La segunda documental de la periodista griega Eleni Varvitsiotis aporta otras evidencias que ayudan a entender por qué Argentina ha perdido totalmente el crédito interno y externo, a pesar de haber seguido una política de des-endeudamiento y haber gozado de los términos del intercambio más favorable de su historia.
Surge de las expresiones de Lavagna. Él comienza destacando que logró sacar al país de una crisis que había sumido en la pobreza a más del 50 % de la población y mantenía desocupados al 25 % en abril de 2002, cuando él asumió como Ministro. Atribuyó esta crisis a las políticas recomendadas por el FMI durante los 90’s: el ajuste por el lado del gasto público y la utilización de fondos del FMI para sostener las políticas de estabilidad monetaria. No mencionó para nada que la crisis a fines de 2001 se debió precisamente a que el FMI dejó de hacer los desembolsos a que se había comprometido y no apoyó la re-estructuración ordenada de la deuda. Por el contrario, lejos de reclamar que el FMI desembolsara los fondos que había comprometido en agosto de 2001, precisamente para apoyar la re-estructuración ordenada de la deuda, explicó que él debió reiterar muchas veces que Argentina no solicitaría nunca más financiamiento al FMI. Por entonces yo pregonaba precisamente lo opuesto. Lo pueden ver en los posts titulados “El Fondo Monetario le debe dinero a la Argentina” y «¿Es la Argentina un caso típico del fracaso de las recomendaciones del FMI?»
Esta descripción de sus políticas es enteramente consistente con los elogios que, junto precisamente a las autoridades del FMI, prodigó a fines de 2005 a la decisión de Néstor Kirchner de devolver por adelantado los pr’estamos que aquella entidad había desembolsado en 2000 y 2001. Recuerdo que yo también hice conocer por entonces mi total desacuerdo a través del post «¿Sabrá Kirchner que mientras le paga al FMI se endeuda con los jubilados?»
Con gesto de gran satisfacción, Lavagna le explicó a la periodista Griega que él no negoció con los acreedores, sino que les impuso una quita de capital del 75 % que terminaron aceptando el 76 % de los bonistas. En sus términos: «no podía negociar cuando existían 152 bonos defaulteados en más de 20 jurisdicciones distintas». Por supuesto, sus afirmaciones distan mucho de ser verdad. En realidad, la quita que consiguió, cuando se computan los «GDP warrants» con que trató de edulcorar la oferta, no fue superior al 50 % del capital adeudado. Y además, la verdadera participación de los tenedores de bonos que no se habían presentado previamente a transformarlos en préstamos garantizados, fue de apenas el 50%. Esto último no es muy conocido, por lo que paso a explicarlo.
Al momento de la declaración del default, a fines de diciembre de 2001, la deuda pública total, incluida la de las provincias, con acreedores distintos a los organismos financieros internacionales (FMI, BID, Banco MundiaL, Club de París) ascendía a 105 mil millones de dólares por capital. De esos 105 mil millones, 55 mil millones se habían presentado para ser transformados en el Préstamo Garantizado, operación que había quedado concluida el 15 de diciembre de 2001 y que significaba reducir la factura anual de intereses en 4 mil millones. Además de prorrogar todos los vencimientos de capital por 3 años para despejar de amortizaciones hasta el año 2005. Esta primera etapa de la re-estructuración ordenada de la deuda le daba al Estado el poder de votos (dado que ahora el Estado pasaba a ser el titular de esos bonos) para imponer las «cláusulas de salida consentida», aquellas que permiten modificar las condiciones no monetarias de los bonos que no se presentaran al canje. Para tomar sólo un ejemplo, de los bonos con tasas de interés más alta, los que habían surgido del Megacanje cerrado en junio de 2001, se habían presentado a la transformación del Préstamo Garantizado el 82 % del capital, 24 mil millones sobre un total de 29 mil millones).
Se podría haber aprovechado esta ventaja y hacer una oferta de nuevo canje a los restantes acreedores por 50 mil millones de dólares con «clausulas de salida consentida» y conseguir de esa forma una participación del 100%, obteniendo una quita de intereses (y probablemente también de capital) equivalente en valor presente neto a la que se consiguió en 2005. Pero la estrategia que eligió Lavagna fue desarmar el Préstamo Garantizado, haciendo que los fondos de pensiones y otros tenedores institucionales de bonos recuperaran la titularidad de los mismos como bonos defaulteados, llevando el total del capital a reestructurar de 50 a 90 mil millones para poder decir que la participación en el canje sería alta. Se descontaba que quienes se habían presentado a la transformación de sus bonos en Préstamo Garantizado, aceptarían la nueva oferta. De esa forma, pudo argumentar que «sólo» bonos por 22 mil millones de capital quedaron afuera del canje de 2005. Pero estos 22 mil millones no eran el 24% sino el 44% del stock de bonos que estaban realmente pendientes de re-estructuración. En otros términos 40 de los 90 mil millones ya habían aceptado una fuerte quita de intereses al presentarse al canje del año anterior por el Préstamo Garantizado.
En síntesis, Lavagna y Kirchner presentaron como un éxito una re-estructuración de deuda que iba a obligar a un proceso de des-endeudamiento forzoso por la simple razón de que con la espada de Damocles de los reclamos judiciales de los «hold outs», Argentina ya no accedería más al crédito internacional. Esta realidad perdura hasta ahora y se pone de manifiesto en forma dramática en las decisiones pendientes de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, las sentencias incumplidas del CIADI y la aún no renegociada deuda con el Club de París.
Si hubiera dicho la verdad, la periodista griega hubiera de inmediato destacado que Grecia obtuvo una quita de capital del 52 % y una reducción escalonada de intereses que ubican a la tasa entre el 2 y el 4 % contra el 8 % anual de los nuevos bonos argentinos. Y lo hizo negociando con los acreedores, con apoyo del FMI y de Europa, sin que quedaran fuera del canje ningún bono pre-existente. Ellos no necesitaron utilizar «clausulas de salida consentida» porque pudieron reemplazarlas por una ley del Parlamento Griego que dispuso que los bonos emitidos bajo jurisdicción local (que eran la mayoría) vieran modificadas sus clausulas de emisión.
Afortunadamente los griegos sabían desde junio de 2002 que era muy importante negociar con los acreedores con apoyo del FMI y de Europa para conseguir quitas iguales o aún mayores a las que había conseguido Argentina. Se lo habíamos trasmitido un grupo de economistas con experiencia, entre ellos yo mismo. Yo precisamente les expliqué que había sido un gran error de Argentina, a partir del default desordenado de fines del 2001, haber omitido negociar con los acreedores que no se habían presentado al canje por el Préstamo Garantizado haciéndoles ver que Argentina podía imponer las «clausulas de salida consentida». De haberlo hecho con el apoyo del FMI, que fue absurdo no exigir cuando había sido comprometido en Agosto de 2001, podrían haberse logrado quitas equivalentes o incluso mayores sin que quedara ningún bono afuera del canje. Por supuesto, de haber seguido ese procedimiento, Argentina hoy tendría acceso al crédito externo como lo tienen todos nuestros vecinos.
Volver a escuchar la versión de Lavagna en el documental de la televisión griega me hizo advertir que él, y por supuesto, los kirchneristas que lo respaldaban en aquel entonces y que siguen en el Gobierno ahora, aún no se han dado cuenta que lo que ellos llaman «proceso de des-endeudamiento» no fue otra cosa que una torpe forma de perder por mucho tiempo el crédito público y privado de la Argentina. Las enormes tasas de interés a que se descuentan los bonos argentinos a casi 12 años del default debería ser suficiente para convencer incluso a los más desprevenidos que la re-estructuración de la deuda que se hizo en 2005 resultó ser un remedio peor que la enfermedad. Afortunadamente los Griegos eligieron otro camino.
Para no alargar más este post, dejo para el próximo el análisis de la explicación que Lavagna dio sobre la tasa de inflación de los últimos 7 años.
Estimado Dr: coincido totalmente con sus distintos análisis sobre la crisis de 2001 y las consecuencias nefastas sobre el país de haber abandonado la convertibilidad, el default y la pesificación asimétrica, asi como el comportamiento irrresponsable del FMI en aquel momento. En lo que me permito disentir es en que todavía estamos pagando esa mala praxis en las actuales tasas de interés de los bonos argentinos. Hacia 2006 Argentina tenía la misma tasa de riesgo que Brasil. La manipulación del INDEC y la vuelta a una economía inflacionaria potenciado por una sucesión grosera de errores de gestión políticos, económicos y de aliniamiento internacional llevaron a que la tasa de riesgo país volviera a crecer significativamente y hayamos perdido toda posibilidad de acceso a los mercados internacionales.
En 2006 pagamos una tasa de riesgo como la de Brasil porque no emitíamos nueva deuda y teníamos superávit fiscal y comercial. Pero tan pronto como hubiera sido necesario emitir nueva deuda la tasa riesgo país iba a aumentar por falta de confianza y falta de acceso a los mercados del exterior.
Buenas noches, Dr. , muy buen análisis, ciertamente me ayuda a comprender un poco más la situación. Entre ese fallido «proceso de des-endeudamiento» y cómo está manejando la economía el gobierno, no me sorprendería que caiga otro default como en 2001. ¿Cómo han podido los Kirchner y sus colaboradores ser tan ciegos?
Saludos
Es una combinación de desconocimiento y prejuicios ideológicos.
Hola Mingo:
Voy a aprovechar tu nota sobre este complejo tema técnico-económico que fue y es de mucha trascendencia para el país y que huelga comentar porque está muy claramente expuesto, para marcar un desgraciado suceso político de la coyuntura.
A Lavagna se lo sigue mirando como el economista técnicamente serio y con prestigio, dentro de lo que ahora llaman un peronista disidente, o sea el de las huestes de los peronistas buenos y sabios, que aún permanecen en la palestra de los candidatos a ser, y que coquetea con fuerzas políticas que si definieran bien sus metas, objetivos y planes no podrían albergarlo en sus filas. Ese peronismo que sigue obnubilando y confundiendo al electorado por no ofrecer nuevos rumbos, y que es imprescindible desenmascarar como se lo haces en este post, para que pierda sus oropeles y no siga haciendo daño.
Un abrazo
Coincido contigo Luis, pero no creo que sea un problema de Peronismo. Hay economistas de centro izquierda que tienen ideas aún ideas más erróneas que las de Lavagna.
Así es querido Mingo, la centro izquierda con todo su estatismo, intervencionismo y neokeynesianismo junto con los falaces y mentirosos populismos fascistas tienen anclado este país en la miseria y lo conducen a peores situaciones aún. Un fuerte abrazo.
Un fuerte abrazo para vos Luis.
Todavía no comprendo, ni Cavallo explica, porqué dispuso en diciembre 1 de 2001 el corralito bancario por 90 días, que entiendo fue un error que costó rechazo social y se aprovechó para deponer con golpe de Estado encubiertoal Presidente de la Rua. Si Cavallo hubiese aconsejado a su Jefe directamente dolarizar, mediante el canje forzoso de pesos argentinos convertibles en circulacion por dolares que custodiaba a esos eventuales efectos el Banco Central, segun lo dispuesto por la ley de Convertibilidad, los argentinos no hubieran seguido retirando dinero de los bancos, porque el unico dinero en circulacion pasaba a ser el dolar, como sucede hoy en Ecuador. Y el apropiamiento del Banco Central de los dolares ajenos que respaldaban uno a uno los pesos convertibles, fue considerado una estafa legalizada, por el inventor de la convertibilidad Steve H. Hanke, quien tambien avisó al Congreso de la Unión que no merecía Argentina recibir nuevos préstamos mientras siguiese su Gobierno Ladron. Y así fue, la estafa duhaldista fue continuada por Nestor K y por Cristina. Se nota Domingo Cavallo está molesto, pero quiero adelantar un detalle: por un error contable, tengo entendido que el burocratico Banco Central siguio contabilizando los dolares AJENOS, a partir de la convertibilidad, como dolares propios del Central y el Estado Argentino. Los dolares ajenos debieron contabilizarse en una cuenta de orden, por cuenta de terceros propietarios (los detentadores de los pesos convertiibles que circulaban). Puede aceptarse existió error de contadores burocratas rutinarios del Central a quienes nadie les avisó que tenían que contabilizar los dolares de la convertibilidad como dinero en caución, cuyos propietarios eran los titulares de pesos convertibles en circulacion.
Perdón Germán, pero debo aclararle varios hechos:
1) En los días previos al establecimiento del corralito- no confundir con la decisión posterior de pesificar y congelar depósitos que denominaron «corralón» para confundir- el problema que debió afrontarse no era que la gente quisiera cambiar sus pesos por dólares. En realidad eso la gente pudo hacerlo sin problemas a lo largo de todo el año 2001 a punto tal que la Base monetaria en pesos, que era de alrededor de 30 mil millones y estaba respaldada por 30 mil millones de dólares en marzo de 2001, en el momento del golpe institucional que provocó la caída del gobierno de De La Rúa era de 15 mil millones de pesos, respaldada por 15 mil millones de dólares. Los depositos que no eran a la vista estaban en un 100% pactados en dólares. En la época de la convetibilidad el problema no era que la gente quería estar dolarizada. De hecho y de derecho estaba 100 % dolarizada en el sistema bancario y para todos los pesos que aún circulaban estaban en el Banco Central los dólares necesarios para canjearlos si la gente lo solicitaba.El problema se suscitó porque la gente corrió a sacar los dólares que había depositado en los bancos y quería tener en su lugar dólares billete. Este tipo de corrida, que tiene su origen no en la pérdida de confianza en la moneda sino en el sistema bancario de encaje fraccionario, es más probable que ocurra cuando no hay prestamista de última instancia que cuando lo hay. La crisis Argentina no fue una crisis del sistema monetario sino del sistema financiero. Precisamente, para preservar al sistema monetario había que ayudar a parar la corrida contra el sistema financiero y ese fue el objetivo del corralito combinado con el proceso de re-estructuración ordenada de la deuda.
2)No se puede comparar la crisis de Argentina del 2001 con la de Ecuador en 1999 y 2000. Sí se la puede comparar con las crisis de los países eurorizados del sur de Europa. La crisis del Ecuador en 1999 y 2000 es del mismo tipo de la crisis que vivió Argentina en 1989 y 1990.Era una crisis monetaria de origen fiscal que estaba a punto de producir una hiperinflación. Tanto en Argentina en 1991 como en Ecuador en 2000, ese tipo de crisis se resuelvió con dolarización o convertibilidad, por la simple razón de que el nuevo régimen monetario pone de manifiesto que el Gobierno se ata de manos para no resolver la crisis financiera con emisión monetaria. Pero la dolarización no puede resolver la crisis financiera de una economía ya dolarizada (como era el caso de Argentina en 2001).
3) Si Usted vive en Ecuador y lee a Steve Hanke, le hago esta aclaración porque Ecuador dolarizado no está exento de que en circunstancias de deterioro de sus términos del intercambio, pueda ocurrir una crisis igual a la de Argentina del 2001 o de los países eurorizados desde 2010 en adelante. Por eso en mi visita a Guayaquil yo insistí en que Ecuador debería formar un fondo de estabilización a la chilena, para evitar que una caída del precio del petróleo le genere una crisis como la que sufrimos nosotros en 2001 o como la que estan sufriendo Grecia, España, Portugal e Irlanda, entre otros.
3) Steve Hanke no fue el inventor de la convertibilidad y yo que he leído todo lo que el escribió y escribe, debo decirle que él todavía no ha advertido cuál es el talón de Aquiles de las economías que adoptan un régimen de convertibilidad (como Argentina), se dolarizan (como Ecuador) o entran en una Unión Monetaria (como los países de la Eurozona). Si bien la convertibilidad respalda el 100 % de los pesos emitidos por el Banco Central, el respaldo de los depósitos bancarios son los préstamos otorgados a sus clientes y la fracción de reservas que raramente superan el 20 %. Es justamente el sistema de intermediación financiera con reserva fraccionaria (y , por ende la posibilidad de que el sistema bancario cree dinero que no está respaldado por reservas líquidas) la que crea una vulnerabilidad esencial. Por eso se necesita un prestamista de última instancia en la moneda de respaldo. Para países como los nuestros, el rol de prestamista en última instancia sólo lo puede jugar un fondo significativo de reservas adicionales a las que respaldan la base monetaria, que sólo se puede conformar cuando el país es capaz de generar superávit fiscal, o con préstamos del FMI.
3) No sólo es falso que la dolarización puede remediar una crisis financiera como la que sufrió Argentina en el 2001 o como la que sufren los países débiles de la Eurozona en la actualidad, sino que la tentación de «des-dolarizar» o «des-eurizar» se hace muy fuerte, porque aparece siempre la solución fácil de recrear la moneda nacinal para que la crisis sea financiada con emisión, como ocurría en el Ecuador predolarizado. Pero ojo, no vaya a creer que el Ecuador está vacunado en contra de esta posible enfermedad. Piense en que podría llegar a ocurrir si el precio del petróleo bajara a 50 dólares el barril y de repente Ecuador se encuentra con un déficit comercial y una fuerte salida de dólares de su economía. ¿Quien les va a prestar a los bancos que sufran corridas? Steve Hanke no tiene respuesta para esta emergencia. Es decir, sí la tiene, es aplicar un «Corralito». Ahora no lo dice porque prefiere echarme la culpa a mí de la crisis de la convertibilidad en 2001, pero él me había propuesto el corralito en 1995, cuando sufrimos la crisis Tequila.
5) Es muy fácil para los académicos aconsejar sin responsabilidad y cuando las cosas salen mal decir que no tuvo nada que ver con sus consejos. Yo creo que es mejor escuchar a la gente que tiene experiencia en materia de manejo de crisis.
Dos cosas sigo sin entender. l) de la Rua como abogado, debía haber sabido que el corralito bancario, al impedir que la gente saque sus fondos del banco, era un delito criminal muy grave, contra millones, medida nazi fascista, para ser prudente. Y lo firmó, como si fuese normal. 2) Si se hubiese dolarizado, cada tenedor de pesos convertibles hubiera arreglado con su propio banco, y cada bando – privado o nacional – debia devolver dolares uno a uno y anulase asi los pesos convertibles. Esto hubiera sido algo civilizado. Algunos bancos serios hubieran devuelto sin problemas, como sucedió con el Banco de Boston. Otros bancos truchos – que prestaron al Estado Argentino – hubieran tenido problemas. Y en definitiva, el Estado no debió permitir que existieran tantos creditos, sabiendo que los dolares de la convertibilidad corrian por un andarival separado de los dolares que se prestaban o depositaban. Entiendo el responsable fue el Estado Argentino, por no entender que la convertibilidad no era la panacea que arreglaba la economia, sino un mecanismo de tener moneda seria equiparable al dolar que diga republica argentina. Permitir banqueros privados ladrones fue un error, no controlarlos otro, y el corralito era obviamente una medida sin futuro, porque al dia 91 todos correrian a retirar los fondos, y el pais se hubiera incendiado igual. Steve Hanke posiblemente supuso que Argentina tenia un gobierno serio y se equivocó. Por eso en el 2002 aconsejó al Congreso norteamericano que no nos prestaran mas dinero, porque habia existido una estafa legalizada, cuando el banco Central se apropio de las reservas ajenas de la convertibilidad, que debieron haber sido contabilizadas como cuenta de orden, pero se omitió este cambio en la forma de contabilizar, segun ley de convertibilidad. Me dicen que el Central jamas contabilizó los dolares como ajenos en una cuenta de orden, creyeron que eran del Estado. Los bancos se salvaron, la gente perdimos. ¿Ud no se equivocó?
No Germán y paso a contestarle una por una sus afirmaciones: 1) Porque De la Rúa es un muy buen abogado enseguida advirtió que el corralito no constituía una afectación al derecho de propiedad de los ahorristas, porque el corralito no impedía la utilización del dinero bancario para cualquier tipo de pago, sea con tarjeta de débito, tarjeta de crédito, transferencia bancaria o cheque. Sólo restringía la conversión de dinero bancario en dinero billete. El dinero billete es de uso restringido en todo el mundo en razón de que se presta para la evasión y esconder el dinero mal habido. No es impensable que en poco tiempo más sólo exista el dinero bancario y el dinero papel sea una cosa del pasado. Además al mismo tiempo que se impuso el corralito se dispuso que todas las cuentas bancarias que estaban constituidas en pesos se pudieran convertir en dólares sin costo para el titular. Así que se dolarizó el dinero bancario. Por supuesto no fue solución, como yo le expliqué ayer. 2) Se dolarizó el dinero bancario y no fue solución, porque la corrida no era contra el Peso sino contra los depósitos bancarios. Es decir, asistíamos a una crisis de los bancos y no del sistema monetario. El sistema monetario (convertibilidad) era compatible con la dolarización voluntaria 100% a punto tal que el sistema financiero se dolarizó en un 100%. Es cierto que falló la supervisación bancaria y fallaron los bancos ( como fallaron en Estados Unidos y causaron la crisis de las hipotecas subprime y también fallaron en Europa al no diferenciar el crédito de Grecia del de Alemania), pero eso era irreversible y no se podía hacer desaparecer como problema. Había que resolverlo y a ello apuntaba la re-estructuración ordenada de la deuda. El corralito podría haber sido levantado el día 91 sin problemas si la deuda pública quedaba re-estructurada sin vencimientos de capital hasta el 2005 y con intereses reducidos en una cifra de 7 mil millones de dólares anuales, tal como lo expliqué en varios posts. Además estaban pendientes los desembolsos comprometidos por el FMI para apoyar la re-estructuración de la deuda y el déficit cero. Esos fondos le hubieran devuelto liquidez al sistema bancario y una vez que la gente viera que sus depósitos no peligraban y que podían seguir usándolos para pagos sin problemas, hubiera dejado de demandar dólares billetes. En Grecia la corrida contra los bancos se paró tan pronto se concluyó la re-estructuración de la deuda y Europa junto con el FMI se comprometieron a recapitalizar a los bancos y a proveer financiamiento de última instancia. Aún así los que descreen de la dolarización, convertibilidad o moneda común como sistema monetario, siguen insistiendo que Grecia debe «dracmizar» su economía.
3) Steve Hanke conocía muy bien a todos los gobiernos argentinos de esa época. Les rogaba que lo presentáramos en el World Economic Forum como el inspirador de la convertibilidad en Argentina y en 1995 me propuso que paráramos la salida de dólares provocada por la crisis Tequila con un corralito. Luego, cuando lo aplicamos en 2001, visto el golpe de estado que le sucedió, prefirió pasarse al bando de los críticos que quisieron transformarme en el Pato de la Boda para no aparecer ellos como co-responsables intelectuales.
4) Que los dólares eran de los tenedores de pesos y no del Banco Central estaba dispuesto en la Ley de Convertibilidad, los haya contabilizado como los haya contabilizado el banco Central. Una contabilidad no puede cambiar la letra de una ley del Congreso. Argüir que el problema era la contabilidad del Banco Central es realmente ridículo. Además yo les hice cambiar esa forma de contabilizarlo en abril de 2001, luego del remplazo de Pou por Maccarone.
Germán, para poder pontificar hay que ser Papa. En materia monetaria y financiera usted está muy lejos de serlo. Por supuesto yo también, sólo que conozco los temas de los que hablo y no hablo por boca de Ganzo. Si Steve Hanke tiene argumentos para retrucarme dígale que lo haga. Yo lo conozco muy bien y hemos discutido estos temas en presencia de Bob Mundell, premio nobel de economía, inspirador del Euro y fuerte sostenedor del régimen de convertibilidad. Sostener que la convertibilidad argentina es muy diferente a la dolarización ecuatoriana o a la eurización de Grecia es no entender nada de economía monetaria.
Estimado Dr. Cavallo:
Muy buenas sus últimas notas, en particular me gustaron mucho esta y la que habla sobre la política cambiaria del Kirchnerismo y la postura de Lavagna en este campo.
Yendo a su segunda nota, es decir «La Explicación Lavagnista de la Inflación», me parece bueno remarcar que, cuando Lavagna renunció, la inflación ya estaba en franco aumento. Cuando él se fue, en noviembre de 2005, la inflación anual ya estaba en 12%, comparada con 5% un año antes.
Después, me gustaría remarcar algo que tiene que ver con ambas notas, y es la emisión de deuda atada al CER en el canje de 2005. La emisión de esa deuda es la clara demostración de que Lavagna no tiene ni idea de cuáles son los determinantes del tipo de cambio real (TCR). Cuando se produjo el canje, el TCR estaba en niveles muy depreciados comparados con los fundamentals de Argentina, y por ende era sólo cuestión de tiempo para que este se apreciara. Hay mucha literatura que demuestra que en las crisis el TCR se deprecia más allá de los valores consistentes con los fundamentals. En ese contexto, emitir deuda en moneda local y ligada a la inflación, era la peor de las opciones. ¿Por qué? Porque es el único tipo de deuda que no se licua con una caída del TCR, que puede ser vía el TC (como en Brasil) y/o un aumento de la inflación (como en Argentina). En el primer caso, la deuda en dólares se licua, en el segundo, la deuda en pesos. La deuda en moneda local atada al CER es la única opción que jamás se beneficiaría de una apreciación del TCR. Y, aunque él ya no estaba en el gobierno para ese entonces, esa falta de juicio tuvo mucho que ver con el mamarracho institucional del INDEC (se empezó a subestimar la inflación para aliviar los servicios de la deuda atada al CER), e implicó un daño adicional a la ya debilitada reputación de nuestra querida patria.
Un fuerte abrazo,
Fernando
Cloincido totalmente Fernando. Al error de preferir la deuda en pesos indexada por sobre la deuda en dólares luego los llevó a mentir sobre los índices. Un abrazo.
Dr Cavallo: Muy buenos sus argumentos, y podemos coincidir bastante. Ahora, le pregunto a Ud: Con el Plan Brady, la renegociación de nuestra deuda, que estaba al 15%, y se consolidó al 100%, garantizando con todos los activos de la Nación… Ud. no cree que fue un desastre?. No era más conveniente poner 15000 MD y liquidar toda la deuda recomprándola nosotros mismos? Por qué no se hizo esa jugada?, ¿Falta de visión, tal vez? ¿Otras razones?. Gracias por su aclaración a esta pregunta
Cuando un país puede conseguir 15 mil millones para recomprar su deuda, seguro que dicha deuda aumenta del 15 al 100%. Apenas se comienza a recomprarla y los tenedores de los bonos advierten que el Gobierno tiene plata para hacerlo, los precios de los bonos se disparan para arriba. Además en aquella época las reservas del Banco Central eran de 4 mil millones y apenas alcanzaban para respaldar la base monetaria. El Plan Brady fue una muy buena re-estructuración de deuda que estaba en default. Se consiguió una quita del 35 % y los intereses que se aplicaron eran bajos para la época. A los bonos PAR se les fijó un interés que por varios años era del 1.75 % y los plazos de amortización del capital fueron de 30 años.De no haberse hecho esta re-estructuración, Argentina hubiera continuado sufriendo la fuga de capitales de la década de los 80 que llevó a la hiperinflación. Los que dicen que esa deuda se podría haber repudiado no saben de lo que hablan. Lo mismo que los que dicen que la re-estrucutración de deuda de Lavagna en 2005 fue exitosa. Al quedar afuera los denominados hold-outs y estar sufriendo muchos juicios en contra, hoy el país tiene que soportar tasas de interés que triplican o cuadruplican a las de Brasil.
Muchas gracias por esta catedra. Lavagna nunca me cayo bien y ahora tengo argumentos para explicarlo…..
Gracias a vos tocayo por visitar el blog. Un abrazo.