Estoy muy bien. Muy tranquilo. No estoy participando activamente de la vida política. He decidido durante un tiempo ser un observador y reflexionar sobre mi propia experiencia. Y espero volver en la segunda mitad de este año, o a más tardar el año próximo, para retomar mis actividades profesionales y políticas».Esto es: vuelve por más. Es cierto que Domingo Cavallo está más tranquilo: con algunos kilos menos que los que desplazaba cuando los ajetreos de su vida pública, su voz, cosa rara, es un remanso; sus gestos, los de un director de orquesta en pleno adagio; a veces, cuando nombra a quienes considera sus enemigos declarados, sus ojos parecen recobrar el brillo feroz de los días de batalla. Pero es un reflejo. Enseguida retorna el autodominio. Está de paso en Buenos Aires. Enero lo llevará de nuevo a Nueva York, donde da cátedra en la New York University que lo tiene contratado hasta agosto. Después promete, o amenaza, con el regreso a la política.Esa reflexión de la que habla, ¿qué le dice?Que hay una dirigencia argentina que tiene una actitud muy irresponsable. Y que lo único que busca es el poder por el poder mismo. Y que aprovecha las circunstancias para conquistar ese poder aún a costa de causarle graves daños a la gente. Lo que más me impresiona de todo lo vivido en la Argentina, es la traición que el actual gobierno, al que yo identifico como un gobierno de Duhalde apoyado por Alfonsín, ha hecho a los ahorristas y a los pobres. Porque utilizó la bronca de la gente para conquistar el poder y luego, lo primero que hizo fue pegarle un golpe adicional a los pobres a través de la pesificación, la devaluación, la creación del «corralón», en beneficio de las empresas fuertemente endeudadas y los gobiernos provinciales, en especial el de Buenos Aires.Sin embargo mucha gente le adjudica a usted la responsabilidad del estallido de la economía, el corralito, la confiscación de los depósitos. ¿No lo siente así?No del lado de la gente. Lo noto, sí, del lado de los medios. Y en particular de Clarín. Pero de la gente, no. La gente, cuanto más tiempo pasa, más se da cuenta de que yo traté de evitar que les confiscaran sus depósitos y que hubiera una devaluación destructora del salario real. La gente percibe la realidad mucho más allá de lo que plantean los medios.Usted siente que puede caminar tranquilo por la calle…Así es.¿Volvería hoy a la convertibilidad?En el sentido de la libre elección de la moneda, sí, por supuesto. Y además, se va a volver. Digo: que la gente pueda ahorrar en dólares si quiere, o en pesos, y se le cumplan los contratos en la moneda en que se hicieron. Al uno a uno, hoy, ya no se puede volver. No habría que haberlo abandonado. Pero no se puede volver. Pero a la estabilidad cambiaria con el dólar a un precio muy inferior al de hoy, sin duda que va a haber que volver.¿Por qué la convertibilidad no generó condiciones de crecimiento?La década del 90 fue la de mayor crecimiento del siglo XX.Doctor, el país está devastado…Pero eso es porque se gastó en el sector público mucho más de lo que debió gastarse, sobre todo en las provincias; es porque se declaró el default, porque se abandonó la convertibilidad, porque se pesificó y se devaluó.Eso pasó este año. La pobreza extrema del país no es del último año.Pero eso no tiene que ver con la convertibilidad, sino con el despilfarro de los recursos públicos, el gasto excesivo y no dirigido a resolver los problemas de la educación, la salud. No son causa de la pobreza los salarios de la convertibilidad, compara tivamente más altos que los de hoy.Cuando usted mira este país devastado y analiza las causas de la pobreza, ¿no se adjudica ninguna responsabilidad, usted que fue dos veces superministro de la Argentina?La responsabilidad que me adjudico es no haber trabajado mejor para haber conquistado el poder total: ser presidente de la Nación. En lugar de haber aceptado volver como ministro, tendría que haber perseverado por ser presidente.¿Vuelve para intentarlo?No sé. Si en algún momento veo que la gente vuelve a confiar en mí, seguramente lo voy a hacer. Pero no vuelvo con ese objetivo. Si no me hubiera metido en el gobierno de la Alianza, posiblemente hoy estaría liderando las encuestas.