Llegué a Madrid el lunes 28 de Mayo y salí para Londres el jueves 31. Dos días completos en la capital española fueron suficientes para convencerme que nuestra experiencia de 2001 es aún más relevante para España que para Grecia, porque la situación de España hoy es casi calcada a la de Argentina en 2001.
Grecia 2011 y Argentina 2001
El año pasado, en oportunidad de dos viajes a Grecia, tuve la posibilidad de comparar la situación de ese país con la del nuestro en 2001. Encontré varias similitudes, pero también algunas diferencias que pintaban un panorama mucho más grave en Grecia que el que vivimos nosotros en 2001. Con todo, mi consejo a los Griegos fue que no trataran de aplicar a su crisis la “solución a la Argentina” que les recomendaba Nouriel Roubini.
Lamentablemente, a pesar de la sensatez de los dirigentes de los dos partidos tradicionales (el conservador Nueva Democracia y el socialista PASOK), en primera vuelta los griegos le dieron demasiados votos a Alexis Tsipras, el candidato del Partido Izquierda Radical, que en una actitud demagógica e irresponsable le promete al Pueblo Griego que va a poder seguir gozando del Euro, como moneda que protege los ahorros y el valor real de los ingresos de la gente, sin tener que reducir el gasto excesivo ni introducir reformas estructurales en su economía. Si en los pocos días que faltan hasta el 17 de junio, cuando se vota en segunda vuelta, la mayoría del Pueblo Griego no advierte que Tsipras le está mintiendo, puede llegar a ocurrir que en el segundo semestre de este año Grecia pase por el infierno que significó para Argentina el año 2002.
Sería una verdadera tragedia, porque a diferencia de lo que ocurrió en los últimos meses de 2001, cuando los Estados Unidos y el FMI nos quitaron el apoyo y no nos dejaron terminar la restructuración ordenada de la deuda pública, ahora Europa y el FMI le brindaron a Grecia todo el apoyo que necesitaba para completar una restructuración exitosa de su deuda y comprometieron apoyo financiero adicional para que Grecia pueda implementar en forma ordenada y transparente las reformas necesarias para recuperar el crecimiento.
España 2012, Grecia 2011 y Argentina 2001
España, desde la entrada al Euro en 1999, lo mismo que Argentina durante los años de la Convertibilidad, experimentó un valioso proceso de modernización de su economía: es impresionante ver como ha mejorado la infraestructura y cómo ha aumentado la productividad en todas las actividades productoras de bienes y servicios. Sin duda el nivel de vida alcanzado por el pueblo español hacia 2008 era muy superior al que tenía en 1999, cuando ingresó al Euro, exactamente como había ocurrido con el nivel de vida de los argentinos hacia 1999 en comparación con el de 1990. En un artículo anterior titulado “¿Cuán costoso es para España estar en el Euro?” presenté una comparación entre España y el Reino Unido desde 1999 hasta 2011 para mostrar, precisamente, todos los beneficios que obtuvo España por entrar en la Eurozona.
Grecia, a diferencia de la España en el Euro y de la Argentina durante la Convertibilidad, no logró grandes avances ni en infraestructura ni en productividad, porque lejos de introducir reformas favorables al crecimiento, aumentó descontroladamente el gasto público y distribuyó beneficios a sectores de la población en forma clientelista a través de estructuras corporativas. Estas políticas determinaron aumentos en los costos unitarios de producción fuera de toda proporción con el resto de Europa, no solo en comparación con Alemania.
España, durante los años del Euro, como Argentina durante los años de la Convertibilidad, no aumentó descontroladamente su deuda pública. Hasta 2009, los déficits fiscales de España, como los de Argentina hasta 1999, nunca habían excedido del 3 % del PBI y hoy España tiene una deuda pública del orden del 60 % del PBI, apenas algo mayor a la de Argentina en 2001, que ascendía al 50 % del PBI. Muy diferente es la experiencia de Grecia que llegó a acumular una deuda pública del 160 % del PBI antes de la reciente restructuración.
Causas de la crisis española
La crisis que está viviendo España tiene tres causas principales, dos de las cuales son idénticas a las que explican la crisis Argentina de 2001 y una tercera que fue muy notable en España pero no se observó en Argentina.
La primera causa es el excesivo endeudamiento de autonomías y municipios ( y de las empresas constructoras y los desarrollistas urbanos vinculados a ellas) con las Cajas de Ahorro para financiar inversiones de muy baja productividad. En España las cajas de ahorro, como en Argentina los bancos provinciales, fueron manejadas, la mayor de las veces, por políticos y no por banqueros profesionales. El endeudamiento de las autonomías y de los municipios, así como el de las empresas constructoras y desarrollistas urbanos que consiguieron mucho crédito para financiar emprendimientos que generaban ingresos extraordinarios a los gobiernos locales y, no pocas veces, alimentaban circuitos de corrupción, es la causa principal de los activos tóxicos que hoy tienen las entidades financieras de España.
El fenómeno parece un calco de lo que ocurrió en Argentina entre los gobiernos provinciales con sus bancos, mientras los tuvieron, e incluso con los bancos privados desde que las provincias pudieron utilizar como garantía los recursos de la Coparticipación Federal de Impuestos, a partir de 1997. Lo que está ocurriendo con Bankia hoy en España es lo mismo que ocurrió con el Banco de la Provincia de Buenos Aires en Argentina en 2001. Y lo que está ocurriendo con el resto de las cajas de ahorro regionales es lo mismo que lo que ya había ocurrido con los bancos provinciales de Argentina en la primera parte de los 90’s . Esa fue la causa principal de la vulnerabilidad de nuestra economía frente a la Crisis Tequila de 1995.
La experiencia nuestra de 1995 es relevante para la España de hoy. Pudimos superar la crisis de los bancos provinciales porque recibimos apoyo del exterior para recapitalizarlos previa restructuración y liquidación de los bancos mayoristas que le habían prestado fondos a los bancos provinciales. Gracias a que nosotros en 1995 no estatizamos los bancos con problemas, sino que los liquidamos o recapitalizamos previa restructuración para ser reprivatizados de inmediato, el costo en términos de aumento de la deuda pública nacional fue insignificante.
Lamentablemente, no todos los bancos provinciales fueron privatizados y los dos más importantes que siguieron siendo manejados por las provincias: el de La Provincia de Buenos Aires y el de la Provincia de Córdoba, se transformaron en los problemas financieros más graves del año 2001. Para colmo de males, en 1997, el Gobierno Nacional autorizó a las provincias a endeudarse con los bancos privados y con el Banco de La Nación dando como garantía los recursos de la Coparticipación Federal de Impuestos, algo que había estado prohibido durante los seis primeros años de la Convertibilidad.
En 2001 el origen de los activos tóxicos del sistema financiero y, por tanto, la causa principal de la crisis financiera fue nuevamente el endeudamiento excesivo y a tasas flotantes de las Provincias con el Banco de la Provincia de Buenos Aires, con el Banco de la Provincia de Córdoba, con el Banco de la Nación y con los bancos privados que habían confiado en la garantía de la Coparticipación Federal de Impuestos. En esta oportunidad ya no conseguimos apoyo del exterior para encarar una tarea de saneamiento como la que habíamos logrado llevar a cabo en 1995. Y el apoyo del Gobierno Nacional y del Banco Central a los bancos que se estaban tornando insolventes, terminó por destruir el crédito público nacional.
España va a necesitar irremediablemente apoyo financiero de Europa para recapitalizar a los bancos y cajas de ahorro que sean recuperables, pero deberá, al mismo tiempo, liquidar a aquellas entidades que se han tornado insolventes, otorgando sólo protección a quienes tengan depósitos cubiertos por el sistema de garantías. Si, por el contrario, otorga ex post garantía plena del Estado a todos los acreedores de las entidades insolventes se le va a presentar el mismo problema que a Irlanda: terminará duplicando o triplicando el nivel de su deuda pública.
La segunda causa de la crisis que está sufriendo España es la exagerada apreciación del Euro hasta 2007 y su recuperación excesiva luego de la caída que se produjo en 2008 y 2009. Este fenómeno, que es equivalente a la fuerte apreciación del Dólar desde mediados de los 90’s hasta el 2001 que tanto perjudicó a la economía Argentina, es el resultado de que ni la política monetaria del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (la “FED”) ni la del Banco Central Europeo (el “ECB”) prestaron atención a los efectos globales de las medidas que tomaban.
La FED, antes de la crisis de las hipotecas “subprime” siguió una política monetaria muy expansiva con el objetivo de depreciar al Dólar frente al resto de las monedas y poder reducir así el déficit de la cuenta corriente de su Balanza de Pagos. La moneda que más se apreció frente al Dólar fue precisamente el Euro que pasó de valer 82 centavos de Dólar en 2001 a casi 160 centavos en 2007. Esta fuerte apreciación fue soportada por la economía alemana que desde los ajustes a los que la obligó el proceso de reunificación, había logrado mantener relativamente bajos los costos unitarios de producción, pero fue fatal para la competitividad de España, que a pesar de haber aumentado mucho la productividad en todos sus sectores, había permitido aumentos de costos laborales a un ritmo mayor que el de Alemania.
En 2008 y parte de 2009, se produjo una fuerte recuperación del Dólar por la “fuga hacia la calidad” que decidieron los administradores de portafolios financieros en el mundo y el Euro se depreció hasta 1,20 dólares. A partir de allí si el ECB hubiera aplicado la misma política monetaria que la FED, España, como el resto de los países de Europa con fuertes déficits en cuenta corriente, podrían haber recuperado competitividad y re-equilibrado sus economías.
Lamentablemente, mientras La FED acentuó al extremo el caracter expansivo de su política monetaria, el ECB demoró mucho en seguir el mismo camino y aún hoy, tiene una política monetaria bastante más restrictiva que la de la FED. Como consecuencia, el Euro volvió a apreciarse hasta llegar a valer casi 1,40 dólares. Esta re-apreciación fue fatal para España y para casi todos los países de Europa y explica en gran medida que a los efectos recesivos iniciales de la crisis global de 2009 le hayan sucedido efectos recesivos adicionales localizados en varias de las economías de la Eurozona.
Ahora el Euro ha vuelto a debilitarse, pero no como resultado de la política monetaria del ECB sino de la desconfianza que ha generado la posibilidad de que la eurozona se desintegre. A esta altura, para evitar el agravamiento de la crisis y frenar el proceso de desintegración monetaria, la política del ECB tendrá que ser extremadamente laxa y, muy probablemente, el Euro tendrá que bajar hacia la paridad con el Dólar. De otra manera varias economías europeas, incluía por supuesto España, van a entrar en un proceso muy doloroso de depresión económica.
La tercera causa de la crisis que hoy vive España es la explosión de una enorme burbuja inmobiliaria que tuvo un largo período de gestación. Esta burbuja se dio también en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Afortunadamente no se dio en la Argentina de la Convertibilidad porque pese a toda la confianza que aquel régimen monetario logró crear durante los 90’s, nunca se produjo una expansión del crédito a tasas muy bajas de interés como las que durante muchos años parecieron beneficiar a las economías de aquellos países. La burbuja inmobiliaria adquirió una magnitud muy grande en España porque el optimismo es contagioso y los intermediarios financieros, en especial las cajas de ahorro en el caso de España, no midieron bien los riesgos que estaban asumiendo. Las ventajas que la actividad inmobiliaria brindaba a las finanzas de las autonomías y de los municipios y los incentivos a la corrupción de funcionarios, banqueros, constructores y desarrollistas, se trasformó también en España, como en los Estados Unidos y en el Reino Unido, en un aceitado mecanismo alimentador de la burbuja.
Es muy intensa la tentación a la que son sometidas las autoridades políticas y monetarias de resolver el exagerado endeudamiento con un poco de inflación (y el control indirecto de las tasas nominales de interés) como para generar tasas reales negativas de interés. Ya se está reflejando en las políticas monetarias de la FED y del Banco de Inglaterra.
España no puede caer en esta tentación porque ya no cuenta con la Peseta y por lo tanto el Banco de España no puede imitar a la FED o al Banco de Inglaterra. Y, su banco central relevante, el ECB, responde, por el momento, mucho más a los dictados y opiniones del Gobierno Alemán que a los del Gobierno Español. Por eso volveran a escucharse voces insistiendo que la salida del Euro, o lo que llaman “la solución a la Argentina”, es no sólo la medicina apropiada para Grecia sino, también, para España. Para hacer este argumento van a utilizar la observación de que España 2012 se parece a Argentina 2001 aún más que la misma Grecia y que las tasas negativas de interés a que dará lugar la reintroducción de la Peseta ayudarán a resolver los problemas de sobre-endeudamiento que dejó la burbuja inmobiliaria..
Voy a contradecir esta opinión aún con mucho más énfasis con que lo hice para el caso de Grecia. Pero dejo esta tarea para mi próxima nota.