La mejor forma de describir a la economía Argentina no es diciendo que se trata de una economía estancada ni de que ha vuelto a ser una economía inflacionaria. En realidad, la descripción mas apropiada es que nos hemos transformado en una economía “desacreditada”. Nuestro mayor problema actual no es ni el estancamiento ni la inflación. El mayor problema es el “des-crédito”. O, utilizando más palabras, la desaparición y pérdida del crédito. El gobierno argumenta que hay cierta reactivación, y lo presenta como una evidencia de que estamos saliendo del estancamiento de los últimos cuatro años. Y algunos indicadores le están dando la razón. Gracias a la gran inversión de la década del 90 y del consecuente aumento de la productividad, los sectores capaces de producir para la exportación o para la sustitución de importaciones están respondiendo al mayor incentivo que significa un peso muy devaluado. Algo parecido ocurre con los sectores del comercio y los servicios que atienden al turismo receptivo, que obviamente se está beneficiando del dólar caro. Por otro lado, los precios muy ligados al dólar han dejado de subir y ya se argumenta que el gobierno ha sido exitoso en evitar que la inflación volviera a transformarse en una mal endémico de la economía Argentina. Detrás de este logro también está la gran inversión de los 90, particularmente la que permitió el mejoramiento de la infraestructura energética, de los transportes y de las comunicaciones. Gracias a la existencia de una gran capacidad instalada, el Gobierno pudo poner en práctica un virtual congelamiento tarifario sin que se produjera de inmediato el fenómeno de desabastecimiento que normalmente acompaña a la fijación de precios artificiales. Pero estas buenas noticias, que tienen su origen en la capacidad instalada de la economía para producir bienes y servicios, se verán empañadas cada vez más por el creciente deterioro de esa capacidad productiva a causa de la falta de inversión. ¿Por qué no se invierte en la economía Argentina? La respuesta es muy clara. No hay inversión porque la economía ha perdido el crédito. Ningún ahorrista argentino ni extranjero está dispuesto a invertir sus fondos en el país, dado que no siente que la propiedad de sus ahorros será respetada. La cesación de pagos internos y externos decidida por el gobierno, más el establecimiento del corralón para los depósitos a plazo fijo, que no es otra cosa que la cesación de pagos de los bancos, se transformó en una invitación a la cesación de pagos de las empresas. Además, la caída de los ingresos reales de los trabajadores provoca la cesación de pagos de las familias. En síntesis, hay una cesación generalizada de pagos que no sólo ha hecho desaparecer el crédito, sino que, en la medida que sea ensalzada como una “solución” y se hable de ella como de una “virtud”, hará casi imposible la reaparición del crédito en el futuro. Durante la década del 90, el crédito que logramos como país, nos permitió construir una valiosa capacidad instalada a través de una triplicación de la inversión promedio anual, en comparación con la década del 80. Esa inversión explicó no sólo el crecimiento de la década del 90 sino también la tenue reactivación económica y la aparente estabilización de precios que hoy está engolosinando al Gobierno. Lamentablemente, el descrédito en que hemos caído como país, está poniendo en marcha el proceso opuesto. La ausencia de inversiones provocará un deterioro de la capacidad productiva y llegará un momento en que los cuellos de botella y el desabastecimiento se van a constituir en los determinantes del estancamiento y la inflación. Comenzaremos a vivir un fenómeno de estagflación como el que nos azotó durante la década del 80. Cuando el Gobierno advierta que nuestro problema hoy es que somos una economía “desacreditada” y que eso preanuncia estancamiento e inflación en el futuro, es de esperar que comience a trabajar para la recuperación del crédito. Si no lo hace, Argentina no tendrá futuro. |
4 comentarios en «Economía Desacreditada»
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Creo que es la referencia mas temprana a la estanflacion en el blog.
Hay que estar muy loco o muy seguro (o las dos) para armarse el archivo informativo uno mismo y, encima, resistirlo al tiempo. Esto ultimo es lo mas notable porque nadie resiste el archivo. La verdad que me da mucha satisfaccion la existencia del blog. Ahora entiendo un poco mas porque el sistema de internas y de elecciones en Estados Unidos es tan agotador y tan inquisidor de los candidatos. Es un maraton en el que le miran hasta la intimidad. No se si todos los politicos en nuestro pais podrian soportar semejante diseccion y exibirse junto a su archivo propio con el bombardeo de preguntas (y criticas) que hacemos. Me saco el sombrero una vez mas.
Estuve deambulando por otros blogs de otros politicos, y no dan ni cinco de bolilla a lo que les escribe la gente. Es una pena, yo creo que por ley los politicos en puestos electivos deberian dedicar un numero de horas semanales a audiencias con ciudadanos selccionados al azar del padron electoral, y las entrevistas quedar digitalizadas para que el resto de la gente evalue lo que dicen y lo que hacen. No me parece que sea tiempo perdido. Seria una forma de evitar la supuesta tergiversacion de los medios y una forma de acercar a la gente a la politica.
A este ritmo me voy a volver un fundamentalista de los metodos de democracia directa…
Tenés Razón Alex. Látima que muy pocos tienen la paciencia de revisar posts de 2002. Muchas gracias por recordame este artículo que hasta yo mismo lo había olvidado. Además veo que no tiene ningún comentario. Es que en esa época no usaba blogpress y no contaba conla facilidad actual para recibir y contestar comentarios. Afectuosos saludos
Hace pocos días estuve viendo en un medio no convencional una crítica al sistema de internas de Estados Unidos. Se mencionaba que los delegados que surgen de las internas pueden votar al candidato que no ha ganado en el distrito al que esos delegados representan. Esa circunstancia, si fuera cierta, desacredita la participación de los ciudadanos. Sería interesante poder verificar ese aserto, y en caso afirmativo, cuál es la justificación o motivación que da lugar al mismo.
Normalmente cuando un precandidato reúne un número suficiente de delegados a favor como para ganar la nominación, los demás precandidatos se bajan y prácticamente la votación sale por unanimidad.