Durante febrero la tasa de inflación salto del 4% a casi el 5% mensual. Esta es una aceleración peligrosa porque se produce cuando el ajuste del tipo de cambio oficial, que debería acompasar a la tasa de inflación, fue apenas del 2,5% mensual.
De acuerdo a las encuestas, la inflación es el mayor motivo de preocupación de la población y, según los trascendidos, es la variable crítica a la que prestará atención el FMI en su evaluación de la marcha del programa una vez que se logre el acuerdo da facilidades extendidas que se está negociando. Por consiguiente, es muy difícil ser optimista sobre las condiciones de gobernabilidad de los dos años que restan del mandato de Alberto Fernández.
Hay indicios de que se intensifica la oposición interna a las condicionalidades que se estarían negociando con el FMI, oposición que anida en el núcleo Cristinista del gobierno y se manifiesta, sobre todo, en la actitud de los senadores.
Aun cuando el Presidente logre neutralizar esta oposición y el ministro Guzmán pueda ajustar las tarifas del gas, la electricidad y el transporte como para reducir los subsidios en la magnitud necesaria para alcanzar la meta de déficit fiscal primario, quedará todavía el riesgo de fuertes reclamos populares por parte de sectores que en las elecciones de 2019 le dieron el triunfo al Frente de Todos,
Las consecuencias económicas de la invasión rusa a Ucrania agravarán el panorama social porque producirán aumentos adicionales de los precios del combustible, la energía y muchos insumos importados.
No se puede descartar que una crisis política termine unificando el accionar del gobierno alrededor de las ideas y los objetivos de la Vicepresidenta y su núcleo duro de seguidores. Si esto llegara a ocurrir, hay que esperar todo tipo de represión económica: aumento de las retenciones, reimplantación del impuesto a la riqueza y controles de cambio y de precios más estrictos y gravosos.
Se acelera la inflación
En el mes de febrero la tasa de inflación se acercó al 5% mensual.
La medición de los precios online del promedio de los últimos 30 días con respecto al mismo promedio del mes anterior, arroja un aumento del 4,6% cuando en enero fue del 3,4%. Esto se puede ver en el Gráfico 1.
La tasa de inflación medida por los precios online ha estado sistemáticamente por debajo de la estimación del INDEC, tal como puede apreciarse en el gráfico 2. Por eso estimamos que la variación del IPC INDEC que fue 3,9% en enero, cuando la medición online arrojaba 3,4%, difícilmente haya terminado muy lejos del 5% en febrero.
Semejante tasa mensual de inflación sólo se observó al inicio de los saltos devaluatorios de enero de 2016, octubre de 2018 y septiembre de 2019. Pero en febrero 2022, no ha habido salto devaluatorio alguno. Por el contrario, el ajuste del tipo de cambio oficial es apenas la mitad de la tasa mensual de inflación.
En el gráfico 2 se muestra la evolución de la tasa de inflación medida por el INDEC y la que surge del seguimiento de los precios online, ambas en comparación con la evolución de la variación del tipo de cambio oficial.
La tenue tendencia a la baja de la tasa de inflación observada entre marzo y noviembre de 2021 se corresponde con una atenuación, aún más acentuada de la variación del tipo de cambio oficial. En diciembre y enero la variación del tipo de cambio pasó del 1% al 2% mensual y la tasa de inflación comenzó a aumentar.
El entendimiento entre el ministro Guzmán y los técnicos del FMI contempla que no habrá salto devaluatorio, pero el ajuste del tipo de cambio tendrá que acompasar a la tasa de inflación. Esto significa que tendrá que pasar del 2 al 4% mensual. En febrero sólo aumentó el 2,4%.
La aceleración inflacionaria observada en febrero es particularmente peligrosa, porque el ritmo de devaluación tendrá necesariamente que seguir aumentando y están pendientes los ajustes de tarifas del gas, de la electricidad y de los transportes, Además, como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania seguramente aumentarán los combustibles y muchos insumos importados.
No sólo quedará obsoleta la hipótesis de inflación con la que han venido trabajando los negociadores del acuerdo con el FMI, sino también la estimación de las consultoras del mercado que en enero esperaban tasas del 54 al 57% anual para los próximos 12 meses.
Equivocada lectura presidencial de las perspectivas de crecimiento
El Presidente Fernández lee el 10,3% de aumento del PBI durante 2022 como un vigoroso proceso de crecimiento que espera se sostenga este año y continúe en los años siguientes. Pero una lectura atenta de los indicadores del Cuadro 1 no permite respaldar esta interpretación.
El mismo estimador mensual de actividad económica con que se calcula el aumento del PBI estaba mostrando una tenue desaceleración hacia el final de 2021. Mientras que para todo el año registraba el 10,3% de aumento, en diciembre ya había bajado al 9,8%. Y el índice general de actividad que anticipa Orlando Ferreres, registra un aumento de sólo el 6% en enero de 2022, una muy fuerte desaceleración con respecto al mes de diciembre.
La desaceleración es aún más notable en el rubro de la construcción. Mientras que para todo el año 2021 el aumento de la actividad de construcción fue un impresionante 30,8%, ya en diciembre ese aumento había bajado al 4,6% y los indicios para el mes de enero muestran una acentuación de la tendencia bajista. El índice construya registra un aumento enero 2022 contra enero 2021 de sólo el 3,9 % y la producción de cemento registra una disminución del 2,1%.
El índice de producción industrial, que en su discurso ante la asamblea el presidente mencionó como record histórico, muestra también una desaceleración acentuada. Mientras que durante todo el año 2021 aumentó 15,8%, ya en diciembre ese aumento se había acortado al 10,2% y en enero de 2022 el índice de producción industrial de FIEL registra un aumento contra enero de 2021 de sólo el 1,9%. La caída es particularmente notable en la producción y ventas de automóviles que en enero de 2022 registran -23,3% y -26,3% respectivamente.
La recaudación de impuestos ligados al nivel de actividad económica en términos reales registró en enero de 2022 una caída del 0,5% siendo que en 2021 había aumentado 16,3% y en diciembre aún estaba aumentando al 13,1%.
El consumo de los sectores populares que se aprovisionan en supermercados, a pesar de que en diciembre 2021 contra diciembre 2020 creció 4,7 %, para todo el año 2021 se mantuvo prácticamente constante (0,1%) y el impresionante aumento de las ventas reales en shoppings se explica por el hecho de que estos establecimientos estuvieron prácticamente cerrados durante todo el año 2020 y, en todo caso, reflejan sólo el consumo de la clase media alta.
Esta asimetría en el comportamiento del consumo tiene su correlato en el comportamiento de los salarios reales. Mientras que para los asalariados registrados del sector privado habían aumentado el 2,5% en diciembre de 2021 con respecto a diciembre de 2020 y los del sector público un 4,8%, los asalariados no registrados habían sufrido una disminución del -7,2%.
No caben dudas de que la tasa de inflación golpea mucho más a los sectores de la economía informal que a los trabajadores protegidos por las convenciones colectivas de trabajo.
El optimismo que trató de proyectar el Presidente Fernández en su discurso ante la Asamblea Legislativa se basa en una lectura equivocada de los indicadores de la actividad económica y no tiene en cuenta para nada, el efecto devastador de la inflación sobre la marcha de la economía. Esto explica el contraste tan grande que se observa entre el humor social y la narrativa oficial.