El e-mail que me envió un joven empresario argentino, que es muy buen amigo y apoyó mi gestión pública, me obligó a escribir sobre la devaluación de las aspiraciones de los argentinos, un tema que me angustia desde mediados de 2002. Es posible que otros lectores tengan las mismas inquietudes que mi amigo. Por eso, sin nombrarlo, transcribo su e-mail y mi respuesta.
El e-mail que recibí dice así:
"Hoy leí tu artículo sobre la actuación del FMI durante esos ajetreados años.Sin duda esclarecedor y estamos de acuerdo en que el resultado final de toda esta espantosa historia ha sido desastroso para Argentina, y que la tal quita en la deuda es una payasada….. ahora debemos más que antes aunque a mayor plazo y menor tasa, pero esos "resultados" no justificarían de ningún modo los costos incurridos. Pero también hay algo que es una realidad y te lo cuento desde la vivencia cotidiana como empresario argentino (ahora por suerte expandido al resto de Latinoamérica).
""Durante los últimos años de la convertibilidad clavada en el 1 a 1 (para mí el único error, ya que luego de los exitosos e históricos primeros años habría que haber modificado la paridad de esa conversión sin abandonar el sistema ni romper las reglas para no permitir la desaparición de la industria local), los costos en Argentina se habían ido a las nubes. Yo necesitaba vender cientos de miles de dólares por mes y con altos márgenes de rentabilidad solo para cubrir sueldos y gastos. Estábamos totalmente fuera de la lógica con costos más altos que cualquier pais desarrollado no pudiendo compararnos ni de lejos con ellos."
"Hoy en día, luego de este amargo e injusto proceso, la realidad es que con esta paridad altísima la cual sin duda redujo salvajemente el poder adquisitivo anterior….. la industria funciona, crece y exporta como nunca….. el comercio prospera gracias a los bajos costos en dólares que se cubren con ventas muy inferiores y por lo tanto con un capital en giro y un riesgo general mucho menor, y por lo tanto sin tener que requerir al endeudamiento bancario… y es por eso que nadie pide crédito. Además, hoy todos pagan al contado con lo cual dejamos de ser banqueros a la fuerza…. toda una depuración."
Estimado Domingo
Hoy creo que muchos tienen miedo de tomar créditos. Al alterarse las reglas de juego permanentemente, la gente busca un crédito familiar o la autofinanciación. Este ciclo de prosperidad se esta agotando. Los argentinos debemos percibir esto y rápidamente adoptar otro modelo.
En la época de Alfonsín le pedí 2700 dolares a mi tía y yo puse el resto, otros 2700 dólares y con eso compre un TAXI. Un FIAT 125 modelo 1979 en la ciudad de Buenos Aires. Empece a trabajar cuando estaba el plan AUSTRAL, año 1986. 1 dolar= 1 Austral. Todo bien durante los primeros 6 meses. Luego la ciudad de Buenos Aires empezó a regalar licencias de taxi a los que presentaban modelos de hasta 12 meses de antigüedad. Ahí ya me alteraron las reglas de juego, de 38.000 licencias de taxi pasaron 45.000 licencias .Y claro, yo tenía que competir con mi taxi baqueteado, de 7 años de antigüedad, contra autos cero kilometro. Se da cuenta Mingo, desde hace años que cambien las reglas del juego. Me lo hacen a mi que soy muy pequeño y también se los hacen a las grandes multinacionales.
Al final le devolví los dólares a mi tía en 1990. Ella me los prestó en 1986 y claro el dólar se disparó y Alfonsín se fue del gobierno en medio de una hiperinflación.
El suyo es un testimonio muy valioso. Lo pongo en mi sitio para que quienes lo naveguen encuentren este ejemplo claro y sincero de cómo, la inestabilidad de las reglas de juego, perjudican al espíritu emprendedor de los argentinos.