta en utilizar adecuadamente la tasa de LEBACs para contener el precio del Dólar en el mercado paralelo, sigue perdiendo muchas reservas y no avanza en la reducción de subsidios a los servicios públicos, escenario que no es obviamente el que Bein utiliza para sus proyecciones como se puede constatar mirando el nivel de reservas que él predice para 2014; mi estimación es que el precio del Dólar en el mercado oficial es, al final del 2015, de 25 pesos por dólares, no de 50 como Silvestre señaló en el programa radial. Yo, en el peor escenario, sostengo que la brecha entre el oficial y el paralelo puede llegar a ser del 100%, por lo que el precio del Dólar en el mercado paralelo podría llegar, en ese hipotético caso, a 50 pesos.
¿Que es lo que pasó? Pues basta escuchar el audio del programa de Silvestre en el que Bein habló 10 minutos. Allí se puede escuchar que quien le dijo a Bein que yo predecía un valor del dólar de 50 pesos es Silvestre. No le aclaró que era una estimación para el peor de los escenarios y que se refería al precio del Dólar en el mercado paralelo en el año 2015. De haber sido honesta la mención de Silvestre, le tendría que haber dicho a Bein, que para fines de 2014, en lugar del precio de 9.30 que él predice, yo estimé, si el Gobierno hace las cosas como se las aconseja y las prevee Bein, un precio del Dólar de 10.40.
No me cabe duda que Silvestre, a pedido de alguien del Gobierno, le tiró el pescado podrido para que Bein cayera en la trampa. Esto no exculpa a Bein de su gravísimo error. Un profesional que se precia de serio y que sostiene que es un buen técnico, no puede salir con una acusación como la que utilizó Cristina en su discurso para seguir argumentando que yo soy el responsable de todas las desestabilizaciones pasadas , presentes y futuras de la economía Argentina. Es lamentable, pero la campaña propagandística y difamatoria del Gobierno no tiene límites. Es una lástima que personas como Miguel Bein se presten como «idiotas útiles» a esta delesnable estrategia demonizadora. De periodistas como Silvestre se puede esperar cualquier cosa. Pero de Bein yo esperaba una conducta diferente.
Sobre el post de Lucas Llach
Me encantó leer el post de Lucas Llach titulado «Peso argentino: en unión y libertad«. Explica muy bien cuál es el sitema monetario y cambiario que necesita Argentina, pero me temo que subestima las dificultades que se encontrarán en el camino, cuando se decida tomar esa dirección. Esto es lo que voy a tratar de explicar aquí.
Lucas argumenta que si hoy se pusiera en marcha un mercado único y libre de cambios que llevara, digamos, el tipo de cambio a 9.60 pesos por Dólar y si, a partir de allí, se aplicara una política monetaria de metas de inflación, podrían lograrse resultados como los de Chile. La Nación hermana comenzó a aplicar una política de metas de inflación en 1990 cuando la tasa de inflación era del 29 % anual, muy parecida a la tasa actual en nuestro país y logró bajarla a un dígito en cinco años con un «enfriamiento» de la economía que se reflejó en el 7 % de crecimiento anual.
Su propuesta es válida para el nuevo gobierno que asuma el 10 de diciembre de 2015, pero aún en el mejor escenario imaginable tendrá que comenzar desde una tasa de inflación mucho más alta y, si para entoncers todvía existe un fuerte déficit fiscal y mucha inflación reprimida, tendrá que tomarse un tiempo para permitir que aflore toda la inflación escondida detrás de los congelamientos de tarifas y los controles de precios y pueda reducirse el déficit fiscal, al menos en la magnitud de los subsidios que hoy se pagan a las empresas prestadoras de servicios públicos.
Si el actual Gobierno dispusiera en este momento la unificación y liberación del mercado cambiario, el impacto inicial será fuertemente inflacionario. Provocaría una explosión muy parecida a la del Rodrigazo de 1975 por las siguientes razones:
1) La devaluación del Peso (porcentaje de aumento del precio del Dólar) en el mercado oficial sería de, como mínimo, 20 %, la que sumada a la devaluación ya producida durante enero, significaría una devaluación total del 50 % en apenas dos meses. Esto siendo muy optimista. Para hablar de una liberación completa del mercado cambiaria debería eliminarse totalmente el cepo, es decir dejar que puedan entrar y salir libremente todo tipo de capitales y permitirse también la repatriación de capitales y la remisión de dividendos. Sólo una tasa de LEBACs mucho más alta que la actual podría llevar a que la cotización en el mercado único y verdaderamente libre se ubicara en 9.60. Yo pienso que más bien podría subir inicialmente a 13 pesos por Dólar, lo que significaría una devaluación del 100% en dos meses.
2) Aún con una devaluación de sólo 50 % entre diciembre y fines de febrero, el Gobierno debería, como mínimo, aumentar todas las tarifas de la energía y los transportes en no menos del 50%. Si no lo hace, los subsidios que el Tesoro tendrá que pagar a los prestadores aumentará en 40 o 50 mil millones de pesos.
3) Si además de la devaluación del 50 % se produce un tarifazo, también del 50 %, los sindicatos no aceptarán aumentos salariales menores al 50 %, por más que le prometan el oro y el moro con la política de «precios cuidados».
Con sólo estos tres ingredientes, es difícil argumentar que la tasa de inflación no saltará, al menos del 28 al 50 % a lo largo de 2014. Claro que para evitar que sea mayor, la tasa de LEBACs inicial de una política de metas de inflación deberá ser no menor al 60 % anual. Los efectos recesivos adicionales a los que ya están en plena marcha son difíciles de estimar, pero seguramente no serían muy diferentes a las que se produjeron alrededor del Rodrigazo: en 1975 el PBI declinó 4 % y en 1976 casi el 5 %.
Además, si la unificación y liberación, en lugar de iniciarse con un tipo de cambio de 9.60 se iniciara con uno de 13, todo el razonamiento anterior lleva a que la tasa anual de inflación podría saltar al 100 %, ya en 2014.
Cabe preguntarse, cuál es la diferencia de la Argentina actual con Chile 1990, si es que en ambos casos partimos de una inflación del 29 % anual. Pues bien, las diferencias son enormes: Chile en 1990 no tenía vestigios de inflación reprimida. El gobierno de Pinochet no había congelado tarifas ni precios y el déficit fiscal era bajo y controlado. La economía de Chile era muy abierta y sin ningún tipo de restricción en el comercio exterior. El mercado cambiario funcionaba como un mercado libre y único de cambios y las tasas de interés nunca habían sido negativas en términos reales. La política de metas de inflación fue un manejo inteligente y ordenado de la política monetaria por parte del gobierno de la naciente democracia en una economía básicamente sana, sin muchas distorsiones, pero que había tenido que soportar un aumento de la tasa de inflación entre 1982 y 1990 a causa del impacto sobre Chile de la política de estabilización de los Estados Unidos de 1981 y 1982 y la gran crisis de la deuda latinoamericana que se inició en agosto de 1982.
En Argentina 2014, hay mucha inflación reprimida que se refleja en subsidios no menores al 4 % del PBI y desabastecimiento en muchos sectores.La economía argentina funciona como una economía cerrada al comercio exterior, plagada de restricciones, controles e impuestos que crean un sesgo antiexportador. El mercado cambiario está rigidamente controlado, la repatriación de capitales y el pago de dividendos están fuertemente restringidas y hay una brecha de casi el 50% entre la cotización del Dólar en el mercado oficial y el mercado paralelo, que, para colmo, es ilegal. Las tasas de interés vienen de ser fuertemente negativas en términos reales. Si el Gobierno anuncia una política de metas de inflación tendrá que comprometerse a una fuerte reducción del gasto público y del déficit fiscal sin poder acceder a financiamiento voluntario ni externo ni interno por falta absoluta de credibilidad. Lo único que logrará será desacreditar al instrumento.
Por esta razón es que yo comencé mi última serie de posts con el que se titula: «Las ventajas de un mercado cambiario libre y legal, aunque no sea único«. Si el Gobierno al menos hiciera lo que recomiendo en ese post, un próximo gobierno elegido por el voto popular y con un horizonte de al menos 4 años, podrá seguir el muy buen consejo que aporta Lucas Llach en el post que me propuse comentar en este artículo.